Los 1260 minutos de Josep Seguer (1969)
De Fernando Cuesta FernándezEn octubre de 1969 no va a ocurrir como en los aún no muy lejanos casos de Pepe Gonzalvo y Vicente Sasot, entrenadores que saltaron al banquillo azulgrana cuando todavía faltaba buena parte de la temporada por cubrir, y permanecieron allí hasta su conclusión, quizás porque en esta oportunidad va a producirse también por el medio un relevo presidencial, y el nuevo mandatario llegará al cargo con ideas propias sobre qué tipo de persona debía encargarse de la dirección técnica del equipo. Pero no obstante, el perfil profesional del interino que reemplazará a Salvador Artigas va a ser muy similar al del de otros inquilinos provisionales del puesto, dado que era el responsable de dirigir a uno de los dos conjuntos filiales del Barcelona, el de más solera, el Condal, a la sazón integrado en la Tercera División. Y parafraseando al muy parafraseado Gabriel García Márquez, bien podía decirse que la de Artigas, futbolísticamente hablando, fue la crónica de una muerte anunciada, pues tras la fallida campaña 68-69, y no digamos ya después del bochornoso episodio del frustrado fichaje de Helenio Herrera en el mes de junio, su cotización en la bolsa de valores azulgranas había descendido muchísimos enteros, y todo el mundo era consciente de que al primer revés sería despedido, o se marcharía cinco minutos antes de que le enseñasen la puerta de salida, como de hecho así ocurrió al perder el Barça su primer partido oficial de la temporada 69-70, tras caer en “Atocha”, batido por la Real Sociedad por un mínimo 1 a 0
UN JUGADOR DE CLUB EJEMPLAR
Josep Seguer i Sans nació el 6 de mayo de 1923 en Can Patetis, una modesta casa situada en la Plaça de la Vila de Parets del Vallés, pequeña localidad de la comarca del Vallés Oriental, en la provincia de Barcelona, cercana a Granollers y distante 23 kilómetros de la Ciudad Condal. Parets contaba entonces con poco más de 1.500 habitantes, ocupados principalmente en las faenas agrícolas, y también en una fábrica textil que llegó a dar trabajo a medio millar de obreros, un porcentaje elevadísimo teniendo en cuenta su escasa población. Los padres de Seguer, Joan y Flora, eran personas de condición humilde, trabajadores textiles y dueños de una pequeña tienda de alpargatas, mientras que el abuelo materno regentaba una barbería, oficio que Josep aprendería pronto, siéndole muy útil durante su adolescencia y juventud, incluso cuando ya formaba en las filas del Barça (eran otros tiempos, obviamente, tiempos de durísima Posguerra). Su padre va a fallecer en un accidente en 1939, poco después de finalizada nuestra contienda fratricida, y él tenía tres hermanos pequeños, de modo que no tuvo más remedio que arrimar el hombro, compatibilizando los afeitados y los cortes de pelo con las patadas a diversos tipos de improvisados objetos de forma más o menos esférica, tarea en la que se afanaba con entusiasmo desde sus primeros años escolares, pues siempre le tiró más el balón que los libros…
En 1940 va a ser descubierto por un vecino que era ojeador del Barça, mientras jugaba en el C.F. Parets, el equipo de su pueblo. Con anterioridad había llegado a hacer una prueba por el Español (entonces más boyante deportivamente e institucionalmente que los azulgranas), pero no le interesaron las condiciones económicas que los responsables pericos le ofrecían, a pesar de que a los blanquiazules les convenció su juego (entonces actuaba como delantero centro, aunque no en la versión del típico ariete rompedor, a lo Campanal o Mundo, sino mostrando clase y finura). Sin embargo los de “Les Corts” sí consiguieron ficharle, a cambio de un partido de Festa Major a disputar en el propio pueblo. Con 17 años Seguer va a integrarse en el conjunto de Aficionados –o Amateur– del Barça (donde entrenaba un par de días a la semana, con compañeros como los futuros internacionales Argila y Joaquim Navarro, el Fifo). Más tarde sería cedido al Granollers, debutando en el primer equipo blaugrana en la temporada 43-44, con 20 años, pero no dejaría definitivamente las tijeras y la navaja hasta 1947, cuando contrajo matrimonio y ya había sido campeón de Liga con el Barça.
En sus primeras campañas con los barcelonistas no jugó mucho, pues se alineaba preferentemente como interior derecho, y en dicha demarcación había un rival muy difícil de desbancar, su tocayo Escolá, una de las estrellas del Barça de los años 40. Pero siempre que el Mister –entre los años 1944 y 1947 nada menos que el legendario Samitier– le brindaba su confianza, Seguer jamás le defraudaba. Era un interior muy trabajador y sacrificado, un todoterreno lo llamaríamos hoy, en absoluto exento de clase ni de llegada. Por fin, a partir de la temporada 47-48 va a convertirse en un fijo de las alineaciones, tanto con el uruguayo Enrique Fernández como con el efímero Ramón Lloréns o más tarde el eslovaco Fernando Daucik. Será este quien retrase finalmente su posición hasta las zonas laterales de la defensa, poco después de implantada la WM, tanto en la izquierda como en la derecha, y allí conocerá sus mejores días, como uno de los imprescindibles del mítico equipo de les Cinc Copes (temporada 1951-52), y degustará también las mieles de la internacionalidad, disputando cuatro partidos con la selección española en el año 1952, todos ellos de carácter amistoso. La irrupción como lateral derecho de Ferran Olivella a partir de 1956 va a ir arrinconándole, y su aportación a aquel equipo que en la temporada 56-57 dirigía Domenec Balmanya será ya meramente testimonial, suponiendo su salida del plantel blaugrana con sólo 34 años de edad, aún en plenas facultades físicas, muy poco castigado por las lesiones y habiéndose cuidado siempre como un profesional ejemplar.
Josep Seguer va a disputar un total de 470 partidos con el Barça, entre oficiales y amistosos, 216 de ellos correspondientes al Campeonato Nacional de Liga, obteniendo 133 goles. Su brillantísimo palmarés como jugador incluye 5 Ligas (44-45, 47-48, 48-49, 51-52 y 52-53), 4 Copas del Generalísimo (1951, 1952, 1953 y 1957, pese a que en esta última no jugó un sólo encuentro, aunque pertenecía a la plantilla) y 2 Copas Latinas (1949 y 1952), amén de otros trofeos de menor relevancia. Permanecerá bajo la disciplina azulgrana durante nada menos que 17 temporadas, y el día en que reciba la carta de libertad, desvinculándole de la entidad, lo recordaría siempre como uno de los más tristes –sino el que más– de su vida deportiva, y tampoco se le va a brindar un más que merecido encuentro de homenaje, a diferencia de otros compañeros suyos con menor tiempo de pertenencia al club, pero todo eso no va a menguar un ápice su arraigado sentimiento barcelonista. Muy al contrario, pues sintiéndose todavía con fuerzas como futbolista, va a aceptar la oferta de un club de Segunda División aunque histórico, el Real Betis Balompié, ya que así no tendría que enfrentarse a su querido Barça.
Un Betis donde actuaban también elementos de la calidad del guardameta Américo, el futuro madridista Isidro, León Lasa, el ex del Real Madrid Castaño, su antiguo compañero Jordi Vila o un joven Luis Del Sol. Los verdiblancos van a conseguir esa campaña, la 57-58, retornar de nuevo a la máxima categoría, de la que estaban ausentes desde hacía quince años, tras una larga y penosa travesía del desierto. Ya de nuevo en la élite, Seguer colgará las botas, pero tras ejercer como ayudante del técnico vasco Antonio Barrios, va a sentarse en el banquillo de los de “Heliopolis” a finales del curso 58-59, llegando incluso dirigirles en una eliminatoria copera frente al propio Barça, en la que los sevillanos cayeron en la capital hispalense por un concluyente 0 a 6, pero en el choque de vuelta lograron ser el primer equipo capaz de marcarle tres goles a los azulgranas en el “Camp Nou”, sucumbiendo por un decoroso 4 a 3.
Seguer va a poner fin en ese momento a su aventura andaluza, regresando a Cataluña para vigilar más de cerca sus negocios particulares. Pero picado aun por el gusanillo, volverá brevemente al fútbol activo enrolándose en las filas del Manresa, club con el que disputa una fallida promoción a Segunda División en la campaña 59-60, y al que dirigirá desde el banquillo en la temporada siguiente, jugando de nuevo la promoción a Segunda, también sin suerte. Y en 1961, tras el triunfo de Enric Llaudet en las elecciones presidenciales del Barça, va a integrarse en el nuevo organigrama barcelonista como responsable del equipo Amateur y ayudante de Kubala, técnico del primer equipo. Por sus manos pasarán algunos destacados jugadores del conjunto de Aficionados, que poco más tarde ascenderían a las filas del propio Barça, tales como Comas, Rodés, Borrás, Montesinos, Mas o Lluis Vidal, así como Ángel Mur Jr, quien tras militar en el Condal, Sporting de Gijón y Sant Andreu, se convertirá en masajista del Barça a partir de 1973.
Compaginaría su trabajo al frente del Amateur barcelonista con labores de segundo de los sucesores de Kubala, sus también antiguos compañeros Pepe Gonzalvo y Cesar Rodríguez, hasta que en octubre de 1964 va a recibir la oferta de la U.E. Lleida, en Tercera División, y en la Terra Ferma conseguirá que un equipo que había iniciado la temporada de forma irregular logre ascender nuevamente a la categoría de plata del fútbol español. Gozando de un notable presupuesto para fichajes –5 millones de pesetas de la época– va a conseguir mantener sin apuros al conjunto lleidatá durante el curso 65-66, aunque en la campaña siguiente dejará su banquillo tras un mal comienzo liguero.
Su siguiente destino sería en una localidad próxima a su pueblo natal, la industriosa Terrassa, de cuyo equipo representativo se hace cargo en octubre de 1967, llevándolo hasta la promoción de ascenso a Segunda, aunque infructuosamente. Renueva con el conjunto egarense para la 68-69, donde quedan clasificados en tercera posición, y de cara a la 69-70 regresará a Can Barça, para hacerse cargo del más veterano de los dos filiales barcelonistas, el Condal, uno de los gallitos de la Tercera catalana. Allí es donde, inesperadamente, va a encontrarse con la gran oportunidad de su vida profesional como entrenador, nada menos que la dirección del primer equipo azulgrana, en una de las últimas decisiones del Consejo Directivo presidido por Narcís de Carreras, muy tocado ya por la crisis de resultados y la fractura social existente en el seno del barcelonismo.
RELEVO EN EL BANQUILLO
El diario El Mundo Deportivo abría su edición del miércoles 15 de octubre de 1969 con la siguiente noticia, a toda plana: “Seguer sustituye a Artigas”. Y este texto al pie de una gran fotografía suya:
“Los acontecimientos se han precipitado en el Barcelona tras la derrota de Atocha. Después de una reunión urgente celebrada ayer mañana en el domicilio del presidente azulgrana, se hizo pública la renuncia de Artigas al cargo de entrenador y su sustitución por José Seguer, hasta ahora técnico del Condal. Seguer tomará posesión hoy, a las 10 de la mañana. Pero ayer tarde, a las 7.15, ya recibió el espaldarazo oficial de manos de don Narciso de Carreras”.
Y ampliaba la noticia en su tercera página:
“La derrota de Atocha ha precipitado los acontecimientos en el Barcelona. La Junta Directiva se reunió ayer mañana en el domicilio del presidente, todavía no recuperado de la persistente gripe que le ha retenido en cama desde hace algunos días. En esta reunión se tomó el acuerdo, hecho público a media tarde, de aceptar la renuncia de Artigas, sustituyéndole por el ex internacional José Seguer, actualmente entrenador del Condal. El comunicado oficial dado por el club contenía el siguiente lacónico texto:
“El Consejo Directivo del Club de Fútbol Barcelona comunica a sus asociados que don Salvador Artigas Sahún, que venía ejerciendo las funciones de entrenador del equipo profesional del club, ha pedido ser relevado de su cargo, aceptándose su renuncia y nombrando para sustituirle a don José Seguer Sans”
El nuevo entrenador, que tomará posesión de su cargo a las diez de la mañana de hoy miércoles, estuvo reunido con don Narciso de Carreras desde las 7.06 de la tarde hasta las 7.29. Le acompañó el directivo señor Uriach.
Después de esta entrevista, intentamos hablar con el presidente azulgrana, pero nuestro propósito resultó inútil. El señor Carreras había dado la orden terminante “de que no estaba visible para nadie”. No es posible asegurar si Seguer va a ser un entrenador-puente, como parece presumible, o no. Tal situación será objeto de nuevas deliberaciones en una próxima Junta Directiva”
El editorial de dicho diario hablaba de “relevo inevitable”. Lo transcribimos textualmente:
“Lo que ya hace unos días adelantamos en El Mundo Deportivo ha tenido plena confirmación: Salvador Artigas ha dejado el timón técnico del Barcelona en manos de un entrenador-puente, el ex internacional José Seguer.
Se veía llegar esta decisión, postergada después del desdichado affaire de este verano con intervención de HH. Los mentís generosos y oficiales no han servido, desde entonces, más que para ocultar una realidad que paso a paso ha ido consumiendo las últimas posibilidades de Artigas.
Tal vez el guillotinazo que se ha dado al caso no llega, como siempre ocurre, en el momento oportuno. Pero resultaba inevitable tanto más cuanto que a las circunstancias engendradas ha venido a conjugarse el clásico lema de “que alguien debe pagar el pato”. La derrota de Atocha necesitaba de algún responsable. Y no pueden dimitir, como es lógico, los once jugadores que allí actuaron.
Posiblemente Artigas no sea el hombre audaz que el Barcelona precisa en esta época vacilante azulgrana; pero sería cruel atribuirle la culpa de todo. De él se guardará siempre el recuerdo de un hombre trabajador, entusiasta, correcto y bueno, virtudes suficientes para despedirle con afecto, cariño y simpatía.
A José Seguer hemos de desearle, cómo no, el mayor éxito en la gestión temporal que ha iniciado. En el fondo, como Artigas, dependerá de que la plantilla puesta a sus órdenes rinda lo que de ella cabe esperar. Las tácticas son importantes, pero todavía lo son más los hombres encargados de concretarlas. Y en Atocha esos hombres no las cumplieron.
Esperemos que el sacrificio de Artigas sirva para algo más que para una polémica. Cuando la Liga está en sus inicios, el Barcelona puede decirse que ha perdido una batalla pero no la guerra. La junta directiva que en este asunto no ha hilado tan delgado como debiera, ha hecho bien en llevar a cabo una medida que puede servir de estímulo y reacción a todos. Sobre todo si los jugadores se dan cuenta de que la caída de Artigas es una sonora bofetada asestada a su propio prestigio de encumbrados y aplaudidos ases, aunque no siempre lo demuestren”
En su última entrevista antes del cese, Artigas se había mostrado abatido y desmoralizado, tremendamente decepcionado por el adverso resultado de “Atocha”, aunque este sólo dejaba al Barça a 2 puntos del líder Real Madrid. Pero era evidente que el nerviosismo cundía en la familia azulgrana, a causa del flojo desempeño del equipo lejos del “Camp Nou”, a excepción de la primera jornada en el “Bernabéu”. Seguer, por su parte, declaraba a El Mundo Deportivo cosas como las que siguen:
“El señor Carreras me ha dicho que había seguido mi carrera como entrenador y que depositaba en mí la responsabilidad de dirigir al equipo por lo que restaba de temporada”. Añadiendo que de él dependía en realidad la transitoriedad en el cargo, y recordando que Miguel Muñoz había entrado en el Real Madrid en el mismo plan, y que había echado raíces.
Y a la pregunta de si llegaba preparado para triunfar en el cargo, respondía de esta forma:
“Llevo muchas horas de vuelo; he acumulado bastante experiencia y creo que, en efecto, puedo triunfar. Además el hecho de que considere que tengo ante mí la oportunidad de mi vida como entrenador, hará que ponga el máximo de entusiasmo y esfuerzo. Luego la afición y la directiva dirán si sirvo o no para el puesto”
Seguer quería demostrar que “un barcelonista era capaz de brillar en un puesto de máxima responsabilidad”. Conocía a la plantilla, la había visto en acción, y manifestaba que jugaría aquel que lo mereciera, aquel que sobre terreno le demostrara que sabía hacerse digno de los colores que defendía. Se declaraba enamorado del “buen juego”, del fútbol-espectáculo, pero pensaba que siempre la brillantez debía ir acompañada de la debida efectividad.
Pero no todos los comentarios mostraban el mismo optimismo hacia el nuevo entrenador…Esto es lo que escribió por aquellos días Josep Morera Falcó, en las páginas de El Correo Catalán:
“Seguer no es entrenador para un Barcelona, y repito que no por falta de capacidad. No puede serlo, sencillamente, porque el equipo directivo no funciona, y porque, al no funcionar este, ha dejado que el otro equipo sea dominado y minimizado en su producción por una serie de clanes interiores que son los que vienen mandando por encima del entrenador. En esas condiciones, un entrenador “familiar” como Seguer está condenado al fracaso de antemano. Hoy, en el Barcelona, sólo cabe un entrenador casi diríamos que de látigo”
En la mañana del miércoles 15 de octubre de 1969, el mismo día en que Ladislao Kubala va a debutar ante Finlandia en La Línea de la Concepción como seleccionador nacional español en un intrascendente partido de la fase previa del Mundial-70, del que nuestro combinado ya había sido eliminado meses antes, Seguer es presentado oficialmente a los jugadores y a los medios de comunicación por el presidente Narcís de Carreras. Estas van a ser las palabras del máximo mandatario azulgrana:
“Nos hemos reunido aquí, como todos saben, para dar posesión a Seguer del cargo de entrenador del primer equipo del Barcelona. Sin embargo, deseo que mis primeras palabras sean en recuerdo y homenaje de simpatía al entrenador dimitido don Salvador Artigas, hombre que ha cumplido siempre con su deber llevado no sólo del contrato que le liga al club sino también por ese cariño a los colores del Barcelona. Artigas se ha ido, porque así lo han aconsejado las circunstancias, pero lo ha hecho con normalidad y sin estridencias, como un auténtico caballero que no tiene absolutamente nada que reprocharse, cosa con la que toda la directiva estamos plenamente de acuerdo bajo todos los conceptos.
El Consejo Directivo y la Comisión Deportiva del club hacía tiempo que en previsión de lo que podía suceder estaba estudiando una posible solución a los problemas deportivos del Barcelona y entre otras posibilidades, entraba lógicamente la de Seguer, hombre afecto a la plantilla de técnicos del club y de cuyas virtudes futbolísticas y humanas sería inútil hablar porque cuanto todos (sic) lo conocen sobradamente. Al fin hemos llegado a la conclusión de que teníamos en casa al hombre que necesitábamos para este momento, al elemento idóneo, a la solución precisa y por lo tanto hemos desechado otros que nos habrían llevado lejos de Barcelona y de las fronteras de nuestra patria.
El Barcelona está en buenas manos, estoy completamente seguro de ello, y es porque Seguer a la experiencia que atesora une una buena fe capaz de mover montañas.
Todo lo que hacemos es para que el Barcelona vuelva a ser lo que jamás debió dejar de ser, y por ello, reconozco que algunos de nuestros jugadores no han sido en los últimos tiempos lo valientes que cabía esperar de ellos como profesionales del fútbol y lo que es mucho más importante, como barcelonistas de corazón que me consta que son. Por ello hemos obrado con ponderación, sin precipitaciones, con la máxima calma, sin importarnos aquellos que conocemos sobradamente y que sabemos que nos atacan a nosotros porque de esta forma atacan al Barcelona en general. No, esas personas no nos alteran el pulso, pero desearía pedir a la Prensa catalana, a esa prensa que tanto aprecio y admiro, que efectúe un llamamiento a los socios del Barcelona para que una vez más nos brinden incondicional apoyo, porque me consta que tanto el entrenador como los jugadores y también nosotros los directivos, lo precisamos. Si marchamos por los caminos de la serenidad y actuamos con política ágil y joven, que no tiene nada que ver con los años que cargamos muchos de nosotros sobre las espaldas, en el sentido físico de la palabra, el Barcelona recobrará su prestigio y volverá al lugar donde siempre estuvo en el pasado y del que jamás debió de descender”.
El presidente informó también que Isidre Flotats, el entrenador del Amateur, se haría cargo del Condal, y que Miguel Colomer seguiría como segundo entrenador, y a la pregunta de si el nombramiento de Seguer tenía carácter provisional, respondió “que en fútbol no había nada provisional ni permanente”, y también que de momento no se había impuesto ningún tipo de sanción a los jugadores, pero que lo harían con toda seguridad si fuera necesario, y que el Consejo Directivo “iba a estar encima, más que nunca, del equipo y de los jugadores”
Seguer, por su parte –y tras un fuerte entrenamiento que duró casi tres horas, alternando los ejercicios físicos con el manejo del balón y dedicando una especial atención a defensas y portero– declaró que había encontrado a la plantilla (de la que estuvieron ausentes los internacionales convocados con la selección española) muy bien físicamente, y que en cuanto al apartado técnico, todo el mundo sabía que en ese aspecto los jugadores del Barcelona eran inmejorables, añadiendo –a la pregunta de sí haría cambios en el próximo compromiso– que “prefería a jugadores que luchen a otros con más técnica pero con tendencia a inhibirse” (¿ aviso para navegantes?). La opinión de la plantilla sobre los últimos acontecimientos podía resumirse en estas palabras del capitán Zaldúa, aunque no todos sus miembros suscribían la última parte:
“Después de tratar a Salvador Artigas durante dos años reconozco que es un gran técnico y una bellísima persona. Los jugadores, que en este caso somos los que ganamos o perdemos los partidos, no hemos respondido a lo que él hubiera querido y, por lo tanto, nos sentimos responsables de su decisión”
CRÓNICA DE 14 PARTIDOS Y UNA ELECCIÓN PRESIDENCIAL
Seguer, debuta como entrenador ante su propia afición el sábado 18 de octubre de 1969, con un triunfo sobre el Sabadell –3 a 1–, en un partido sin relieve alguno. Esta fue la primera alineación que presentó el técnico natural de Parets del Vallés: Reina; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Rexach, Marcial, Zaldúa, Castro y Pujol (Pellicer), siendo los goleadores Zaldúa, en dos ocasiones, y Gallego. Por otro lado, Miguel Ángel Bustillo tiene que volver a ser intervenido quirúrgicamente “para suprimir el material plástico, después de una breve e intensa preparación preoperatoria”. Ello no alteraría los plazos de su recuperación, que se fiaban largos, tal vez para el próximo torneo copero, si es que el Barça pasaba las primeras eliminatorias…
También entra el antiguo comodín azulgrana con buen pie en Europa, pues el Barça se impone a domicilio a los magiares del Gyor por 2 a 3, con una gran actuación de Zaldúa, autor de dos goles (el otro lo marcó Pellicer). Estos fueron los vencedores en la localidad húngara: Reina; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Juan Carlos (Ramoní), Pellicer (García Castany), Zaldúa, Castro y Rexach. Pero la gran decepción va a llegar en Sevilla, al domingo siguiente. En el “Sánchez Pizjuán” los locales –que acababan de regresar a la máxima categoría y estaban dirigidos por el duro preparador austríaco Max Merkel, conocido popularmente como Mister Látigo– borraron literalmente del campo a los azulgranas, y los derrotaron por un estrepitoso 3 a 0 que no tenía paliativos, ni siquiera la repentina indisposición de Gallego, que le impidió alinearse, ni tampoco la expulsión de Eladio por agresión al sevillista Lora. Estos fueron los protagonistas de la debacle: Reina; Franch, Ramoní, Eladio; Torres, Zabalza; Rifé (Alfonseda), Marcial (García Castany), Zaldúa, Castro y Romea.
Y a la semana siguiente, el Atlético de Madrid va a cuajar una sensacional actuación en el “Camp Nou”, imponiéndose por 1 a 2 a un Barça desordenado y lento, que tan sólo exhibió afán de lucha. Alberto hizo los dos goles colchoneros, y Castro el de los azulgranas, que formaron con: Sadurní; Franch, Gallego, Romea (Sanjuán); Torres, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Zaldúa, Castro y Rexach. Al finalizar el encuentro se produce una espontánea concentración de socios y seguidores barcelonistas frente a la puerta principal de Tribuna. Se piden dimisiones. Con este resultado, el Barça caía a la undécima posición de la tabla, a cincos puntos ya del líder, el Real Madrid. Estas dos dolorosas derrotas consecutivas, con un nivel de juego paupérrimo, van a ser el detonante de la crisis que ya se venía gestando desde meses atrás, cuando la fallida contratación de HH terminó con la artificial y precaria unión de la Junta de Carreras, dejándola herida de muerte. Los rojiblancos madrileños solamente van a darle la puntilla. El día 5 de noviembre, Carreras y todo su Consejo Directivo presentan la dimisión, abriéndose un proceso electoral en el que –según la normativa entonces vigente– sería nombrada una nueva Junta por votación en Asamblea General Extraordinaria de los Socios Compromisarios, elegidos a sorteo. El sufragio universal, ensayado sorprendentemente en 1953, cuando fue elegido Miró-Sans, aun tendría que esperar casi una década, hasta que volviese la democracia a España.
Narcís de Carreras, en una nota oficial del club, da cuenta de su decisión: “Deseo los mejores aciertos al que resulte elegido presidente y que además tenga la suerte de poder contar con las colaboraciones indispensables para que nuestro Barça conozca nuevos días de triunfo y de gloria”. La consecuencia de todo esto es que el nombre del Barça, una vez más, va a convertirse en la comidilla de los medios informativos y los aficionados al fútbol de España entera. Y entre tanto, el equipo languidece en el campeonato. Se arranca un positivo en Valencia (0-0), un resultado que en otras circunstancias sería bien recibido, pero que ahora apenas sabe a nada, pues tampoco los valencianistas atravesaban por su mejor momento. La alineación azulgrana fue la siguiente: Sadurní; Franch, Gallego, Romea; Torres, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Zaldúa (Rexach), Castro y Pujol.
Palabras muy interesantes y llenas de sensatez de un reciente –y ya dimisionario– directivo. Pero no se trataba de un directivo más, de los de palco y puro, sino de un hombre que había sido cocinero, y muy bueno, por cierto, antes que fraile, Pepe Gonzalvo, “Gonzalvo II”: “ Al Barcelona le ocurre que carece de unos esquemas que son esenciales en el juego de hoy día. El conjunto coexiste, porque no puede existir alrededor de nada. Todo el mundo se ha preocupado de los fichajes más o menos grandes, pero nadie de crear un sistema que permita aprovecharlos. Se juega con la fuerza individual de que se disponga. Y eso no es bastante, naturalmente, para un club de la categoría del Barcelona” Al mismo tiempo, suenan ya una serie de nombres como posibles candidatos a la presidencia del Barça: Martí Cot, Agustí Pujol, Gibernau, Llaudet, Montal, Baret, Domenech, Miró-Sáns…
En la décima jornada de Liga el Barça se impone al Celta en el “Camp Nou” con muchos apuros (2 a 1, con goles de Zaldúa y Gallego). Y no es que precisamente los vigueses cuajaran un gran partido, pues, al contrario, causaron una muy pobre impresión, pero los azulgranas también se hallaban bajo mínimos. Esta fue su alineación: Sadurní; Franch, Gallego, Romea; Torres, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Zaldúa, Castro (García Castany) y Rexach. Mientras, la voz de la calle parece optar por Pere Baret como su candidato favorito, y por Helenio Herrera como el entrenador más idóneo. Y es que pesaba mucho el hecho de que los últimos grandes triunfos del club datasen del bienio herrerista (1958-60), antes de iniciar una larguísima travesía del desierto sin apenas títulos de relieve. Por esos mismos días se celebra el sorteo de los 200 Socios Compromisarios que han de tomar parte en la Asamblea General Extraordinaria donde tendrá lugar la elección del nuevo presidente barcelonista. Entre los elegidos, hay 23 mujeres. Y con vistas a los comicios, va aclarándose también definitivamente el panorama, puesto que –descartados los señores Campabadal y Domenech– quedan frente a frente Agustí Montal y Pere Baret. Por cierto que en la prensa barcelonesa se va a publicar por estos días una nota en la que cuatro expresidentes del club, los señores Miró-Sans, Balaguer, Martí Carreto y Llaudet se mojan apoyando públicamente la candidatura de Agustí Montal.
En la undécima jornada de Liga el Barça va a hacer el ridículo en el campo del penúltimo clasificado, el Mallorca, donde caerá derrotado por 3 goles a 2. Las críticas son durísimas para un equipo que, según una portada muy gráfica, la del influyente semanario RB, se hunde cada día un poco más. Seguer estaba cosechando unos resultados bastante peores que Artigas, y todo el mundo era consciente de que a su interinidad le quedan tan sólo unas pocas semanas de vida, el tiempo suficiente para que el nuevo mandatario barcelonista entronizase al entrenador de sus preferencias en el banquillo del “Camp Nou”. Este fue el equipo que se cubrió de oprobio en el “Luís Sitjar”: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Zaldúa, García Castany y Pujol. Al domingo siguiente se consigue una victoria por la mínima –1 a 0– en el Estadio ante un Granada que estaba despachando una notable campaña hasta la fecha. Reaparecieron Reina, Ramoní, Fusté y Rexach, y este último fue el autor del gol del triunfo de un Barça que formó de la siguiente manera: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Ramoní, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Zaldúa, Fusté y Rexach. Aun así, al final del partido volvieron a concentrarse numerosos hinchas barcelonistas ante la puerta principal de la Tribuna, para dejar patente su descontento.
Antes de que concluya el mes de noviembre, y coincidiendo con el 70 Aniversario de la fundación del club, es inaugurado el primer grupo de viviendas construidas en los terrenos que había ocupado el campo de “Les Corts”. Asisten a la ceremonia inaugural el hijo de Joan Gamper y el señor Carreras, presidente dimisionario del Barcelona. Asimismo se consigue el pase a la siguiente ronda europea, tras una nueva victoria ante los magiares del Vasas Gyor (2 a 0), con la siguiente alineación: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Ramoní, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Zaldúa, García Castany y Pujol. Los dos tantos son marcados por Zaldúa y un defensor húngaro en su propia puerta, pero en la Liga continúan los tropiezos. Derrota en Zaragoza por 2 a 1, con un equipo formado por: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Ramoní, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Zaldúa, Rexach y Castro. En vísperas de unas elecciones que decidirían su futuro próximo, el Barça era noveno con 13 puntos, a ocho de la cabeza. Un lugar a todas luces indigno para una entidad de su prestigio y su historial.
Se anuncia que, en caso de salir elegido presidente Pere Baret, su hombre para el banquillo sería el rígido preparador austriaco Max Merkel, cuya campaña al frente del Sevilla estaba sorprendiendo a propios y a extraños, aunque la noticia causó aún más sensación, sobre todo en la capital hispalense. En cuanto a los planes del otro candidato, el señor Montal, este prefiere hablar de manager, pero no considera oportuno revelar su identidad. Lo único que se sabe de él es que ya está contratado en firme, y que es de nacionalidad inglesa. Pero mientras, todavía con un hombre de la casa como Josep Seguer en el banquillo, el equipo continúa cosechando derrotas. En esta ocasión en un campo tradicionalmente poco propicio para el Barça como el “Estadio Insular” de Las Palmas, donde los amarillos se imponen por 1 a 0 a los azulgranas, que pusieron en danza a: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Ramoní, Zabalza; Alfonseda, Marcial (García Castany), Zaldúa, Fusté (Juan Carlos) y Romea.
La elección presidencial había sido fijada para el día 18 de diciembre de 1969, y de las cuatro precandidaturas presentadas –las de los señores Campabadal, Domenech, Baret y Montal– al final, tal como se preveía, quedaban únicamente en liza los dos últimos, representantes de sendas corrientes muy caracterizadas en el seno del barcelonismo. Pere Baret i Sabaté, financiero y hombre de negocios de 44 años de edad, directivo dimisionario de la Junta de Carreras, era el representante del sector llamémosle crítico –su slogan era “Por la Renovación” –, y pretendía arrancar las riendas del club de las manos del grupo social, la burguesía textil, que venía monopolizando en la práctica los cargos directivos desde hacía un cuarto de siglo, mientras que Agustí Montal i Costa, empresario textil precisamente, de 34 años de edad y vicepresidente del club a la sazón (cuyo lema rezaba “Con el socio, todo; sin el socio, nada”), encarnaba claramente a la tendencia oficialista, que preconizaba la continuidad y recelaba mucho de posibles “saltos en el vacío”, aunque hablaba de “reestructuración”
La campaña electoral fue breve pero muy intensa, y en ella puede decirse que ambos candidatos llegaron con sus respectivos programas hasta el último rincón de Cataluña, por más que su suerte dependiese únicamente de un reducido colegio de votantes, compuesto por algo más de dos centenares de compromisarios designados mediante sorteo entre los socios del club, sistema que los dos contendientes censuraron públicamente, aunque –como es obvio– lo acataban. El Establishment barcelonista (ex presidentes, directivos, Socios de Mérito y demás prohombres ) apoyaba abierta y decididamente a Montal, un hombre de su plena confianza, uno de los suyos, hijo del presidente de las Bodas de Oro (Agustí Montal i Galobart), perteneciente al gremio textil, tradicional vivero de dirigentes blaugranas, y bien conectado con Banca Catalana, la joven institución financiera que, bajo el control de Jordi Pujol, estaba realizando una clara apuesta de tipo nacionalista por la economía y la cultura catalanas. Por el contrario, Baret –con su vitola de renovador a cuestas– recibió el respaldo de un barcelonismo más “popular”, el del socio de la General. La Revista Barcelonista (RB), editada por Carles Barnils, no ocultaba sus simpatías baretistas, y acusaba a Montal de ser el candidato del Grupo del Porrón, es decir, de un puñado de familias acomodadas que se habían pasado los cargos directivos casi de padres a hijos, por derecho de herencia (algo que, en el caso concreto de Montal, era rigurosamente cierto). En la candidatura de Baret no figuraba ningún ex directivo, mientras que en la de Montal iban nada menos que siete, que por el mero hecho de serlo, se convertían en compromisarios natos, con derecho a voto, dato este muy interesante a tener en cuenta si se producía una elección igualada, tal como se preveía
Coloquios, debates y demás actos, en los que se utilizó con profusión la lengua catalana, oficialmente proscrita, desembocaron en la jornada electoral del 18 de diciembre de 1969, en el Palacio de las Naciones de la Feria de Muestras de Barcelona. Baret, que traía en su programa la contratación del técnico sevillista Max Merkel, partía –aunque por escaso margen– como favorito, y por lo tanto el desenlace de la votación constituyó una relativa sorpresa, ya que en el escrutinio el financiero badalonés fue en cabeza hasta que se contabilizaron las papeletas de los compromisarios natos (es decir, ex presidentes, directivos y Socios de Mérito1), quienes decantaron la balanza a favor del candidato continuista y en contra del adalid de la Ruptura, por un ajustado 126 a 112. Lo cierto fue que hubo poderes fácticos –como el propio Jordi Pujol– que movieron algunos hilos en la sombra para que Montal, uno de los suyos, resultase finalmente elegido. Cosas de la política, que por algo es la continuación del fútbol por otros medios, parafraseando a Clausewitz… A la salida del recinto se produjeron algunas escenas muy desagradables, y mientras que el nuevo presidente era acogido con frialdad –cuando no con abierta hostilidad– por parte de ese barcelonismo de base, en cambio el derrotado Baret fue aclamado por sus partidarios.
Finaliza la primera vuelta en el “Camp Nou” ante el Elche, cediendo el Barça un decepcionante empate a uno, con gol de Pujol y el siguiente equipo: Reina; Torres, Gallego, Eladio; Ramoní, Zabalza; Alfonseda, Marcial, Zaldúa, Pujol y Rexach. Al hacer su entrada en el palco presidencial, Agustí Montal fue recibido con división de opiniones, declinando saludar a los socios tal como hasta entonces había sido habitual en todos los que le habían precedido en el cargo. Una vez concluido el partido, se repitió la ya acostumbrada concentración delante de la Tribuna, y de nuevo se vivieron momentos de tensión, con parte de la hinchada dando rienda suelta a su descontento.
Pero siete días más tarde da comienzo la segunda ronda del campeonato, y lo va a hacer con un marcador mucho más del agrado de todos los culés, máxime teniendo en cuenta quién era el adversario. Y es que el Barça le gana por 1 a 0 al Real Madrid, con un gol de cabeza de Gallego al rematar un saque de esquina lanzado por Rexach, en un partido donde Seguer hizo jugar a Rifé como lateral derecho, con la expresa misión de marcar a Gento aprovechando su punta de velocidad. La prueba resultó positiva, y esa misma noche, ante toda España, Quimet iniciaría una nueva carrera como defensa –carrilero lo llamaríamos ahora–, en la que volvería a ser convocado para la Selección, ahora por Ladislao Kubala. En lo concerniente al juego, este no había mejorado gran cosa, pero al menos se había conjurado temporalmente el peligro de caer todavía más bajo en la clasificación. Así formó el equipo presentado por Seguer en el que iba a ser su último partido como responsable técnico del Barcelona: Reina; Rifé Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach (Romea), Marcial, Martí Filosía ( Zaldúa ), Castro y Pujol.
La elección de Agustí Montal i Costa como presidente del Barça abre, sin lugar a dudas, un nuevo capítulo en la historia del club. Con ella puede darse por finalmente concluido el período de relativa interinidad que se inició con la renuncia de Enric Llaudet a volver a presentarse a las urnas en septiembre de 1967, y señala el arranque de un cierto proyecto, difuso pero proyecto al fin y al cabo, que no es ajeno a una clara voluntad de catalanización de la entidad, primero de una forma lenta y gradual, pero después acelerando el ritmo, coincidiendo con los que van a ser los últimos años del régimen del general Franco. No habrá salto en el vacío –tal como temían algunos que ocurriría si triunfaba Baret–, y la continuidad quedaba garantizada con un equipo de gobierno infinitamente más cohesionado que la heterogénea Junta dirigida por Carreras, de modo que el nuevo Consejo Directivo pone manos a la obra sin demora.
Su primera decisión va a ser contratar a un nuevo entrenador. El elegido será el técnico inglés Vic Buckingham, poco –o nada– conocido entre los aficionados, pero con varios puntos destacados a su favor. También los flamantes rectores barcelonistas comenzarán a presionar a las instancias federativas españolas para que por fin sea levantada la prohibición de fichar jugadores extranjeros. Y es que ya le tienen echado el ojo a una buena pieza: un muchachito holandés que milita en el Ajax de Amsterdam, flaco de carnes pero capaz de realizar los más diabólicos quiebros y marcar los goles más inverosímiles. Un chico con más aspecto de cantante Pop que de futbolista, llamado Johan Cruyff, que había sido casualmente descubierto por el propio Buckingham, haciéndole debutar en el cuadro holandés con sólo 17 años, y a quien aspiran a convertir en el santo y seña de un Barça triomfant.
Se despide el año con el tradicional partido navideño en el “Camp Nou”, en esta ocasión frente al Partizán de Belgrado, un atractivo conjunto yugoeslavo que le había disputado la final de la Copa de Europa al Real Madrid tan sólo tres años antes, pero que, a causa de la hogareña festividad del día, no congregó demasiada gente en las gradas. Empate a dos al final del choque, siendo Martí Filosía y García Castany los autores de los tantos barcelonistas. Y en la decimoséptima jornada del Campeonato Nacional de Liga, al Barcelona le corresponde visitar el Estadio de “Riazor”, para enfrentarse al Deportivo de La Coruña. En el terreno gallego se sentará por primera vez en el banquillo azulgrana Mister Buckingham. El técnico inglés aun no dominaba el castellano, por lo que el club va a poner a su disposición durante varios meses a un intérprete, Mr. Getman. El partido se saldará con un triste empate a cero, pero ya se sabe, “punto es punto…”. Esta fue la primera alineación presentada por el entrenador británico: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Juan Carlos; Rexach, Marcial, Zaldúa, Castro y Pujol. Como puede verse, un equipo muy similar a los que venía alineando Seguer. El balance del de Parets del Vallés como responsable del banquillo del Barça se resume en 13 partidos oficiales disputados –encuentro nadalenc aparte–, con un balance de 6 victorias, 2 empates y 5 derrotas. El equipo a sus órdenes había marcado 17 goles, encajando 16 tantos. Unos números muy, muy discretos…
SEGUER SIGUE ENTRENANDO
Después de colaborar con Buckingham en el segundo tramo del curso 69-70, Josep Seguer va a hacerse cargo nuevamente de un conjunto de cara a la temporada 70-71, pero sin romper su vinculación con el Barça, puesto que se trataba del Barcelona Atlético, club resultante de la fusión de los dos filiales azulgranas, Condal y Atlético de Cataluña. Militará en Tercera División, reuniendo futbolistas de la talla de Irazusta, Laredo, Gelo, Laguna, Cortés, Puig Viñeta, Chiva, Sitjá o Rodri, pero en la campaña siguiente, privado de sus mejores elementos, descenderá a categoría regional. Entonces Seguer va a tomar las riendas de un histórico, el Badalona, sin moverse prácticamente de casa, y al año siguiente, 1973-74, se sentará en el banquillo de un viejo conocido, el Manresa. Entre 1974 y 1976 entrenará a otro modesto con pedigree, el Jupiter, y en 1976-77 bajará hasta el delta del Ebro para dirigir al Tortosa. Siguiendo con su particular volta a Cataluña, en el curso 77-78 ocupa la dirección técnica del Terrassa, en Segunda, en una época en la que el cuadro egarense albergaba aspiraciones de ascenso a la máxima categoría, con jugadores como el brasileño Bío, que no tardará en pasar a las filas del mismísimo Barça.
Durante el bienio 1978-80 le encontramos al norte de la Comunidad Valenciana, en la provincia de Castellón y más concretamente en un Villarreal donde nadie podía soñar todavía con futuros éxitos. No consigue llevarlo de vuelta a Segunda, pero va a tener el honor de descubrir y promocionar a uno de los mejores y más completos centrocampistas españoles de las dos siguientes décadas, el longevo Robert Fernández, actual secretario técnico del Barça, quien muy pronto destacará en las filas del Valencia y conseguirá la internacionalidad, fichando por los azulgranas en 1986 a las órdenes de Terry Venables. Figueras (80-81), Gavá (81-82) y Reus (82-83) serán sus últimos equipos, y con 60 años cumplidos Seguer se despedirá de los banquillos y sus constantes tensiones, para atender más de cerca sus negocios particulares (había sido una hormiguita, primero como distribuidor de una conocida y popular marca de cerveza, y más tarde regentando varias tiendas de artículos de regalo en la zona alta de Barcelona).
Después vendrá un tiempo de reconocimientos y homenajes, absolutamente merecidos tratándose de un hombre que como futbolista en activo no recibió la misma atención mediática que otros compañeros más famosos del legendario equipo de les Cinc Copes, pero que desde la modestia y el sacrificio lo había dado todo por los colores azulgranas. Buena prueba de ello fue el excelente libro biográfico titulado Josep Seguer. El primer comodí del Barça, escrito por su paisano el periodista Toni López y publicado por el Ayuntamiento de Parets del Vallés en mayo de 2000, de donde proceden no pocos datos incluidos en este trabajo. Avecindado en el municipio tarraconense de Vandellós i Hospitalet de l´Infant, en la comarca del Baix Camp, Josep Seguer va a fallecer en el hospital de Reus el primer día de 2014, a los 90 años de edad, siendo enterrado en el cementerio de su localidad de residencia. Era uno de los últimos componentes de aquel equipazo que lo ganó todo en la temporada 1951-52, y por desgracia hoy ya no queda con vida ninguno de quienes formaron parte de un conjunto legendario, que tantas tarde de gloria dio a los colores azul y grana.