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RESUMEN:

Introducción Abordar cualquier episodio dentro de la Guerra Civil española significa moverse por un terreno delicado, si no inestable, forzado por herencias ideológicas que tienden a condicionar cualquier interpretación de los mismos. O, lo que podría ser peor, entenderlos desde prismas distorsionados por prejuicios actuales. Particularmente siempre que he investigado este período he preferido partir

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ABSTRACT:

Keywords: Civil War, Spain, football, history

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El sindicato de profesionales del fútbol

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Introducción

Abordar cualquier episodio dentro de la Guerra Civil española significa moverse por un terreno delicado, si no inestable, forzado por herencias ideológicas que tienden a condicionar cualquier interpretación de los mismos. O, lo que podría ser peor, entenderlos desde prismas distorsionados por prejuicios actuales.

Particularmente siempre que he investigado este período he preferido partir sin ninguna hipótesis preliminar para ir ordenando los documentos encontrados y estudiados con el fin de colocarlos allí donde los hechos lo exijan. Y lo he hecho de forma independiente de cualquier planteamiento ideológico personal. Quienes me conocen saben que antepongo una postura crítica que concuerde con una coherencia mínima donde las contradicciones no tengan cabida.

Dicho esto, no parto de la idea de una guerra donde hubo victoria para unos y derrota para otros; ni tampoco entro a juzgar quiénes fueron verdugos y quiénes fueron víctimas. Simplemente me acojo a los documentos y al testimonio que dieron en su momento los protagonistas de aquellos hechos a través de la prensa, entrevistas, publicaciones y memorias.

En esta ocasión ha atraído mi interés un tema que no se recoge directamente en la estadística ni en el palmarés de ningún torneo, pero que tuvo, y tiene, una gran incidencia para poder entenderlos. Me refiero a las leyes y a la respuesta que el mundo del fútbol da a las mismas.

Como se pude entender el período vivido en Cataluña a partir del 18 de julio de 1936 fue de una intensidad excepcional. El choque de intereses políticos en la sociedad catalana fue brutal y trágico en gran medida. Para ese relato dejo espacio a los historiadores. Lo que ha centrado mi trabajo fue el papel decisivo que interpretaron aquellas personas que ocupaban la escala más baja –y sin embargo más visible- dentro del organigrama futbolístico: jugadores, entrenadores y empleados de club.

No eran federativos, ni dirigentes de club, ni se encargaban de confeccionar calendarios, ni estructuraban competiciones, ni generaban normas ni reglamentos… solo eran los que vivían del fútbol, los profesionales a los que el público, llegado el caso, magnifica hasta convertirlos en leyenda. En aquellos días de guerra ellos reclamaron una sola cosa: poder jugar, es decir, poder trabajar… que no era poco.

Como he dicho previamente, la documentación que he tenido a mi alcance ha sido la prensa de la época: El Mundo Deportivo y La Vanguardia. Y también es obligado citar y con mayúsculas la obra de Félix Martialay El fútbol en la guerra en su tomo VI dedicado a Cataluña donde se hace una exposición de los hechos de manera magistral, hasta el punto que el presente trabajo solo ha podido complementarlo en algunos detalles.

Capítulo I: Acontecimientos previos

La Federación Catalana de Fútbol tenía programada su asamblea anual precisamente el 18 de julio de 1936. En los días anteriores, exactamente el 15 de julio el comité directivo de la Federación Catalana de Fútbol se reunió para confeccionar el calendario de la Primera A, es decir, el grupo Superregional que correspondía a Cataluña para el Campeonato de España, fijando las fechas 6 de septiembre para su inicio y 8 de noviembre para su finalización.

Para la asamblea se entendía que el Consejo directivo de la Federación Catalana de Fútbol sería reelegido, así como los representantes de las diferentes categorías en sus correspondientes comisiones. Sin embargo, durante las primeras fechas del mes de julio la idea de una reforma de las categorías regionales fue cobrando cuerpo hasta el punto que iba a constituir el plato fuerte del día. Era una propuesta para la ampliación del número de equipos en Primera B y la Segunda Categoría Preferente. Como suele ocurrir, había opiniones enfrentadas, fundamentalmente porque tal ampliación permitiría entrar en la máxima categoría a equipos de tercera fila, algo que los clubs semiprofesionales no veían con buenos ojos.

Pero no hubo tal asamblea. Ese mismo 18 de julio se producía el golpe de estado del general Franco y se tambaleaba todo el orden republicano al quedar España dividida en dos sectores. Barcelona vivió esas fechas con especial intensidad porque una vez reducidas las fuerzas rebeldes, la ciudad entró en un caos que se escapaba del control de Lluís Companys, presidente de la Generalidad de Cataluña. Por un lado las milicias de la CNT/FAI, al mando de Buenaventura Durruti, armadas tras tomar el cuartel de Atarazanas, ocupaban las calles del centro dedicándose a la busca y captura de cualquier sospechoso golpista, mientras que por su parte el general de brigada de la Guardia Civil, José Aranguren, fiel al Gobierno de la República Española, también sofocada la insurrección, pretendía restablecer el orden civil, tarea nada sencilla pues las masas populares se habían hecho con el armamento del Parque de Artillería de San Andrés; en consecuencia unos 30.000 fusiles estaban ya en manos de incontrolados que empezaron a desplazarse a su antojo por todos los rincones de la ciudad.

Finalmente, aunque sin poderse afirmar que el orden constitucional quedase restablecido totalmente, durante la segunda quincena de julio y primeros días de agosto desde la Generalidad de Cataluña se fueron tomando las primeras medidas oficiales a base de disposiciones gubernativas. La más destacada fue la creación del Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña en el que participaban todas las políticas de izquierdas y sindicatos: CNT, FAI, UGT, PSUC, ERC, POUM, UR, ACR… un comité que asumía el máximo control político, económico y militar de Cataluña. Fue un intento fallido por recuperar el poder civil porque las llamadas Patrullas de Control surgidas espontáneamente el mismo 18 de julio y oficializadas el 10 de agosto camparon a sus anchas imponiendo el terror a todo aquel que se significase contrario a los principios que ellos entendían.

Con el fin de impedir que el personal afín al golpe de estado del general Franco mantuviese puestos de influencia o poder, las incautaciones de sociedades, periódicos y fábricas fue un hecho generalizado. El FC Barcelona y el CD Español, por ejemplo, para poder conservar el control de sus respectivos clubes se autoincautaron a base de formar comités compuestos por sus propios trabajadores, esto es personal empleado del club y jugadores.

No fue así con la Federación Catalana de Fútbol. Previamente se había producido la destitución de José Rosich, vicepresidente de la Federación Española de Fútbol y representante de la Federación Catalana de Fútbol por parte de la Generalidad sin mediar motivo. Juan Bautista Roca Caball, presidente de la Federación Catalana de Fútbol, fracasó en su protesta e intento de restablecer en el cargo a señor Rosich. Finalmente el 14 de agosto un grupo armado, comandado por Ramón Eroles Sorribes, consejero municipal, declaró la incautación de la Federación Catalana de Fútbol en nombre del Comité Central de Milicias Antifascistas, lo que en términos de aquella época significaba que dejaba de depender de la FEF y pasaba a ser regida por el Comisariado de Educación Física y Deportes de Cataluña. El propio Ramón Eroles apuntilló que él mismo como delegado de la Generalidad asumía el cargo de presidente de la Federación Catalana de Fútbol. Ante tantas razones esgrimidas, nadie se opuso a tal nombramiento.

El diario La Vanguardia, con fecha 21 de agosto, mediante una extensa entrevista hizo la presentación en sociedad de Ramón Eroles Sorribes (nacido en Aña –municipio incorporado a Artesa de Segre en 1966-, Lérida, el 12 de enero de 1887 y fallecido en Barcelona el 25 de agosto de 1956). Según el periódico barcelonés un veterano demócrata y antiguo aficionado a los deportes. Rosendo Calvet, histórico directivo del FC Barcelona, en sus memorias calificó benévolamente de advenedizo.

La entrevista es un diálogo monologuizado, es decir, tanto entrevistador como entrevistado tienen como fuente una única idea y se reparten entre ambos la exposición de la misma. Del artículo publicado bajo el título La delegación de la Generalidad en la Federación Catalana se pueden extraer las siguientes conclusiones:

El fútbol profesional ha viciado el fútbol:

…El señor Eroles, consejero municipal y delegado del consejero de Cultura en la Federación Catalana de Fútbol. Incautándose de la misma en nombre de las Milicias Antifascistas, se ha encargado de llevar el ritmo de la nueva situación, impuesta por el espíritu de libertad del pueblo en la amplia y vasta zona deportiva del fútbol, que siempre ha sido entre nosotros el deporte de más raigambre popular, pero que, por vicios de la profesionalización, había sufrido desvíos en la organización que es preciso enmendar sin prisas, con calma eficaz.

Catalanización del fútbol:

Eroles, perfecto conocedor de estos menesteres, pero que además no vacila en aceptar con un amplio espíritu liberal las colaboraciones que considere precisas, el fútbol catalán y de un modo especial el modesto, que había sido un tanto olvidado en la antigua organización, vivirá esplendoroso en su base, volviendo a bullir los equipos movidos por la afición pura o por una profesionalización popular lógica. […] Espíritu abierto, que en la catalanidad de nuestros clubs y en su misma honda catalanidad personal ha de encontrar fuerzas espirituales sobradas para llevar a cabo la labor que se le ha encomendado, el señor Eroles no es hombre de proyectos verbales sino de actuación y más que sus palabras, espera que hablen los hechos.

Ruptura absoluta con la anterior directiva de la Federación Catalana de Fútbol:

No hubo entrevista (con los exdirectivos de la Federación Catalana de Fútbol), como se ha publicado. Ha sido una falsa interpretación con las que será muy preciso ir con cuidado. La realidad es que los exfederativos vinieron a verme para ofrecérseme. Los recibí y hablamos. Esto es todo.

Reforma de las categorías y competiciones de la Federación Catalana de Fútbol:

De ahora en adelante la Federación Catalana no tendrá más que dos categorías: Primera (seis quipos de Primera A y ocho de Primera B) y Segunda (el resto de clubs).

-Y dos campeonatos…

-Esto es. Uno de Primera con catorce clubs, que son los que la integran. Y otro de segunda con todos los demás clubs adscritos a la Federación. Como puede observar, esto ya democratiza mucho el fútbol, establece contacto entre los clubs que necesitan estímulo y ha de redundar en beneficio del nivel técnico y de la difusión del fútbol. Tengo que comunicar antes mis decisiones a los clubs, con los que quiero ir de absoluto y democrático acuerdo. Pero no antes de mitad de septiembre.

Antepone los intereses del fútbol catalán a la Liga española:

-¿No cree usted que la nueva estructuración del Campeonato de Cataluña implicará un calendario prolongado?

-Evidentemente. Pero lo que interesa es el fútbol catalán. Y, además, no creo que deba pensarse en la Liga española.

También supedita el fútbol profesional a sus fines:

-¿No cree, también, que algunos clubs de los llamados potentes se considerarán perjudicados económicamente?

-Yo estimo que esta fórmula ha de ser conveniente a todos en las actuales circunstancias y además tengo el proyecto de organizar una competición que empezará después del Campeonato y que jugarán los seis clubs mejor clasificados en el mismo. Entretanto empezaría la Copa Cataluña con el sistema de copa a eliminatoria con doble partido. […] Habrá unificación (de precios) para todos los partidos de Campeonato, sin que pueda ser aprovechado cualquier momento, más o menos emotivo de la competición, para sacar mayor provecho.

Un mismo propósito político:

De momento, todos los organismos afectos a la Federación están plenamente identificados y dispuestos a secundar mi labor. Ayer estuvieron a visitarme el doctor Blanch, quien ha procedido a la incautación de la Mutual Esportiva de Cataluña, acompañado de su director, doctor Moragas, y del administrador señor Pla, para hablarme de asuntos de su funcionamiento económico, y ni mi intervención en la Federación Catalana, ni la del señor Blanch en la Mutual, han de significar ningún perjuicio para ambos organismos ni mucho menos. A todos nos anima el mismo propósito de velar por los intereses deportivos y humanitarios del fútbol y procurar que éste entre por verdaderos cauces de democracia e igualdad, que son los postulados que deben guiarnos en estos momentos.

Todo lo expuesto en estas líneas se puede resumir en dos ideales: erradicar el deporte profesional porque es una insana consecuencia de una sociedad aburguesada y dar cuerpo a una Federación Catalana de Fútbol fuera del fútbol español inspirada en el separatismo catalanista.

Es evidente que el principal obstáculo que se debió de encontrar Ramón Eroles estuvo en los clubs más poderosos, o sea, los profesionales, ya que de hecho, subsistían gracias a las competiciones organizadas por la Federación Española de Fútbol, que por su duración y entidad de los participantes era donde obtenían sus principales ingresos económicos.

Y se lo hicieron ver en la reunión que convocó el presidente incautador en los locales de Federación Catalana de Fútbol. El Mundo Deportivo del 26 de agosto así lo registró:

Los clubs discrepan de Eroles: Los delegados de la Primera Categoría A manifestáronse disconformes con toda ampliación, alegando que se deben a una reglamentación establecida y que el Campeonato de Primera Categoría, solo pueden jugarlo en su grupo seis clubs, por ir ligado con otras competiciones de carácter local, velando por el interés común. En resumen, sobre este punto no hubo acuerdo. Al preguntar el señor Eroles, terminada la reunión, si los clubs de Primera Categoría A aceptaban la ampliación a catorce clubs, estos manifestaron que abogaban por jugar el Campeonato como se hizo la temporada anterior, o sea únicamente con los seis clubs

Rosendo Calvet en su libro de la historia del club azulgrana con la perspectiva de los años narra aquellos difíciles momentos del siguiente modo:

El delegado del Barcelona, que para este caso había sido autorizado por el del Español, señor Casamitjana, aceptó la sugerencia, si bien condicionándola, en el sentido de que se autorizara a estos dos clubs para suspender los contratos con sus jugadores profesionales por mientras durara aquella competición, y constituir equipos de aficionados. No fue aceptada. La situación era delicada y tensa la atmósfera. Encima de la mesa en torno a la cual estaban reunidos los delegados, aparecían algunas pistolas y revólveres, cuyos cañones parecían apuntar a los del Barcelona y el Español. Era imprescindible tomar una resolución enérgica y valiente, hacer frente al peligro o sucumbir. No había otra alternativa. Levantándose de su asiento, el representante barcelonista anunció que su club y el Español renunciaban a participar en el Campeonato de Cataluña. El impacto causó efecto. La propuesta federativa fue retirada…

Capítulo II: Aparece el Sindicato de Profesionales del Fútbol

Eran tiempos propicios para la revolución obrera, o al menos así lo intentaban ver algunos. El ciudadano medio debía sobrevivir mostrando normalidad y confirmando día a día su lealtad a la causa sin atraer las sospechas de las patrullas de control que de por sí eran una constante amenaza para sus vidas.

Los trabajadores del fútbol, entiéndase jugadores profesionales, entrenadores, masajistas, encargados del material… vivían con incertidumbre desde que se produjo la incautación federativa. Se sentían un objetivo que había que derribar pues eran conscientes, sobre todo los jugadores, de que su situación hasta entonces era, si no privilegiada, sí envidiada por otros colectivos: dando patadas al balón ganaban más que lo que un obrero lo haría en toda su vida. Dicho de otra manera, un deportista profesional era la antítesis de un trabajador: ¡cobraba por divertirse!

Durante el mes de agosto de 1936 paralelamente a las reuniones de clubs y federación, jugadores y demás personal asalariado del mundo del fútbol también fueron realizando encuentros donde se planteaban dar respuestas y actuaciones que les permitiesen seguir siendo futbolistas. Y surgió la palabra mágica: sindicalismo.

Sindicarse, se sindicaban los obreros. Formar un sindicato de profesionales del fútbol significaba declararse obreros, significaba apoyar e incorporarse a la revolución obrera, significaba eliminar cualquier sospecha de su integridad ideológica y fundamentalmente significaba poder defender sus puestos de trabajo teniendo presencia, voz y voto en las instituciones que decidían su destino.

En El Mundo Deportivo del 30 de agosto Esteban Pedrol, jugador del FC Barcelona, presidente de la sesión constitutiva y elegido portavoz del Sindicato de Profesionales del Fútbol publicó una nota:

Camarada director de “El Mundo Deportivo”:

El Comité ejecutivo del Sindicato de Profesionales del Fútbol hace constar que no ha autorizado a ningún compañero para que haga manifestaciones de ninguna clase referentes a acuerdos tomados o soluciones para el futuro. Así mismo, que son infundadas las manifestaciones aparecidas en el diario de su digna dirección, referente a que hemos tomado el acuerdo de declararnos libres, sin compromiso alguno con nuestros clubs respectivos. Otra cosa es que hayamos abolido por completo el derecho de retención.

El Sindicato de Profesionales, cuyo local social ha quedado instalado en Claris 38, principal, ruega a todos los compañeros profesionales del fútbol, entrenadores, jugadores, masajistas que pasen por el local social para formalizar la inscripción y recibir nota de los acuerdos adoptados por el Comité ejecutivo.

El presidente: Esteban Pedrol. El secretario: Ángel Sánchez.

El día 3 de septiembre puntualizaba el contenido de la anterior nota en la que centra su comunicado en dos aspectos muy interesantes:

Nos hemos unido a la UGT y nuestro único acuerdo en firme es el de la abolición del derecho de retención.

Se desconoce de quién partió la genial idea de crear el Sindicato, si bien, se transluce que no era improvisada: se afiliaron a la UGT, que era la sindical que llevaba a los profesionales del espectáculo, y levantaron la voz contra la patronal aboliendo el derecho de retención, rompiendo así las cadenas que los esclavizaban.

La elección de la UGT no fue casual. Los sindicatos anarquistas muy probablemente hubiesen puesto más pegas para aceptar a estos privilegiados. Pero una vez constituidos en sindicato les fue más fácil manifestar su fuerza ante los clubs que ya no estaban en manos de sus directivos tradicionales, sino en los comités de incautación, gente del Frente Popular, quienes por base ideológica debían aceptar todas las reivindicaciones que partiesen de los obreros y la abolición del derecho de retención lo era. Además, en este tema los futbolistas eran juez y parte puesto que tanto en las directivas incautadoras del FC Barcelona como del CD Español formaban parte jugadores.

El 3 de septiembre el Sindicato de Profesionales del Fútbol publicó la siguiente nota con sello de la UGT:

Este Comité se dirige, por medio de esta nota, a toda la afición que existe en Cataluña y agradece sinceramente las muchas adhesiones que constantemente se nos hacen. Nos place así mismo recoger esa abundancia de comentarios que para nosotros significan una nueva fuerza de entusiasmo, que nos obliga a comprender que la naciente vida de este Sindicato, va encauzándose sólidamente rodeado de gran fuerza moral y responsabilidad.

Consideramos muy interesante participar que la base fundamental de este Sindicato estriba en moralizar el deporte, consiguiendo que todos sus hechos sean un fiel reflejo de pureza y justicia. Es ya llegado el momento de romper con viejos moldes de iniquidades que tanto daño han causado a nuestro querido deporte y estamos dispuestos a que esto sea muy pronto un hecho. Para ello pondremos toda nuestra energía y disciplina y proclamaremos nuestro sincero amor al deporte, dejando a un lado toda indignidad que suponen la venganza y el odio.

Todo afiliado nuestro debe percatarse de que comienza una nueva vida futbolística en la que es imprescindible el estricto cumplimiento de sus deberes y advertimos a todos que al defender nosotros sus intereses con todo rigor, emplearemos el mismo para no consentir que nadie roce siquiera el prestigio de nuestro Sindicato.

De momento, nuestra misión no nos permite decir más; colocamos con la máxima rapidez y reflexión los cimientos de este Sindicato, y una vez consolidado este, será el momento de resolver, con todo detenimiento y equidad, los múltiples problemas de fondo que encierra nuestro fútbol.

Participamos a todos los que en Cataluña, por su actuación en el fútbol, perciben una cantidad, por pequeña que sea, deben inscribirse rápidamente en este Sindicato y en su local social, calle Claris 38, principal, teléfono 13680. Los que lo hagan por carta, pondrán con claridad sus nombres y los clubs en donde actúan.

En sí esta nota constituía todo un manifiesto en el que se daba cabida a los ideales del juego limpio y noble que debe imperar en la práctica de cualquier deporte, indistintamente sea profesional o no, y también dejaba ver que lucharían por las históricas reivindicaciones de los jugadores profesionales, como lo eran la abolición del derecho de retención y el cumplimiento de las deudas contraídas por los clubs con sus profesionales. A su vez, conocedores de la singular naturaleza que podría tener un sindicato de futbolistas lo hicieron extensible no solo a entrenadores, sino también al sector más silencioso como lo son los empleados del club tanto de oficinas como de mantenimiento del campo, del material deportivo y de sus instalaciones.

El 7 de septiembre se publicó la composición de la junta directiva del Sindicato de Profesionales del Fútbol:

Presidente: D. Esteban Pedrol.
Vicepresidente: D. José Cristiá.
Secretario: D. Alberto Sánchez.
Vicesecretario: D. Domingo Vilaseca.
Tesorero: D. Fernando Diego.
Contador: D. José Luis Zabala.
Vocales: D. Pedro Solé (representante del Español) y D. Martín Vantolrá (representante del Barcelona), quedando por nombrar los vocales de los clubs pertenecientes a las categorías inferiores.

(Continuará)

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