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Se dice que la rivalidad entre béticos y sevillistas es ancestral, pero durante los primeros meses de existencia del Betis Foot-ball Club, y pese a haber surgido de una escisión del decano hispalense, el Sevilla Foot-ball Club, ambas entidades se unían paradójicamente en contra del otro equipo importante de la ciudad: el Sevilla Balompié. Pero

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Los primeros años de rivalidad hispalense

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Se dice que la rivalidad entre béticos y sevillistas es ancestral, pero durante los primeros meses de existencia del Betis Foot-ball Club, y pese a haber surgido de una escisión del decano hispalense, el Sevilla Foot-ball Club, ambas entidades se unían paradójicamente en contra del otro equipo importante de la ciudad: el Sevilla Balompié. Pero llegó un buen día en que se rompieron estas relaciones y entonces fueron los béticos quienes hicieron la corte a los balompédicos y en los siguientes años la rivalidad entre «merengues y pepinos» -apelativos derivados de los respectivos colores de sus camisetas- se fue acrecentando.

Según cuenta Manuel Carmona Rodríguez en su relato sobre la historia del club bético hubo intentos del Sevilla Foot-bal Club de absorber a ambos rivales, siendo gracias a la intransigencia de su emblemático jugador Herbert Richard Jones, más conocido como «Papá Jones» que ésta no se llevó a efecto, y en cambio se abogó por la fusión entre el Betis, que ya era «Real» y el Balompié que se hizo efectiva por Real Decreto el 23 de diciembre de 1914.

La creación del Real Betis Balompié, surgida de esta unión, representó en aquella época una «declaración de guerra» entre los dos clubes más emblemáticos de la ciudad, los cuales pusieron el máximo ardor en sus luchas que por aquel entonces alcanzaban la categoría de verdaderas batallas y un duelo entre ambos no podía concebirse más que a base de incidentes continuos, que las más de las veces seguían, después de terminados los partidos, entre los aficionados de uno y otro bando. Las calles céntricas de la ciudad fueron más de una vez testigo y escenario de incidentes violentos entre blancos y verdes.

Tras la sorpresa que supuso la conquista de la primera edición del Campeonato Regional por parte del Español de Cádiz en 1916, la superioridad sevillista en los siguientes años resultó manifiesta, debido en gran parte al excelente conjunto que había logrado reunir, entre los que destacaban Santizo, Alcocer, Escobar, Spencer, Kinké, Lecompte, Thompson y Brand, pero esta superioridad quedaba enturbiada por los contubernios con la Federación Sur y su Comité Arbitral, que en su reciente creación ubicaron su domicilio social en la misma sede del Sevilla Foot-ball Club, cosa que generó numerosas críticas de la prensa, sobre todo de las provincias vecinas y de ámbito nacional, siendo el corresponsal de la revista Madrid-Sport quien se hizo eco de esta circunstancia en numerosas ocasiones.

La rivalidad hispalense adquirió caracteres esperpénticos durante el desarrollo del tercer Campeonato Regional disputado en la temporada 1917-18 con la participación del Real Club Recreativo de Huelva, Español de Cádiz y cuatro equipos de la capital andaluza: Sevilla FC, Real Betis, Balompié, Recreativo y Español, los cuales deberían jugar una liguilla para decidir el vencedor que disputaría con los dos primeros la fase regional. En la fase provincial, tanto Sevilla FC como Real Betis mostraron una rotunda superioridad sobre los otros dos rivales, ganando su respectivos partidos, y el duelo entre ambos se resolvió con victoria por 3-2 del Sevilla en su terreno y de los béticos en La Enramadilla por 3-1, tras un choque que deparó graves incidentes, dos jugadores sevillistas agredidos y el desencadenamiento de una batalla campal con intervención de la fuerzas del orden. Fue ésta la primera victoria del Betis sobre su rival después de tres años de derrotas consecutivas que sentó muy mal en el seno sevillista.

Había que desempatar y el partido quedó señalado para el 10 de marzo en el campo del Mercantil. El ambiente se fue caldeando en las horas previas y sobre todo cuando se confirmó que varios jugadores béticos -en concreto Balbino, Canda y Artola- que cumplían el servicio militar no podían acudir al partido por una misteriosa falta de permiso de sus jefes, cuya orden -curiosamente- quedaba sin efecto a la hora de acabar el partido. Las gestiones realizadas por los directivos béticos en torno a conseguir su «libertad» fracasaron sospechosamente y en consecuencia optaron por presentar a once muchachos de su equipo infantil en señal de protesta, quienes a la hora del partido se presentaron, ya equipados -porque los béticos nunca utilizaban el vestuario sevillista, al igual que éstos hacían lo mismo cuando visitaban a sus vecinos- para enfrentarse a su rival. Ante el asombro del público y del árbitro madrileño Montero, el partido comenzó en un ambiente hostil y al no mediar compasión por parte de los jugadores sevillistas el resultado tenía que ser clamoroso: ¡veintidós a cero a favor del Sevilla!.

Componentes del equipo infantil del Real Betis Balompié que se enfrentó al Sevilla FC en el polémico partido de desempate del Campeonato de Andalucía. Sin el menor miramiento, los sevillistas les golearon por 22 a 0.

Componentes del equipo infantil del Real Betis Balompié que se enfrentó al Sevilla FC en el polémico partido de desempate del Campeonato de Andalucía. Sin el menor miramiento, los sevillistas les golearon por 22 a 0.

El hecho suscitó comentarios por toda la región, criticándose la burla a la que fueron sometidos los espectadores que llenaron el campo sin que les fuera restituido el importe de las entradas, y la mezquina y maquiavélica trama organizada por los sevillistas con el compadreo de la Federación, la cual descalificó por un año a la directiva bética e impuso una multa de 200 pesetas al club, por lo ocurrido. Sin embargo el Sevilla F.C. no fue campeón en esta temporada, pese a que en la disputa de la fase regional se llegó a extremos escandalosos. Ésta había comenzado semanas antes con la doble victoria del Recreativo de Huelva frente al Español de Cádiz, de manera que con el empate a uno que los onubenses arrancaron el 19 de marzo en su visita a Sevilla se colocaron en optimas condiciones para anotarse el título regional. Cinco días después, los sevillistas se presentaron de improviso en Huelva con un delegado federativo y un árbitro, con la intención de jugar un partido de vuelta que no había sido anunciado ni programado de antemano. Tal revuelo se armó de inmediato que a las puertas del Velódromo fueron todos despedidos a pedradas y la Guardia Civil evitó males mayores, pero a consecuencia del escándalo que se organizó en la prensa los directivos de la Federación Sur presentaron la dimisión. Elegida una nueva Junta directiva se reanudó la competición, pero el representante gaditano decidió no presentarse al partido con el Sevilla FC y cedió a éste los puntos, siendo decisivo el choque entre onubenses y sevillistas, que definitivamente se jugó el 14 de abril, ganó el Recreativo por dos goles a uno, y se proclamó campeón regional por vez primera y única.

Porque a partir de esta temporada la superioridad del Sevilla FC en esta competición fue absoluta e insultante, logrando trece de los catorce títulos en juego. El poderío económico se impuso y seducidos por este señuelo muchos jugadores béticos se incorporaron a las filas sevillistas, quedando su rival en franca inferioridad y teniendo que soportar esta circunstancia y la escasa fortuna que le privó de ganar más de un campeonato que, por méritos, tuvieron al alcance de la mano. Sólo en la temporada 1927-28 pudo el Real Betis romper esta hegemonía al derrotar por 3 a 1 a su rival en un partido de desempate que se jugó en Córdoba.

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Publicado en: General