RESUMEN:

INTRODUCCIÖN Tras haber detectado un cierto olvido y una serie de errores en torno a los libros infantiles Machucho y Pilongo, ilustrados por Jesús Sánchez Tena y editados por Ramón Sopena en Barcelona en 1926, creemos necesario recuperarlos y reivindicarlos, así como aclarar algunos aspectos sobre ellos. El éxito de la selección en los Juegos

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Machucho y Pilongo (1926). Primer libro de fútbol para niños

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INTRODUCCIÖN

Tras haber detectado un cierto olvido y una serie de errores en torno a los libros infantiles Machucho y Pilongo, ilustrados por Jesús Sánchez Tena y editados por Ramón Sopena en Barcelona en 1926, creemos necesario recuperarlos y reivindicarlos, así como aclarar algunos aspectos sobre ellos.

El éxito de la selección en los Juegos Olímpicos de Amberes 1920 (medalla de plata) había elevado la afición al fútbol en España convirtiéndolo en un fenómeno de masas por primera vez (Arrechea, F., 2018, 2023; Torrebadella, X. y Arrechea, F, 2016, 2017). Ello conllevó un interés comercial y económico, surgiendo iniciativas para obtener beneficios del ya considerado “deporte rey”. Aparecen en esa época colecciones de cromos y juguetes relacionados con el fútbol y los balones se convierten en el regalo soñado por muchos pequeños. Inicialmente, el “boom” de publicaciones sobre el fútbol estuvo destinado al público adulto o joven, con obras divulgativas sobre reglas y tácticas, así como una incipiente moda por las biografías de los nuevos ases del balompié, convertidos en ídolos a imitar (Martínez Patón, V., 2011; Torrebadella-Flix, X., y Nomdedeu-Rull, A., 2014).[1] Es un proceso de mercantilización y profesionalismo paulatino y simultáneo, ayudado por la coyuntura económica favorable, que llevan al fútbol a la esfera del capitalismo contemporáneo.

A partir de 1923, al producirse el golpe de Estado del general Miguel Primo de Rivera e instaurarse una dictadura, el nuevo régimen adopta una serie de medidas para “mejorar la raza”, influido por el discurso regeneracionista y con el afán de cohesionar nacionalmente España y combatir los discursos separatistas. La potenciación de la asociación infantil de los Exploradores de España y su vinculación con el Tiro Nacional tenían la inequívoca intención de crear una “cantera” para el Somatén, el cuerpo de civiles armados destinados a colaborar con las Fuerzas del Orden y el Ejército en el control del territorio y de la población. La Guerra del Rif y el temor de las élites que apoyaban a la Dictadura al peligro revolucionario no eran ajenos a todo ello (González Calleja, E., 2005).

La triple conjunción espacio temporal entre la conversión del fútbol en espectáculo de masas, la consolidación del capitalismo contemporáneo en un contexto de crecimiento económico y demográfico, y la Dictadura de Primo de Rivera y sus intentos por potenciar el sport y la Educación Física, coadyuvaron en un cierto desarrollo del deporte en España con el nacimiento de numerosos clubes y el aumento de campos de juego y estadios, así como con el nacimiento del deporte universitario. La Dictadura no lograría el control de dichos clubes ni su objetivo de nacionalización (algunos de los citados clubes, en Cataluña, estaban fuertemente vinculados al nacionalismo y otros, sobre todo en Madrid, a partidos y sindicatos de izquierdas), siendo, además, limitados, los objetivos propuestos de mejora del nivel de vida y de salud de la población.

Puede estudiarse, sin embargo, la aspiración regeneracionista y modernizadora del régimen en materia de deporte a través de publicaciones como Armas y Deportes (1924-1931), el órgano oficial del Tiro Nacional. Dicha publicación trataba de vender una nueva masculinidad vinculada al prototipo de gentleman y sportsman inglés (Quiroga, A., 2023), poniendo como ejemplo a hombres que practicaban deportes (en un sentido amplio, incluyendo automovilismo o caza), vestían de forma elegante y fumaban, eran caballeros “modernos”, en definitiva. Con tal objetivo se mostraban numerosas fotografías y crónicas extranjeras, incidiendo en aspectos colaterales de estilo de vida o moda, y se exaltaban los ejemplos nacionales de emulación. El rey Alfonso XIII era presentado como el primero de los deportistas (González-Aja, T., 2011), exagerando sus victorias en polo, tiro o vela, construyendo en torno a su figura un prototipo de nueva masculinidad (deportista, hombre moderno y cosmopolita, soldado, caballero).

La mujer también tenía su espacio y protagonismo en Armas y Deportes, pese al machismo generalizado y a las discusiones médicas y pedagógicas de la época en torno a su capacidad para el deporte o sobre los efectos supuestamente perniciosos del mismo para el embarazo o la fertilidad. El afán por imitar a los países anglosajones hacía difícil ocultar el limitado pero creciente papel de la mujer en el deporte.

 

AVENTURAS DE MACHUCHO Y PILONGO

 

Es en este contexto en el que se publica, en 1926, el primer número de Las aventuras de Machucho y Pilongo, dedicado al fútbol. Deseamos incidir en el año de publicación (1926) porque lo hemos encontrado equivocado (se suele decir que apareció en torno a 1930) en todas las fuentes disponibles. Y no es un dato baladí, porque provocó, como veremos, otro error peor. Tenemos totalmente confirmado que la colección completa (ocho volúmenes) de Machucho y Pilongo se publicó en 1926, porque en el número 647 de la revista oficial argentina El Monitor de la Educación Común, órgano del Consejo Nacional de Educación (publicado el 30 de noviembre de 1926) se comenta que han recibido la colección completa y la recomiendan ya que “resultan de verdadero interés educativo para la infancia”.

Corregido este error (la fecha de publicación), vamos con el siguiente, un tópico extendido: no, Machucho y Pilongo no tienen ninguna influencia del Tintín del belga Hergé. Entre otros motivos porque son anteriores en el tiempo, Machucho y Pilongo son de 1926 y Tintín de 1929.

Aclarados estos extremos, diseccionemos un poco este primer y ambicioso intento por crear literatura deportiva para niños en España. Sus “padres” fueron dos aragoneses afincados en Cataluña: Jesús Sánchez Tena y Ramón Sopena.

Jesús Sánchez Tena (Pedrola, Zaragoza, 1898-Sant Feliu de Codinas, Barcelona, 1931) debe ser recordado como uno de los grandes ilustradores españoles de la primera mitad del siglo XX, al que sólo su prematura muerte a causa de la tuberculosis y la poca memoria general de nuestro país han privado del reconocimiento que merecería y que tendría de haber nacido en otro lugar.

Ramón Sopena López (Perarrúa, Huesca, 1869-Caldes de Boí, Lleida, 1932) fue un empresario y editor de gran éxito, especialmente gracias a sus guías, diccionarios y enciclopedias presentes en todos los países hispanoamericanos.

Machucho y Pilongo fue una iniciativa sencilla, pero novedosa (completamente novedosa en España, creemos que con muy pocos precedentes a nivel mundial[2] y que en algunos momentos de la descripción de los partidos de fútbol recuerda a productos muy posteriores como la serie japonesa Oliver y Benji[3]): crear una colección de pequeños libros bellamente ilustrados, que difundan entre los niños los beneficios del deporte y de la vida saludable, así como una serie de valores positivos. Todo ello no es casual y pueden encontrarse los orígenes y motivaciones en la introducción del presente artículo. El contexto era el de inicios de la Dictadura de Primo de Rivera y el mensaje para los destinatarios de los libros (los niños españoles) era claro: aspirad a ser sportsmen, conoced y probad varios deportes, sed competitivos, sed mejores, sed patriotas.

Como ya hemos dicho, el primer número de la colección está dedicado al deporte de moda en la España de 1926: el fútbol. La historia es sencilla, Machucho (“persona juiciosa y experimentada”, según la RAE) y Pilongo (“flaco o enfermizo”) son dos hermanos de 15 y 13 años (uno rubio y el otro moreno, ¿antecedentes de Zipi y Zape?[4]) residentes en un bosque de los Pirineos, allí se han criado en plena naturaleza “fuertes, valientes y honrados”. Un día se dan cuenta de que su padre (un pobre leñador) ya no puede mantenerles, por lo que deciden emigrar a la ciudad para aprender un oficio y ayudar a su familia. Encuentran trabajo como aprendices de un carpintero, que casualmente es directivo de un equipo de fútbol (el León FC). Un día el carpintero invita a los hermanos a un partido (contra el Canino FC) y en el transcurso de este un jugador local se lesiona y Pilongo se ofrece a substituirle, salta al campo con su pañuelo en la cabeza (a lo Pichichi o Belauste) y marca cuatro goles inmediatamente regateando a todos los rivales, dando la victoria al León FC. El público le saca a hombros y la directiva ficha a los dos hermanos como futbolistas profesionales. Ambos juegan de maravilla y el León FC gana por primera vez el campeonato gracias a ellos.

Las primeras versiones de Zipi y Zape (1948) tenían un aire a Machucho y Pilongo (1926), posteriormente evolucionarían hacia la versión más conocida.

El éxito lleva a concertar un partido contra el mejor equipo del momento, que resulta ser la selección de Malasia, imbatida en todo el mundo ganando todos los partidos por 20-0 o más. Obviamente, el León FC gana a Malasia gracias a nuestros héroes y la reacción de los malayos es inaudita: enloquecen y empiezan a agredir al público, Machucho se ve obligado a pelear contra un gigante llamado Bottijo y le tumba de un puñetazo. Ese K.O. originará que le ofrezcan un combate contra el campeón del mundo de boxeo, un “descomunal negro” llamado Kalceta.

Los hermanos pueden viajar de nuevo a su casa y ofrecer una mejor vida a sus padres y hermanas. Así acaba la primera aventura y queda ya anunciada la segunda, dedicada a otro de los deportes de moda: el boxeo. Las siguientes versarán sobre rugby, aviación, carreras de caballos, automovilismo, alpinismo y caza. Una elección no casual de deportes (en el sentido amplio del término) que retratan al “nuevo hombre” de 1926.

La Dictadura de Primo de Rivera finalizará tras la crisis económica de 1929, acuciada por la oposición y la falta de consolidación institucional, además de por la propia enfermedad del dictador, sin haber obtenido sus objetivos en política deportiva. Con la II República, a partir de 1931, se iniciará una nueva etapa de cambios y reformas, interrumpidas por la Guerra Civil en 1936. Machucho y Pilongo caerán en el olvido, con sus autores fallecidos (Sánchez Tena en 1931 y Sopena en 1932) y una España en crisis permanente, alejada del escenario idílico y bucólico de sus aventuras.

FUENTES CONSULTADAS

Arrechea, F. (2018). España y los Juegos Olímpicos. Análisis de la participación de los deportistas españoles en los JJOO de la Era Moderna e historia del movimiento olímpico español. Madrid: CIHEFE.

Arrechea, F. (2023). El Olimpismo en España. Sus inicios (1820-1920). Lecturas: Educación Física y Deportes, 27(297), 2-22. https://doi.org/10.46642/efd.v27i297.3606

Arrechea, F., y Torrebadella, X. (2020). El sueño olímpico de Barcelona 1924. RICYDE. Revista Internacional de Ciencias del Deporte, 16(62), 430-454, https://doi.org/10.5232/ricyde2020.06207

El Monitor de la Educación Común. Órgano del Consejo Nacional de Educación (1926, 30 de noviembre). Buenos Aires.

González-Aja, T. (2011). Sport, Nationalism and Militarism – Alfonso XIII: Sportsman, Soldier, King. The International Journal of the History of Sport, 28(14), 1987-2030. https://doi.org/10.1080/09523367.2011.604825

González Calleja, E. (2005). La España de Primo de Rivera. La modernización autoritaria 1923-1930. Madrid: Alianza Editorial.

Martínez Patón, V. (2011). Los primeros libros de fútbol en España. Cuadernos de Fútbol, 15.

Quiroga, A. (2023). Caudillo Nacional. Propaganda, culto al líder y masculinidades en la dictadura de Primo de Rivera. Segle XX:Revista Catalana d’història, 1(15), 20–39. https://revistes.ub.edu/index.php/segleXX/article/view/41848

Sopena, R. (Ed.) (1926). Machucho y Pilongo. Barcelona: Ramón Sopena, editor.

Torrebadella, X., y Arrechea, F. (2016). La polémica participación de España en los Juegos Olímpicos de Amberes 1920. Materiales para la Historia del Deporte, 14, 113-138.

Torrebadella, X., y Arrechea, F. (2017). Seguimos insistiendo: ¿Por qué España participó en los Olímpicos de Amberes 1920?  Materiales para la Historia del Deporte, 15, 145-168.

Torrebadella-Flix, X., y Nomdedeu-Rull, A. (2014). Bibliographic Repertoire of Football in Spain (1900-1936). 121 works to interpret the social impact of football in contemporary history. Apunts. Educación Física y Deportes, 115, 7-32. DOI: http://dx.doi.org/10.5672/apunts.2014-0983.cat.(2014/1).115.01

[1]Sobre los primeros libros sobre fútbol publicados en España, frente a las fuentes serias que citamos, parece necesario un inciso sobre un listado delirante presente en la web de unas academias de fútbol (https://www.ertheo.com/blog/explorando-mundo-futbol-libros/) por si alguien tiene la desgracia de acceder al mismo. Se mencionan libros que no existen y se atribuye su autoría a personajes reales del fútbol que eran niños en el supuesto momento en el que publicaron. Verbigracia: atribuyen a Paco Bru un libro titulado El juego del fútbol (1893). En 1893 Bru tenía 8 años y, evidentemente, ni él ni nadie llamaría “fútbol” al foot-ball en España en 1893. Es pura invención.

[2]Los primeros cómics o historietas sobre fútbol son de los años 50: Barrabases (1953, Chile) suele citarse como el primer ejemplo. En España aparecen Godofredo y Pascualino, viven del deporte fino en 1961 y Pepe, “el hincha” en 1962.  A nivel europeo destacó el cómic franco-belga Éric Castel (1979).

[3]El manga Capitán Tsubasa (Campeones: Oliver y Benji en España) apareció en Japón en 1981 con el objetivo de popularizar el fútbol entre los niños japoneses y se realizó una serie de televisión dos años más tarde, siendo un fenómeno global.

[4]Los personajes Zipi y Zape eran dos hermanos gemelos, uno rubio y otro moreno, creados por el dibujante catalán Josep Escobar en 1948. Curiosamente, ambos eran muy aficionados al fútbol (uno seguidor del Real Madrid y el otro del FC Barcelona).

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