Olivella: Un noi del Poble Sec
De Fernando Cuesta FernándezFue el capitán que recogió en sus manos el primer trofeo conquistado por la Selección Española, la Eurocopa de 1964, la del famoso gol de Marcelino a Yashin, derrotando a la URSS justo cuando el régimen de Franco celebraba los “XXV Años de Paz”. Sólo por eso ya debería figurar con letras de oro en la historia de nuestro fútbol, pero es que Ferran Olivella Pons ( Barcelona, 22 de junio de 1936), fue mucho más: uno de nuestros mejores defensas de las décadas de los 50 y 60.
Natural, lo mismo que Joan Manuel Serrat, del Poble Sec, ese barrio barcelonés que se extiende al pié de la montaña de Montjuic, su padre le llevaba de niño a “Les Corts”, y así no es difícil que nazca la afición. Socio tres mil y pico del Barça, de pequeño jugaba de portero, y no se le daba nada mal. pero fue perfeccionando el juego con los pies en el patio de su casa en la calle Poeta Cabanyes, donde aprendió a adornar el balón y pegarle con ambas piernas, y cuando en su equipo infantil se necesitó un defensa, supo cubrir la papeleta con solvencia. Juvenil del Barça, llegará con sólo 17 años a proclamarse oficioso campeón del Mundo con la Selección Española en un torneo disputado en 1954. De ahí, una vez cumplidos los18, pasará al equipo filial del Barça, el España Industrial, uno de los gallitos de la Segunda División.
INTERNACIONAL ABSOLUTO CON 20 AÑOS
En su primera temporada no llegará a jugar, pero en la campaña 55-56 ya se hace un hueco en la alineación titular de un conjunto que logrará el ascenso a la máxima categoría, para lo cual tratará de salvar el expediente cambiando su nombre para transformarse en el “Club Deportivo Condal”. Ese año alterna con los Estrems, Rodri, Pinto Vergés y Sampedro, todos los cuales subirán al Barça junto a él en el marco de un Plan Renove que pretendía rejuvenecer al equipo y librarle de la excesiva dependencia hacia su gran estrella , Ladislao Kubala. Se trataba de deskubalizar al Barça, igual que por aquellas mismas fechas Nikita Kruschev intentaba desestalinizar a la Unión Soviética. De modo que debuta en Primera División en la jornada inaugural de la Liga 56-57, se convierte en pieza indiscutible con el número 2 a la espalda, y unos meses más tarde ya es internacional con la Selección Absoluta, y se proclama campeón de Copa al vencer por 1 a 0 al Español, en la única final que hasta la fecha ha enfrentado a los dos grandes rivales barceloneses. Todo en un año.
En el curso siguiente es campeón de la primera edición de la Copa de Ferias (disputada entre 1955 y 1958), y con la llegada de Helenio Herrera al banquillo de un recién inaugurado Camp Nou logra el doblete en la temporada 58-59, formando parte de un Barça que pulveriza todos los récords ligueros. Otra Liga a la butxaca en la 59-60, así como la segunda edición del torneo ferial (1958-1960), y debut en la Copa de Europa, donde únicamente un intratable Real Madrid puede apartar al Barça de la final, aunque en la campaña siguiente los azulgranas se tomarán la revancha siendo el primer club capaz de eliminar de la máxima competición continental a los merengues, hasta entonces vencedores de las primeras cinco ediciones. Es la noche del gran gol del brasileño Evaristo de Macedo, lanzándose en plancha a por un balón imposible y batiendo al guardameta catalán -y ex-españolista- Vicente.
EN HORAS BAJAS
Pero aquel podía haber sido prácticamente el canto del cisne de la carrera de Olivella, fulgurante hasta ese preciso momento, porque sólo unos pocos días más tarde, y en el propio Camp Nou, vuelve a producirse un desquite, ahora el de los blancos, que derrotan al Barça por un estrepitoso 3 a 5 en un partido donde brilló a gran altura Gento, autor de dos goles, que va a traer por la calle de la amargura durante todo el partido a Olivella, dejándole en evidencia. A partir de ahí la cotización del zaguero del Poble Sec va a bajar en picado, y no tardará en perder incluso su puesto de titular, donde se irán turnando tanto el habitual central Rodri como los recién fichados Foncho y Benítez. Aunque al menos eso le salvó de estar presente en la traumática final de la Copa de Europa de 1961 disputada en Berna, la tristemente célebre “Final de los postes cuadrados”, donde contra todo pronóstico el Barça sucumbirá ante el Benfica portugués por 3 a 2, con un poker de disparos catalanes escupidos por la madera.
De ese modo va a jugar muy poco en las campañas 61-62 y 62-63, la última de las cuales resulta desastrosa para los colores blaugranas en lo relativo al Campeonato Nacional de Liga, finalizado en una indecorosa sexta plaza. Cambios frecuentes de entrenador, fichajes fallidos, falta de continuidad en las alineaciones, ausencia de un patrón de juego definido…Todos esos males atenazaban a un Barça lejos ya de los años gloriosos de la década de los 50. Pero en medio de tantos nubarrones, va a abrirse al menos un portillo a la esperanza….La Copa del Generalísimo de 1963 terminará en las vitrinas barcelonistas tras derrotar en el propio Camp Nou a un todavía bisoño Real Zaragoza, carente aun de algún magnífico. Y Olivella va a ser de la partida, aunque ahora actuando como defensa central, a causa de los graves problemas físicos que arrastraba Enric Gensana, y que pronto le iban a excluir del fútbol de élite.
UNA SEGUNDA JUVENTUD DEPORTIVA
Olivella, de hecho, va a iniciar una especie de segunda juventud. Se consolida en el eje de la defensa -medir solamente 1,74 no era entonces un obstáculo para ocupar dicha demarcación-, y vuelva a la Selección Española con todos los honores, y además ostentando el brazalete de capitán. Tras eliminar a Eire e Irlanda del Norte, el combinado nacional consigue clasificarse para la fase final, a jugar en nuestro país. Vence en la prorroga a una buena Hungría en semifinales, y se enfrenta en el choque decisivo a la poderosa URSS, un compromiso que había evitado en la edición anterior por motivos políticos, pero que ahora no puede eludir al tratarse del anfitrión, y además el régimen franquista es muy consciente del gran valor propagandístico que una victoria sobre los soviéticos tendría precisamente en ese 1964 en el que se cumplen 25 años del final de la Guerra Civil, los famosos “XXV Años de Paz”
Y aquella tarde del 21 de junio del 64 todo sale a pedir de boca. Un gol del delantero gallego del Real Zaragoza Marcelino, batiendo con una testarazo en escorzo al mítico Yashin, la Araña Negra –en aquellos momentos el mejor arquero del mundo-, le proporciona a España su primer título a nivel de selecciones, aunque tendría que esperar nada menos que 44 años, hasta la Eurocopa de 2008, para poder acompañarlo con otro trofeo. Olivella va a ser el encargado de recibirlo, en lo que sin duda supone el cenit de su carrera deportiva, justo al cumplir los 28. Continuaría un par de temporadas más jugando a buen nivel, teniendo como compañeros de línea al malogrado jugador uruguayo Julio César Benítez y al rocoso lateral izquierdo vallesano Eladio Silvestre, con el canterano Toni Torres de refuerzo, y bajo los palos Sadurní o Pesudo. Formará parte también del grupo de 22 convocados para el Mundial de Inglaterra de 1966, aunque no va a jugar ni un solo minuto de los tres encuentros que España disputa en tierras británicas, pues su puesto lo ocupa un joven central andaluz de su mismo equipo, recién llegado al Barça, Francisco Fernández Rodríguez, más conocido como Gallego.
DESPLAZADO POR GALLEGO
El de Puerto Real va a hacerse en propiedad con el puesto de central barcelonista, y ya las apariciones de Olivella en el once titular comienzan a escasear. Todavía juega una quincena de partidos en la campaña 66-67, pero en el curso siguiente – en el cual el conjunto catalán se proclama nuevamente campeón de la Copa del Generalísimo – , su aportación se limita ya a cuatro encuentros oficiales. No obstante, el club le renueva el contrato por un año más, y en la irregular temporada 68-69, la última de Olivella en activo, y precisamente por culpa de una grave lesión de Gallego en las postrimerías de la misma, va a tener que asumir la responsabilidad de dirigir a la zaga azulgrana en el que va a ser su postrer encuentro, la final de la Recopa que enfrentaría en la ciudad suiza de Basilea al Barcelona con el desconocido Slovan de Bratislava, entonces perteneciente a Checoslovaquia. y que va a decantarse a favor de los centroeuropeos por 3 a 2, un marcador sorprendente tras un partido con muchos errores culés en ambas áreas. Una amarga despedida para una trayectoria modélica.
Atrás quedaban 16 años perteneciendo a la disciplina barcelonista, trece de ellos en el primer equipo con 334 encuentros oficiales para un total de 513 partidos disputados, que le sitúan dentro del Top Ten de los jugadores azulgranas, con un palmarés que suma 2 campeonatos de Liga, 4 de Copa y 3 Copas de Ferias, habiendo sido internacional con la Selección Absoluta en 18 ocasiones. Pese a actuar como defensa, nunca fue expulsado de un terreno de juego, y su seriedad y corrección le condujeron también durante un tiempo a la capitanía del equipo.
En septiembre de 1969 el club va a organizar un partido de homenaje en su beneficio, con el Palmeiras brasileño midiéndose al Barcelona, en cuyas filas Olivella disputará sus últimos minutos vestido de corto. A continuación comenzará a trabajar como profesor de Educación Física -para lo cual tendrá que sacarse el título de entrenador- en un centro docente de Sant Cugat del Vallés vinculado al Opus Dei, donde prestará sus servicios durante 34 años hasta el momento de su jubilación. Residente en Castelldefels, falleció en dicha localidad barcelonesa el 14 de mayo de 2023, en un año auténticamente aciago para los eurocampeones del 64, en el que nos dejaron también Amancio, Luís Suarez y Fusté. ¡Casi nada!