Un siglo de rivalidad futbolística entre Murcia y Cartagena
De Juan Antonio Garre ClementeEl pasado 19 de marzo el estadio Cartagonova fue escenario de un nuevo encuentro entre los equipos más representativos de Cartagena y Murcia; en este caso, entre el FC Cartagena y el Real Murcia. El partido se desarrolló con la pasión habitual que tradicionalmente suscitan los enfrentamientos entre los clubes más representativos de ambas ciudades, pero desde un punto de vista histórico se trataba de un encuentro especial porque este mes de abril se cumplen cien años del inicio de la rivalidad futbolística Murcia-Cartagena, una rivalidad surgida a raíz de unos incidentes acaecidos, precisamente, muy cerca del Estadio Cartagonova: en el antiguo campo de fútbol de Los Mayores, que estaba situado en las inmediaciones de la Alameda de San Antón.
El primer partido de fútbol documentado entre un equipo de Murcia y uno de Cartagena data del 26 de noviembre de 1911. No fue un encuentro entre los equipos más importantes de ambas ciudades ya que la expedición murciana que se desplazó a Cartagena estaba compuesta en su mayor parte por suplentes del Murcia FC. El dato más llamativo del choque entre el Sport Club Carthago y el Sporting Club de Murcia, que finalizó con victoria local por 3-0, radica en que todos los tantos fueron conseguidos por jugadores británicos.
Poco después de aquel partido, en la Murcia futbolística se abrió un lapso de más de cuatro años de casi total oscurantismo. Durante este periodo no existió ninguna sociedad que tuviera la capacidad organizativa suficiente como para desarrollar una actividad constante, siquiera durante unos meses, hasta 1916, año en que se fundó el Athletic Club. Algo parecido sucedió en Cartagena, ciudad en la que las noticias futbolísticas también son muy escasas hasta este mismo año. Precisamente durante el verano de 1916 se produjo un doble enfrentamiento en Cartagena entre los equipos más representativos de ambas ciudades que se desarrolló sin incidencias destacadas.
Hasta la creación de la Federación Levantina en 1919 ningún equipo de la región participó en competiciones oficiales. En Murcia existía la costumbre de organizar partidos amistosos durante las fiestas locales, ya que al tratarse de un evento incluido en el programa de festejos el acontecimiento concitaba la atención de un mayor número de espectadores. De este modo en 1917, y con motivo de las Fiestas de Abril, hoy Fiestas de Primavera, el Athletic Club de Murcia se puso en contacto con el que entonces era el primer equipo de Cartagena, el Sporting Club Carthago, para invitarle a disputar un partido amistoso. El Sporting aceptó la petición con la condición de que los murcianos le devolvieran la visita, algo que era costumbre en la época. Cada afición tendría la oportunidad de ver a su equipo y ambos clubes podrían obtener ingresos económicos en concepto de taquilla.
El escenario del primer partido fue el campo del Tiro Nacional, denominado así porque se encontraba en una parcela anexa al campo de Tiro de Espinardo, y que estaba situado a unos cinco kilómetros del núcleo urbano de Murcia. Se trataba del único campo de fútbol existente en el municipio, ya que la ciudad se encontraba completamente rodeada por la huerta y por este motivo era imposible encontrar otro lugar (al margen de la plaza de toros) para organizar un partido de fútbol. El terreno de juego, que se usaba desde 1903, presentaba un estado deplorable, incluso para las pocas exigencias de los jugadores de la época. El campo, de reducidas dimensiones, estaba atravesado por un camino vecinal (de modo que cuando se acercaba un carruaje había que detener el juego) y además estaba inclinado hacia una de las bandas. A todo esto se le sumaba que el Athletic llevaba casi un año sin utilizarlo, por lo que un grupo de jóvenes de la ciudad se tuvo que esforzar para limpiarlo de piedras y otros obstáculos hasta dejarlo en un estado que permitiera albergar un partido de fútbol.
Era la primera vez que el club más representativo de Cartagena jugaba en Espinardo. La impresión que produjo aquel campo a los periodistas de esta ciudad distó mucho de ser aceptable. El redactor de El Eco de Cartagena incidió en las escasas dimensiones del terreno de juego (aproximadamente 60×40) y en que la distancia desde el saque de esquina hasta la portería era de sólo 18 metros. La Tierra realizó una descripción muy completa “llegamos al campo y nuestra desilusión es enorme. El terreno de juego es de lo más malo que puede haber para estos menesteres. De dimensiones irrisorias y de un piso verdaderamente infernal. Por un lado una carretera llena de surcos y por otro una pendiente pronunciadísima de esas de las de peligro de muerte.”
La jornada presentaba un grave inconveniente que podía haber retraído la presencia de aficionados, pues a la lejanía del campo de fútbol, se le sumó la climatología adversa. Durante toda la tarde reinó un fuerte viento; no obstante, las ganas de los murcianos por ver un partido de fútbol y la publicidad otorgada al evento pesaron más, lo que motivó que el campo estuviera lleno. Ganó el Sporting por 1-2, pero si este partido ha pasado a la historia ha sido por un incidente aislado. Cuando los cartageneros obtuvieron el 0-2 algunos aficionados locales lanzaron piedras al terreno de juego, una de las cuales parece ser que golpeó levemente a Monche, el autor del tanto, un futbolista natural de Mazarrón que había jugado con el equipo murciano durante el año anterior. No debió tener importancia este impacto ya que dos de los tres redactores cartageneros que se desplazaron hasta Murcia ni siquiera mencionaron el incidente.
El domingo 29 de abril se produjo la devolución de la visita. El encuentro iba a ser una fiesta en la que estaba previsto homenajear a la tripulación del submarino Isaac Peral, que había llegado al puerto de Cartagena dos días antes. La prensa cartagenera no calentó el partido. Al contrario, si en algo se detuvo fue en elogiar las virtudes de los mejores jugadores del Athletic.
El partido se tenía que haber celebrado en el campo del paseo Alfonso XIII (que popularmente ha pasado a la historia como campo de la Alambrada, porque se cercó con una alambrada de espino), pero durante parte de la mañana llovió de forma torrencial y el terreno de juego quedó anegado. Ante la amenaza de suspensión, la única solución fue trasladar el partido al antiguo campo de Los Mayores.
Según la prensa se congregaron alrededor de 4.000 espectadores. Es muy probable que esta estimación sea exagerada, pero de lo que no cabe duda es que aquella visita del Athletic Club de Murcia fue todo un acontecimiento. Además los aficionados locales pudieron disfrutar de un encuentro que tuvo un desenlace favorable para su equipo que obtuvo una cómoda victoria.
El partido transcurrió con relativa normalidad, incluso las distintas fuentes consultadas coinciden en que el público despidió a los jugadores murcianos con aplausos. A partir de ahí cambió todo. Según escribió un redactor de El Tiempo “el partido terminó a las seis, hora en que los jugadores murcianos tomaron el coche para ir a la fonda, más un grupo de mozalbetes de 18 a 25 años en número de varios cientos apedrearon el coche dando lugar con esto a que ocho números de policía con un cabo tuvieran que ir escoltando el coche. La manifestación de barbarie no se contentó con ir hasta la entrada de Cartagena, sino que continuó hasta la fonda”. El redactor afirmó que los presentes fueron animados por un jugador del Sporting Club Carthago. Después de aquellos incidentes ambos clubes rompieron las relaciones.
Aquel mismo día la ciudad de Murcia inició una nueva etapa futbolística. Alfonso Guillamón, jugador del Athletic, comentó durante el viaje de vuelta que era necesario construir un campo de fútbol con dimensiones reglamentarias para que el club pudiera progresar. Pocas semanas después el Athletic Club de Murcia desaparecía y cedía el testigo al Murcia Foot Ball Club, que sería presidido por el propio Guillamón, quien logró encontrar un lugar adecuado para construir un nuevo campo de fútbol. El 27 de enero de 1918 el Murcia FC inauguró el campo de La Torre de la Marquesa en un partido amistoso ante el Hispania de Orihuela.
Uno de los primeros acuerdos de la directiva del Murcia FC fue negarse a mantener cualquier tipo de relación con el Sporting Club Carthago. En mitad de la tensión futbolística entre ambas ciudades entró en escena un tercer equipo: el Stadium de Madrid. A finales de 1917 el Sporting Club Carthago se adhirió a la Federación Sur con el objeto de obtener autorización para celebrar partidos amistosos contra equipos federados. El equipo cartagenero contrató al Stadium para disputar un encuentro el 1 de enero de 1918. La historia se repitió y la expedición madrileña fue apedreada cuando se dirigía a la estación para tomar el tren de vuelta.
Tal situación hizo reflexionar a la junta directiva del equipo cartagenero que se puso en contacto con la del Stadium para invitarle de nuevo a Cartagena en un acto de desagravio. Ambos clubes concertaron la disputa de dos partidos los días 31 de marzo (Domingo de Resurrección) y 1 de abril, a cambio de los cuales el club madrileño percibiría 400 pesetas.
Los dos encuentros entre el Sporting Carthago y el Stadium terminaron en empate. La directiva cartagenera propuso disputar un tercer partido al día siguiente, 2 de abril, para determinar un vencedor, aunque el objetivo prioritario era obtener unos mayores ingresos económicos, ya que la afluencia de espectadores no había sido la esperada porque la climatología había sido adversa. Inesperadamente se encontraron con la negativa de los futbolistas del Stadium, quienes se habían comprometido a jugar ante el Murcia FC.
La visita del Stadium a Cartagena coincidía con las Fiestas de Abril en Murcia. Por este motivo Alfonso Guillamón se puso en contacto con los futbolistas madrileños para concertar dos partidos los días 3 y 7 de abril, a cambio de una cantidad económica que se repartirían los componentes de la expedición. Los contactos fueron rápidos porque el jugador del Stadium que actuó como enlace fue Juan García Calvo, un futbolista formado en Murcia que se encontraba provisionalmente en Madrid estudiando Bellas Artes. Se da la circunstancia de que Manolo, hermano de Juan, era jugador del Murcia FC, aunque en aquellas fechas estaba ausente porque se encontraba realizando el servicio militar.
El acuerdo Murcia-Stadium, rubricado por Alfonso Guillamón y por Llorente, capitán del equipo madrileño, se realizó en contra del criterio del directivo que se había desplazado con la expedición, un tal Elises, quien a instancias de la junta directiva del Sporting Club Carthago había firmado un documento en el que negaba el permiso a los jugadores del Stadium jugar en Murcia, esgrimiendo el argumento de que el Murcia FC no estaba inscrito en ninguna federación. Asimismo, tres jugadores del Stadium se negaron a jugar en Murcia: el guardameta Pablo Hernández Coronado (quien varias décadas más tarde sería seleccionador español), Manzanedo (jugador del Madrid FC que reforzaba al Stadium) y Clavé (jugador del Racing de Madrid que, igualmente, reforzaba a los visitantes). El resto de la expedición hizo caso omiso a la orden de Elises de marchar directamente a Madrid.
Esta situación indignó a la junta directiva del Sporting Club Carthago, hasta tal punto que hizo todo lo posible para que los encuentros no se celebrasen. Los cartageneros enviaron un comunicado al gobernador civil manifestando que los partidos concertados entre el Murcia FC y el Stadium tenían que ser suspendidos porque el representante de este club había firmado un documento en el que se comprometía a que el Stadium no jugaría en Murcia, y que si lo hacía el club madrileño tendría que devolver las 400 pesetas al Sporting, algo a lo que Elises no estaba dispuesto.
El presidente del Sporting Club Carthago, el conocido político y abogado, José García Vaso, y otros dos directivos se desplazaron a Murcia para entrevistarse con el gobernador civil con el objeto de que suspendiera los partidos, pero se dio la curiosa circunstancia de que el gobernador civil era el padre de un jugador del Murcia FC. Finalmente los encuentros se disputaron, bajo el pretexto de que era la primera vez que un equipo madrileño jugaba en la ciudad y la visita del Stadium había causado tal expectación que se temía que la suspensión podría causar desórdenes públicos.
Tras el final del primer partido se reunieron todas las partes (gobernador civil, directivos de los tres equipos implicados y jugadores del Stadium) para aclarar la situación. Alfonso Guillamón le propuso a José García Vaso pagarle las 400 pesetas requeridas, pero el presidente del club cartagenero rehusó el ofrecimiento porque según él era una cuestión que tenía que dirimir con el club madrileño y no con el Murcia. El gran perjudicado de esta situación fue el Stadium porque tras su regreso a Madrid todos los jugadores que no obedecieron las órdenes de Elises fueron dados de baja por el club y sancionados durante seis meses por la Federación Regional Centro.
Aquel desencuentro ahondó aún más la crisis futbolística Murcia-Cartagena. El diario El Liberal publicó una carta de Alfonso Guillamón dirigida al capitán del Sporting Carthago, Antonio Para en la que reprochaba la actitud del presidente de su club y afirmaba que no había podido determinar si aquella visita al gobernador civil había sido por dinero, para suspender el partido anunciado para aquella tarde, o para encarcelar a los jugadores del Stadium por estafadores. Desde Cartagena tampoco se dieron pasos para lograr una reconciliación y durante las semanas siguientes, representantes de ambos clubes utilizaron la prensa para cruzarse acusaciones y amenazas.
Finalmente, en enero de 1919 imperó la cordura. Casi dos años después de la ruptura de relaciones Juan Teruel, vicesecretario del Sporting Carthago, envió una carta a Alfonso Guillamón, disculpándose por los incidentes sucedidos en Cartagena, e instando a normalizar las relaciones entre ambos clubes. “La protesta del Sporting contra determinados elementos del Stadium de Madrid era justificadísima. Dicha protesta ustedes la interpretaron como animosidad del Sporting hacia el Murcia F.C. y tal animosidad no existe. Nosotros procuraremos demostrarlo con nuestros actos…en cuanto a lo sucedido en ésta cuando la última visita del Athletic Club de Murcia, claro está que el Sporting Club Carthago no puede ser responsable de los actos de cierta parte del público, puesto que él mismo es el primero en censurarlo. En esto no cabe más que evitar (y esto es posible en ustedes y en nosotros) la repetición de estos actos. Así pues debe olvidarse lo pasado y poner todos de nuestra parte, para que cese de una vez para siempre la tirantez de relaciones que actualmente existe”
Lo que en un principio era el contenido de una carta privada trascendió a la prensa. No gustó en Cartagena que esto sucediera, pero la publicación de estas palabras produjo un efecto positivo. Finalmente, y tras las oportunas disculpas, por fin el 18 de mayo de 1919, es decir más de dos años después de que se produjeran los incidentes que propiciaron la ruptura de relaciones, los equipos más importantes de Murcia y Cartagena: el Murcia FC y el Sporting Club Carthago disputaron un partido de fútbol. El escenario fue el campo de La Torre de la Marquesa. Ganó el equipo murciano por 3-0. Los cartageneros quedaron tan encantados con el trato recibido que invitaron al Murcia FC a inaugurar su nuevo campo de fútbol, cuando en principio estaba previsto que lo hiciera el Club Deportivo Aguileño. Este enfrentamiento se produjo el 22 de junio. Como anécdota, durante el descanso los jugadores de ambos equipos fueron invitados a cerveza. Ganaron los locales por 3-1. Curiosamente este partido fue el último de la historia del Murcia FC.
La reconciliación deportiva entre ambas ciudades se produjo en un momento muy importante ya que en 1919 se fundó la Federación Levantina de Fútbol, lo que facilitó la oportunidad a los equipos de fútbol de las regiones de Valencia y Murcia de participar, por primera vez en la historia, en competiciones federadas. Una serie de circunstancias propiciaron que durante este año se constituyeran nuevos equipos de fútbol en Alicante (Natación), Valencia (Valencia FC), Cartagena (Cartagena FC) y Murcia (R. Levante, actual Real Murcia), todos ellos con metas muy ambiciosas. La progresión del fútbol como deporte de masas era imparable.
Las relaciones futbolísticas entre Murcia y Cartagena se normalizaron, pero los detalles de aquel desencuentro continuaron en la memoria de aquellos que lo habían vivido en primera persona. Cuando en 1936 el Cartagena fichó como entrenador a Juan Manzanedo (también conocido como Baúles) aún se elogiaba su actitud por haber sido uno de los jugadores del Stadium que 18 años antes se había negado a jugar en Murcia.
Anécdotas al margen, el mes de abril de 1917 ha pasado a la historia futbolística de la Región de Murcia porque fue el punto de partida de una rivalidad entre las ciudades de Murcia y Cartagena que ahora cumple 100 años.