Roque Olsen: disciplina, mucha disciplina (1965-1967). Primera parte.
De Fernando Cuesta FernándezDespués de una serie de entrenadores con mayor o menor pasado azulgrana en el terreno de juego (Miró, Kubala, Gonzalvo II, César y Sasot), el sexto hombre contratado como técnico para dirigir a la plantilla del Barça por Llaudet en sus primeros cuatro años de mandato -recién refrendado por el minúsculo colegio de socios compromisarios- va a ser, paradójicamente, un personaje con pedigree madridista, el argentino Roque Olsen, que había vestido de blanco durante buena parte de la década de los años 50, antes de iniciar una todavía breve pero exitosa carrera en los banquillos, que con sólo 40 años de edad le había convertido ya en uno de los preparadores más cotizados del momento. Y rizando aún más el rizo, va a ser precisamente Olsen el único técnico barcelonista desde Daucik (1950-1954) que completará dos temporadas enteras al frente del equipo, ocupando uno de los puestos más complicados del Viejo Continente futbolístico, superando a auténticas leyendas que habían dado muchos días de gloria al club enfundados en la camiseta blaugrana.
La cosa no dejaba de tener su mérito, sobre todo habida cuenta de que Olsen no era precisamente un hombre que fuese haciendo amigos allá dónde iba, pues –a despecho de su innegable valía profesional– estaba en posesión de un carácter que no le granjeaba demasiadas simpatías, ni en el vestuario ni con la prensa, siempre más proclive a técnicos de sonrisa fácil. Claro que es muy posible que el propio Llaudet, al encomendarle la responsabilidad de gobernar un plantel de gran calidad pero difícil manejo, estuviera buscando precisamente eso: un entrenador que pusiera el énfasis en la disciplina y el trabajo duro, que no se casase con nadie, que fuera capaz de meter en cintura a un colectivo brillante pero en exceso acomodado, un sargento de hierro, en una palabra…
Roque Germán Olsen Fontana había nacido en la localidad argentina de Viale, en la provincia norteña de Entre Ríos, el 9 de septiembre de 1925. Por su apellido y el tono rubio de su cabello, no es difícil sospechar un más o menos cercano origen danés o nórdico. Se va a criar no muy lejos de allí, en una población llamada Sauce de Luna, perteneciente a la misma provincia. De fornida constitución física, dará sus primeras patadas a un balón en conjuntos locales, comenzando en el Club Social Sauce de Luna, siguiendo por el Peñarol, y llegando al Club Atlético Patronato de la Juventud Católica de Paraná. Pasará al Club Atlético Tigre (en Primera División) en 1949, y al año siguiente fichará por el Racing de Avellaneda, un club que entonces ostentaba la hegemonía en el fútbol argentino. Es un delantero que se mueve por las posiciones centrales del ataque, duro, combativo y no excesivamente técnico, pero con olfato de gol.
En la temporada 1950-51 el Real Madrid va a fichar a dos jugadores argentinos, el puntero derecho Antonio Mario Imbelloni, procedente de Almirante Brown, y a Roque Olsen, al que utilizará preferentemente como interior diestro, con el número 8 a la espalda. Llega ya con la campaña muy avanzada, y en ese curso sólo va a actuar en 5 partidos de Liga, aunque firmando 4 goles, pues en su debut, efectuado el 25 de marzo de 1951, en el nuevo «Chamartín» (que aun tardaría algunos años en terminarse del todo y ser bautizado como «Santiago Bernabéu») consigue nada menos que un hat-trick ante el Murcia (6 a 0), pero en el siguiente, 51-52, es ya un fijo en las alineaciones, interviniendo en todos los encuentros ligueros (30) y marcando la nada desdeñable cifra de 17 tantos. Seguirá en esa línea en las dos temporadas posteriores, aunque a partir de la 54-55 la llegada del colchonero Pérez Payá y la de su compatriota Héctor Rial, así como la aparición de los jóvenes Marsal y Mateos, irá restándole protagonismo paulatinamente, hasta abandonar el club blanco al finalizar la campaña 56-57. En total participó en 110 partidos de Liga con el Real Madrid, convirtiendo 60 goles.
Siendo ya un veterano de 32 años va a pasar a un Segunda División, el Córdoba (1957-1960). En sus dos primeras temporadas como verdiblanco jugará como titular, con buenos registros anotadores, mientras que en la última su aportación es ya testimonial. Claro que no se limita a ser únicamente jugador del club de la ciudad de los califas, sino que ya desempeña el puesto de entrenador, que ya había simultaneado brevemente con su actuación sobre el césped al poco de avecindarse a la vera del Guadalquivir. Desde 1959 es el máximo responsable técnico del cuadro cordobés, y allí será donde consiga su primer gran éxito en los banquillos, logrando el ascenso a Primera División al finalizar la temporada 1961-62 como campeón del Grupo Sur de la categoría de plata.
En la campaña del debut en División de Honor, la 62-63, logra la permanencia del conjunto andaluz sin demasiados apuros -nunca ocupó puestos de descenso-, con una plantilla en la que destacan jugadores como Benegas, Simonet, el internacional Mingorance, Navarro, Ricardo Costa, Ramón Marañón, Egea, Juanito Vázquez, el marroquí Riahi, Juanín o Miralles. Pero no va a seguir junto a la Mezquita, sino que cruzará toda España para hacerse cargo del Deportivo de La Coruña, que acababa de descender a Segunda, y al que va a devolver a la máxima categoría –sería ya su segundo ascenso– tras realizar una estupenda temporada 63-64, en la que los gallegos se proclaman campeones del Grupo Norte con suficiencia. Pampols, Aurre, Domínguez, Escolá, Loureda, el peruano Montalvo, Jaime Blanco, Lamelo o el internacional Veloso son algunos de sus pupilos.
Sus éxitos no van a pasar desapercibidos, y con vistas a la campaña 1964-65 Olsen recibe la llamada de todo un grande, el Real Zaragoza que se acaba de proclamar campeón de la Copa del Generalísimo y de la Copa de Ferias con su extraordinaria delantera de Los Magníficos (Canario, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra), acompañados de jugadores de tanta valía como el cancerbero Yarza, los defensas Cortizo, Santamaría y Reija, los centrocampistas Isasi y Violeta, o unos suplentes de lujo llamados Duca y Sigi. En «La Romareda» no va a conseguir ningún título, pero su tarjeta de visita no puede calificarse en absoluto como un fracaso, pues conduce al equipo maño hasta su tercera final copera consecutiva (donde van a ser netamente superiores, aunque son vencidos a la postre por el Atlético de Madrid merced a un solitario gol del hondureño Cardona), llegando hasta las semifinales de la Recopa y clasificándose en tercera posición en el Campeonato Nacional de Liga, tras Real Madrid y Atlético, y aventajando a escuadras tan potentes como Barcelona y Valencia.
Vicente Sasot no va a seguir en el Barça. Su interinidad se había prolongado durante lo mucho que restaba del curso 64-65, pero la mediocridad del juego desplegado y el pobre papel realizado en todas las competiciones aconsejan un cambio drástico en el banquillo. Llaudet, refrendado en su cargo para otros cuatro años, va a sondear a Helenio Herrera, que estaba triunfando apoteósicamente en Milán al frente del Inter (campeón de la Copa de Europa de 1964 y 1965), pero la opción del Mago no prosperará, y empiezan a sonar los nombres del francés Marcel Domingo, antiguo portero del Atlético de Madrid y el RCD Español y que a la sazón dirigía al modesto Pontevedra, al que acababa de ascender de nuevo a Primera División, y el de Roque Olsen. Incluso llegó a hablarse también de la posibilidad de que Daucik, que tampoco continuaría en el Sevilla, volviese al Barça, más de una década después de su marcha.
Es la candidatura de Olsen la que va a ir ganando enteros, y parece confirmarse que el argentino será el inquilino del banquillo barcelonista para la próxima temporada 65-66, hasta el punto que el diario «El Mundo Deportivo» llega a anunciar en su edición del 29 de mayo de 1965 que el técnico ya había firmado por el Barça en la oficina madrileña del conocido intermediario Luis Guijarro. Pero hay un pequeño problema, y es que Olsen tiene aún contrato en vigor con el Real Zaragoza hasta el 30 de junio –entonces la fecha clásica de finalización de los compromisos futbolísticos–. Y además, para darle un plus de morbo al asunto, el caprichoso bombo dictamina que Zaragoza y Barcelona se enfrenten entre sí en los cuartos de final de la Copa de Su Excelencia el Generalísimo. La situación recuerda a la vivida dos años atrás, cuando aragoneses y catalanes disputaron la final copera en el «Camp Nou», y el entrenador zaragocista, César, ya estaba apalabrado con el Barça…
A causa de ello se alzarán algunas voces airadas en la ciudad del Ebro, pidiendo que Olsen no se siente en el banquillo maño frente sus futuros pupilos, pero el entrenador va a pasar de ese ambiente enrarecido, dirige a los suyos en una espectacular victoria por 6 a 4 en «La Romareda», y declara que su mayor deseo sería alcanzar con el Zaragoza el título de Copa. Del cual va a estar más cerca tras derrotar a los azulgranas a domicilio en el encuentro de vuelta (0 a 1). Aun así, no suelta prenda respecto a su futuro, y se limita a declarar que todavía continúa con contrato en vigor, aunque en Barcelona se bromea con la posibilidad de que Olsen se hubiese comprado ya una gramática catalana. Pero mientras, todo el mundo es consciente de que la noticia está al caer, e incluso se publican en «El Mundo Deportivo» líneas como las que siguen, definiéndolo con un estilo que recurre en demasía a cierto adverbio de tiempo:
«Es, sobre todo, una persona que reúne magníficas condiciones humanas, de discreción, corrección y bondad. Acoge siempre con simpatía a los informadores y siempre su charla es amable y entretenida. Lo que no es siempre, desde el punto de vista de los periodistas, tan substanciosa como se querría, porque Roque Olsen piensa mucho antes de contestar, y alude (sic) con elegancia y con suave ironía aquellos temas que pueden juzgarse inoportunos o indiscretos. Para estas ocasiones tiene siempre una sonrisa y un «slogan» que siempre hizo gracia escuchar; «esas son cosas mías…«
Son palabras que meses después alguna influyente publicación deportiva barcelonesa –y estoy pensando en concreto en el semanario «Revista Barcelonista» («RB»)– no va a compartir en absoluto… A nivel anecdótico, reseñemos que Roque Olsen estaba casado con la actriz y cantante española Ana María Parra, la intérprete de la canción que daba título a la popular película «Las chicas de la cruz Roja» ( Rafael J. Salvia, 1958 ), en la que también intervenía el futbolista Ricardo Zamora Jr., hijo del legendario guardameta de antes de nuestra guerra, y que asimismo actuaba defendiendo los tres palos.
Por fin, en la edición de «El Mundo Deportivo» del 2 de julio, el presidente Llaudet anuncia oficialmente el fichaje de Olsen, tras llegar con él a un acuerdo. De modo que su llegada a Barcelona era ya inminente, y allí se reuniría también con Vicente Sasot y José María Gibernau, vicepresidente del Barça y responsable de la Comisión Deportiva del club, a fin de estructurar las plantillas del Barcelona y el Condal para la próxima temporada 65-66. El técnico argentino va a ser presentado a la prensa a las 8 y media de la tarde del miércoles 7 de julio de 1965, festividad de San Fermín, por el citado señor Gibernau. Ante los informadores, Olsen manifiesta «estar muy feliz y deseoso de trabajar, y por supuesto de triunfar». Aun no se atreve a juzgar a su nuevo equipo con total objetividad, al desconocer sus problemas pero expresa su deseo de verle entre los clubes punteros del fútbol español. Considera que la base de los éxitos está en la disciplina. Firma por un año, pero dice que le gustaría quedarse en el Barça el resto de su vida deportiva, pues se trata de la gran oportunidad de su carrera, y promete no escatimar esfuerzos para corresponderle. Añade que tendrá a sus órdenes una buena plantilla, que espera no obstante refuerzos, y que en los recientes fichajes de Muller y Gallego fue consultado por parte de la directiva azulgrana.
Pocos días más tarde, en el número 506 de la revista «Barça», correspondiente al 29 de julio, ya muy cerca de la fecha de reanudación de los entrenamientos, abriendo así la temporada 65-66, Olsen se definía claramente como entrenador: «soy trabajador y tengo por norma que en la plantilla de jugadores haya una total disciplina y no tolero el menor desvío o problema». Añadiendo que atajaría la menor veleidad de vedettismo: «para mí todos (los jugadores) son iguales. Creo que el fútbol es un deporte de conjunto». Al banquillo del «Camp Nou» llegaba, por lo tanto, un técnico de armas tomar…
PRETEMPORADA
La primera temporada del segundo mandato de Llaudet se inicia, pues, con el tradicional movimiento de altas y bajas en la plantilla. Abandonan el Club Goywaerts, cuyo contrato finaliza y que sorprendentemente firma por el Real Madrid, y Jesús Garay, quien a pesar de haber realizado una buena campaña el curso anterior se marchará a un Málaga recién ascendido. También pasará al Condal en calidad de cedido Enric Gensana, en la esperanza de que pueda recuperar el nivel anterior a la grave lesión de rodilla sufrida en Grecia, lo cual, por desgracia, ya no va a ser posible. Montesinos y Zaldúa –que junto al citado Gensana habían estado cedidos a Osasuna– se reincorporarán a la primera plantilla. Por el contrario, Torrent será prestado nuevamente, en esta ocasión al Sabadell, que retorna a la Primera División del fútbol español tras muchos años de ausencia. Por su parte Rexach y Pujol, a pesar del buen sabor de boca que había dejado su participación en la Copa, van a continuar fogueándose en las filas del Condal (de nuevo en Segunda), mientras que el canario Vicente hará el viaje a la inversa después de su buen rendimiento con el filial, y Camps tomará también el camino de Sabadell, muy lejos ya de ser aquel fulgurante jugador que cruzase la Diagonal en 1962.
Cuatro son los refuerzos para esta temporada 65-66. Lucien Muller, un excelente medio alsaciano del Real Madrid, internacional francés, no llega a un acuerdo para renovar con los blancos debido a sus elevadas pretensiones económicas, y acepta la oferta del Barcelona. Tiene ya 31 años, pero se confía en que prestará aun buenos servicios, aportando su amplia experiencia. Tampoco es ningún jovencito el navarro Serafín (29 primaveras), mas su extraordinario partido ante el Barça la aciaga tarde del 5 a 1 en «Vallejo» le proporciona el pasaporte para el «Camp Nou», donde dispondrá de la gran oportunidad de su carrera. El fichaje estelar, no obstante, es el del joven Francisco Fernández Rodríguez, conocido futbolísticamente como Gallego, el rubio y bravo defensa central del Sevilla. El precio es elevado –8 millones–, pero a sus 21 años ya es toda una espléndida realidad, y el Barça se lo arrebata al mismísimo Real Madrid, también muy interesado en sus servicios para reemplazar al veterano Santamaría. Gallego es uno de los jugadores españoles con mayor proyección –internacional con la Selección “B” y Campeón del Mundo de Selecciones Militares–, y se espera que forme con el experto Muller una fortísima línea medular, ya que el central titular, Ferrán Olivella, se encuentra aún en magnífica forma. Mucho más modesta, finalmente, es la incorporación de otro futbolista de corte defensivo, el leridano de Balaguer Antoni Torres, quien, surgido de las categorías inferiores del Club, ha permanecido por espacio de dos temporadas en calidad de cedido en el Hércules de Alicante, y regresa ya como un cuajado zaguero.
La plantilla barcelonista para la temporada 65-66, por lo tanto, va a quedar compuesta por los siguientes efectivos: Sadurní, Pesudo, Benítez, Olivella, Eladio, Foncho, Gallego, Rodri, Gracia, Vergés, Torres, Montesinos, Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté, Zaballa, Pereda, Vidal, Re, Seminario, Kocsis, Pujol –muy pronto en el primer equipo, tras un breve paso por el Condal–, Vicente y Serafín. En total, 25 jugadores, un elenco que parece suficiente para poder aspirar a todo, haciendo posibles los sempiternamente optimistas comentarios del aficionado culé al comienzo de cada campaña: ¡Ja tenim equip! y ¡Aquest any, sí!
Para dirigir a estos 25 hombres, Llaudet apuesta por un entrenador que, a diferencia de todos sus técnicos hasta ese momento –de Miró a Sasot, pasando por Kubala, Gonzalvo y César– no tuviese nada que ver en absoluto con la entidad. Olsen procedía del banquillo de «La Romareda» al igual que César, pero su carácter estaba en las antípodas de la afable personalidad del leonés, pues era bastante más seco y adusto, y en el trato con los jugadores, como ya hemos dicho, hacía siempre mucho hincapié en la disciplina. De él se escribió que era discreto en el aspecto técnico, y que flojeaba en el terreno psicológico (aunque en etapas posteriores de su carrera se afirmó también lo contrario) , pero lo cierto es que no va a gozar de una relación fluida ni con sus futbolistas ni tampoco con los medios de comunicación, pese a lo cual, y sorprendentemente, conseguirá mantenerse en su puesto durante dos temporadas completas, algo que, repetimos, nadie había logrado desde los ya lejanos tiempos de Daucik, ni tan siquiera Mingu Balmanya o Helenio Herrera, dos técnicos más expertos y reputados que Olsen, sobre todo el segundo.
Estas eran las principales novedades en lo concerniente al capítulo deportivo, pero en cuanto a los asuntos económicos, y justo antes de que echase a rodar el balón, va a producirse una noticia muy favorable para la entidad barcelonista. El 13 de agosto de 1965 el Consejo de Ministros reunido en La Coruña, habitual residencia veraniega del Jefe del Estado, Generalísimo Franco, aprobará definitivamente el expediente de recalificación de los terrenos de «Les Corts», lo cual significaba que oficialmente se habían superado ya todos los obstáculos, y el Barça podía disponer a su antojo de tan extraordinaria fuente de ingresos.
Se ponía de este modo punto final a un auténtico Via Crucis burocrático iniciado en diciembre de 1961, con la primera petición de Llaudet al Consistorio barcelonés, bien acogida por el Alcalde Porcioles. En junio de 1962 el Pleno del Ayuntamiento había aprobado una nueva ordenación de la zona, autorizando la edificación en una cuarta parte de su superficie, y en mayo de 1963 la Asamblea Extraordinaria de Compromisarios le otorgaba carta blanca al presidente azulgrana para realizar todas las gestiones que considerase oportunas, hasta que por fin el 25 de febrero de 1965 la Dirección General de Urbanismo da validez al cambio de calificación de los terrenos, y el asunto entra ya en su recta final.
A partir de ese momento Llaudet va a poner manos a la obra, buscando el mejor postor. Pocos días después de producirse el trascendental acuerdo del Consejo de Ministros, se hace pública la presentación de una oferta de 205 millones de pesetas por la parcela, efectuada por el abogado barcelonés Sabata Anfruns en representación de “un potente grupo inmobiliario” que deseaba construir en el solar del antiguo recinto barcelonista. El día 15 de septiembre de 1965 la Asamblea Extraordinaria del club va a aprobar la venta de «Les Corts» por dicha cantidad. Seguidamente el citado Sabata depositará la suma de 5 millones de pesetas en concepto de “paga y señal”. Todo parece indicar que el Barça está a punto de entrar en una nueva etapa de su historia, en la que la consolidación económica traerá aparejado el esperado retorno a los laureles deportivos…
Y hablando de lo deportivo…El Barça abre el nuevo curso con un amistoso en Lérida, donde vence fácilmente al equipo local por 3 a 1 (con goles de Vicente, Re y Kocsis). Pero el verdadero plato fuerte de la pretemporada lo constituye la presentación ante de su público, el 25 de agosto, frente a todo un Inter de Milán, vigente Campeón de la Copa de Europa y de la Copa Intercontinental, lo que equivalía decir que se trataba, oficialmente, del mejor equipo del mundo en aquel preciso momento. Además, la presencia en sus filas de Luis Suárez –acompañado por el también español Joaquín Peiró– y en el banquillo la del inefable Helenio Herrera, a quien Llaudet había “sondeado” antes de decidirse por Olsen– presagiaban un espectáculo de lo más atractivo, que supondría asimismo la alternativa para los nuevos fichajes, Gallego, Muller y Serafín.
A las órdenes del árbitro del colegio catalán señor Pintado, los dos equipos van a presentar las siguientes alineaciones: por el Barça, Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Gallego, Muller; Serafín (Rifé), Pereda, Re, Seminario y Vicente, y por los negriazules, Sarti; Burgnich, Guarneri, Facchetti; Picchi, Bedin; Jair, Mazzola, Peiró, Suárez y Corso. Es decir, el once de gala. El Inter, según las crónicas de la época, no se va a emplear muy a fondo, y no tardará en llegar el primer tanto local, obra de Chus Pereda. El público, molesto por el pobre espectáculo que estaban ofreciendo los milaneses, comenzó a silbarles, y especialmente a Luis Suárez, quien tras un remate a las nubes provoca la general protesta de los espectadores del Gol Norte, a lo que el gran jugador gallego, visiblemente enfadado, responde con un corte de mangas –conocido popularmente en Cataluña como butifarra–. Helenio Herrera, con buen criterio y en evitación de males mayores, optará por sustituirle, retirándose el futbolista del terreno de juego en medio de una bronca monumental. El partido terminó con un claro 4 a 1 a favor de los locales, con nuevo gol de Pereda y dos tantos más de Re y Seminario, conquistando el Barcelona un artístico trofeo donado especialmente para la ocasión por la casa “Danone”. Se trataba sólo de un encuentro amistoso, y jugado al amparo de su público, pero el abultado resultado va a disparar –quizás prematuramente– el optimismo del Soci y del aficionado culé en general.
UNA PRIMERA VUELTA DECEPCIONANTE
La Liga 1965-66 arranca el 5 de septiembre de 1965 en el «Camp Nou», con la visita de un recién ascendido, el Mallorca. El Barça, en un partido mediocre, tendrá que aguardar hasta la segunda mitad para decantar el marcador a su favor frente a un irrelevante conjunto balear. El encuentro tuvo que ser dirigido por un juez de línea, el señor Valdecabras, debido a la indisposición del árbitro designado, el colegiado valenciano Lloris. Marcaron los tantos barcelonistas Pereda (2) y Seminario, y esta fue la primera alineación oficial que presentó Roque Olsen: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Muller, Gallego; Rifé, Pereda, Re, Seminario y Vicente. Al domingo siguiente, y 17 años después de su última visita, el Barça acude de nuevo el vetusto feudo arlequinado de «La Creu Alta» para enfrentarse al Centro de Deportes Sabadell, en un partido que había despertado una enorme expectación en la ciudad vallesana, y en el cual la mayor experiencia barcelonista va a imponerse al entusiasmo de los locales. Vall marcó por el cuadro lanero, mientras que Pereda, Rifé y Re lo hacían por parte de los azulgranas, que gracias a este triunfo se convertían en líderes por mejor coeficiente de goles con respecto al Real Madrid. Olsen repitió el mismo equipo que ya había triunfado en la primera jornada.Arranca también una nueva edición de la Copa de Ferias con el desplazamiento barcelonista a la localidad holandesa de Utrecht, para enfrentarse con el modestísimo conjunto del DOS. En la ciudad donde tuvo lugar la firma del histórico tratado que puso fin a la Guerra de Sucesión española, a principios del siglo XVIII, el resultado fue un triste empate sin goles. Olsen, por tercer partido consecutivo, siguió confiando en los mismos hombres. Y con el único cambio del navarro Serafín en lugar del canario Vicente, el Barça va a dar buena cuenta del Betis (4 a 1) en la tercera jornada de Liga. Tres tantos de Cayetano Re y uno de Pereda encajó el cuadro verdiblanco, que se presentó en el «Camp Nou» con excesivas precauciones defensivas y acabó siendo goleado. El delantero paraguayo del Barça volvía a encabezar la tabla de realizadores con cuatro tantos –empatado con su compañero Pereda y con el ilicitano Vavá–, y el Barça se mantenía en todo lo alto, codo con codo junto al Real Madrid, que le aventajaba tan sólo merced a su mejor coeficiente.
Pero la triunfal trayectoria azulgrana se iba a ver truncada al domingo siguiente en «Pasarón», ante un sorprendente Pontevedra encaramado a los primeros puestos. Los gallegos, haciendo gala de una gran seguridad defensiva, doblegaron a base de veloces contraataques la mejor técnica barcelonista, y se llevaron los dos puntos con goles de Ceresuela y Neme. El Barça alineó a: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Gallego; Rifé, Pereda, Re, Seminario y Serafín. Y la quinta jornada se salda también con un resultado francamente desfavorable, ya que el Valencia –que llevaba catorce años sin ganar en terreno catalán– va a volverse para «Mestalla» con los dos puntos en sus alforjas, merced a un gol conseguido a diez minutos del final. Mayor dominio local, pero su delantera tuvo la pólvora mojada a excepción de Re, autor del único tanto de los de Olsen, mientras que Roberto y Muñoz lo hacían por los chés. Jugaron: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Gallego, Fusté; Rifé, Pereda, Re, Seminario y Vicente.
Al miércoles siguiente victoria balsámica ante los inocentes neerlandeses del DOS (7 a 1). Reaparecía en el equipo titular el navarro Zaldúa, una vez concluida su cesión a Osasuna, y lo va a hacer a lo grande, pues conseguiría nada menos que cinco goles, completando el varapalo Vergés y Benítez. Estos fueron los once azulgranas que aplastaron al endeble cuadro de Utrecht: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Gallego; Serafín, Pereda, Zaldúa, Seminario y Vicente. El siguiente desplazamiento a Córdoba va a reportar tan sólo un punto, pero menos da una piedra… 0 a 0 en «El Arcángel», con este equipo: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Gallego; Pereda, Montesinos, Zaldúa, Fusté y Seminario. Como se ve, una delantera muy atípica –en la que faltaban, por una u otra causa, Rifé, Re, Vicente y Serafín–, y que no fue capaz siquiera de estrenarse. A destacar la presencia en la portería local de un espectacular cancerbero de tan sólo 19 años de edad, Miguel Reina, al que ya hemos mencionado en alguna ocasión, y del que se rumoreaba insistentemente que estaba en el punto de mira de los técnicos del Barcelona.
Debacle en el «Camp Nou» en la séptima jornada (17 de octubre), con motivo de la visita del Atlético de Madrid. Gran partido de los colchoneros, que vencieron nada menos que por 1 a 4, con contraataques irresistibles para la defensa azulgrana, que además cometió abundantes errores. Gallego fue el autor del solitario tanto local, mientras que Ufarte, Adelardo, Luis –de penalty– y Mendonça marcaron por los madrileños, que compartían liderato con el Valencia mientras que el Barça se quedaba ya a cuatro puntos de la cabeza. Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Muller, Gallego; Rife, Pereda, Re, Montesinos y Seminario fueron los once involuntarios protagonistas de esta verdadera hecatombe. Y al domingo siguiente se enfrentaban en «Sarriá» los dos eternos rivales barceloneses, y el juego –como acostumbra a suceder en estos casos– va a dejar bastante que desear. Bergara marcó por el Español, y Rifé lo hizo por un Barça que puso en liza a: Pesudo –que reaparecía tras casi dos años de ausencia–; Foncho, Olivella, Eladio; Muller, Gallego; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Re.
Y desde Can Perico la expedición barcelonista viajaría hasta Amberes, para disputar el partido de ida correspondiente a los dieciseisavos de final de la Copa de Ferias contra el Royal Antwerp. Victoria mínima de los belgas por 2 a 1, lo cual, vistas las circunstancias por las que atravesaba el equipo, no venía a ser un mal resultado… Actuaron en tierras flamencas: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres –que hacía así su debut en partido oficial con el Barça–; Rifé, Montesinos, Zaldúa, Pereda y Serafín. El tanto azulgrana lo consiguió Quimet Rifé.
Habría que remontarse a muchos años atrás para recordar tres derrotas consecutivas del Barça en su campo. El culpable de la tercera va a ser el Real Zaragoza, que no había tenido un comienzo de Liga demasiado feliz y que va a salir del «Camp Nou» con los dos positivos, gracias a un gol del brasileño Canario. Otro mal partido de los azulgranas, que no estaban dando una a derechas en estos inicios del campeonato y ya se encontraban situados en octava posición, a 7 puntos del líder, el Atlético de Madrid, con lo que –siendo realistas– ya podía casi darse por perdida la Liga un año más. Sin embargo, y en contra de su costumbre, Enric Llaudet no parecía muy dispuesto a cargarse de nuevo al entrenador… Jugaron –bastante mal, por cierto– contra los maños: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Muller, Gallego; Rifé, Pereda, Re, Fusté y Vicente. Por estos días también circuló entre los mentideros futbolísticos el rumor de que el Barça estaba interesado en contratar los servicios del delantero español del Inter de Milán Joaquín Peiró. Pero tanto la edad del jugador –muy próximo a cumplir 30 años– como las elevadas condiciones económicas de su traspaso, hicieron inviable el fichaje del antiguo interior izquierdo del Atlético de Madrid.
El 21 de noviembre, e inmerso en una situación muy delicada, el Barça rinde visita al campo de «Altabix». No se desplaza con la expedición azulgrana su entrenador, Roque Olsen, que se hallaba en su Argentina natal por asuntos particulares. Dirige pues al equipo su segundo, Sasot. La alineación barcelonista fue la siguiente: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Re y Vicente. El Elche va a imponerse por la mínima, con un solitario gol de Vavá. El Barça cae de este modo al undécimo lugar de la clasificación general, con 8 puntos y 2 negativos, nada menos que a nueve puntos del líder, el Atlético de Madrid, y a su regreso Olsen va a tomar medidas drásticas. Oído el informe de Sasot, decide separar del equipo, y con carácter indefinido, a Re y a Vicente, alegando bajo rendimiento. Y también va a marginar de ahí en adelante a Seminario, aunque el delantero peruano no había jugado en «Altabix». El paraguayo y el canario ya no volverán a vestir más la camiseta blaugrana, e incluso se les prohibirá expresamente ejercitarse en las instalaciones del club, hecho hasta entonces insólito. Unos meses más tarde, el goleador guaraní cruzará la Diagonal, comprando su baja por mediación del hombre de negocios futbolísticos catalán Juan Obiol y fichando por el Español, equipo con el que va a poder disputar tanto la Copa de Ferias como la del Generalísimo. En cuanto a Vicente, se irá al Peñarol uruguayo, para poco después volver a España, recalando en las filas del Granada.
Cumplido ya un tercio del campeonato, la situación del Barça se antoja pésima. Tras sus tres triunfos iniciales ante adversarios débiles, no había vuelto a ganar un solo partido, consiguiendo únicamente 2 puntos de 14 posibles. Por ello ante el Sevilla –el siguiente visitante del generoso «Camp Nou»– Olsen va a introducir varias novedades en el equipo, y alineará ante los hispalenses a: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Pujol y Zaballa. Las principales variaciones afectan al ala izquierda del ataque, con la incorporación del jovencísimo Lluís Pujol –que venía jugando muy satisfactoriamente en el filial Condal, en Segunda División– y la reaparición del extremo cántabro Pedro Zaballa, aunque en esta ocasión ocupando la banda opuesta a aquella en la que había sido habitualmente alineado. Y parece que los cambios le sentaron bien al Barça, pues va a imponerse con relativa facilidad a los hispalenses por 3 a 0, con goles de Zaldúa, Zaballa y Vergés. También pintarán mejor las cosas en la Copa de Ferias, ya que el equipo solventa su difícil compromiso ante los belgas del Amberes, que se presentaban con un gol de ventaja. 2 a 0 para el Barça, con tantos de Rifé y Zaballa, y este equipo: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Pereda, Zaldúa, Pujol y Zaballa. La nota negativa del partido la constituye la grave lesión de Chus Pereda, que se fracturó los ligamentos de la clavícula en una mala caída, y tendría que pasar por el quirófano.
El desplazamiento a Málaga parecía en principio propicio para iniciar la escalada consiguiendo algo positivo, vista la relativa mejoría que experimentaba el equipo, pero este no va a rayar a un buen nivel en «La Rosaleda», y se irá de vacío, derrotado por 1 a 0. Esta fue la formación barcelonista: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa. El siguiente visitante del «Camp Nou» sería el Athletic de Bilbao, y eso producía recelos en la parroquia culé ante la patente irregularidad azulgrana, pero sin embargo en esta ocasión los puntos volverán a quedarse en casa, gracias a un solitario gol de Zaldúa. Estos fueron los vencedores de los leones, ahora más bien cachorros: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Seminario y Zaballa.
LA GRAN REMONTADA
Un magnífico regalo de Navidad para toda la sufrida afición blaugrana. El domingo 19 de diciembre de 1965 se produce una brillante e inesperada victoria en el «Santiago Bernabéu» frente al mismísimo Real Madrid. El Barça no ganaba un partido liguero en el feudo blanco desde la temporada 48-49, hacía ya la friolera de 17 años (en la Copa lo había hecho en 1959 y 1962), pero esta vez los de Olsen van a cuajar un encuentro memorable, triunfando sin paliativos. El resultado, vista la dispar trayectoria de ambos conjuntos en lo que iba de campeonato, bien podía considerarse como una auténtica sorpresa. El Barça saldrá al campo sin precauciones defensivas, dominando por completo el partido y obteniendo un marcador que casi podía calificarse como histórico, y corto a tenor de sus merecimientos. A los 8 minutos de juego ya había marcado sus dos primeros goles por mediación de Fusté –quien, ya concluido su preceptivo período de instrucción en el Servicio Militar, regresaba al equipo titular como una pieza básica e inamovible–. Félix Ruiz redujo distancias, pero Zaldúa logró el tanto definitivo, todo ello antes de que finalizase la primera mitad. Estos fueron los once héroes de aquella fría tarde invernal en el «Bernabéu»: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa.
El Barça va a cerrar la primera ronda del torneo recibiendo en la Ciudad Condal en partido matinal a la UD. Las Palmas, que venderá cara su piel, cayendo derrotada por un apretado 3 a 2, con tantos de Muller, Benítez y Eladio. La alineación fue la misma que había triunfado tan brillantemente la semana anterior en Madrid, un equipo que devendría en clásico, manteniéndose inalterado durante diez partidos consecutivos de Liga, todo un record. El balance de la primera vuelta, no obstante, va a ser muy discreto. El Barça es sexto con 16 puntos, a 7 del líder, Atlético de Madrid. Ha marcado 23 goles –una cifra muy baja– y encajado 18.
El primer compromiso del nuevo año 1966 arrojará un resultado muy positivo para los intereses barcelonistas, pues concluye con una victoria por 2 a 1 en el «Luis Sitjar» ante el Mallorca, con goles de Rifé y Zaballa, los dos extremos que con sus constantes permutas traerán por la calle de la amargura a las defensas contrarias. La formación fue la misma que ya se estaba convirtiendo en habitual mientras las lesiones y las sanciones la respetasen, y el Barça acortaba distancias con respecto a la cabeza, aprovechando la derrota de los colchoneros en el «Metropolitano» ante el Zaragoza. Y la desventaja se reduciría a sólo cuatro puntos una semana más tarde, pues mientras los atléticos empataban a cero en Elche, los barcelonistas goleaban sin piedad al Sabadell en el «Camp Nou» –5 a 0–, en un duelo regional que tan sólo tuvo color azulgrana, con tantos de Fusté (2), Zaldúa (2) y Benítez. La Liga parecía este año más igualada que nunca, con tres equipos en liza, aspirando a todo.
A la jornada siguiente el Barça demostró que continuaba en alza, arañando otro positivo en el campo del Betis, aunque este fuera producto de la buena defensa azulgrana y del escaso acierto rematador de los verdiblancos. ¿La alineación?: la de siempre. La misma que jugaría siete días más tarde en el «Camp Nou» ante un Pontevedra que ya no era el cuadro revelación de los primeros compases, y que caería derrotado bajo la lluvia por un contundente 3 a 0, obra de Rifé, en dos ocasiones, y de Eladio. Con este resultado el Barça ya era tercero, empatado con el Athletic de Bilbao, a cuatro puntos de los dos equipos madrileños, que comandaban la tabla. Distancia que se mantendría intacta tras la siguiente jornada, pues si bien el Atlético derrotaba a sus homónimos bilbaínos en el «Metropolitano», y el Madrid vencía a domicilio en Córdoba, los azulgranas no les iban a la zaga y salían airosos de «Mestalla», donde un Valencia sumido en una profunda crisis no fue nunca enemigo (0 a 2). El Barça se mostraría muy firme defensivamente, y letal en las contras, dominando el partido –sobre todo en el segundo tiempo–, y decantándolo a su favor con goles de Fusté y Zaballa. Jugó el equipo habitual, y con esta ya iban ocho jornadas consecutivas sin conocer la derrota.
Que se ampliarían a nueve contando la siguiente, en la cual los barcelonistas se deshacen de un difícil Córdoba en el «Camp Nou». Sus dos principales rivales jugaban entre sí en el «Bernabéu», y el triunfo cayó del lado madridista por 3 a 1. El Barça, pues, ya estaba a tan sólo 2 puntos de los colchoneros, ahora segundos de la general. Los cordobeses se adelantaron en el marcador con un gol de Cabrera, pero Fusté, en dos ocasiones, y Zaldúa le dieron la vuelta al marcador. En el marco del equipo andaluz debutó el guardameta García, ya que su arquero titular, Miguel Reina, acababa de ser traspasado precisamente al Barça, a cambio de la cuantiosa suma de 8 millones de pesetas –cantidad jamás pagada hasta entonces por un portero–, un fichaje en cierto modo discutido, pues el Barça contaba ya en su plantilla con dos cancerberos de calidad contrastada (y uno de ellos, Salvador Sadurní, todavía muy joven), y tenía en la recámara a una gran promesa, Pere Valentí Mora, formándose aún en las categorías inferiores.
Y hablando de dinero… El 14 de Enero el abogado Sabata Anfruns, el mismo que había firmado meses atrás una opción de compra por los terrenos de «Les Corts», enviará una carta al presidente Llaudet, informándole que no podía llevar a cabo dicha operación, ya que sus socios norteamericanos se había retirado del proyecto, dejándole literalmente en la estacada. Por consiguiente, va a perder los cinco millones de pesetas depositados en concepto de “paga y señal”, y la Junta Directiva del Barça, reunida con carácter de urgencia, decidirá abrir un nuevo plazo de presentación de ofertas. Además, se va a establecer un precio mínimo de venta de 210 millones de pesetas con el pago al contado, y un depósito previo del 10 por ciento. Asimismo, se resolverá la inmediata demolición del antiguo recinto, para lo cual ya se contaba con el oportuno permiso municipal. De este modo, el día 2 de Febrero de 1966, en el transcurso de un acto hondamente emotivo, que congregó en el viejo «Les Corts» a millares de barcelonistas de todas las edades y condiciones para darle su último adiós al estadio donde tantas tardes de gloria se habían vivido, el propio Llaudet, con lágrimas en los ojos, va a proceder a iniciar simbólicamente el derribo de las gradas a golpe de piqueta.
El mismo día en que se producía tan histórico y entrañable acontecimiento, el Barça retornaba a la Copa de Ferias en la República Federal Alemana ante el Hannover 96, que va a derrotarle por un estrecho 2 a 1 en tierras sajonas. El conjunto azulgrana varió un poco su formación–tipo, presentando a: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Gallego, Torres; Rifé, Vergés, Zaldúa, Fusté y Zaballa. José Antonio Zaldúa fue el goleador barcelonista. Y a renglón seguido se juega un partido muy importante en el «Metropolitano», de gran trascendencia para la clasificación final, y que supone un brusco parón para las aspiraciones colchoneras. Un Barça en magnífico momento superó claramente a un Atleti que acusaba un ligero descenso de forma y que perdía así, en dos jornadas consecutivas, frente a sus más directos rivales. Muller fue el autor del único gol del encuentro, y los catalanes actuaron con su once habitual, es decir: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa. El Real Madrid, que no pudo pasar del empate en «Sarriá» frente al Español, lideraba ahora la tabla con 32 puntos, y le seguían rojiblancos y blaugranas, ambos con 29.
El Barça va a saltar a la segunda posición a la semana siguiente, aprovechándose del tropiezo de un Atlético que tampoco podrá pasar de la igualada frente al Mallorca en el «Luis Sitjar». Los barcelonistas, por su parte, derrotaron al Español por 4 a 2 en un derbi trepidante. En el «Camp Nou» se adelantaron los azulgranas con dos goles muy tempraneros, pero en sólo dos minutos Rodilla y Di Stefano nivelaron la contienda, aunque más tarde dos nuevos tantos culés situarían el marcador definitivo. Zaballa –en dos ocasiones–, Fusté y Rifé fueron los goleadores, y la alineación, la misma de siempre. La vuelta ante los germanos del Hannover 96 deparará otro emocionante espectáculo, y el 1-0 final dejará las espadas en todo lo alto, a expensas de un partido de desempate que la veleidosa fortuna decidió que se celebrase en terreno alemán. Fusté fue el autor del solitario gol de un Barça que formó con los once habituales.
Mucho era lo que se jugaba el Barcelona en «La Romareda» en la vigesimocuarta jornada, pero a pesar de que no pasó del empate –siempre un buen resultado en un campo tan difícil–, la derrota del Real Madrid en Elche le va a situar a tan sólo dos puntos del liderato, empatado con los colchoneros. El encuentro se jugó de poder a poder, y el Barça actuó con más aplomo, mientras los locales se atropellaban en su intento de marcar a trompicones. Gallego sustituyó a Olivella en el centro de la defensa. La vigesimoquinta jornada, sin embargo, va a significar una decepción para todos los socios y aficionados culés, puesto que el Barça será incapaz de derrotar al Elche en su propio estadio, poniendo así fin a una larga racha de resultados positivos. El 0 a 0 tras los 90 minutos reglamentarios suponía un duro revés para sus aspiraciones al título. El ataque azulgrana no supo ni pudo franquear la cerrada defensa ilicitana, y pecó de imprecisión y falta de serenidad. Jugaron: Pesudo; Benítez, Olivella, Gracia; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa. En la clasificación, el Barça quedaba ahora en tercera posición, a un punto del Atlético y a tres del Real Madrid, ambos triunfadores en sus respectivos compromisos.
Entre medias, el Barça disputa su partido de desempate frente al Hannover 96 en terreno germano, el Niedersachsen Stadion. El encuentro fue muy reñido y acabó en tablas (1-1), de modo que la moneda va a volver a decidir qué equipo pasa a la siguiente ronda, pero en esta oportunidad favorecerá al Barça. Pujol marcó el gol del conjunto barcelonista, que formó con Reina –que hacía así su debut–; Benítez, Olivella, Foncho; Montesinos, Torres; Rifé, Pereda (reaparecido tras una larga inactividad), Pujol, Muller y Zaballa. Y la vigesimosexta jornada de Liga va a dejar las cosas prácticamente como estaban, pues el Barça seguirá a 3 puntos del líder Real Madrid, mientras que el segundo, el Atlético, se le escapará un punto más hacia arriba, al golear a un Pontevedra ya deshinchado, mientras que los merengues no pasaban del empate en Málaga. El Barça igualó también en el «Sánchez Pizjuán», en el curso de un encuentro bronco donde se adelantó en el marcador por mediación de Fusté, aunque luego empataría Diéguez para el Sevilla, siendo ya inútil el postrer dominio barcelonista. Resultó lesionado Zaldúa. Este fue el equipo de Olsen: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa.
Al domingo siguiente las cosas continuaron igual, pues vencieron los tres primeros de la clasificación, a falta ya de tan sólo tres partidos. El Real Madrid se impuso al Athletic de Bilbao en el «Bernabéu» (2 a 0), el Atlético cosechó una valiosísima victoria en «Mestalla» (1 a 2), mientras que el Barça vencía sin grandes problemas por 4 a 0 a un flojo Málaga que dio demasiadas facilidades, sobre todo en defensa. Pesudo detuvo un penalty lanzado por el ex azulgrana Jesús Garay, y Rifé, Pujol (2) y Zaballa hicieron los goles de un Barcelona que presentó a: Pesudo; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Pereda, Pujol, Muller y Zaballa.
El caprichoso sorteo de la Copa de Ferias quiso que en los cuartos de final se enfrentasen los dos eternos rivales barceloneses, Español y Barça. Va a ser el primer Euroderbi de la historia –y hasta el momento el único–, y el partido de ida corresponde disputarlo en el «Camp Nou». Los blanquiazules habían eliminado con anterioridad al Sporting de Lisboa –tras un épico encuentro– y al Bandera Roja búlgaro. El 16 de marzo de 1966 el feudo blaugrana se llenará hasta los topes para presenciar tan señalado enfrentamiento, pero los casi cien mil asistentes no van a salir muy satisfechos con el espectáculo futbolístico que ofrecerán ambos equipos. El Barça, lógicamente, buscará con mayor ahínco la portería rival, defendida por el veterano Carmelo Cedrún, pero únicamente acertará a batirle en una ocasión, estando los de «Sarriá» a punto de lograr el objetivo que perseguía su conservadora táctica. Benítez será el autor de este solitario tanto, que lo dejaba todo por decidir de cara al emocionante choque de la vuelta. Los dos conjuntos de la Ciudad Condal presentaron las siguientes alineaciones: por el Barcelona, Reina –que debutaba oficialmente ante su público–; Benítez, Gallego, Eladio; Vergés, Torres; Rifé, Muller, Pujol, Fusté y Zaballa, y por el RCD. Español, Carmelo; Juan Manuel, Mingorance, Granero; Álvarez, Sabaté; Rodri, Riera, Re, Ramírez y José María. A destacar la ultradefensiva formación de los de Sarriá, con Riera y Ramírez incrustados en la teórica delantera, y la alineación de Cayetano Re ante su antigua parroquia.
La vuelta se celebrará siete días más tarde, pero antes el Barça va a viajar hasta «San Mamés», a jugarse su ser o no ser en la Liga, una Liga que se había puesto ya muy cuesta arriba a falta solamente de tres jornadas para su conclusión. Y la nota más destacada de esta jornada número 28 va a ser el tropiezo azulgrana ante los leones, que le dejará ya matemáticamente fuera de la lucha por el título, pues tanto el Atlético como el Real Madrid sacaron adelante sus respectivos compromisos, y eran ya virtualmente inalcanzables. Pese a las circunstancias que acompañaban al choque, los bilbaínos pusieron más empeño en la pelea que los catalanes, aun con el handicap de contar con dos lesionados, los zagueros Orúe y Echeberría. Arieta II va a ser el autor del único gol del encuentro, abortando ya toda opción barcelonista. Olsen presentó el siguiente equipo: Pesudo; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Pereda, Seminario –que reaparecía tras largo tiempo marginado de la formación titular–, Muller y Zaballa.
Tras este decepcionante resultado, el Euroderbi de «Sarriá» cobraba mayor interés aún si cabe. Lógicamente, también el feudo españolista presenta un gran lleno. Las tornas cambiarán, porque aquí va a ser el Barça el conjunto que salga a la defensiva para conservar su exigua ventaja, aunque sin renunciar al contraataque. Y esta táctica va a darle fruto, porque no sólo no encajaría ningún gol, sino que incrementará su ventaja merced a un nuevo y bonito tanto marcado por el reaparecido Vidal. Estos serán los protagonistas de ambos equipos: Carmelo; Juan Manuel, Mingorance, Granero; Sabaté, Ramírez; Idígoras, Re, Di Stefano, Rodilla y José María por los blanquiazules, y Reina; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Vidal, Seminario y Zaballa por el Barça. Los azulgranas estaban ya en semifinales de la Copa de Ferias.
En la Liga tan sólo les restaba ejercer el papel de jueces de la competición, pues debían recibir en la penúltima jornada al Real Madrid, y no es necesario indicar cuál de los dos equipos madrileños era el preferido en Can Barça para obtener el título… Los merengues aventajaban a los colchoneros en un punto, y además tenían el goal average entre ambos a su favor, pero también eran muy conscientes de que el Barça no iba a regalarles nada. Como efectivamente sucedió, ya que la jornada número 29 iba a saldarse con un espectacular cambio de líder, puesto que el Atlético derrotó fácilmente a la UD. Las Palmas en el «Metropolitano», mientras que los blancos fueron incapaces de sacar algo positivo del «Camp Nou». Los azulgranas les combatieron con sus mismas armas, es decir, entrega y codicia, y terminaron haciéndose con el partido. Marcó primero Paco Gento para los de Muñoz, al aprovechar un error de Julio César Benítez, pero Quimet Rifé y Peru Zaballa le dieron la vuelta al marcador. Estos fueron los 22 contendientes: por el Barça, Pesudo; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Vidal, Fusté y Zaballa, y por el Real Madrid, Betancort; Calpe, De Felipe, Sanchís; Pirri, Zoco; Veloso, Amancio, Grosso, Velázquez y Gento.
El Barça ya había cumplido con su obligación –y de mil amores…– y el desenlace de la Liga 65-66 dependía ya enteramente de lo que hiciesen ambos conjuntos capitalinos, que iban a vencer en sus compromisos respectivos, convirtiendo en definitiva e inamovible la mínima ventaja rojiblanca de un punto. El Real Madrid se deshizo sin contemplaciones del Mallorca, al cual empujaba a Segunda División goleándole por 5 a 1, mientras que el Atlético derrotaba al Español en «Sarriá» por 0 a 2, estando a punto de hacerle promocionar –los periquitos se salvaron in extremis merced a su mejor balance particular con el Málaga. ¿Y el Barça? El Barça bien, gracias, de vacaciones en Canarias, donde perdió frente a los amarillos por 2 goles a 1, en un partido del todo intrascendente. Jugaron en el «Insular»: Pesudo; Foncho, Olivella, Eladio; Gallego, Vergés; Rifé, Montesinos, Vidal, Fusté y Serafín. Gallego salvó el honor barcelonista.
Terminaba así uno de los torneos más igualados de los últimos años, con un Atlético de Madrid que, en su despedida del viejo «Metropolitano», ponía fin al incontestable dominio de sus eternos rivales –cinco campeonatos consecutivos–, conquistando un título que se les venía resistiendo desde la temporada 50-51, cuando lo habían obtenido por última vez a las órdenes de Helenio Herrera. En lo tocante al Barça, éste iba a clasificarse en un honroso tercer lugar, con 38 puntos y 8 positivos, a seis del campeón, con 51 goles a favor y 27 en contra. Una clasificación muy decorosa, habida cuenta de su desastroso primer tercio liguero. Una espectacular remontada –que le llevó a permanecer imbatido desde la decimotercera hasta la vigesimoctava jornada– no había sido suficiente para lograr el título, pero le añadió un plus de emoción al desenlace del campeonato. En otro orden de cosas, el guardameta azulgrana Pesudo se hacía con el Trofeo “Ricardo Zamora” al cancerbero menos goleado, al recibir únicamente 15 tantos en los 22 encuentros que había jugado.
SEMIFINALISTA DE COPA Y FINALISTA DE FERIAS
Y ahora quedaban todavía por delante la Copa del Generalísimo y la de Ferias… El Torneo del KO –al igual que la temporada anterior– va a comenzar para el Barça en los viejos “Campos de Sport de El Sardinero”, ante el equipo representativo de la capital montañesa. Y de nuevo se resolverá con victoria barcelonista, en esta ocasión por 2 goles a 0, con tantos de Quimet Rifé y el cántabro y ex racinguista Peru Zaballa. Jugaron: Reina; Foncho, Olivella, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Pereda, Zaldúa, Rexach –que retornaba así al equipo titular en el mismo escenario de su debut, justamente un año antes– y Zaballa. La vuelta va a deparar una goleada barcelonista de escándalo, 8 a 0, con tantos de Zaballa (2), Zaldúa (2), Pereda, Rexach, Torres y Montesinos, y la siguiente alineación: Reina; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rexach, Pereda, Zaldúa, Fusté y Zaballa. El siguiente rival es el recién descendido Mallorca, con el primer envite en terreno balear. En el «Luis Sitjar» los azulgranas despacharán un pésimo partido, viendo como los bermellones les superaban por un claro y sorprendente 2 a 0, que ponía las cosas difíciles de cara al encuentro de vuelta. Jugaron en la “Isla de la Calma”: Reina; Benítez, Olivella, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Pereda, Rexach, Fusté y Zaballa.
Mientras, en la Copa de Ferias se va a producir un extraño incidente con el rival que había caído en suerte para las semifinales, el Chelsea inglés. El primer partido correspondía disputarlo en el terreno londinense de «Stanford Bridge», pero –y ya con el Barça presente en la capital británica– el Chelsea va a negarse a jugar, pretextando un supuesto mal estado del césped. La verdad era que los Blues tenían a varios de sus futbolistas lesionados, y no deseaban afrontar la eliminatoria en dichas circunstancias. De modo que se alteró el orden de los encuentros, y se jugó primero en Barcelona. Allí, en un buen partido, los azulgranas obtienen una renta de dos goles (2 a 0), que bien podía ser suficiente. Marcaron Fusté y Zaldúa, y estos fueron los once triunfadores del «Camp Nou»: Reina; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa. A reseñar que en el cuadro de las Islas actuaban dos jóvenes llamados Terry Venables y Alan Harris, que un par de décadas más tarde serían entrenador y segundo del Barça, respectivamente.
El buen momento blaugrana va a confirmarse al domingo siguiente, con la eliminación del Mallorca de la Copa. De nada les sirvieron a los isleños sus dos goles de ventaja, puesto que Montesinos (en dos ocasiones), Rifé, Pereda y Zaldúa pusieron en el marcador un claro 5 a 1. Estos fueron los once triunfadores: Reina; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Zaballa. El francés Lucien Muller, debido a su condición de extranjero, no podía alinearse en este torneo. Ya en cuartos de final, el Elche no parecía un rival demasiado temible, aunque en la Liga los enfrentamientos entre ambos conjuntos se habían saldado globalmente a favor de los alicantinos. En el «Camp Nou» –donde actuaron los mismos hombres que habían dejado en la cuneta a los mallorquines– el cuadro ilicitano montó un fuerte dispositivo defensivo, y no salió demasiado malparado, ya que únicamente Zaballa acertó a batir al veterano Pazos, en un gran remate de cabeza en plancha. Con este raquítico 1 a 0 era previsible que el Barça sufriera de lo lindo en «Altabix».
Como de hecho sufrió, y mucho, en su devolución de visita a «Stanford Bridge», donde el Chelsea igualó la eliminatoria en una noche no muy inspirada de la retaguardia barcelonista. Jugaron, ya con el terreno en buen estado (es decir, con el once inglés al completo): Reina; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa. No obstante, el panorama no pintaba mal del todo, pues el partido de desempate se celebraría en el propio «Camp Nou», y el factor cancha podía ayudar a decantar la eliminatoria hacia el lado catalán. Y hablando de eliminatorias, los cuartos de final de la Copa también se resolverían de forma positiva para los intereses azulgranas. El Elche, obligado a abrir sus líneas si quería marcar, fue menos enemigo en «Altabix» de lo que lo había sido en la Ciudad Condal, y va a caer derrotado por un inapelable 0 a 2 (obra de Zaldúa y Zaballa). El Barça presentó la siguiente alineación: Reina; Foncho, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Vergés, Zaldúa, Fusté y Zaballa.
Y, tres meses después de la histórica y emotiva demolición de «Les Corts», va a producirse una auténtica bomba informativa: una nota oficial del club comunica que existe un acuerdo para vender los terrenos del antiguo campo. Este fue su histórico texto:
“Hoy, a las 7 de la tarde, se procederá a la venta del antiguo campo de «Les Corts». Actuará en nombre del Club Enric Llaudet Ponsá; el comprador es el grupo inmobiliario “Habitat”, representado por el abogado José María Figueras Bassols. El precio de venta es de 226 millones de pesetas. La superficie es de 26.900 metros cuadrados, de los cuales se destinarán a zona deportiva y jardines públicos una superficie de 15.3000 metros cuadrados, o sea, más del sesenta por ciento. En la zona deportiva se instalará una cancha de Baloncesto, una piscina olímpica, una pista de Hockey, etc. El resto del solar, aparte de la zona del jardín público y los viales, se destinará a centro comercial y apartamentos. Los socios del Club de Fútbol Barcelona –sic– tendrán prioridad en la adjudicación de los apartamentos. El plazo de realización de este proyecto se calcula en tres o cuatro años. Ya se ha comenzado el estudio definitivo del proyecto arquitectónico para conseguir que el conjunto urbanístico que se edifique tenga la máxima calidad y representatividad en la ciudad, en congruencia con el emplazamiento y con la situación deportiva del Club”
Huelga decir que este acuerdo va a suponer la definitiva solución de los graves problemas económicos que aquejaba al club azulgrana en la última década, desde los ya lejanos tiempos de la construcción del «Camp Nou». El grupo comprador era de reconocida solvencia, y no se esperaban mayores problemas para cobrar. Aun así, y a pesar de lo que se había aprobado expresamente en la Asamblea –abono al contado–, la Junta Directiva aceptará que el pago se lleve a cabo en cuatro plazos, a razón de 60 millones de pesetas anuales, aunque después ni siquiera esos plazos se cumplirían debido a dificultades del grupo financiero. Sea como fuere, el Activo del Barça va a pasar a ser de 231 millones (los 226, más los 5 de la «paga y señal» ya reembolsada), superando al Pasivo, que era de 220 millones. Por lo tanto, puede decirse que Llaudet se había anotado un éxito por todo lo alto con esta operación. En consecuencia, la popularidad del presidente barcelonista se hallaba en su cénit, y una ola de optimismo invade la entidad. Además, se esperaba que los triunfos deportivos sonrieran de nuevo al Barça tras esta importantísima inyección económica.
En tan favorable contexto se va a afrontar la recta final de la temporada: una nueva semifinal de Copa ante el Real Zaragoza, el verdugo de las dos ediciones anteriores, y el desempate europeo frente al Chelsea. El primer compromiso no pintará bien, porque en la ida los maños arrancarán un buen resultado en el «Camp Nou» (2 a 2). Polémico arbitraje del señor Gómez Platas, que anuló un gol a Zaldúa, a todas luces legal ya que su acoso reglamentario provocó que el guardameta Yarza perdiese el esférico y el navarro terminase por alojarlo dentro de las mallas. Fusté y Rifé marcaron los goles de un Barcelona que formó con: Reina; Benítez, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Zaballa. En el partido de vuelta Sadurní, Foncho y Vergés sustituyeron a Reina, Benítez y Pereda respectivamente, pero no pudieron evitar, pese a la gran actuación del cancerbero de L´Arboç, que los zaragocistas consiguieran por cuarto año consecutivo el pase a la final –que ganarían al Athletic bilbaíno–, merced a un solitario gol de Carlos Lapetra. Ya sólo quedaba la Copa de Ferias… Pero el 25 de Mayo de 1966 el «Camp Nou» va a ser escenario de una de esas noches mágicas que entonces el Barça les regalaba muy de tarde en tarde a su inmensa legión de incondicionales. En el transcurso de un partido memorable, los azulgranas van a borrar literalmente del campo al Chelsea, derrotándole por 5 goles a 0 (Rifé 2, Fusté 2, y Zaballa). Estos fueron los once brillantísimos triunfadores; Sadurní; Foncho, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Rifé, Muller, Zaldúa, Fusté y Zaballa.
Con este broche de oro va a ponerse punto final a la temporada 65-66, puesto que a causa de la inminente disputa del Campeonato del Mundo de Fútbol en Inglaterra, Barcelona y Zaragoza –que también se había clasificado para la final de la Copa de Ferias– convendrán de común acuerdo en posponer los dos partidos decisivos hasta principios de la próxima temporada. El Barça aporta a la Selección Nacional varios jugadores (Reina, Gallego, Eladio, Olivella y Fusté), así como Muller, que formará parte del combinado francés. Rifé y Zaldúa, que también habían estado concentrados en Santiago de Compostela con el resto del equipo, serán descartados a última hora por el seleccionador Pepe Villalonga.
Pero hasta que se eche el cierre definitivo, aun se disputarán tres partidos amistosos, dos de ellos en el «Camp Nou» y el otro en «San Mamés». En Bilbao se empata a uno frente al Athletic, y en los dos celebrados en la Ciudad Condal van a producirse resultados no demasiado felices. Frente al Vasco da Gama brasileño, y como homenaje al antiguo jugador de los años 20 Josep Planas, se cosechará un empate a uno, con los béticos Antón y Rogelio y los ilicitanos Lico y Vavá reforzando al Barça, y a continuación la Selección de Uruguay –que ultimaba su puesta a punto de cara al Mundial británico– va a derrotar por 0 a 1 a los azulgranas, que presentaron el siguiente equipo: Sadurní; Benítez, Torres, Gracia; Vergés, Borrás; Zaballa, Rexach, Vidal, Seminario y Serafín. Este encuentro, disputado el 28 de junio de 1966, coincidiendo con la tradicional Verbena de San Pedro, lo aprovechará Llaudet para rendir también un pequeño homenaje, con la entrega de sendas placas conmemorativas de la ocasión, a cuatro veteranos futbolistas que dejaban el club: Rodri, Kocsis, Gracia y Gensana. Sigfrid Gracia había sido relegado al banquillo hacía varias temporadas por la juventud y la potencia de Eladio. Rodri y Kocsis únicamente aparecían ya en contados amistosos, y en cuanto a Enric Gensana, intentaba recuperar su antiguo nivel alineándose con el Condal, en Segunda División, pero sus esfuerzos no se habían visto coronados por el éxito, en vista de lo cual había decidido desvincularse de la entidad a los 10 años justos de su ingreso en ella. Otro jugador, aunque este sí muy utilizado por Olsen durante toda la temporada, se les unirá pronto en su marcha: Martí Vergés. Desaparecen así –a falta del capitán Ferrán Olivella– los últimos vestigios del triunfal Barça de Helenio Herrera.