«Canario», el magnífico carioca
De Fernando Cuesta FernándezDarcy Silveira Dos Santos (Río de Janeiro, 24 de mayo de 1934), el auténtico nombre del futbolista brasileño conocido desde niño como Canario, llegó a España sin hacer demasiado ruido, por así decirlo, en la misma maleta que el gran Didí, facturada con destino al estadio Santiago Bernabéu. Pese a ser ya internacional por su país no había tomado parte en el triunfal Mundial de Suecia -un tal Garrincha le tapaba-, y su fichaje podía considerarse como modesto, porque además llegaba sin la garantía de ser titular, pues el hueco dejado por la marcha de Kopa al Stade de Reims tendrían que disputárselo entre el futbolista carioca y el asturiano Chús Herrera, el hijo de Herrerita, el gran jugador asturiano de los años 30 y 40. Sin embargo, lo que son las cosas, iba a ser el brasilero de su generación más longevo en nuestras competiciones, junto con el valencianista Waldo, pues pasearía su más que notable calidad por nuestros terrenos de juego durante toda una década, de 1959 a 1969, cuando se retiraría ya con 35 años cumplidos.
CAMPEÓN DE LA QUINTA
No procedía de uno de los grandes clubes de Río de Janeiro, o al menos este ya no lo era cuando Canario dejó su país natal. El América había gozado de buenas épocas décadas atrás, pero ya no podía competir con los cuatro grandes del fútbol carioca, Flamengo, Botafogo, Fluminense y Vasco da Gama. Pero el Real Madrid va a poner sus ojos en este extremo derecha que lucía entonces un ligero bigotito. Ya había actuado en unas cuantas ocasiones con la Verdeamarela (siete presencias, dos goles), y a pesar de lo incierto de su futuro no vaciló en meterse en un avión rumbo a Barajas, aunque con el sofocón se pasó dormido buena parte del viaje. Debutó con los blancos en el “Carranza” del 59, donde se impondrían en la final a un estelar Barça por 4 a 3, formando ala derecha con su compatriota Didí.

18.05.1960, Europapokal der Landesmeister, Finale, Glasgow, Hampden Park, Real Madrid-Eintracht Frankfurt 7:3 (3:1), Team Real vor dem Anpfiff. Hintere Reihe: Torwart Rogelio Dominguez, Marcos Alonso «Marquitos», José Emilio Santamaria, Enrique Pérez «Pachin», José María Vidal, Kapitän José María Zárraga, Betreuer. Vordere Reihe: Darcy Silveira dos Antos «Canario», Luis Del Sol, Alfredo Di Stéfano, Ferenc Puskás, Francisco Gento.
Ese primer año va a jugar poco, porque Herrera atravesaba su mejor momento, que incluso le llevó fugazmente a la Selección Española, tan sólo 5 partidos de Liga, pero llegará a tiempo para saltar al Hampden Park de Glasgow y conquistar la Quinta, goleando al Eintracht de Frankfurt por 7 a 3 (con un póker de Puskas y un hat–trick de Di Stefano), en la que se considera la mejor final europea de todos los tiempos. En la siguiente temporada, 60-61, ya participa bastante más, porque Herrera comienza a presentar síntomas de la terrible enfermedad que le llevaría a la tumba un par de años más tarde. Puede considerársele como el titular de la banda derecha en Liga y Copa de Europa (donde el Barça elimina a los blancos a las primeras de cambio, en lo que constituye el primer revés continental madridista), mientras que en la Copa del Generalísimo no puede intervenir, dada su condición de extranjero
INTERLUDIO SEVILLISTA
En el curso siguiente vuelve a irse al banquillo. El Barça, sorprendentemente, le concede la carta de libertad al extremo internacional Justo Tejada, y el Real Madrid va a maniobrar con rapidez para conseguir sus servicios, muy recomendados por el mismísimo Di Stefano. El catalán se adueñará de inmediato de la camiseta numero 7, relegando al brasileño a la suplencia (tan sólo toma parte en cinco partidos en toda la temporada). De modo que va a proseguir su carrera en otros lares, y se marcha al Sevilla, donde ya militaba su antiguo compañero madridista Enrique Mateos. Allí, en el “Pizjuán”, actuará en la otra banda, con un buen desempeño (jugó todos los partidos de Liga). Pero tampoco echará raíces en la capital andaluza…El Zaragoza estaba construyendo un gran equipo, y tenía vacante precisamente la banda derecha, pues el veterano jugador canario Miguel dejaba por esas fechas “La Romareda” para unirse al Real Murcia. De manera que otro ”Canario” -aunque este soló de sobrenombre- va a ocupar su plaza.
LOS CINCO MAGNIFICOSPronto nacerán los Magníficos, en cuanto el tinerfeño Santos desplace al también brasileño Duca y se una a los Marcelino, Villa y Lapetra, completando una de las delanteras más legendarias de toda la historia del fútbol español. Estaba aun reciente el estreno de “Los Siete Magníficos”, un popular western dirigido en 1960 por John Sturges y protagonizado, entre otros, por Yul Brynner, Steve McQueen y Charles Bronson, con una vibrante banda sonora compuesta por Elmer Bernstein. Aquellos Magníficos del Lejano Oeste eran unos grandes profesionales con las armas en la mano, y a la nueva vanguardia zaragocista, -igualmente muy diestra, pero en su caso manejando el balón, mucho más incruento que el “Colt” o el “Winchester”- se la conocerá también por dicho adjetivo laudatorio, aunque cambiando la cifra.
Cada uno de sus miembros aportaba prestaciones superlativas: Canario era la velocidad en el desborde, con mucho gol, Santos ejercía de incansable trabajador, pero aun con más eficacia realizadora, Marcelino tenía una gran capacidad de remate, sobre todo con la cabeza, Villa era el artista depurado, un jugador de lujo, también con mucha pólvora en sus borceguíes, mientras que Carlos Lapetra, el cerebro organizador, eran la inteligencia y la visión de la jugada hechas futbolista. No hay mejor quinteto entonces en España, ni en parte del Extranjero…
Los cinco años que Darcy Silveira va a pasar a orillas del Ebro serán sin duda alguna los más brillantes de su carrera. Es aquel un Zaragoza unánimemente aclamado por la calidad de su juego, que llega a finales y gana títulos con asiduidad (63-64: Copa del Generalísimo -torneo que el extremo carioca ya puede jugar- y Copa de Ferias, su mejor año; 64-65: finalista de Copa; 65-66: campeones de Copa y finalistas de la Copa de Ferias). En la Liga el club aragonés consigue siempre buenas clasificaciones -tercero, cuarto o quinto-, pero les va a faltar algo imprescindible, lo que hoy llamaríamos “fondo de armario”. El equipo tiene 13 o 14 jugadores de muy buen nivel, pero los suplentes no dan la talla necesaria para compactar un conjunto capaz de proclamarse campeón del Torneo de la Regularidad, así que el Zaragoza brillará básicamente en las distancias cortas.
MUTIS PALMESANO
Y luego, el equipo, tras tres o cuatro años deslumbrantes, se apagará casi de repente. Pero Canario ya no va a vivirlo en directo…Con 34 tacos a sus espaldas -era el jugador de mayor edad de los Magníficos-, el presidente Alfonso Usón se desprende de él por considerarlo viejo y ya acabado. Y si, era cierto que sus prestaciones, en número de partidos y goles, habían descendido, pero el carioca no se merecía una despedida así. Lo había dado todo por el club maño, incluso jugando en no pocas ocasiones infiltrado por no contar con un recambio de garantías. Todavía se consideraba capaz de rendir satisfactoriamente, y va a aceptar la oferta de un Mallorca que pretendía volver a colarse entre los grandes. Iba a ser su primera experiencia en Segunda División, casi en plan “vieja gloria”
Y el cuadro bermellón consigue su objetivo al finalizar la temporada 68-69. Canario jugó bastante en la que sería su última campaña como futbolista (24 partidos y 3 goles), formando parte de una vanguardia cuajada de “ces”, junto a Cano, Domínguez, Conesa y Camps. Después va a volver a Zaragoza, donde explotará diversos negocios de hostelería. Establecido últimamente en la localidad oscense de Fraga, confiesa que le aburre el fútbol actual, y deplora que los jugadores de hoy en día exageren las caídas, traten de engañar a los árbitros por sistema, y saquen a pasear los codos con demasiada frecuencia…