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Cinco goleadores y el mejor portero de la historia del fútbol

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Héroes de finales

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1915: Pichichi consagra su fama

El 2 de mayo de 1915 salieron al campo de Amute, en Irún, el Athletic Club y el Español de Barcelona. A las órdenes del suizo Walter Germann formaron ambos clubes, y entre los 22 jugadores que disputaron la final de Copa, uno entre todos ellos iba a destacar, un delantero cuyo nombre ha atravesado la historia: Rafael Moreno Aranzadi, «Pichichi».

Cuentan las crónicas que el partido no tuvo color, que estuvo constantemente dominado por un Athletic más acostumbrado al terreno de hierba. Al descanso Pichichi ya había hecho de las suyas en dos ocasiones: a los tres minutos, al transformar un penalti, y a los 43 al rematar un córner lanzado por Echevarría. A los quince minutos del segundo tiempo, nuevamente a pase de Echevarría, Pichichi marcó su tercer gol, lo que inclinaba la balanza definitivamente del lado bilbaíno, al par que convertía al célebre delantero en el primero en marcar tres goles en una final. Por aquel entonces eso de las estadísticas era totalmente desconocido y hasta es probable que Pichichi nunca conociera su récord, pero él, que el año anterior había marcado cuatro goles en una semifinal contra el Vigo Sporting, fue el primero en marcar tres en una final. Su eficacia goleadora fue premiada en 1953 por los diarios Marca y Arriba, quienes instituyeron un premio con su nombre para el máximo goleador de la Liga. El primer ganador fue Telmo Zarra, otro héroe de final…

Athletic Bilbao – Español Barcelona = 5-0 (2-0)

2-5-1915, Fuenterrabía (Guipúzcoa): Amute

Árbitro: Walter Germann.

Athletic: Ibarreche; Hurtado, Solaun; Cabieces, Belauste, Mestraitua; Echevarría, Pichichi, Zubizarreta, Iceta, Belauste.

Español: Gibert; Bru, Massana; Lemmel, Pomés, Juanico; Janer, Armet, López, Usobiaga, Sempere.

Goles: 1-0 Pichichi 3′; 2-0 Pichichi 43′; 3-0 Pichichi 60′; 4-0 Zubizarreta 69′; 5-0 Germán 70′.

1916: Félix Zubizarreta iguala a Pichichi

Aunque hoy es todo un desconocido, los 21 jugadores restantes que salieron al campo el 7 de mayo de 1916 para celebrar la final de Copa lo conocían bien. Al igual que Pichichi, Zubizarreta también había marcado cuatro goles en una semifinal, y también contra un equipo de Vigo, el Fortuna; había sido el 25 de abril de 1915.

El rival del Athletic en esta ocasión era el Madrid, y para los bilbaínos era, si cabe, más que una final: si ganaban obtendrían el trofeo en propiedad. El público que llenaba las gradas del campo del Español de Barcelona estaba claramente a favor de los leones de San Mamés, ya que el Madrid había eliminado al Barcelona en las semifinales y eran tiempos en los que más allá de los colores propios uno defendía los colores de la ciudad frente al rival; lo que no podían imaginar es que un hombre entre todos les devolvería el apoyo con goles, los aplausos con un excelente juego: Zubizarreta. Dio el pase del primer gol, rematado por Acedo, y antes del descanso marcó el segundo gol. Pero no contento con eso en el segundo tiempo volvió a marcar en dos ocasiones, rematando un córner lanzado por Germán, y poco antes del final, recogiendo un medido pase de Acedo. ¡Él solo había ganado la final para el Athletic!

Al terminar el partido un grupo de desaprensivos intentó agredir a los jugadores madridistas, que fueron protegidos por los agentes de la autoridad y por los futbolistas bilbaínos. Por la noche, los madridistas visitaron a los bilbaínos en su hotel para felicitarlos por su victoria y agradecerles su deportiva protección. Como es natural los merengues felicitaron especialmente a uno, a Félix Zubizarreta.

Athletic Club Bilbao – Madrid F.C.    4-0 (2-0)

7-5-1916, Barcelona: Campo del Español

Árbitro: Francisco Bru

Athletic: Ibarreche; Solaun, Hurtado; Eguía, Belauste, Cabieces; Echevarría, Pichichi, Zubizarreta, Iceta, Acedo.

Madrid: Teus; Erice, Irureta; Aranguren, René Petit, Castell; Sicilia, Belaunde, Bernabeu, Juan Petit, Sotero Aranguren.

Goles: 1-0 Acedo; 2-0 Zubizarreta; 3-0 Zubizarreta; 4-0 Zubizarreta.

1919: Félix Sesúmaga decidió una de las finales más espectaculares

La Copa de 1919 había supuesto un paso definitivo hacia su modernización: el número de participantes y partidos se había ampliado y por primera vez se jugaba el torneo completo desde los cuartos de final. En el primer partido de éstos, disputado entre el Arenas y el Racing de Madrid, un delantero centro había establecido una marca difícil de superar: ¡7 goles en un mismo partido! Ese mismo delantero sería clave en la victoria final del Arenas: Félix Sesúmaga.

El 18 de mayo, y a las órdenes del inefable Julián Ruete, salieron al campo el Barcelona y el Arenas para disputar una de las finales más espectaculares de la historia. Ya a los 12 minutos dejó Sesúmaga su marca en una jugada personal que terminó con un tiro ajustado al poste. ¡Qué golazo! El marcador se mantuvo con 1-0 durante gran parte de la primera parte, pero a poco de terminar ésta marcó Viñals para el Barcelona. Las cosas se pusieron feas para el Arenas cuando Lakatos, recién comenzada la segunda mitad marcó el 2-1. Los minutos pasaban y el final del partido se acercaba peligrosamente; en esos momentos cercanos ya a la desesperación apareció una mente fría y genialmente goleadora: ¡gol de Sesúmaga! El público volvió a aplaudir entusiasmado al delantero arenero: ese gol traía la prórroga, un premio de treinta minutos para los espectadores. Y como no podía ser de otra manera volvió a ser Sesúmaga quien diera espectáculo, marcando el camino de la victoria con una rapidísima internada que terminó en 3-2. Después vinieron dos goles más, pero quien había terminado con el Barcelona era un jugador con nombre y apellido: Félix Sesúmaga, uno de los más grandes goleadores de nuestra historia.

Arenas de Guecho – Barcelona = 5-2 (2-2)

18-5-1919, Madrid: O’Donnell

Árbitro: Julián Ruete

Arenas: Jáuregui; Vallana, Careaga; Uriarte, Arruza, José María Peña; Ibaibarriaga, Pagaza, Sesúmaga, Barturen, Florencio Peña.

Barcelona: Bru; Reguera, Costa; Torralba, Sancho, Blanco; Viñals, Garchitorena, Martínez, Alcántara, Lakatos.

Goles: 1-0 Sesúmaga 12′; 1-1 Viñals 38′; 1-2 Lakatos; 2-2 Sesúmaga 80′; 3-2 Sesúmaga 96′; 4-2 Florencio Peña; 5-2 Ibaibarriaga 118′.

1936: Zamora fue el protagonista

EN SU ÚLTIMO PARTIDO OFICIAL REALIZÓ SU PARADA MÁS FAMOSA

El 21 de junio de 1936 no menos de 22 mil personas se apretujaban en las 19 mil localidades oficiales de Mestalla para ver la final entre el Madrid y el Barcelona. Hacía un sol de castigo, y los reventas llegaban a vender a 70 pesetas las localidades de general, cuyo precio era de 5.

Aunque el partido no estaba siendo muy bueno, el comienzo había sido trepidante. El Barcelona salió muy impetuoso para sorprender al Madrid, pero fue éste quien marcó el primer gol, por mediación de Eugenio (min. 6′), y el segundo, por mediación de Lecue (min. 12′). El jarro de agua fría fue mitigado cuando en el minuto 29 Escolá marcó a la salida de un corner el 2-1.

Y ahí se terminó prácticamente el partido hasta que, cuando quedan cinco minutos para que se termine la final ataca el Barcelona; Vantolrá se zafa de Lecue y engaña con un quiebro a Quincoces. Todos esperan su tiro, pero cede retrasado y el balón le llega a Escolá. ¡Lo han dejado solo! Mira a puerta y ¡lanza un durísimo tiro raso, justo pegado al poste! Es gol seguro, pero Zamora vuela de palo a palo y hace un paradón asombroso. Su caída ha levantado una polvareda que corta la respiración a los espectadores. Inmediatamente Zamora se levanta con el balón en las manos. Las crónicas dijeron que el aplauso que le brindaron los espectadores duró ni más ni menos que cuatro minutos. Con esta actuación prácticamente concluyó el partido, al final del cual Zamora subió a recibir de manos del presidente de la Federación la Copa que les acreditaba como campeones de España. Al recibirla gritó Zamora: «¡Viva Valencia!, ¡viva el Madrid!, ¡viva España!

Con seguridad ésta es la parada, el paradón, más famoso de la historia de nuestro fútbol, ejecutada como no podía ser menos por el que quizá sea nuestro mejor jugador de todos los tiempos. Lo realizó además en el último partido oficial que disputó: justo tras ganar la última Copa del Presidente de la República decidió retirarse. 17 años en la elite del fútbol eran muchos, 17 años siendo el portero titular de España todavía no han sido igualados.

Madrid – Barcelona = 2-1 (2-1)

21-6-1936, Valencia: Mestalla

Árbitro: Ostalé              

Madrid: Zamora; Ciriaco, Quincoces; Pedro Regueiro, Bonet, Sauto; Eugenio, Luis Regueiro, Sañudo, Lecue, Emilín.

Barcelona: Iborra; Areso, Bayo; Argemí, Franco, Balmaña; Vantolrá, Raich, Escolá, Fernández, Munlloch.

Goles: 1-0 Eugenio 6′; 2-0 Lecue 12′; 2-1 Escolá 29′.

1939: Campanal fue clave para el primer título de posguerra

En octubre de 1938 se reunió la Asamblea de la Federación de San Sebastián y decidió que «dada la magnífica normalidad que se disfruta en la zona liberada, celebrar una competición nacional por eliminatorias entre clubs regionales clasificados. A esta competición se le ha dado el nombre de Copa del Generalísimo, por disputarse en ella una copa donada, al efecto, por el Caudillo». Participaron diez equipos, y a la final llegaron el Sevilla y el Racing de Ferrol.

La cita tenía lugar en Montjuich, el 25 de junio a las cinco y media de la tarde. El público escuchaba de pie el himno nacional mientras en el césped, en la alineación del Sevilla aparecía como delantero centro Marcelino Campanal, que ya antes de la Guerra había jugado dos temporadas con el Sevilla, y que daría toda una exhibición de juego.

Su primera actuación fue cuando se llevaban cinco minutos de juego, en el que dio un excelente pase a Raimundo con el que éste abrió el marcador. Quince minutos más tarde, aprovechando un fallo de Calichi, marcó el 2-0 de tiro cruzado. La fiesta no había hecho más que comenzar, y a los 27′ Campanal volvió a marcar con un fortísimo disparo desde fuera del área. Antes del descanso Pepillo marcó dos goles más y remachó la goleada que había preparado Campanal.

Los goles continuaron al reanudarse el partido, esta vez para el Racing con dos goles de Silvosa, y el último del Sevilla, marcado una vez más por Campanal. Así pues Marcelino González del Río, tal era el nombre escondido bajo el apodo de Campanal, había marcado tres goles y dado el pase del cuarto. No estaba mal para comenzar el fútbol después de la Guerra…

Sevilla – Racing Ferrol                                     6-2 (5-0)

25-6-1939 (17,30), Barcelona: Montjuich

Árbitro: Arribas

Sevilla: Bueno; Cayuso, Villalonga; Torróntegui, Félix, Leoncito; López, Pepillo, Campanal, Raimundo, Berrocal.

Racing: Alberty; Calichi, Moreno; Bertolí, Silvosa, Basterrechea; Lelé, Gallart, Barón, Edelmiro I, Portugués.

Goles: 1-0 Raimundo 5′; 2-0 Campanal 20′; 3-0 Campanal 27′; 4-0 Pepillo 38′; 5-0 Pepillo 42′; 5-1 Silvosa (p) 53′; 5-2 Silvosa 56′; 6-2 Campanal 62′.

1950: Zarra, máximo goleador

ZARRA OSTENTA EL RÉCORD DE HABER MARCADO 4 GOLES EN UNA FINAL

El estadio de Chamartín presentó un lleno total para recibir al Atlético de Bilbao, al Rey de Copas, y al Valladolid, que aparecía por primera vez en una final copera y que este año había realizado una de las mejores campañas de su historia. A pesar de todo era evidente que el pronóstico no resultaba complicado y que el Atlético de Bilbao debería ser claro vencedor…

Y para hacer honor a tal pronóstico el Atlético salió como una fiera, atacando sin parar como si quisiera terminar el partido cuanto antes. La delantera más famosa de la historia del club bilbaíno no dejaba ni un respiro a la defensa vallisoletana, que sin embargo estaba a la altura de las circunstancias y parecía no inmutarse. Pero a los 14 minutos coge el balón Zarra y se dirige sólo contra la portería de Saso; consigue avanzar unos metros sin embargo Babot no le deja espacio para disparar. Cuando logra ver un hueco, el disparo de Zarra se estrella en Babot, pero con la suerte de que el rechace le favorece al delantero, que se queda solo ante Saso. Y como no se podía esperar de otra manera, Zarra no desaprovechó la oportunidad y con un tiro muy duro batió al portero vallisoletano. ¡Gol!, ¡gol! El primero de la tarde.

A partir de este momento el partido cambió gracias al ímpetu del Valladolid, que parecía decidido a no dar por perdido el partido tan pronto. Sus ataques, aunque siempre infructuosos, no dejaron ni un momento de relajación al Atlético, que apenas podía salir de su campo. Esta tónica continuó durante la segunda parte, en la que parecía que el equipo bilbaíno se dedicaba sin más a mantener la renta conseguida por Zarra. Pero como era previsible, con todo el terreno a su favor y con un rival a su merced, el Valladolid terminó consiguiendo su justo premio a tan sólo cinco minutos del final del partido, por mediación de Coque. Así que esperaba la prórroga…

Y en este tiempo extra los leones de San Mamés no querían más sustos, así que salieron como un verdadero vendaval, liderados por Telmo Zarra. Tan sólo seis minutos tardó en sentenciar el partido, con dos goles que ya lo alzaban, además de con la Copa del Generalísimo, con el honor de ser el primer jugador en marcar tres goles en una final. Aún más, a falta de cuatro minutos para el final marcó el cuarto gol, récord todavía inigualado. Gracias Zarra.

At. Bilbao – Valladolid = 4-1 (1-0) (1-1) (3-1)

28-5-1950, Madrid: Chamartín

Árbitro: Azón

At. Bilbao: Lezama; Canito, Areta, Arámberri; Manolín, Nando; Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo, Gaínza.

Valladolid: Saso; Lesmes I, Babot, Lesmes II; Ortega, Lasala; Revuelta, Coque, Vaquero, Aldecoa, Juanco.

Goles: 1-0 Zarra 14′; 1-1 Coque 85′; 2-1 Zarra 94′; 3-1 Zarra 96′; 4-1 Zarra 116′.

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Presidente del CIHEFE

Publicado en: General