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RESUMEN:

Tres son, las teorías reinantes sobre el origen de los colores de la camiseta (y el escudo) del “Cartagena”, con sus diferentes denominaciones. Que, como preámbulo, apuntaremos que solo han sido tres los equipos principales en la ciudad departamental; aunque, a priori, parezcan más, desde 1919 hasta nuestros días. A saber; Cartagena Football Club (1919-1952),

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El (posible) origen de la camiseta blanquinegra del Efesé (I)

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Evolución del escudo del primer equipo de la ciudad desde 1919

Tres son, las teorías reinantes sobre el origen de los colores de la camiseta (y el escudo) del “Cartagena”, con sus diferentes denominaciones. Que, como preámbulo, apuntaremos que solo han sido tres los equipos principales en la ciudad departamental; aunque, a priori, parezcan más, desde 1919 hasta nuestros días. A saber; Cartagena Football Club (1919-1952), UD Cartagenera (1940 – actualidad), siendo éste equipo el actual Cartagena FC tras, cambiar en 1960 su denominación a CD Cartagena y en 1974 a la que ha sobrevivido hasta hoy. Y, por último, el Cartagonova FC, fundado en 1995, y que es el actual FC Cartagena SAD, que milita en la Segunda División.

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La hipótesis sobre el porqué, el máximo representante de la ciudad en cuanto a balompié se refiere, que más se ha investigado, de momento, es la que se va a desarrollar en las siguientes líneas. Todo apunta a que la Stma. Virgen de la Caridad, oficiosa patrona de Cartagena, es la bendita culpable.

El 17 de abril de 1723, la «Virgen de los Dolores» desembarcaba en el puerto de Cartagena, tras diez días de cuarentena. En el Despalmador, en la nao Nuestra Señora de África y Pequeño Fénix. Algunas fechas antes, esto comienza a fraguarse. A yunque y martillo.

“Fruto” de una epidemia de paludismo, y a la intercesión de la Virgen de la Caridad, en 1761, se le nombrará, a la Magna Caritas, Patrona de Cartagena, sin haber ningún documento oficial que avale ese reconocimiento, que destronaría a la Stma. Virgen del Rosell.

Grabado del desembarco de la Virgen de la Caridad, el 17 de abril de 1723

Varias enfermedades asolan Cartagena. Por ello, no es casualidad que existan numerosos centros sanitarios; Hospital Militar de Antiguones, Real y Santo Hospital de la Caridad, Hospital de Señora Santa Ana y del Lazareto de San Julián, así como con la Real Academia Médico Práctica y el Real Jardín de Botánica. Cartagena, entre las entradas y salidas de su puerto, y el Almarjal, una laguna de aguas estancas, sufre endémicamente el paludismo. Habrá hambruna y plagas de langosta.

Hospital Militar de Antiguones

Por ello, lucha sin descanso por la salud de sus convecinos, estableciendo cordones sanitarios, aislando los focos de infección, creando hospitalillos, limpiando las aguas pestilentes, impidiendo el desembarco de tripulaciones y pasajes sin patentes de sanidad limpias, etc.

Sin olvidar, claro está, la existencia de lavaderos situados en la Serreta, y en la puerta de San José, que contribuían también a las epidemias, pues en ellos se lavan las ropas más sucias de hospitales, tropa y gentes pobres de la ciudad, siendo sus aguas posteriormente drenadas al Almarjal, donde se acumulan. También atribuye la persistencia de las tercianas a la suciedad de calles y plazas, donde se hacinan animales muertos, muladares, y otros efectos corruptibles.

A las calles se arrojan las aguas sucias procedentes de las bodegas, tabernas, barberías, y de casas particulares, resultando un olor a cieno que cree aumentado por las «miasmas» procedentes de los camposantos de Santa María de Gracia y del Hospital de Caridad.

Varios factores son los que desembocan en la fundación del hospital de Caridad, pero sobre todo destaca uno. Las epidemias de peste bubónica que sufre Cartagena en 1677 y 1678. Entre las víctimas mortales y huidas de vecinos, la población de la trimilenaria se ve muy mermada, tanto que son escasos 800 vecinos los que pueblan la localidad. Treinta años antes, Cartagena habría sufrido otro golpe con la epidemia de peste de 1648. Las últimas décadas del siglo XVII son para Cartagena, muy amargas; sin agricultura, sin industria, sin minería y un casi inexistente comercio. A los impuestos que sobre ella pesan, debido a la política de Felipe IV, junto con los donativos que la ciudad hace a la corona, se sumaba que las tropas que pasaban por la ciudad llegaron a coger fama de realizar toda clase de fechorías, por lo que la población abandona la ciudad.

García Roldán, en un grabado

La idea ronda la cabeza de un soldado de la Real Escuadra de Galeras, que prestaba sus servicios en la Galera San Miguel, Francisco García Roldán. Su labor, precaria, empieza dando sepultura a los pobres que mueren, y a los forzados de las galeras, condenados por algún delito a remar las galeras reales, que son arrojados, tras su muerte, en las proximidades de la ermita de La Guía. Roldán, por trabajo, se ausenta de Cartagena. Alonso Cervera y Francisco Martínez, empiezan a ejecutar las obras.

En 1697, la casa de Roldán acoge a los primeros enfermos. Este lugar sería el primero utilizado para actos piadosos. Los pocos medios hospitalarios, sumado al aumento de población, hacen que las camas sean insuficientes. Por tanto, la Cartagena de los últimos años del siglo XVII, es una ciudad con pobres abandonados por la calle. Solo la innegable abnegación de unos pocos revertería esta situación. El crecimiento del hospital da con su traslado al barrio de La Serreta, más amplio y mejor situado.

Otro personaje importante sería Antonio Rosique (por ausencia de Roldán, que había partido al Auxilio de Tortosa en 1707), que recauda fondos para la construcción del hospital. La obra que él empieza no la verá terminada, puesto que fallecía en 1718. Rosique era inválido de guerra. En plena Guerra de Sucesión se le confisca la casa al auditor de Galeras, D. Alfonso de Alcorcón. Belluga, el obispo, había ordenado que fuera allí donde se establezca el hospital para 1706.Es un país en guerra, entre los partidarios de Felipe V, los borbones, que entraban, con el mentado obispo Luis Belluga, ante el clamor popular, en Elche, Orihuela y Cartagena, y la casa Austria, con el archiduque Carlos a la cabeza.

Mapa de Castejón Porcel, que muestra la virulencia del paludismo en Cartagena en los siglos XVIII y XIX

El tratado de Utrecht de 1713 trae el auge económico a la ciudad. Maestros alfareros, yeseros, cordeleros y, otros oficios, como los dedicados a los telares, jabonerías, cuya materia prima se extraería del Almarjal, y por supuesto la pesca. La llegada de los borbones a España, de la mano de Felipe V,y los aires nuevos del pensamiento ilustrado, calan en la ciudad y son claves para este desarrollo local. De esta década o posteriores, son edificios tan emblemáticos para Cartagena como el Arsenal Militar, Capitanía General, o baterías de costa, como Galeras o La Atalaya.

Pintura de la Virgen de la Caridad, de Wsell de Guimbarda

Los primeros estatutos de la congregación son para 1719. “Caridad y protección de María Santísima de los Dolores” Así que, tras esta introducción sobre el contexto en el que nos vamos a sumergir, pongamos que esta historia comienza a mediados de 1722.

En su taller de Nápoles, Giacomo Colombo se encuentra realizando una Virgen de los Dolores. La gubia del maestro napolitano está inmersa en «quitar lo que sobra» que diría su paisano Miguel Ángel, del tronco que ha destinado a la talla de la Madre de Dios.Afirmamos que fue el napolitano Giacomo Colombo el autor de la escultura, tal y como demostraron, principalmente, dos estudios que a continuación citamos. Voces más que autorizadas. El primero, titulado “La Virgen de la Caridad de Cartagena”,cuyas autoras son Pilar Bernal de la Cuesta y María del Carmen Sánchez Rojas Fenoll, y el segundo, el artículo publicado por el académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, José Crisanto LOPEZ Jiménez, en el diario El Noticiero, el 1 de 1966.La idea la tiene concebida. Una imagen parecida, en esencia, a la Piedad del eterno citado escultor. No es menos cierto que la Piedad miguelangelesca tiene cara de niña, incluso se antoja más joven que su propio hijo, y la de Colombo, va a ser más realista en cuanto a la edad de María. Además, la primera era en mármol y ésta va a ser en madera policromada.Dos personas influyen decisivamente en la llegada de la Magna Caritas.

Rosique decide poner el hospital bajo el amparo y protección mariana de la Virgen de los Dolores. El otro personaje importante es Francisco Irsino, hermano de la congregación del Santo y Real Hospital de Caridad, y artillero cartagenero, quien es mandado a Nápoles por la Junta.La imagen arribará, donada por el artillero Irsino, al puerto de Cartagena el 17 de Abril de 1723 en la nao Nuestra Señora de África y el Pequeño Fénix en El Despalmador, tras cumplir 10 días de cuarentena. Al mando del capitán Francisco León, se desembarca la napolitana imagen.

Los estibadores del muelle improvisarán, con remos y maderas, un pequeño trono, en el que será conducida. Esa misma mañana es depositada en la sala del capellán y quedará instalada hasta 1729 en el oratorio de la sala de enfermos. La devoción que suscita la imagen obliga a construir una estancia más grande. El Hospital acepta cualquier donación; dádivas, telas, muebles, comestibles, etc. Aunque no fue concebida como tal, la imagen de la Virgen de la Caridad pasará a ser patrona de la ciudad con el tiempo, sin haber decreto alguno que avale su patronazgo, solo el fervor popular y debido también a los constantes favores de su intercesión ante epidemias y sequias.

En muchos escritos, se ha dejado constancia del cegado de la laguna del Almarjal, lo que ocurriría en el siglo XVIII. Lo cierto es que, tras la construcción del Arsenal, que se prolongará más de 50 años, empezando en febrero de 1731, se desvía, artificialmente, la salida del Almarjal (en la entonces parte norte de Cartagena, hoy sector Ensanche-Almarjal) hacia la Rambla de Benipila, y de ésta a la Algameca Chica, cuando su desagüe natural era el Mar de Mandarache, donde a partir de ahora se ubicará el Arsenal, y más concretamente la base de submarinos. Dicha derivación no natural, ocasionaba, a veces, que la Rambla de Benipila vertiera aguas al Almarjal, en vez de al contrario, lo que provocaba su estancamiento e imposibilitaba su total desagüe. Esto, sumado a la no entrada de agua salina, del mar, es lo que provocaba las epidemias.

A la izquierda, situación antes del desvío hacia la Rambla de Benipila. A la derecha, después del desvío. Planos de Fernández Villamarzo

Nombres como Benito Sáez e Isidoro González, Pedro de Mula, Salvador Lorente y José Bo; Martín Rodón y Bell han dejado constancia a través del tiempo de la necesidad imperiosa de desecar la laguna, señalando a ésta como foco de infección. Una cita de éste último ilustra a la perfección del problema insalubre de la ciudad: “Vivo convencido de que la causa productora de las epidemias que ha padecido, y últimamente ha afligido este Pueblo es la viciosa crasitud de la atmósfera, dimanada de la vecindad a el sitio del Almarjal, donde se mantienen las aguas detenidas, hasta los términos de su corrupción…”

Otra persona ilustre que tendría algún encontronazo con la administración, sería Mateo Vodopich, ya que éste entendía la imperiosa necesidad de eliminar la insalubridad que provocaba la albufera. Antonio Valdés, en 1785, no dejaba pasar la oportunidad e informaría que: “el origen de tan maligna epidemia dependía de los vapores que en el verano han exhalado los pantanos del Armajal y que hasta que este sitio quede con el declive necesario, para que las aguas no se detengan estará siempre el pueblo expuesto a semejantes contagios, queriendo el rey redimirlo de tan funestos estragos como los que ha padecido”

No era un proyecto fácil, ya que había que secar la laguna, es cierto, pero también había que conseguir que no entraran aguas en ella. Había que desviar todas las corrientes de aporte a otro lugar, para conseguir la total desecación. Subir esa cota de rasante (no más baja que la Rambla de Benipila) fue muy útil para la ciudad, ya que, años después, fue una tierra fértil, pudiendo destinarla al cultivo, lo que fue una de las claves del desarrollo de la ciudad. No se llevó a cabo el proyecto todo lo rápido que a la ciudadanía local le hubiera gustado, debido, entre otras cosas, al terremoto de Orán en 1790, que llevó a militares al auxilio de la población argelina, y la propia construcción de la citada muralla (hoy) de Carlos III. A la corona, por entonces, le parecía un gasto superfluo el citado empedrado más la desecación de la laguna en un único enclave. Hasta casi al final del primer tercio del siglo XX no se desecaría totalmente la albufera.

Equipos del CD Santa Lucia y del AC Victoria

Llegamos a 1917. El Football en la ciudad departamental, organizativamente, no estaba definido. Sí que tenía un equipo que sobresalía, el Sporting Club Carthago, que competía en campeonatos locales, junto con el CD Victoria, Santa Bárbara, FC Santa Lucía, etc. El primero de los citados sería, años después, el germen del Cartagena FC. Pero en la capital de España, el Racing de Madrid y el Madrid CF van a disputar, seguramente sin saberlo, un partido que tendrá importancia en el sureste español. El Racing de Madrid disputa este partido de BLANCO Y NEGRO, como se puede ver en las imágenes.

Copa Maura, entre el Racing de Murcia y el Madrid CF

Se impone al Madrid CF, en la Copa Maura, que adoptó el apellido de Gabriel Maura, hijo del afamado político Antonio Maura. Los racinguistas ganan al equipo blanco.

  1. Paco Bru

    Se funda el Cartagena Football Club, de la mano de José García Vaso, quien, hasta hace unos meses, había sido presidente del Sporting Club Carthago, club que ya por entonces, daba sus últimos coletazos. No tenemos ninguna constancia, a día de hoy, para demostrar que este recién nacido conjunto, define su escudo en el año de su fundación, y no será así hasta 1923.

  2. Llega, para España la olimpiada de Amberes. El seleccionador Paco Bru, y su segundo, Manuel Lemmel, tienen el honor de ser el primer cuadro técnico en una cita internacional de este calibre para el combinado patrio. La anterior, la de 1916 en Berlín, no se disputaría por el conflicto bélico de la I Guerra Mundial. A las anteriores (1896-1912), España ni había ido. Por tanto, el debut estaba servido. Bru y Lemmel, ex jugadores, se embarcan en esta aventura. Y el resultado fue una nada desdeñable plata.

Lemmel, primero por la izquierda en la fila inferior

Múltiples son las pruebas, como veremos a continuación, referentes a que el Cartagena FC no tenía escudo definido hasta 1923, al menos que sepamos, y siempre vistió de blanco. Una muestra más de lo que decimos, se puede observar durante la feria de Julio de 1922 de la Ciudad de Cartagena. Además de partidos de fútbol, habrá corridas de toros, conciertos, regatas, concurso de escaparates y balcones, etc. Concretamente, los partidos serían tres. Todos ellos, tendrían los mismos protagonistas: Cartagena FC y Real Betis Balompié. Los tres partidos, los ganaría el equipo local. Pero aquí, lo importante, va a ser la camiseta que vista el conjunto cartagenero. Es completamente negra, con pantalón blanco. El escudo en las camisetas, para julio de 1922, es el anagrama municipal de la ciudad de Cartagena (el actual data de 1929, obra de Federico Casal) y no hay, como se ve, ni rastro del escudo del club. La ocasión parece perfecta. No hay, que sepamos, escudo definido, y son las fiestas de Julio de la ciudad. La oportunidad parece idónea para portar el emblema del municipio.

Detalle de las camisetas usadas durante los partidos de la Feria de Cartagena de 1922.

Llega 1923 y, por tanto, se cumple el bicentenario de la llegada de la Virgen de la Caridad a Cartagena. Para tan magnifica efeméride, se solicitará su coronación canónica. Es aprobada por el papa Pio XI. Entonces, a un gran acto como este, hay que darle el empaque que merece la madre de los cartageneros. Será coronada, Consolatrix Aflectorum, el 17 de Abril de 1923. Se encargaría de hacer los honores el obispo de la Diócesis de Cartagena, Rvdo. D. Vicente Alonso Salgado.E n representación de SM el Rey Alfonso XIII, el capitán general del Departamento Marítimo, D. Juan de Carranza, y en representación del Vaticano, el nuncio apostólico, D. Francesco Ragonesi.

Escudo municipal presente en las zamarras departamentales.

En los días anteriores, el 15 y 16, el Cartagena FC va a invitar al Racing de Madrid, aquel equipo que en 1917 había jugado de blanco y negro la Copa Maura. El Efesé alineaba casi el mismo once en los dos partidos, solo Ausejo no jugaría el segundo, en fortuna de Calatayud. En el primero, los todavía blancos se imponen 3-1. En el segundo, los rojinegros de Chamberí se llevarían la contienda, 2-0.

Momento de la coronación canónica

La alineación del Cartagena F.C: Pepe Vaso; Grau, Peralba; C. Latorre, Dioni, Duran; Llorente, Sanchis, Ausejo, Ramón, Bayo.Ambos envites serían arbitrados por el segundo hijo del matrimonio de José García Vaso Navarro y Pilar, Luis García Vaso, que daba sus últimos coletazos como jugador del Efesé.

Cartel anunciador del partido. Fondo Juan Ignacio Ferrández

Hemos afirmado líneas atrás, que, hasta los mentados partidos, el Cartagena FC (ni su antecesor, el Sporting Club Carthago) no había vestido nunca de blanquinegro. Por el contrario, en las siguientes instantáneasa abril de 1923, el equipo ya aparece con las rayas verticales.

Sporting Club Carthago, en 1919, y Cartagena FC en 1920 y 1922

Hemos asumido, como hemos dicho en renglones anteriores, que el Cartagena Football Club se funda con el escudo a rayas verticales ya instauras en 1919, pero no tenemos documento que así lo acredite.Lo que sí sabemos es que el escudo empieza a aparecer desde abril de 1923 en adelante.

Reproducciones del escudo,
posteriores a 1923

Rayas verticales en la camiseta del Cartagena FC, en un partido para Enero de 1924

Escudo del Cartagena FC en algunas de las camisetas de los jugadores, para 1924

De hecho, los escudos de ambos conjuntos comparten colores. Rojo, negro, dorado y blanco. Sí que es verdad que el Racing de Madrid todavía no había adoptado este escudo, lo que haría años después, pero quizás lo tuvieran en la cabeza. De hecho, los colores rojinegros ya eran utilizados por los madrileños desde hacía tiempo. También podemos hilar la casuística que el eterno rival, el equipo de Murcia, con el que ya había habido alguna trifulca que otra en épocas pasadas, en esta ocasión, el Real Murcia, ya vestía de rojo y posiblemente no se quiso “murcianizar” la camiseta cartagenera. Nos cuadra esta historia, ya que lo que derivó en la salida de García Vaso del Sporting, en enero de 1919, fue la carta que un directivo del club, Juan Teruel, dirigió a Murcia, con el objetivo de reanudar relaciones entre los dos conjuntos, y las dos ciudades, rotas casi dos años antes, tras los incidentes de abril de 1917. Esto, haría a Vaso apartarse del fútbol durante unos meses, hasta fundar el Cartagena FC en el verano de 1919.

Escudos de uno y otro equipo

Justo Conesa Navarro, un exportador de pimentón de Espinardo, directivo murcianista, fue el instigador de tal color para la camiseta murciana, a finales de 1920.El Racing siempre fue un equipo puntero de la época. De hecho, para la temporada 1927-28, la temporada previa a la “construcción” de la liga nacional tal y como la conocemos, el Cartagena contrataría al olímpico Manuel Lemmel, de Amberes 1920.Los equipos empezaban ya a profesionalizarse y hacía temporadas que ya estaban inmersos en la contratación de jugadores “no amateurs”, además de nutrirse de la cantera local y alrededores. Lemmel solo está una temporada en el Efesé. Para la temporada siguiente, es Paco Bru, el seleccionador de Amberes, quien se hace cargo del Racing de Madrid para el debut en Liga.

Lo que si podemos afirmar es que para septiembre de 1923, el Cartagena ya tenía escudo definido, puesto que así lo demuestra la primera referencia en cromo del Efesé, de Chocolates Eduardo Pi, con una reproducción que no deja lugar a dudas

Lámina de Eduardo Pí, donde se aprecia el escudo del Cartagena FC

Volviendo a 1928, si entendemos que las relaciones entre el Racing de Madrid y el Cartagena FC se alargaron en el tiempo, como parece, y fueron tan fructíferas como para acabar cambiando la equipación, para siempre, del Efesé, podemos empezar a investigar por qué Lemmel es entrenador del Cartagena FC en la temporada 1927/28 y por qué Paco Bru, lo es del Racing de Madrid una temporada después.

 

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