Campeonato del mundo sub’20 1999 (II): la confección del equipo
De Óscar DíezIñaki Sáez hizo pública la lista definitiva de convocados para el Campeonato del Mundo sub’20 de Nigeria 1999 el 24 de marzo, sólo diez días antes de la inauguración del torneo. Largos meses de pruebas, entrenamientos, partidos, visitas, conversaciones y visionado de cintas se traducían por fin en dieciocho nombres cuyo anuncio no encontró más repercusión que la que ofrecen los apartados de noticias breves en los diarios. Ni siquiera los deportivos se hicieron demasiado eco, ocupados como estaban con la concentración de la selección absoluta de José Antonio Camacho para los partidos contra Austria y San Marino de clasificación para la Euro’2000 y, sobre todo, siguiendo la odisea de los internacionales yugoslavos para escapar de los recién iniciados bombardeos de la OTAN por la guerra de Kosovo.
Ese escaso impacto mediático era, ciertamente, bastante comprensible. No sólo había temas de mayor interés para el aficionado medio, sino que entre aquellos jóvenes apenas había un par de nombres reconocibles para la mayoría de los seguidores. A diferencia de lo que había ocurrido por ejemplo en 1995, cuando la presencia en el combinado nacional sub’20 de los principales estandartes de las canteras de Real Madrid y Barcelona, Raúl González e Iván de la Peña, había disparado el interés de la afición española por el Campeonato del Mundo juvenil, en esta ocasión la mayor parte de los futbolistas eran prácticamente unos desconocidos para el gran público y esa circunstancia terminaba por relegar a un lógico segundo plano al Mundial sub’20 de Nigeria.
De hecho, si antes del torneo los elegidos por Sáez consiguieron aparecer en una portada del diario Marca (la del 31 de marzo, en una esquina y con foto cortada) fue por mostrar su apoyo al periódico deportivo, a cuyos enviados especiales las autoridades nigerianas habían denegado el visado por culpa, presuntamente, de un reportaje publicado veinte días antes sobre los problemas de seguridad y salubridad del país africano, el único tema relacionado con el Campeonato del Mundo que parecía noticiable. El tiempo demostraría que, pese a su tono alarmista, el artículo no se alejaba mucho de la realidad, pero al parecer molestó demasiado a alguien importante en la burocracia de la nación organizadora. Tras la queja de Marca en su portada del día 30, acompañada de nuevos e inquietantes datos (como un informe del Ministerio de Exteriores español que recomendaba no viajar a Nigeria por turismo), y la recriminación del gobierno de España y de la propia FIFA, la embajada nigeriana terminaría dando marcha atrás y un redactor del diario madrileño pudo finalmente cubrir el evento.
Pero, más allá de esas cuitas diplomáticas, deportivamente la cita no interesaba demasiado y la discreta actuación del equipo nacional en el Europeo sub’18 de Chipre tampoco ayudaba a generar expectación: a juzgar por su trayectoria, España no llegaría a Nigeria como una de las selecciones favoritas al título. Caprichos del destino, o de los dioses, o de lo que ustedes quieran, el 24 de abril de 1999, exactamente un mes después de que se publicara la convocatoria, la selección española derrotaba a Japón en el Estadio Nacional de Lagos y se alzaba con su primer (y hasta la fecha único) Mundial sub’20. Y entonces sí: el equipo copó por méritos propios las portadas de la prensa nacional. Pero todo a su tiempo.
Porque, si bien sólo los protagonistas de aquella gesta pasarían a la historia del fútbol español, hubo otros muchos futbolistas que también tuvieron su pequeña parte de responsabilidad en el éxito cosechado en Nigeria, ya fuera por su participación durante la fase de clasificación o por su presencia en los diversos torneos amistosos y concentraciones que ayudaron al seleccionador a conformar el plantel definitivo. Como los campeones del mundo sub’20 de 1999, unos tendrían más fortuna que otros en su carrera posterior, pero justo es que se les nombre a todos ellos en un mismo artículo. Y a eso vamos.
Para empezar, conviene precisar que casi todos los futbolistas que aparecerán de aquí en adelante habían tenido ya alguna experiencia en otras categorías de la selección española; categorías en las que coincidieron con otros muchos jugadores que también pueden presumir de haber compartido vestuario con algunos de los futuros campeones del mundo juveniles y de haber colaborado en mayor o menor medida en la formación de aquel grupo. Este artículo, empero, se centra únicamente en las variaciones en la composición de la selección sub’18 desde que arrancó aquel ciclo mundialista sub’20 en la temporada 1997/1998: retrotraernos hasta la primera convocatoria de la sub’15 supondría perder perspectiva sobre el tema principal y alargar el texto hasta límites inabarcables para casi cualquier lector, por muy paciente que sea. En cualquier caso, quien tenga interés por conocer esos primeros pasos de la generación de 1979 encontrará en el «Todo sobre todas las selecciones» de Félix Martialay material más que de sobra para satisfacer su curiosidad.
Como quedó dicho en el artículo publicado en «Cuadernos de Fútbol» el mes pasado, la fase de clasificación para el Campeonato de Europa sub’18 de 1998 había comenzado para España en octubre en 1997, con una liguilla a doble vuelta frente a Italia y Bélgica. Un total de veintidós jugadores, de los que sólo nueve acabarían viajando a Nigeria año y medio después, estuvieron presentes en alguno de esos cuatro primeros partidos:
Porteros: Juantxo Elía (Osasuna) y Dani Mallo (Deportivo de La Coruña).
Defensas: Francisco Javier Jusué y Pablo Orbaiz (Osasuna), Félix Robles y Juan Francisco Leo Bermejo (Real Madrid), Helio Álvarez Barrera (Real Oviedo), Samuel Baños (Sporting de Gijón), Moisés Pereiro (FC Barcelona) y Sergio Pelegrín (RCD Espanyol).
Centrocampistas: Xavi Hernández, Mario Rosas y Antonio Hidalgo (FC Barcelona), Gonzalo Colsa (Racing de Santander), David Sousa (Real Madrid), Miguel Ángel Núñez (UD Las Palmas) y José Javier Barkero (Real Sociedad).
Delanteros: Pablo Couñago (Celta de Vigo), Rubén Suárez (Sporting de Gijón), Gabri García (FC Barcelona), Álex Lombardero (CD Lugo) y Francisco Javier Aguilera Cortés (Atlético de Madrid).
El oviedista Helio Álvarez (defensa que debutó en Primera con dieciséis años pero que luego desarrolló casi toda su carrera en equipos asturianos de divisiones inferiores), Francisco Javier Aguilera Cortés (delantero de la cantera del Atlético de Madrid que tampoco pudo descollar en su trayectoria posterior) y el central Samuel Baños (salido de la prolífica cantera del Sporting de Gijón, jugó también en Segunda en Murcia, Xerez, Levante, Alcorcón y Sabadell) ya no volverían a ser citados con esta generación.
Tras dejar asegurado el pase al play-off de acceso a la fase final del Campeonato de Europa, el bloque de esa sub’18 viajó a Uruguay para disputar el «Memorial Álvaro Fabián Perea Berrospe» a comienzos de febrero de 1998. Iñaki Sáez introdujo media docena de caras nuevas en el equipo (entre las que se encontraban las de varios habituales en las convocatorias de esta generación en otras categorías), pero sólo dos de esos futbolistas (Aranzubia y Varela) volverían a contar luego para el seleccionador:
Porteros: Juantxo Elía (Osasuna) y Dani Aranzubia (Athletic Club).
Defensas: Francisco Javier Jusué y Pablo Orbaiz (Osasuna), Félix Robles y Juan Francisco Leo Bermejo (Real Madrid), Moisés Pereiro (FC Barcelona) y Francisco José Cordero «Rubio» (Sevilla FC).
Centrocampistas: Fernando Varela (Real Betis), Antonio Hidalgo (FC Barcelona), Gonzalo Colsa (Racing de Santander), Miguel Ángel Núñez (UD Las Palmas), Miguel Ángel García Tébar (Albacete) y David Cuéllar (Athletic Club).
Delanteros: Pablo Couñago (Celta de Vigo), Rubén Suárez (Sporting de Gijón), Álex Lombardero (CD Lugo) y Alejandro Castro «Jandro» (Valencia CF).
En el torneo uruguayo se despedirían del grupo Antonio Hidalgo (entonces en los juveniles del Barça y que luego pasó por Tenerife, Málaga, Zaragoza, Osasuna y Albacete antes de recalar en Sabadell) y su compañero Moisés Pereiro (que tras salir de la cantera culé pasó por Racing de Ferrol, Zamora o Montañeros), si bien este último, al haber nacido en 1980, todavía pudo acudir a algún partido más con la siguiente generación de internacionales sub’18. De ente los «novatos», Miguel García (juvenil del Albacete, recordado por el infarto que sufrió en pleno partido cuando pertenecía al Salamanca y que puso punto final a su carrera en 2010), Alejandro Castro «Jandro» (perla asturiana del Valencia, no llegó a cuajar en Primera con Celta y Alavés y ha acabado asentándose en Girona tras pasar por el Nàstic de Tarragona), Francisco José Cordero «Rubio» (del juvenil del Sevilla pasó al filial del Barça para acabar volviendo al Sevilla B, previa parada en el Mensajero, y luego jugó para Granada, Reus, Tomelloso o Atlético Sanluqueño) y David Cuéllar (centrocampista navarro que apenas tendría oportunidades en sus dos etapas en el primer equipo del Athletic Club y que también jugaría en Elche, Nàstic, Murcia o Salamanca) tampoco regresarían a la selección tras aquella experiencia en Sudamérica.
Mientras Iñaki Sáez dirigía a ese combinado catalogado como sub’20 en el país charrúa, Juan Santisteban reunía a una sub’18 un tanto especial para jugar la tradicional «Copa del Atlántico» que se celebra anualmente en el amable invierno grancanario. La idea de la Federación Española era aprovechar la coincidencia de ambos torneos amistosos para probar al mayor número posible de candidatos para reforzar el equipo que se jugaba la presencia mundialista; así, junto con algunos jugadores del 80 que deberían formar la selección juvenil de la temporada 1998/1999, el técnico sevillano trabajó también con varios chavales nacidos en 1979 que podrían ayudar a España a clasificarse para el Mundial de Nigeria. Esos futbolistas fueron:
Portero: Dani Mallo (Deportivo de la Coruña).
Defensas: Yago Yao Alonso-Fueyo (Sporting de Gijón), Gaspar Gálvez (Atlético de Madrid) y Carlos Laza Quintana (Racing de Santander).
Centrocampistas: Antonio Manuel Sánchez Gómez (Real Madrid), Fernando Soriano (Real Zaragoza) y Fran Yeste (Athletic Club).
Delantero: Koldo Leoz (Osasuna).
Los demás jugadores convocados para esa edición de la Copa del Atlántico habían nacido, como decía, en 1980: de todos ellos sólo Xavi Hernández (FC Barcelona) estaba realmente en los planes de Iñaki Sáez para el Mundial sub’20, por lo que he preferido omitir sus nombres. De los futbolistas nacidos en 1979 arriba indicados ya no volverían a tener más oportunidades en esta peculiar carrera mundialista Yago Yao Alonso-Fueyo (canterano del Sporting de Gijón que también jugó en el Celta de Vigo, Oviedo, Cádiz o Levante antes de enrolarse en el Coruxo, donde aún permanece), Carlos Laza (que no pasó del filial del Racing de Santander), Manu Sánchez (malagueño formado en el Real Madrid que vivió una de las mejores etapas del Málaga antes de recalar en el Hércules y retirarse en Antequera) y Koldo Leoz (futbolista de la cantera de Osasuna cuya carrera, tras pasar un año cedido en Sabadell y dejar el filial rojillo, discurrió por categorías regionales; actualmente es concejal de deportes en el Ayuntamiento de Estella).
En cualquier caso, ninguno de los jugadores a prueba durante esa Copa del Atlántico de 1998 (que para España acabó a las primeras de cambio, al caer en semifinales por 2-3 ante Dinamarca) formó parte del equipo que con tanto sufrimiento superó a Israel en el play-off del Europeo. Sólo el portero Dani Mallo y Xavi Hernández estuvieron en ambas convocatorias, pero como los dos habían estado presentes también en todos los encuentros de clasificación anteriores parecía claro que ellos no habían ido a Gran Canaria como simples meritorios. En la dura eliminatoria contra los hebreos el seleccionador utilizó estos diecinueve jugadores:
Porteros: Juantxo Elía (Osasuna) y Dani Mallo (Deportivo de La Coruña).
Defensas: Francisco Javier Jusué y Pablo Orbaiz (Osasuna), Félix Robles y Juan Francisco Leo Bermejo (Real Madrid) y Sergio Pelegrín (RCD Espanyol).
Centrocampistas: Fernando Varela (Real Betis), Xavi Hernández, Mario Rosas y Jofre Mateu (FC Barcelona), Gonzalo Colsa (Racing de Santander), Gerard López (Valencia CF), David Sousa (Real Madrid), Miguel Ángel Núñez (UD Las Palmas) y José Javier Barkero (Real Sociedad).
Delanteros: Pablo Couñago (Celta de Vigo), Rubén Suárez (Sporting de Gijón) y Álex Lombardero (CD Lugo).
El doble enfrentamiento contra Israel sirvió para que Gerard López (ausente del equipo hasta esos dos partidos) dejara claro que por aquel entonces era, muy probablemente, el mejor futbolista español de esa generación, pero también para que Sergio Pelegrín (central criado en el Espanyol, pasó por varios equipos de Segunda B y por Salamanca y Rayo Vallecano en Segunda antes de llegar a su actual club, el Elche) y Miguel Ángel Núñez (canterano de la U.D. Las Palmas que llegó a jugar en Primera con el Numancia en la temporada 2004/2005 antes de recalar en el Universidad de Las Palmas, Atlético Baleares o Vecindario) dijeran adiós al equipo nacional. Los dos habían participado durante la fase de clasificación y, en el caso del canario, también en el torneo de Uruguay, pero no convencieron a Sáez para ir a la fase final del Europeo sub’18 y tampoco pudieron reengancharse después.
De cara a ese decisivo campeonato continental el seleccionador español apostó por el mismo bloque que había superado aquel play-off: además de las dos bajas comentadas, la única novedad fue la reincorporación del polivalente futbolista azulgrana Gabri, que ya había jugado algunos partidos previos. Estos fueron, por tanto, los dieciocho seleccionados que lograrían en Chipre una agónica clasificación para el Mundial sub’20:
Porteros: Juantxo Elía (Osasuna) y Dani Mallo (Deportivo de La Coruña).
Defensas: Francisco Javier Jusué y Pablo Orbaiz (Osasuna), Félix Robles y Juan Francisco Leo Bermejo (Real Madrid).
Centrocampistas: Fernando Varela (Real Betis), Xavi Hernández, Mario Rosas y Jofre Mateu (FC Barcelona), Gonzalo Colsa (Racing de Santander), Gerard López (Valencia CF), David Sousa (Real Madrid) y José Javier Barkero (Real Sociedad).
Delanteros: Pablo Couñago (Celta de Vigo), Rubén Suárez (Sporting de Gijón), Álex Lombardero (CD Lugo) y Gabri García (FC Barcelona).
Pasado el susto de Larnaca, el portero Juantxo Elía (de Osasuna, jugó también en el Murcia antes de retirarse prematuramente por una lesión de espalda), titular durante la clasificación pero que en Chipre había sido suplente de Dani Mallo, ya no volvería a ser citado por el seleccionador, al igual que el central Félix Robles (perteneciente entonces al Real Madrid, desarrolló su carrera posterior en Onda, Ávila o Móstoles), un fijo para Sáez hasta ese momento. Tampoco regresaría el extremo Jofre Mateu (canterano del Barcelona, destacó en Levante, Espanyol, Murcia, Rayo Vallecano y Valladolid antes de recalar en Girona), futbolista nacido en 1980 que había estado en el Campeonato de Europa de Chipre adelantándose un año a su generación y que se reenganchó a la siguiente sub’18, la que le correspondía por edad: con ella sufriría en marzo de 1999 una lesión de rodilla que terminaría por descartarle definitivamente para el Mundial sub’20.
Con el inicio de la temporada 1998/1999 llegaba el momento de que cada jugador se ganara un puesto en el fútbol profesional: los minutos acumulados en sus respectivos equipos serían fundamentales tanto para acelerar su desarrollo futbolístico y humano como para formar parte de la selección española en el Campeonato del Mundo. Sobre todo porque el combinado que participaría en el Mundial sub’20 de Nigeria no volvió a disputar un partido hasta enero de 1999, en una nueva edición de la «Copa del Atlántico» que el seleccionador aprovechó para seguir viendo candidatos y, especialmente, para resolver parte de las dudas que le generaba la retaguardia del equipo.
En esa edición participaron seis equipos: la selección juvenil canaria, la de Dinamarca y las sub’20 de España, Alemania, Portugal y Estados Unidos, estas cuatro clasificadas para Nigeria 1999. Con la baja de Xavi (que alternaba el primer equipo del F.C. Barcelona con el filial) y Gerard (cedido por el Valencia en el Alavés), que eran sus principales jugadores ya habituales en Primera División, España entró en el torneo directamente en semifinales: ahí derrotó por la mínima a Estados Unidos (1-0, gol de Pablo Couñago) y luego se llevó el título al vencer en la prórroga de la final a Alemania (2-1, con goles de David Sousa y Benthin en propia puerta para España y de Schaper para los germanos). La convocatoria española para el torneo grancanario, disputado a poco más de dos meses del ansiado Mundial sub’20, estuvo formada por los siguientes jugadores:
Porteros: Dani Mallo (Deportivo de La Coruña) y Dani Aranzubia (Athletic Club).
Defensas: Francisco Javier Jusué y Pablo Orbaiz (Osasuna), Juan Francisco Leo Bermejo (Real Madrid), Carlos Marchena (Sevilla FC) y Pablo Coira (SD Compostela).
Centrocampistas: Fernando Varela (Real Betis), Gonzalo Colsa (CD Logroñés), David Sousa (Real Madrid), Fernando Soriano (Real Zaragoza), Iker Urraka y Fran Yeste (Athletic Club) y José Javier Barkero (Real Sociedad).
Delanteros: Pablo Couñago (CD Numancia), Rubén Suárez (Sporting de Gijón), Álex Lombardero (CD Lugo) y Pedro Vega (UD Las Palmas).
En esa Copa del Atlántico dirían adiós al equipo dos habituales: David Sousa (centrocampista perteneciente al Real Madrid que estuvo luego en Valladolid, Getafe, Rayo o Albacete), quien, al igual que Jofre, era de la generación del 80 y se incorporó a la siguiente sub’18; y el portero Dani Mallo (del Deportivo de La Coruña, hoy en el Lugo tras pasar por el Girona), que había sido el suplente de Juantxo Elía durante la fase de clasificación pero que luego había sido titular (por delante de Elía) en la fase final del Europeo. El jugador local Pedro Vega (que salió de la U.D. Las Palmas para jugar en Segunda con el Polideportivo Ejido y el Levante antes de regresar al club en el que se formó, donde se retiró del fútbol profesional al final de la pasada temporada) tuvo en Canarias su primera ocasión para intentar demostrar al seleccionador que podía tener un hueco en el equipo definitivo, pero no logró impresionar lo suficiente a Iñaki Sáez como para volver a ser llamado. Y tampoco lo consiguió Fernando Soriano (canterano del Real Zaragoza que parece definitivamente asentado en la U.D. Almería tras un breve paso por Osasuna), uno de esos jugadores de 1979 que habían disputado la Copa del Atlántico el año anterior.
En cambio, Dani Aranzubia, que no había vuelto a una convocatoria desde aquel torneo en Uruguay un año antes, y Pablo Coira, lateral derecho sin experiencia internacional pero establecido como titular indiscutible en la S.D. Compostela en Segunda División, convencieron a Iñaki Sáez en los minutos que disputaron en Canarias no sólo para viajar a Nigeria, sino para hacerlo como titulares. Y, paradojas de la vida, el central que el técnico vizcaíno estaba buscando para terminar de ajustar la defensa resultó que jugaba en su club como mediocentro: Carlos Marchena, debutante como Coira en una selección de cualquier categoría, había disputado esa temporada una docena de partidos en Segunda División con el Sevilla, casi siempre como pivote defensivo; sin embargo, Sáez encontró en él al líder que la zaga española necesitaba.
Con el sevillista atrás, Pablo Orbaiz se asentó definitivamente en el centro del campo (puesto en el que era fijo en Osasuna, aunque en la selección actuaba muchas veces como central), surgiendo así la columna vertebral de un equipo campeón. Además, la presencia de Coira permitiría al seleccionador colocar a Varela en su posición natural, la de centrocampista diestro, ya que hasta entonces había usado al bético mayoritariamente como lateral. La última nota destacada de la Copa del Atlántico de 1999 fue la reincorporación definitiva de Fran Yeste, que por entonces comenzaba a asomar la cabeza en el primer equipo del Athletic, tras un año ausente de la selección.
Después de aquel torneo amistoso en enero, Iñaki Sáez sólo dispuso de dos breves concentraciones de dos días para entrenar en Madrid con los jugadores que se mantenían en sus planes de cara al ya inminente Mundial sub’20. Para la primera tanda, celebrada los días 2 y 3 de marzo de aquel 1999, el seleccionador contó con veinticinco futbolistas:
Porteros: Dani Aranzubia (Athletic Club) e Iker Casillas (Real Madrid).
Defensas: Francisco Javier Jusué (Osasuna), Juan Francisco Leo Bermejo (Real Madrid), Carlos Marchena (Sevilla FC), Pablo Coira (SD Compostela), Gaspar Gálvez y Roberto Rodríguez Durán (Atlético de Madrid), Álvaro Rubio (Real Zaragoza) y David Bermudo (FC Barcelona).
Centrocampistas: Pablo Orbaiz (Osasuna), Fernando Varela (Real Betis), Gonzalo Colsa (CD Logroñés), Xavi Hernández y Mario Rosas (FC Barcelona), Iker Urraka y Fran Yeste (Athletic Club), José Javier Barkero y Mikel Aranburu (Real Sociedad) y Gerard López (Deportivo Alavés).
Delanteros: Pablo Couñago (CD Numancia), Rubén Suárez (Sporting de Gijón), Gabri García (FC Barcelona), Sergio Francisco Ramos (Real Sociedad) y David Asensio López (Athletic Club).
Cabe destacar que, pese a estar citados, los jugadores de la Real Sociedad Mikel Aranburu y Sergio Francisco Ramos no pudieron acudir por culpa de sendas lesiones. En esa concentración se produjo el corte definitivo: dieciocho de estos futbolistas, supuestamente los elegidos para el Mundial sub’20, serían convocados dos semanas más tarde para una nueva sesión de entrenamientos a celebrar los días 16 y 17. Siete fueron, por tanto, los descartes de Iñaki Sáez entre ambas miniconcentraciones y el primero a quien hay que mencionar es sin duda Juan Francisco Leo Bermejo, hasta entonces uno de los indiscutibles para el seleccionador nacional. Fichado por el Real Madrid en edad juvenil procedente del Espanyol y cuarenta veces internacional en categorías inferiores, Leo había sido titular en todos los partidos de esta selección, pero sufrió una luxación de hombro jugando con el Real Madrid C después de la primera tanda de entrenamientos de marzo y el club merengue desaconsejó su viaje a Nigeria. Además de aquella inoportunísima lesión, este lateral izquierdo sufriría muchas más (y de gran importancia) en su carrera posterior y no terminaría de despegar en ninguno de los numerosos clubes a los que perteneció (Villarreal, Jaén, Alcoyano, Huesca o Lorca, entre otros).
Además del desafortunado Leo Bermejo, a la primera tanda de entrenamientos de marzo también acudieron dos defensas del Atlético de Madrid: Roberto Rodríguez Durán (que no había estado antes con este grupo y que luego jugaría en Extremadura, Talavera o Cacereño) y Gaspar Gálvez (conocido por su paso por Atlético, Oviedo, Valladolid, Albacete, Alavés, Córdoba y Mirandés, y que ha recalado este invierno en Huesca). A pesar de que no había vuelto a ser convocado desde entonces, Gaspar ya había estado en la Copa del Atlántico de 1998; a la de 1999 había acudido Iker Urraka (centrocampista formado en el Athletic Club que se retiró en 2011 tras pasar por multitud de equipos de la Segunda División B), pero ninguno de ellos pudo superar este último corte. Tampoco lo consiguió su compañero en el Athletic David Asensio (delantero que más adelante jugaría para Extremadura, Alicante, Eibar, Palencia y Beasain), citado a última hora para sustituir al lesionado Sergio Francisco Ramos (cuya carrera discurrió luego por la Segunda B y que hoy entrena al histórico Real Unión de Irún, el club de su ciudad y en el que más tiempo estuvo como jugador). Sergio Francisco, para quien aquella concentración hubiera supuesto su primera experiencia a las órdenes de Sáez, fue lógicamente otro de los descartados.
Por último, a Mario Rosas (en su día gran promesa del Barça, su innegable calidad sólo se vio con cuentagotas en Salamanca, Cádiz, Castellón, Huesca o Hércules, entre otros equipos) le perjudicó la incorporación de Orbaiz a la línea de medios y acabó corriendo la misma suerte que Sousa, Jofre y David Asensio: por edad todavía podía formar parte de la selección sub’18 que buscaba su hueco en la fase final del Europeo de 1999 y ahí decidió dejarle el técnico vasco, pese a que había estado en el primer partido clasificatorio de 1997 e incluso había disputado la fase final de Chipre. Y es que el único jugador nacido en 1980 que viajó a Nigeria fue un Xavi Hernández que, a diferencia de Mario, empezaba a ganarse definitivamente la confianza del exigente Louis van Gaal en el primer equipo del F.C. Barcelona.
En el lado opuesto se encontraban los tres jugadores para quienes esos entrenamientos de principios de marzo suponían su primera experiencia con la selección sub’20 y que sí lograrían ganarse un puesto en la lista definitiva. Uno de ellos fue Iker Casillas: nacido en 1981, la presencia del mostoleño no sorprendía tanto por su juventud, que nunca había sido un problema para los seleccionadores nacionales a la hora de incorporarlo a equipos por encima de su edad, como por el hecho de que venía de jugar (y ganar) la Meridian Cup. La competición que por entonces enfrentaba a las mejores selecciones sub’17 del año anterior en Europa y África se había disputado entre enero y febrero en Sudáfrica y no parecía lógico, edad aparte, que uno de aquellos jóvenes jugadores repitiera viaje al continente africano menos de un mes y medio después para otro torneo de selecciones. Pero Sáez tenía muy claro cuál era ya el nivel de Casillas y acabó convocando al portero madridista no sólo para esos entrenamientos de marzo, sino también para el Mundial sub’20 y para los dos partidos oficiales que la selección sub’21 debía jugar inmediatamente antes de que arrancase el campeonato en Nigeria.
Con el osasunista Jusué como uno de los fijos (sólo él, Colsa, Rubén Suárez y Pablo Couñago estuvieron en todos los partidos desde octubre de 1997) y el visto bueno del seleccionador a Coira y Marchena en la Copa del Atlántico de 1999, la que sería retaguardia titular terminaría de completarse con la presencia del lateral zurdo David Bermudo. El catalán militaba en el Barcelona C, de Tercera División, y tampoco había jugado nunca con las selecciones inferiores; si había estado en los primeros entrenamientos del mes como una alternativa más, a los segundos acudió ya con el puesto asegurado para el Mundial por el contratiempo sufrido por Leo Bermejo.
En una convocatoria compuesta por sólo dieciocho jugadores con los que disputar hasta siete partidos en veinte días no había demasiado hueco para recambios específicos, así que la capacidad de adaptación a varios puestos resultó clave para conseguir un sitio. Por ello, aunque obviamente no fuera el único motivo, los Varela, Gabri, Rubén Suárez o Gonzalo Colsa siempre se mantuvieron en los planes de Sáez, y quizás también por esa razón el tercer novato que se ganó una plaza en el equipo definitivo en esas concentraciones previas fue el canterano zaragocista Álvaro Rubio, otro central polivalente que, como Orbaiz y Marchena, podía jugar en el centro del campo.
En resumen, los dieciocho futbolistas reunidos en Madrid los días 16 y 17 de marzo eran quienes teóricamente deberían figurar en la lista definitiva de convocados que se anunciaría la siguiente semana. Y prácticamente así fue: salvo un jugador, la convocatoria final fue la misma que la de estos últimos entrenamientos, dos jornadas que incluyeron una vacunación contra la fiebre amarilla y la hepatitis B y un amistoso contra el filial del Real Madrid que la selección perdió por 1-0. Esa penúltima lista es la que figura a continuación:
Porteros: Dani Aranzubia (Athletic Club) e Iker Casillas (Real Madrid).
Defensas: Francisco Javier Jusué (Osasuna), Carlos Marchena (Sevilla FC), Pablo Coira (SD Compostela), Álvaro Rubio (Real Zaragoza) y David Bermudo (FC Barcelona).
Centrocampistas: Pablo Orbaiz (Osasuna), Fernando Varela (Real Betis), Gonzalo Colsa (CD Logroñés), Xavi Hernández (FC Barcelona), Fran Yeste (Athletic Club), José Javier Barkero y Mikel Aranburu (Real Sociedad) y Gerard López (Deportivo Alavés).
Delanteros: Pablo Couñago (CD Numancia) Rubén Suárez (Sporting de Gijón) y Gabri García (FC Barcelona).
Así que el único futbolista que fue convocado para los segundos entrenamientos de marzo de 1999 pero no figuró en la lista definitiva para ir al Mundial sub’20 fue Mikel Aranburu. El de Azpeitia llevaba casi mes y medio jugando habitualmente como titular en el primer equipo de la Real Sociedad y, por esa misma razón, se perfilaba como uno de los puntales del centro del campo español pese a carecer de experiencia en las selecciones inferiores; sin embargo, una contractura le había impedido acudir a la primera concentración de marzo y una inoportuna gripe le obligó a quedarse en casa también durante la segunda. Leves molestias que, no obstante, no le impidieron disputar todos los encuentros ligueros del equipo donostiarra en aquel mes de marzo, lo cual ha contribuido a levantar ciertas suspicacias sobre los verdaderos motivos de su ausencia.
Sobre todo porque el que luego se convirtiera en capitán del equipo txuri-urdin hasta su retirada en 2013 nunca ha escondido sus ideas nacionalistas, apoyando pública y continuamente la lucha por el reconocimiento oficial de la selección de Euskadi, entre otras muchas reivindicaciones. Sin embargo, en una entrevista publicada en el imprescindible libro «La patria del gol: fútbol y política en el Estado español» de Daniel Gómez Amat (2007, Alberdania) el propio jugador señalaba que, aunque no había sido nunca internacional, fue convocado dos veces por la selección española sub 20 «pero no fui porque en una estaba enfermo y en otra lesionado, y luego ya no me volvieron a llamar«. Es decir, lo mismo que contaron los medios en marzo de 1999. Unas líneas más abajo Aranburu comentaba que, en caso de una hipotética llamada de la selección absoluta española, le daría las gracias al seleccionador por el reconocimiento que eso supondría pero no acudiría a la convocatoria. Por ello resulta lógico pensar que, si realmente hubiera renunciado al Mundial sub’20 de 1999 por sus ideas políticas, una persona de su sinceridad no habría tenido reparo alguno en decirlo ocho años después en esa misma entrevista. Quisiera ir o no a Nigeria con la selección española, parece que nunca tuvo que enfrentarse a tal decisión.
Debido a que no había podido trabajar con él en ningún momento a lo largo de todo este proceso de formación del equipo, Iñaki Sáez prefirió prescindir de Aranburu y reforzar la parcela ofensiva de la selección sub’20 con el jugador del Lugo Álex Lombardero, futbolista que podía jugar en todas las posiciones del frente de ataque (especialmente como extremo diestro o segundo punta) y que había sido el segundo máximo goleador español en la fase de clasificación para el Europeo sub’18. Con el reenganche del gallego, que había estado presente en todas las convocatorias anteriores salvo en las de los entrenamientos de marzo de 1999, se completaba la relación de dieciocho futbolistas que, en principio, viajarían a Nigeria:
Porteros: Dani Aranzubia (Athletic Club) e Iker Casillas (Real Madrid).
Defensas: Francisco Javier Jusué (Osasuna), Carlos Marchena (Sevilla FC), Pablo Coira (SD Compostela), Álvaro Rubio (Real Zaragoza) y David Bermudo (FC Barcelona).
Centrocampistas: Pablo Orbaiz (Osasuna), Fernando Varela (Real Betis), Gonzalo Colsa (CD Logroñés), Xavi Hernández (FC Barcelona), Fran Yeste (Athletic Club), José Javier Barkero y Mikel Aranburu (Real Sociedad) y Gerard López (Deportivo Alavés).
Delanteros: Pablo Couñago (CD Numancia), Rubén Suárez (Sporting de Gijón), Gabri García (FC Barcelona) y Álex Lombardero (CD Lugo).
Pero esa convocatoria tan discretamente anunciada el 24 de marzo resultó no ser la definitiva. Antes de viajar al Mundial sub’20, Gerard, Xavi y Casillas debían incorporarse a la selección sub’21 para jugar dos partidos de clasificación para la fase final del Europeo de la categoría. El día 26 de marzo Austria encajó un 4-0 en el Ciudad de Valencia que no fue ni mucho menos la mayor de las goleadas que sus equipos nacionales recibirían aquella semana a orillas del Turia, puesto que la noche siguiente se produciría el recordado 9-0 que volvió a enganchar definitivamente a la afición española al carro de la nueva selección de Camacho. La sub’21 puso rumbo entonces a Enschede, Países Bajos, para disputar el 30 de marzo el primero de los duelos que decantaría a favor de España el liderato de aquel grupo de clasificación. Mientras tanto, la sub’20 se quedaba concentrada en Madrid, desde donde volaría a Amsterdam el día 31 para recoger a Sáez, Gerard, Xavi, Casillas y al resto de miembros del equipo técnico y federativo e iniciar desde allí el viaje al país africano.
Y el azar, los dioses, el destino o aquello en lo que cada uno crea quisieron que Gerard López (Alavés, Valencia, Barcelona, Mónaco, Recreativo de Huelva y Girona fueron sus equipos profesionales) no subiera nunca a ese último avión. A falta de siete minutos para finalizar el duelo ante los neerlandeses (que acabaría con 0-1 para España con gol de Albert Luque) el centrocampista catalán entraba al campo sustituyendo a Xavi y poco después recibía un golpe en el pómulo izquierdo que le obligaba a abandonar el terreno de juego. Al día siguiente, en vez de coger el vuelo a Lagos con la sub’20, Gerard regresó a Madrid con el resto de la sub’21 para someterse a una exploración más en profundidad.
En ella se confirmó el peor diagnóstico: fractura del arco cigomático y un periodo de baja que los doctores estimaron en un mes. Con una máscara protectora sobre el rostro, Gerard volvería a jugar sólo doce días más tarde, el 11 de abril de 1999, pero el que debía haber sido el segundo Mundial sub’20 de su carrera había terminado para él antes de empezar: esa tarde no saltó al césped del estadio Liberation de Port Harcourt para enfrentarse a Honduras, sino al del estadio vitoriano de Mendizorroza en el que el Alavés recibía al Deportivo de La Coruña en partido de Liga.
En su lugar Iñaki Sáez decidió llamar a otro delantero centro, en parte para reforzar un ataque que quedaba cojo sin los goles que aportaba Gerard llegando desde atrás y en parte para premiar a otro joven de gran proyección: David Aganzo (Real Madrid), nacido como Iker Casillas en 1981 y que, al igual que su compañero, venía de ganar la Meridian Cup en Sudáfrica. Su llegada a Nigeria, acompañado por el preparador físico Carlos Lorenzana, fue el perfecto ejemplo del caos organizativo imperante en el país anfitrión: a pesar de que la FIFA se encargaba de todos los traslados de los participantes, un error en la comunicación de los horarios hizo que nadie acudiera al aeropuerto para recoger a los dos españoles y ambos tuvieron que buscarse la vida por sus propios medios para llegar al hotel de concentración en la ciudad de Calabar.
Con esa incorporación de ultimísima hora quedaba definitivamente conformada la plantilla que acabaría conquistando el Campeonato del Mundo sub’20 de Nigeria 1999. Los entonces casi anónimos Dani Aranzubia, Iker Casillas, Pablo Coira, Carlos Marchena, Francisco Javier Jusué, David Bermudo, Álvaro Rubio, Pablo Orbaiz, Xavi Hernández, Gonzalo Colsa, Fernando Varela, Fran Yeste, José Javier Barkero, Gabri García, Álex Lombardero, Rubén Suárez, Pablo Couñago y David Aganzo sólo necesitarían tres semanas de victorias y buen juego para que sus nombres quedaran grabados para siempre en la historia futbolística española. Pero la treintena de futbolistas que compartieron con ellos algún tramo de ese mágico viaje y que han quedado en el olvido seguro que también sienten aquel éxito como algo suyo. Y es que, al menos en parte, sí que lo es.
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Fuentes consultadas:
Gómez Amat, Daniel: «La patria del gol: fútbol y política en el Estado español» (2007), Alberdania.
Martialay, Félix: «Todo sobre todas las selecciones» (2007), Ed. Librerías Deportivas Esteban Sanz.
Hemeroteca diarios «Marca» y «El Mundo Deportivo» (marzo 1999).
Agradecimientos: Fernando Carreño.