Ha muerto Félix Martialay
De Víctor Martínez Patón
Esta es la noticia que jamás querríamos publicar en los Cuadernos de Fútbol. Pero así ha sido: nuestro fundador, director y maestro Félix Martialay ha muerto.
Es muy difícil encontrar palabras para expresar el dolor que sentimos todos los miembros del CIHEFE en estos momentos en los que ni siquiera podemos todavía entender que don Félix ya no está entre nosotros.
Todos lo admirábamos mucho, y todos lo queríamos mucho. Decir que era el mejor historiador del fútbol español es demasiado poco, decir que era maestro de todos nosotros es demasiado poco.
No creemos que se pueda explicar quién fue Félix Martialay sin quedarse corto, sin olvidar un aspecto fundamental de su vida. José Ignacio Corcuera dice que su vida fueron tres vidas de alguien normal, y quizá incluso con eso se queda corto.
Publicamos a continuación una biografía suya resumida, pero ahí no se dice nada de lo más importante de don Félix: que era muy buena gente. Además de un hombre absolutamente genial. Uno jamás podía cansarse de oírle, de hablar con él, de aprender de él. Y cuando escribimos estas palabras parece imposible estar hablando en pasado, tener que aceptar que ya nunca más podremos oírle dar clases magistrales en los momentos más inesperados.
Nosotros nunca podremos agradecerle lo que él hizo por nosotros, pero al menos queremos dedicarle este número de la revista que él fundó y dirigió hasta su muerte. Es el pequeño homenaje que podemos hacer a quien ha sido tan grande.
Por último no queremos terminar este editorial sin dar las gracias a las decenas de lectores y amigos que nos han mandado sus condolencias, muchas gracias a todos ellos. Igualmente queremos mandar un abrazo muy fuerte a toda su familia: nunca olvidaremos vuestra amabilidad en los momentos más difíciles.
Hasta siempre, Félix, hasta siempre, amigo, hasta siempre, maestro.
Reunión de miembros de CIHEFE, diciembre de 2006. De izquierda a derecha: Luis Javier Bravo, Félix Martialay, Víctor Martínez Patón, José del Olmo y José Ignacio Corcuera.