El histórico Rafael Ruiz Muga
De José López CarreñoHabíamos intentado reunirnos en varias ocasiones pero por diferentes motivos aquello se fue dilatando. Por fin, el pasado 16 de enero de 2024, aprovechando que Rafael iba ser nombrado aquella tarde hijo adoptivo de la ciudad de Valdemorillo (Madrid), con motivo de las fiestas en honor a la Virgen de la Candela y San Blas, pudimos Víctor Martínez Patón y yo mismo compartir experiencias con el impulsor del futbol femenino en España.
Los metros que recorrimos desde el aparcamiento de nuestro coche, donde nos esperaba, hasta el restaurante donde compartimos mesa y mantel, no dejó de saludar a tantos vecinos y amigos que se le acercaban de manera admirada y cercana a la vez. Pudimos comprobar de primera mano que el honor que recibiría aquel día era a todas luces merecido.
Rafael nació en Puebla de Alcocer (Badajoz) hace ya unas décadas que no han podido hacer mella en su aspecto ni en su memoria. De impecable figura, mantiene todos los recuerdos sumamente vivos; es una enciclopedia, no le reten a acertar fechas ni nombres porque no tienen nada que hacer. Lo recuerda todo al mínimo detalle.
De Muga se han escrito innumerables artículos relatando su vida y trayectoria, por ello daremos solamente unas breves pinceladas de su relación con el fútbol español. Llegó a Madrid muy joven, apenas con 22 años, con toda la vida por delante. A base de estudiar, con el tiempo logró una plaza de oficial administrativo. Dadas su dotes organizativas innatas –no podía estar quieto-, y su afición al fútbol, le llevó a comenzar a entrenar a juveniles de barrio. Muy pronto creó un torneo en Villaverde, localidad cercana a la capital. Con el tiempo, el visionario Rafael se dio cuenta de que aquello de organizar equipos y torneos se le daba bien, como el dijo en alguna ocasión “…no era ninguna locura”. Tengan en cuenta los lectores que estamos en los años setenta donde el papel de la mujer en el deporte era poco considerado, por ser cauto con el término.
Con el devenir de los meses, se atrevió a popularizar el fútbol femenino. Fue de los primeros que creyó en él. Apoyó su difusión en todos los ámbitos. Así le llegó la ocasión para poder organizar un encuentro entre el Mercacredit -del que era presidente- y el Sizam, que se celebraría el 8 de diciembre de 1970. El público respondió pues ocho mil personas asistieron al campo de fútbol del Boetticher de Villaverde. El precio de las entradas, a 25 pesetas. Vencieron las futbolistas del Sizam por 5-1, los cinco de la victoria fueron obra de una tal Concepción Sánchez Freire, que pasaría a la historia del fútbol español el nombre deportivo de “Conchi Amancio”, una de las mejores futbolistas que haya dado este país. Poco después, logró formalizar los dos primeros contratos profesionales a dos mujeres, Conchi Amancio y Victoria Hernández Poderoso, otra pionera del fútbol femenino español.
Por fin, el 21 de febrero de 1971 se celebró el primer partido internacional de España; no oficial pero, al fin y al cabo, el primero de la historia, organizado, cómo no, por Rafael. En el estadio de La Condomina de Murcia el combinado seleccionado se enfrentó a la vecina Portugal, con resultado final de empate a tres goles. Aquel encuentro comenzó veinte minutos más tarde de lo anunciado pues las jugadoras portuguesas solicitaban percibir por disputarlo una cantidad diferente a la inicialmente acordada. Arbitró el Sr. Sánchez Ramos que no pudo utilizar el uniforme oficial del Colegio de Árbitros al no haber sido designado por aquellos teniendo que lucir como indumentaria un simple chándal. Para el recuerdo, la alineación fue la compuesta por Kubalita, Virginia II, García, Herrero, Feijoó, Angelines, Vázquez, Virginia I, Cruz, Conchi y Laura.
Más tarde, la selección se trasladó a Italia para enfrentarse el 20 de julio de ese 1971 al combinado transalpino. Aunque nuestras jugadoras pusieron todo el empeño ante las subcampeonas del mundo, el resultado no fue favorable pues se perdió por 8-1.
Autor del libro Las estrellas olvidadas, su legado perdurará en cada historia compartida y en cada recuerdo lleno de cariño que atesorarán las personas que Rafael lleva en sus corazones. Su sonrisa y su amabilidad son su sello distintivo, y su capacidad para abordar los desafíos de la vida han inspirado con optimismo a todos los que hemos tenido el privilegio de conocerlo.
Larga vida, pionero Muga.