Andrés Aranda. Con las botas puestas
De Alfonso del CastilloEl próximo 10 de marzo se cumplirán 50 años del fallecimiento de Andrés Aranda Gutiérrez.
Decir Andrés Aranda en la historia del Real Betis Balompié es mencionar uno de los grandes mitos de la historia de la entidad verdiblanca.
Una entidad en la que lo fue todo y a la que incluso dedicó su propia vida literalmente.
Andrés Aranda nació en la localidad sevillana de Lora del Río el 27 de agosto de 1905, trasladándose a Sevilla en 1917. La capital andaluza durante esa década creció vertiginosamente, pasando de 158 mil habitantes en 1910 a 205 mil en 1920. La ciudad se hallaba en un proceso de expansión y remozamiento urbano, con la perspectiva de la Exposición Iberoamericana, que aunque se retrasaría hasta el final de la década siguiente, atrajo una abundante mano de obra desde su entorno rural.
La familia Aranda se instaló en el barrio de la Puerta Real, y allí el joven Andrés formó parte de uno de los muchos equipos populares que formaban las categorías locales: la Agrupación Deportiva Museo.
En este equipo fue observado por técnicos del Betis e incorporado a sus filas en 1921, cuando contaba 16 años. Junto a él también su compañero en la AD Museo Manuel Nogueras “Manolín”, otro de los futbolistas importantes del Betis durante la década de los 20.
Con estas, y otras incorporaciones de equipos locales, el Betis tenía que ir renovando año tras año su plantilla de jugadores, en una época en la que el fútbol teóricamente era amateur, pero en la que veía como su equipo era expoliado de sus mejores jugadores por el eterno rival, con un mayor poderío económico y social, que le servía para “pescar” entre los jugadores béticos. Hasta la regulación definitiva del profesionalismo en 1926 esa fue la tónica en el fútbol sevillano.
Andrés Aranda debutó oficialmente con el Real Betis Balompié el 13 de noviembre de 1921 en la primera jornada del Campeonato de Andalucía, con una victoria 3-1 sobre el Sevilla FC. Se inicia así una brillante carrera futbolística que durante 13 temporadas le verá jugando en el equipo verdiblanco en todas las posiciones del equipo, incluso de portero: en un amistoso contra el Recreativo de Huelva en el Velódromo el 23 de diciembre de 1923 suplió al lesionado Jesús. Y de nuevo contra el Deportivo de La Coruña sustituyó a Jesús “Manos Duras”, en partido de Liga ante una lesión del portero bético.
Andrés Aranda fue un auténtico comodín, destacando por su entrega y lucha aunque también fue un jugador con técnica. En sus años con el equipo bético pudo comprobar cómo éste fue creciendo durante toda la segunda mitad de los años 20, a partir de que la regulación del profesionalismo puso orden en el mercado futbolístico. Así consiguió el campeonato de Andalucía de 1928, la disputa de la final de Copa en 1931 y el ascenso a Primera División en 1932.
Su último partido lo jugó el 25 de diciembre de 1933 en Nervión, un partido amistoso entre los reservas del Sevilla y el Betis. Ponía así punto a una carrera con casi 300 partidos disputados entre oficiales y amistosos con el Real Betis Balompié.
Ingresó en los escalafones técnicos del club, encargándose de la preparación del equipo amateur durante 1934 y 1935.
En octubre de 1935 le llega su oportunidad al mando del primer equipo. Y le viene de forma inesperada, pues, tras la marcha de Patrick O´Connell al FC Barcelona en el verano de 1935, es el inglés Charles Slade el encargado de dirigir la plantilla verdiblanca.
Pero en el Campeonato de Andalucía previo al inicio de la Liga 35-36 los resultados son desastrosos: el equipo campeón de Liga no gana ningún partido con el técnico inglés durante 7 jornadas, con derrotas sonrojantes ante el Xerez, Racing de Córdoba, Mirandilla o Malacitano. Andrés Aranda es nombrado entrenador con solo 30 años y clasifica al Betis, devaluado respecto al año anterior tras la marcha de Areso y Lecue, en mitad de la tabla en una tranquila séptima posición.
Aranda será el entrenador bético tras la guerra civil, en una desafortunada campaña que da con el equipo en Segunda División. El 8 de septiembre recibió un homenaje por parte del Betis antes de un amistoso que enfrentó al Betis con el Xerez FC.
Si nunca abandonó al Betis como futbolista sí tuvo que hacerlo en los banquillos, siendo el Xerez FC su primer destino, aunque su buen rendimiento con los blanquiazules (segundos en la Segunda División en la campaña 1942-43) le llevó a retornar a un Betis que pugnaba por retornar a Primera a mitad de los 40.
Tras no conseguirlo siguió su peregrinaje por los banquillos de la geografía andaluza y extremeña: Olímpica Jiennense, Recreativo de Huelva, Extremadura, Ayamonte, etc, además de volver al banquillo del Betis durante dos campañas en Tercera División (1949-50 y 1950-51) en las que se rozó el ascenso a Segunda, pero sin conseguirlo.
En la segunda mitad de la década de los 50 Andrés Aranda retorna a su club, integrándose en la nómina técnica. En ese puesto estará hasta 1965, cuando en marzo es llamado para sustituir en el banquillo del primer equipo al canario Rosendo Hernández de forma provisional. En su debut por quinta vez en el banquillo bético el 7 de marzo el Betis pierde en Altabix 3-1 con el Elche.
De allí el Betis se traslada a la localidad de Aracena para realizar una concentración preparatoria. La muerte le sorprendió a los 59 años a causa de una angina de pecho.
Su sepelio al día siguiente en Sevilla supuso una amplia movilización de los seguidores béticos, que acudieron a rendir una emotiva despedida a uno de los jugadores más queridos en la historia del club.
En las páginas de Marca el periodista Carlos Méndez “Cronos” le dedicó un artículo de homenaje titulado “Con las botas puestas”.
Así murió Andrés Aranda.