Sadurní: Un record en la portería del Barça
De Fernando Cuesta FernándezHasta la fecha ningún guardameta ha permanecido tantos años bajo la disciplina del primer equipo azulgrana como Salvador Sadurní. Porteros muy longevos en la defensa del marco culé como Antoni Ramallets o Víctor Valdés no llegan a las 15 temporadas completas del arquero tarraconense como miembro del plantel barcelonista, desde su primera aparición, allá por las postrimerías de la campaña 60-61, hasta el momento de su retirada, al finalizar la 75-76, aunque a diferencia de Ramallets o Valdés, Salvador no siempre fuera titular, y conociese largas estancias en el banquillo, circunstancia que, sin embargo, no le impidió acumular un excelente registro de 464 partidos – 331 de ellos oficiales – defendiendo los colores blaugranas.
Salvador Sadurní i Urpí nació el 3 de abril de 1941, en la pequeña localidad de L´Arboç (entonces oficialmente «Arbós del Panadés»), en la provincia de Tarragona. Se trataba de un pueblo con mucha historia, y que por aquel entonces contaba con unos 1500 vecinos (en la actualidad su población oscila en torno a los 5500 habitantes). L´Arboç había sido saqueada e incendiada en varias ocasiones a lo largo de los siglos, tanto durante la Edad Media como en 1808 ( en el curso de la Guerra de la Independencia ) o en 1836, con motivo de la Primera Guerra Carlista. Situado a 35 kilómetros de Tarragona y a 53 de Barcelona, ha sido también cuna de Aureli María Escarré i Jané (1908-1968), histórico Abad del monasterio benedictino de Montserrat durante muchos años, y vive principalmente de la agricultura (vid y cereales), así como de algunas industrias (hilatura, vinícolas, vidrio…), destacando también en la artesanía del encaje de bolillos. A nivel anecdótico, es reseñable que cuenta también con una réplica de la Giralda sevillana, a escala 1: 2, levantada a finales del siglo XIX.
Sadurní comenzó a jugar al fútbol en el patio del Colegio Salesiano, siempre de portero. Como destacaba, no tardaron en enrolarle en las filas del equipo juvenil del Vendrell, en la temporada 56-57. A la secretaría del Barça llegaron noticias que le definían como poseedor de una planta excepcional. Josep Boter, el hombre clave de las categorías inferiores del Barça en esa época, se desplazó entonces a la localidad tarraconense para observarle «in situ», y emitió un informe muy favorable («El chico tiene facultades, especialmente bajo los palos, estatura, peso y es valiente. Si la ficha es barata, vale la pena obtenerla» ). El Barcelona sólo tuvo que enviar a su equipo de aficionados, para disputar allí un partido de «fiesta mayor». El precio del autocar y la merienda-cena para los jugadores costó 6.000 pesetas de entonces, y este fue el coste total del fichaje de Sadurní ( según cuenta la revista «BARÇA», en su número 686, correspondiente al 8 de enero de 1969 ). Salvador, pues, se integró en los juveniles del Barça, donde militaría durante las temporadas 57-58 y 58-59, proclamándose campeón de España en esta última campaña, tras dos partidos disputados en Madrid frente al Sevilla, y que finalizaron ambos con empate a dos tantos, alzándose los azulgranas con el título debido a su menor promedio de edad con respecto al rival. Sadurní disputó el primer encuentro, siendo sustituido en el segundo por Andrés Rodríguez Serrano, Rodri II, que sería también portero del Barça, así como de otros equipos ( Levante, Zaragoza, Real Valladolid, Jerez Deportivo…)
EN POCO MÁS DE UN AÑO, DE TERCERA DIVISIÓN AL MUNDIAL
De cara a la temporada 60-61, y con tres porteros como Ramallets, Rodri II y Medrano en la primera plantilla barcelonista Saduní va a ser cedido al Mataró, de la Tercera División, que pasaba grandes apuros para mantener la categoría. Si no había sitio para los más experimentados Celdrán y Piñol, difícilmente iba a haberlo para un muchacho de 19 años, a pesar de las grandes cualidades que apuntaba. Pero antes de que finalizase su campaña con los del Maresme, el Barça va a repescarlo, debido a las lesiones de Rodri II y Medrano. Así, en algún partido de Liga ya va convocado – por ejemplo, en el campo del Español, pero su debut oficial se producirá en 11 de mayo de 1961 en «El Molinón», en un partido de Copa frente al Sporting ( entonces «Real Gijón ). En la ida habían vencido ya los blaugranas por 7-1, y el encuentro se presentaba de este modo como un mero trámite, perfecto banco de pruebas para dar la alternativa a un joven jugador en una demarcación tan importante como la portería. Esta fue la formación barcelonista ese día: Sadurní; Foncho, Olivella, Gracia; Vergés, Segarra; Tejada, Ribelles, Coll, Villaverde y Czibor. Vencieron los catalanes por 2-4, marcando los goles Villaverde (2 ), Coll y Czibor. Enrique Orizaola ocupaba el banquillo del Barça.
Con vistas a la temporada 61-62 van a producirse grandes cambios en la portería azulgrana. Se retira del fútbol el mítico Antoni Ramallets, y para sustituirle el Barça ficha a un prometedor guardameta, el castellonense José Manuel Pesudo, arquero del Valencia. Son también baja en la plantilla Medrano -que vuelve a su Argentina natal – y Rodri II, cedido al Racing de Santander, y por contra regresa de su préstamo a Osasuna Celdrán, con lo cual el trío de cancerberos va a estar formado por el levantino Pesudo y los catalanes Sadurní y Celdrán, entre los que tendría que escoger el nuevo técnico barcelonista, el también catalán Lluís Miró, casualmente antiguo portero del club en los primeros años 40 ( fue el guardameta que encajó el humillante 11 a 1 en partido de Copa frente al Real Madrid, disputado en el viejo campo de Chamartín en 1943 )
Miró va a dar de entrada la titularidad a Pesudo, en una decisión lógica, pues a pesar de su juventud era el más experimentado en Primera División, donde ya había jugado asiduamente durante dos temporadas y media. Pero Sadurní no se desespera ni baja la guardia, sino que sigue trabajando y entrenando con ahínco, consciente de que su oportunidad tiene que llegar. Y efectivamente llega, mediada la temporada y con un Barça ya alejado del liderato y no demasiado satisfecho con el rendimiento de su guardameta titular. Kubala – que ha reemplazado a Miró precisamente a causa de los malos resultados – le da la alternativa al de L´Arboç el 4 de febrero de 1962, en la vigesimosegunda jornada de Liga ante el Real Oviedo en el «Camp Nou», con victoria culé por 4 goles a 1 y la siguiente alineación: Sadurní; Segarra, Gensana, Gracia; Marañón, Garay; Pereda, Kocsis, Eulogio Martínez, Villaverde y Vicente. Sadurní responde a su confianza con una serie de buenas actuaciones, que impresionan también a los responsables del combinado nacional , Pablo Hernández Coronado como seleccionador y Helenio Herrera en el papel de preparador físico, que le van a incluir en la lista de 22 jugadores para el Campeonato del Mundo a disputar en Chile. No va a jugar allí un solo minuto ( Carmelo se alineará en dos partidos, y Araquistáin actuó en el otro), pero la convocatoria supondrá un gran espaldarazo para un futbolista de sólo 21 años que acaba de iniciar su carrera profesional. En esta su auténtica temporada de estreno en el marco blaugrana, Sadurní va a intervenir en un total de 14 encuentros oficiales ( 9 de Liga, 3 de Copa y 2 de Copa de Ferias )
DEBUT COMO INTERNACIONAL EN EL PROPIO «CAMP NOU»
En la siguiente temporada, la 62-63, Sadurní compartirá el marco con Pesudo casi «fifty-fifty» ( pues se va a alinear en 15 partidos de Liga ), aunque el levantino se convertirá en el arquero titular en el torneo copero, donde el de L´Arboç no llega ni a estrenarse y el Barça conquista el título, al batir en la final, disputada en el propio «Camp Nou», al Real Zaragoza por 3 a 1. No obstante es en esta campaña en la que Sadurní va a paladear por primera vez las mieles de la internacionalizad, y en su mismísima casa. En efecto, el 9 de enero de 1963 el coliseo barcelonista alberga un encuentro amistoso contra la selección de Francia, en el que el técnico español, José Villalonga, pone en liza la siguiente formación: Sadurní; Rivilla, Echeberría, Calleja; Glaría, Paquito; Collar ( Serena ), Adelardo, Morollón, Guillot y Gento. Empate sin goles y debut agridulce: Salvador mantiene su portería a cero, pero el equipo no consigue la victoria. El balance de la campaña, no obstante, es discreto: 19 encuentros oficiales ( los 15 ya mencionados en Liga, más otros 4 en Copa de Ferias )
Con un nuevo técnico en el banquillo azulgrana, el gran delantero leonés de los años 40 y 50 César Rodríguez, Sadurní va a completar su mejor temporada hasta entonces en el curso futbolístico 63-64, en el que paradójicamente comenzó jugando como titular Pesudo. Pero una lesión del castellonense le va a abrir de par en par las puertas del equipo, con el joven Comas como suplente suyo. El Barça está a punto de conquistar el título liguero, aunque en la recta final su rendimiento va a flojear y el título se lo queda nuevamente el Real Madrid, en la última temporada de Alfredo Di Stefano como jugador blanco. Los aficionados culés empiezan a familiarizarse con las grandes cualidades de Salvador, un portero alto -1,83 -, de gran envergadura y con peso ( en torno a los 87 kilos ), bien colocado generalmente, sobrio en sus movimientos y valiente en las salidas pero al que aun le falta cierta seguridad que irá ganando con el tiempo, a base de partidos. 22 encuentros de Liga, 8 de Copa del Generalísimo y 1 de Recopa hacen un total de 31 compromisos oficiales, su mejor tarjeta de visita hasta la fecha.
Y al año siguiente, 1964-65, hace pleno, ya que consigue jugar todos los partidos oficiales, hasta completar 43 compromisos ( los 30 de Liga, más 6 de Copa y 7 en el torneo ferial ). Pesudo se pasa toda la temporada en blanco, y justo antes de comenzar esta fracasa un intento para fichar al veterano guardameta catalán Vicente, al que el Real Madrid acababa de dejar libre, pero que es descartado por los servicios médicos barcelonistas. Es una buena temporada para Sadurní a nivel personal – al final de la cual contraerá matrimonio -, pero en lo colectivo el equipo decepciona profundamente a todos sus socios y seguidores, no pasando del sexto puesto en la Liga, y sin llegar muy lejos en las dos competiciones restantes.
Sin embargo de cara a la temporada 65-66, con nuevo inquilino en el banquillo barcelonista – un antiguo jugador «merengue», el argentino Roque Olsen -, un Pesudo ya recuperado va a retornar al marco azulgrana, tras unos primeros partidos jugados por Sadurní. El castellonense protagonizará como titular la gran remontada que llevará al equipo hasta las puerta del título liguero, aunque aflojará justo al final, para verse rebasado por el Atlético de Madrid, que será el campeón, y el Real Madrid. Y no sólo eso, sino que también va a proclamarse como el portero menos goleado de toda la Primera División, haciéndose acreedor al prestigioso trofeo «Zamora». Y por si eso fuera poco, a Sadurní le crece la nómina de competidores, ya que a principios de 1966 el Barça ficha a un jovencísimo y muy prometedor guardameta cordobés, Miguel Reina, que parece llamado a ocupar la portería del club catalán para muchos años. Además, su estilo está en las antípodas del de Salvador, pues se trata de un arquero muy ágil y espectacular, con grandes reflejos, y que ya se hace con el puesto nada más aterrizar, pues si bien no puede alinearse en la Liga por haberlo hecho ya con el equipo representativo de la Ciudad de los Califas, actuará en los partidos de Copa de Ferias, y más tarde en los de la Copa del Generalísimo.
TRES TEMPORADAS COMO TITULAR INDISCUTIBLE, SU PRIMER «ZAMORA», Y DE NUEVO EN LA SELECCIÓN ( 1966-1969 )
Pero, no obstante un panorama tan sombrío, las cosas acabarán evolucionando favorablemente para los intereses de Sadurní. Pesudo, tras su gran temporada, va a marcharse de vuelta a su club de origen, el Valencia, y Reina – tercer portero en el Mundial de Inglaterra tras su llegada -, si bien comienza jugando como titular en los partidos previos a la temporada 66-67 ( entre ellos, los correspondientes a la primera edición del Trofeo «Joan Gamper», recién creado por el dinámico y polémico presidente barcelonista Enric Llaudet ), va a sufrir una grave lesión. Ante ello, Olsen no va a tener más remedio que recurrir a los servicios de Sadurní, ya que ni el tercer guardameta Rodés, ni el jovencísimo Mora – que viene pegando muy fuerte desde las categorías inferiores – poseen la experiencia suficiente como para alinearles en un puesto tan delicado y de tanta responsabilidad como es la portería del Barça.
De modo que Sadurní, aunque sea por la fuerza de las circunstancias, retornará al marco blaugrana. Y a pesar de que el desempeño del equipo en esta temporada 66-67 no va a ser nada bueno, cumplirá su campaña más completa como guardameta barcelonista. Y la va a iniciar con muy buen pie, triunfalmente, ya que se corona campeón de la Copa de Ferias en la final aplazada desde la temporada anterior a causa de la disputa del Mundial inglés. La jugaron Real Zaragoza y Barcelona, y los maños van a imponerse en el choque de ida, en el «Camp Nou», por 0 a 1, con un solitario gol del brasileño Canario. Parecían tener todos los pronunciamientos a su favor para alzarse con el título, pero en la devolución de visita a «La Romareda» el joven Lluís Pujol, 19 añitos, va a hacer el partido de su vida, y con un «hat-trick» llevará al Barça en volandas hasta la consecución de su tercer título ferial, tras los de las dos primeras ediciones del torneo, 1955-58 y 1958-60, al vencer los blaugranas por 2 a 4 ( el otro tanto lo marcó Zaballa ). Era el primer campeonato en cuya consecución intervenía directamente el guardameta de L´Arboç, y esta fue la formación que presentó el Barça en el feudo aragonés aquel 21 de septiembre de 1966: Sadurní; Foncho, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Zaballa, Mas, Zaldúa, Fusté y Pujol
Sin embargo, sólo dos meses más tarde, el mismo Barça era sorprendentemente apeado de la siguiente edición de la Copa de Ferias por el modesto conjunto escocés del Dundee United, que le derrota en ambos partidos. La Liga tampoco va a ser favorable para sus intereses, pues el Real Madrid, sin demasiados problemas, se impone de nuevo en el Torneo de la Regularidad, en una campaña que contó con el RCD. Español como animador y auténtico equipo revelación, ya que los blanquizales, con su mítica delantera de «los Cinco Delfines» ( Amas, Rodilla, Re, Marcial y José María ) se clasificaron en un brillante tercer lugar. Y en la Copa continuó la mala racha barcelonista, pues tras eliminar discretamente al Málaga, de Segunda División, los culés van a caer ante el Atlético de Madrid, superados tanto en el flamante estadio de la Ribera del Manzanares como en el propio «Camp Nou».
El curso va a saldarse para Sadurní con 32 partidos oficiales en su haber, 28 de Liga y 4 en la Copa de Ferias, en tanto que en la del Generalísimo Reina, ya recuperado de su grave lesión, regresará a la titularidad. Y como el Barça iba a contar con un nuevo técnico para la siguiente temporada, la 67-68 – el catalán y tocayo suyo Salvador Artigas, antiguo jugador del club en los años 30 y piloto del bando republicano en la Guerra Civil – se abre de nuevo para Sadurní un compás de espera, hasta ver por quien se decanta el entrenador recién llegado para ocupar un puesto de tanta responsabilidad como el de portero.
Y la decisión de Artigas va a ser que el de L´Arboç se situe en el marco. Apuesta, por consiguiente, a favor de la experiencia, y el tarraconense no le va a defraudar, sino que despachará una gran temporada, a la que el título de Copa le pondrá la guinda. En la Liga 67-68 tampoco consigue el Barça coronarse campeón ( era el octavo año consecutivo en el que fallaba en sus aspiraciones ), pero aun así, le puso las cosas difíciles al Real Madrid, que revalidó su entorchado, con una estupenda Unión Deportiva Las Palmas ( con los Tonono, Martín Marrero, Castellano, Guedes y Germán como grandes figuras ), que bajo la batuta de Luís Molowny conseguirá una muy meritoria tercera posición.
Es también el año de la súbita y llorada muerte de Julio César Benítez, el gran jugador uruguayo que va a fallecer en circunstancias aun hoy no del todo aclaradas, en vísperas de un trascendental Barça-Real Madrid, el sábado 6 de abril de 1968, el mismo día en que Massiel, representando a Televisión Española en el Festival de Eurovisión celebrado en Londres, logró el triunfo cantando el tema «La, la,la», después de que Joan Manuel Serrat hubiese renunciado a defenderlo, al no habérsele permitido interpretarlo en catalán ( aunque pocos meses más tarde el «Noi del poblé Sec» iniciaba una brillantísima carrera artística en castellano )
Aquella temporada también el Barça va a resultar eliminado de la Copa de Ferias a las primeras de cambio, a pies del aun más humilde Zurich suizo, pero en la Copa del Generalísimo se resarcirá por fin con creces de tanto fracaso. Pero antes Sadurní, que estaba cuajando una estupenda campaña, va a llevarse la alegría de retornar a la Selección Española por la puerta grande, algo que el mítico José Ángel Iríbar les estaba impidiendo a él y al resto de guardametas de su generación. El seleccionador nacional, el gerundense Domingo Balmanya, le convoca para la decisiva eliminatoria de la Eurocopa frente a Inglaterra, entonces vigente Campeona del Mundo. Así, Sadurní va a alinearse en el partido de ida, en el mítico «Wembley» londinense, encajando un solo gol ( vencieron los británicos por 1 a 0, marcado por Bobby Charlton en las postrimerías del choque ), y dejando de ese modo las espadas en todo lo alto para la vuelta, a disputarse en Madrid. Ese día, el 8 de mayo de 1968, el de L´Arboç volvió a defender el marco español, pero tuvo que sacar en dos ocasiones el balón de su portería, porque los ingleses vencieron por 1 a 2, eliminando así al combinado nacional de la Eurocopa 68. Este fue el equipo que presentó Balmanya: Sadurní; Sáez, Gallego, Canós; Pirri, Zoco; Rifé, Amancio, Grosso, Velázquez y Gento
Pero en la Copa Sadurní y el Barça se van a desquitar. Caen sucesivamente eliminados el Sporting ( entonces «Real Gijón», de Segunda División ), la Real Sociedad, el Athletic de Bilbao – con una actuación portentosa de Salvador en San Mamés – y el Atlético de Madrid ( tras una brillante y emotiva remontada en el «Camp Nou» ). La final, sin embargo, se presenta muy difícil y complicada, ya que el rival es nada menos que el Real Madrid, y en su propio feudo del «Santiago Bernabeu» ( entonces las finales no presentaban los desplazamientos masivos de aficiones que se ven ahora, de modo que el Barça iba a estar totalmente en minoría, en territorio «hostil» )
El encuentro, disputado el 11 de julio de 1968, respondió a lo que se esperaba de un choque de esas características, es decir, escaso juego y emoción a raudales. Artigas presentó la siguiente alineación: Sadurní; Torres – que ocupaba la demarcación del fallecido Banítez -, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Pereda y Rexach. Arbitró el colegiado balear Antonio Rigo Sureda. Un solitario tanto, marcado en su propia puerta por el central madridista Fernando Zunzunegui, recientemente fallecido, nada más iniciarse el choque, le daría el triunfo al Barça. El partido va a ser muy accidentado, pues parte del público asistente reacciónó de manera incívica y muy poco deportiva, arrojando envases de cristal al terreno de juego, en señal de protesta por lo que ellos entendían como arbitraje parcial del señor Rigo, que a su juicio había dejado de señalar como penalti alguna falta cometida por los blaugranas en su área. A causa de estos graves incidentes, el partido va a pasar a la historia del fútbol español como «la Final de las botellas», y traerá aparejada la prohibición de servir bebidas dentro de envases de vidrio en los terrenos de juego españoles. Sadurní cuajó una excelente actuación, poniendo broche de oro a una brillante temporada, la de su definitiva consagración, en la que se había alineado en 37 encuentros oficiales, desglosados de la siguiente manera: 28 en Liga, 1 en Copa de Ferias y 8 en la Copa del Generalísimo. Seguía viviendo en su pueblo natal, e iba a entrenar a Barcelona y volvía para almorzar, conduciendo su propio coche, sin sufrir nunca un solo percance en la carretera.
Salvador, a sus 27 años, pasaba pues por el mejor momento de forma de toda su carrera, y ello se va a corroborar en la campaña siguiente, la 68-69. Con Artigas por segundo año consecutivo en el banquillo – algo inusual en el Barça de los 60 -, el club no va a realizar un buen campeonato ( incluso cederá su habitual segundo puesto, en favor de una sensacional U.D. Las Palmas ). El Real Madrid va a estar intratable de principio a fin de la competición – tan sólo perderá un único partido, en Elche, en la jornada 28 ), pero al menos en la faceta defensiva el Barça va a dar la talla, con un bloque compuesto por Sadurní, Torres, Gallego y Eladio, con Zabalza como refuerzo, muy difícil de batir. Tanto, que en los 30 partidos ligueros – Sadurní hará pleno, no perdiéndose ninguno – tan sólo va a encajar 18 tantos, lo que le valdrá para conquistar por primera vez el trofeo «Ricardo Zamora» al guardameta menos goleado.
Tan brillante rendimiento le llevaría nuevamente a las filas de la Selección, donde competirá por el puesto con un Iribar en horas bajas. Sadurní va a jugar 6 partidos , entre ellos el de Helsinki, donde una España ya desahuciada para el Mundial de México-70, va a hacer no obstante el ridículo al caer ante la modestísima Finlandia por 2 goles a 0, en la que va a suponer su última presencia en el equipo nacional. En total, Sadurní fue 10 veces internacional, una cifra que si bien es respetable en una época en la que se jugaban pocos partidos a nivel de selección, de no haber coincidido con «el Chopo» a buen seguro que hubiera sido bastante más elevada.
En la Copa, sin embargo, el Barça va a ser eliminado en primera ronda por la Real Sociedad, al caer estrepitosamente derrotado en Atocha por 5 a 1 – en una tarde aciaga donde pierde por lesión a uno de sus bastiones defensivos, Toni Torres ( con anterioridad había perdido también a su central titular, el andaluz Gallego )- y no poder superar o al menos igualar dicho tanteo en el «Camp Nou», con un insuficiente 3 a 0. Mucho mejor, aunque a la postre también decepcionante, sería su andadura por la Recopa, donde va a eliminar sin demasiados problemas al Lugano suizo, al Lyn noruego – este con muchas dificultades pese a lo endeble de los escandinavos – y con brillantez al potente conjunto alemán del Colonia, para enfrentarse en la final de Basilea a un semidesconocido cuadro centroeuropeo, el Slovan de Bratislava, de Checoeslovaquia, ante el que caerá derrotado contra todo pronóstico por 2 a 3, en una tarde-noche de graves errores, tanto en la zaga como en el ataque. Esta fue la alineación que no pudo ser campeona en Basilea ( aunque el Barça se resarciría diez años más tarde, en el mismo torneo y con el mismo escenario ) : Sadurní; Franch ( Pereda ), Olivella, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Castro ( Mendonça ), Zaldúa, Fusté y Rexach. 38 partidos oficiales constituyen su segunda cifra más elevada hasta entonces ( tras la de 1964-65 ). con 30 en Liga, 2 de Copa y 6 en la Recopa, así como seis internacionalidades. Un año redondo en lo personal, aunque no en lo colectivo.
A LA SOMBRA DE MIGUEL REINA ( 1969-1973 )
1969-70, con Salvador Artigas por tercer año consecutivo en el banquillo catalán, se presenta con los mejores augurios para Sadurní, pero…Lógicamente va a comenzar la Liga defendiendo el marco azulgrana. Y el primer partido no puede ser más interesante : el gran clásico del fútbol español, enfrentando a Barcelona y Real Madrid en el «Bernabeu». Va a ser el encuentro de la tristemente célebre lesión de Miguel Ángel Bustillo, el ariete internacional aragonés que acababa de marcar dos goles en la portería blanca y tiene que ser retirado del terreno de juego tras una dura entrada del central merengue De Felipe. El choque – en el que debutaron Marcial por los blaugranas y Fleitas por los locales – finalizaría con un espectacular empate a tres. Y los tres tantos encajados por Sadurní no van a dejar muy feliz a Artigas, que para el siguiente compromiso liguero frente al Deportivo de La Coruña en el «Camp Nou», prescindirá del de L´Arboç, dándole la alternativa a Miguel Reina, que se va a hacer rápidamente con el puesto, llegando a debutar varias semanas después con la Selección Absoluta, en un partido contra Finlandia celebrado en La Línea de la Concepción, que también fue el primero en el que Ladislao Kubala dirigió al combinado nacional.
Va a ser el comienzo de una etapa muy negativa para Sadurní, en la que se asomará al equipo titular con cuentagotas. Para empezar, en aquella campaña 69-70 tan sólo va a jugar 5 partidos de Liga y 1 de Copa de Ferias, un balance incluso peor que el de la temporada de su debut efectivo, la 61-62. Poco importaba que el Barça quedase nuevamente en blanco ese año. No había debate en la portería. Aunque sí lo habría, curiosamente, en la siguiente, la 70-71.
En la pretemporada Reina continúa como titular indiscutible, gozando de la absoluta confianza del técnico inglés Vic Buckingham, a la sazón ocupando el banquillo barcelonista. Y así llegó el tradicional Trofeo «Joan Gamper», que cumplía su quinta edición, y hasta la fecha siempre se había quedado en las vitrinas del Barça. Entonces se disputaba con formato de cuadrangular, y el primer partido corresponde jugarlo contra un destacado equipo soviético, el Dynamo de Moscú. En 1970 era una absoluta novedad y un gran aliciente para el espectador ver a conjuntos de la URSS actuando en nuestros terrenos de juego, y el choque levantó una gran expectación, porque además en la meta rusa estaba nada más ni nada menos que un arquero legendario donde los haya, el fenomenal Lev Yashin,»la Araña Negra», elegido Mejor Futbolista Europeo, galardonado con el «Balón de Oro», en 1963, siendo hasta el día de hoy el único guardameta en conseguir semejante distinción, a pesar de hallarse ya en la recta final de su portentosa carrera.
Pero aquella noche de agosto los moscovitas, practicando un fútbol abierto y moderno, físico y técnico a la vez, de desmarques a los espacios abiertos, superaron a un Barça ramplón y romo, y le golearon a domicilio con un concluyente 0 a 5 ( y eso que el árbitro, el madrileño Antonio Camacho, les anuló dos tantos ). Todo el Barça estuvo fatal, pero el público la tomó con Reina, injustamente, porque el cordobés no había sido en absoluto el responsable de la debacle. De modo que en el encuentro de consolación para el tercer y cuarto puesto, frente al Schalke 04 alemán,va a ser Sadurní quien de nuevo ocupe la portería azulgrana.
Seguirá haciéndolo en los primeros compromisos ligueros, con un Barça que parte como líder en las jornadas iniciales, pero una derrota en el «Camp Nou» ante el Valencia – equipo que a la postre se haría con el título esa temporada- le apartará nuevamente de la portería, aunque Buckingham utilizará una curiosa fórmula para cubrir el puesto, alineando a Reina en los desplazamientos y utilizando a Sadurní en casa, por considerar que el aficionado culé recibiría mejor al catalán que al andaluz. Esta curiosa alternancia de guardametas se va a mantener durante unas cuantas jornadas, en el tramo central de la competición, hasta que finalmente Reina vuelva a monopolizar el puesto, en el tramo final del campeonato, que el Barça tampoco conseguirá conquistar al empatar únicamente en el partido decisivo, en el «Manzanares», y ante el otro aspirante al título, el Atlético de Madrid, dándose así el único resultado que beneficiaba a un Valencia que, perdedor en «Sarriá» frente al Español, quedaba a expensas de lo que pasase en Madrid, pues una victoria azulgrana o rojiblanca le pondría la Liga en bandeja al ganador.
En la Copa Sadurní ni siquiera llega a estrenarse, y en cambio Reina va a cuajar excelentes actuaciones. Sucesivamente quedan eliminados Villarreal – entonces un cuadro modestísimo, recién ascendido a Segunda División -, Athletic de Bilbao, Deportivo de La Coruña y Atlético de Madrid, y en una final que ha pasado a la historia por lo emocionante y movido del marcador, el Barça vuelve a proclamarse Campeón de la Copa del Generalísimo al tomarse cumplida revancha sobre los valencianistas, venciéndoles por un épico 4 a 3. Los números de Sadurní van a mejorar algo ( 17 partidos oficiales: 13 en la Liga y 4 en la Copa de Ferias ), pero sigue muy lejos de sus mejores registros. Incluso llega a correr el rumor de que el Real Madrid se interesa por sus servicios, en un momento de indefinición en la meta blanca, con Betancort y Junquera en horas bajas, Miguel Ángel aun bisoño, y el murciano José Luís Borja fichado como solución de emergencia.
Con Rinus Michels ahora en el banquillo del «Camp Nou», la situación de Sadurní incluso empeora. Tan sólo juega 5 partidos de Liga en la campaña 71-72, más otros tres en competición europea. No obstante sigue trabajando para mantenerse a punto, siempre que el equipo requiera de sus servicios. Pero las cosas van de mal en peor, y así en el curso 72-73 tan sólo se alineará en un encuentro oficial, y eso debido a un sonado incidente. Esa temporada, por decimotercer año consecutivo, el Barça había fracasado en su asalto al título liguero. También había caído eliminado en la primera ronda de la Copa de la UEFA ( el torneo europeo que venía a reemplazar a la obsoleta Copa de Ferias ), y a pies del Oporto portugués. Quedaba tan sólo la Copa del Generalísimo como tabla de salvación, que ya lo había sido en algunas ocasiones ( 1963, 1968, 1971…)
El Barça va a deshacerse de su primer oponente, el decano del fútbol español, Recreativo de Huelva, sin ninguna brillantez, y el sorteo le deparará un nuevo rival andaluz y de Segunda División, el Sevilla, que en aquellos momentos navegaba por la Categoría de Plata. El encuentro de ida en el «Sánchez Pizjuán» va a ser desastroso, y el Barça cae derrotado por 3 a 1. Aquella noche, en su hotel de la capital hispalense, varios jugadores se reúnen en una habitación, para matar el rato jugando a las cartas, y no se les ocurre nada mejor que solicitar que les suban champán. Su petición llega a oídos de Michels, un técnico duro y amante de la disciplina ( no en balde era conocido como «Mister Mármol» ), que va a presentarse personalmente llevando el pedido en una bandeja, como improvisado camarero. Cuando los jugadores le ven aparecer, se quedan literalmente a cuadros. La violenta escena va a subir de tono, y en un momento dado las botellas y los vasos rodarán por los suelos, con tan mala fortuna que un vidrio va a lastimar en un pie a uno de los jugadores allí presentes, que no es otro que el guardameta Miguel Reina.
El escándalo trae cola. El club sanciona económicamente a todos los jugadores que actuaron en el «Pizjuán», por bajo rendimiento, pero también les impone una multa muy dura a los implicados en el incidente, y para el partido de vuelta – saldado con un insuficiente 1-0 -, Michels prescinde del concurso de Reina, y coloca en su lugar a Sadurní, en la que sería su única actuación oficial en toda la temporada. Poco después el guardameta cordobés abandona el Barcelona, traspasado al Atlético de Madrid. Una puerta a la esperanza parece abrírsele a Salvador, aunque tendrá que disputarse el puesto con un paisano suyo, el también tarraconense Pere Valentí Mora, quien tras sucesivas cesiones a Mestalla, Real Oviedo y Elche, ya acumula la suficiente experiencia como para debutar en Primera División. Pero una lesión del de Vilaplana en la pretemporada le allanará el camino de la titularidad a Sadurní, teniendo el club que fichar al menorquín Capó de prisa y corriendo, para ejercer de suplente.
DOS NUEVOS «ZAMORA» Y RETIRADA A LOS 35
La temporada 73-74 va a ser testigo de la «resurrección» deportiva de Sadurní, y también de un hecho histórico: catorce años después de su último título, el Barça vuelve a ganar la Liga. De la mano del astro holandés Johan Cruyff, fichado a golpe de talonario en el verano tras arduas negociaciones con el Ajax de Amsterdam, merced a la apertura de fronteras que permite contratar hasta dos jugadores extranjeros por club – el otro fue el peruano Hugo «Cholo» Sotil -, los azulgranas, después de un pésimo arranque liguero ( coincidiendo con el retraso del debut del «Flaco», debido a complicaciones de índole burocrática ), enhebran una gran racha de victorias en cuanto Cruyff puede alinearse por fin, que culminarán con el mítico 0 a 5 en el «Bernabeu» destrozando al Real Madrid a domicilio, y terminan proclamándose campeones matemáticamente en el gijonés estadio de «El Molinón», el 7 de abril de 1974, al derrotar a los locales por 2 a 4. El único «lunar» para Sadurní es no haber podido saltar al campo precisamente la noche del grandioso triunfo sobre los merengues, por culpa de una inoportuna lesión, jugando en su lugar Mora, que hacía de esa forma su debut oficial con el Barça. Pero en la alineación titular de esa gloriosa e inolvidable temporada sí que está Salvador con todo merecimiento: Sadurní; Rifé, Torres, De la Cruz; Costas, Juan Carlos; Rexach, Asensi, Cruyff, Sotil y Marcial.
El de L´Arboç va a jugar 30 partidos de Liga , y con sólo 22 goles encajados conquistará su segundo «Zamora». Y en la Copa sigue como referencia en el once blaugrana, llegando hasta la final, celebrada en el «Vicente Calderón» el 29 de junio de 1974, y donde el Real Madrid se va a tomar cumplida revancha del humillante 0-5 liguero, y goleará a los de Michels por 4 a 0, aunque en honor a la verdad hay que indicar que ni Cruyff ni Sotil pudieron alinearse, al impedir entonces la vigente reglamentación del Torneo del KO la participación de futbolistas extranjeros. En total, Sadurní va a disputar 39 partidos oficiales ( los 30 ya citados, más 2 de la Copa de la UEFA y 7 en la Copa del Generalísimo), su segundo registro más alto desde que era barcelonista.
La temporada 74-75 va a ser la del 75 Aniversario del Barça ( fundado en noviembre de 1899), y también la de su regreso, casi década y media después, a la máxima competición continental, la Copa de Europa, entonces reservada exclusivamente a los campeones de Liga de cada país. El Barça no va a poder revalidar su título liguero, puesto que su rendimiento – y también el de Johan Cruyff – bajará de manera muy sensible lejos del «Camp Nou», mientras que en la Copa de Europa llegará hasta las semifinales, aunque allí el Ledds United inglés ya resultó un obstáculo insalvable. Sadurní no va a empezar jugando el campeonato de Liga, pero una fuerte derrota en «Sarriá» frente al Español ( 5 a2 ), le devolverá a la portería. Al final, con 24 partidos jugados y 19 goles encajados, ganará su tercer y último «Zamora». En total va a alinearse en 33 encuentros oficiales ( los 24 ya mencionados, más 4 en la Copa y 5 en la principal competición continental )
Y llegamos así a la última temporada de Salvador Sadurní como futbolista en activo, la 75-76. Hay novedades en la dirección técnica del equipo, donde el prestigioso entrenador alemán Hennes Weisweiler – el «padre» del Borussia Monchengladbach – va a reemplazar a un gastado Rinus Michels. Y también en la portería, con el fichaje del meta guipuzcoano «Pello» Artola. Con dos competidores jóvenes y de calidad, las posibilidades de Sadurní para jugar van a ser muy escasas, como de hecho se comprobará a lo largo de la campaña, en la que ni Weisweiler ni tampoco su sucesor a título interino, el cántabro Laureano Ruíz, van a contar con él en una sola ocasión. De modo que, junto a otros dos ilustres veteranos procedentes también de la cantera, Quimet Rifé y Toni Torres, Salvador Sadurní va a abandonar la disciplina barcelonista al finalizar la temporada, retirándose los tres del fútbol. Recibirán el emotivo homenaje de toda la afición culé el día 1 de septiembre de 1976, en el «Camp Nou», en el transcurso de un partido amistoso que enfrenta al Barça con el Stade de Reims francés, y en el cual se imponen los azulgranas por 2 goles a 0.
Una vez colgados definitivamente los guantes, Sadurní – que también explotaba una próspera granja avícola en su localidad natal – orientará su futuro profesional lejos del fútbol, trabajando para una entidad de crédito de su comarca, el Penedés. Va a pasar a formar parte del elenco de guardametas legendarios que han defendido la portería del Barça, al lado de Antoni Ramallets – a quien de algún modo sucedió -, el prematuramente malogrado Urruti, Andoni Zubizarreta o el todavía en activo Víctor Valdés, un futbolista que estaba llamado a superar su récord de permanencia en la meta blaugrana, aunque razones no aclaradas aun le empujaron a abandonar el club al final de la pasada temporada, cuando todavía le quedaba un considerable recorrido como arquero titular barcelonesa. De modo que Salvador Sadurní, conocido cariñosamente como «el Chato», a sus 73 años de edad, continúa siendo, hoy por hoy, el hombre-record bajo los palos blaugranas.