Chus Pereda, el «calvo de Medina de Pomar» (Segunda parte)
De Fernando Cuesta Fernández
Pereda no entra con buen pie en Can Barça, pues al poco de iniciarse los entrenamientos se lesiona, y tienen que escayolarle precisamente un pie. pero cuando se integra en la dinámica del equipo se convertirá poco menos que en imprescindible, aunque sin un puesto fijo, pues recorre todas las posiciones del ataque a excepción de la de delantero centro. Es una temporada irregular esa de 1961-62, que verá pronto la sustitución en el banquillo del técnico Luis Miró, antiguo guardameta barcelonista -fue quien encajó el infamante 11 a 1 frente al Real Madrid en el viejo Chamartín, en la semifinal copera del 43- por el mismísimo Kubala, recién retirado. Tal vez por eso Pereda no será convocado para el Mundial chileno. Lo único que consiguen ese curso los catalanes es llegar a la final de la Copa de Ferias, donde van a ser ampliamente batidos por el Valencia. Tampoco se desarrolla muy positivamente la campaña 62-63, aunque tiene un final feliz, con la consecución de la Copa del Generalísimo ante la propia parroquia culé, con un emergente Real Zaragoza como adversario, y Pereda abriendo el marcador en la clara victoria azulgrana por 3 a 1.
CAMPEÓN DE LA EUROCOPA DEL 64
La siguiente temporada, 63-64, va a ser mejor en lo personal para el futbolista burgalés, aunque los títulos volverán a ser esquivos. En Liga el Barça encabezará la tabla durante muchas jornadas, hasta aflojar finalmente ante el inevitable Real Madrid. En la Recopa los blaugrana caerán ante el Hamburgo, tras un desempate en tierras suizas, mientras que en la Copa su verdugo será un Zaragoza que se tomó la revancha del torneo anterior. Pero Pereda despachará una excelente campaña ( 34 partidos y 16 goles ), lo que le supone volver a la Selección, y por la puerta grande.
España se va a clasificar para la fase final de esa Eurocopa de 1964, a celebrar en nuestro país. En las semifinales se enfrente a Hungría en Madrid. Pereda abre el marcador, pero luego igualan los magiares, hasta que Amancio, en la prórroga, nos da el pase a la final. Y en el partido decisivo, disputado frente a la selección de la URSS en un “Bernabéu” lleno a rebosar, y con la presencia en el palco del Generalísimo Franco, el de Medina de Pomar va ser de nuevo determinante. Otra vez el primer gol llevará su firma, de fuerte disparo. Y tras el empate soviético, un pase suyo va a ser rematado de cabeza en escorzo por el zaragocista Marcelino, desconcertando al mítico Yashin, la Araña Negra, y dándole la victoria a España, un triunfo que fue más que una hazaña deportiva por sus evidentes connotaciones políticas -el régimen franquista celebraba los “XXV Años de Paz”, un cuarto de siglo después del final de la Guerra Civil-, con los siguientes once héroes nacionales como protagonistas: Iribar; Rivilla, Olivella, Calleja; Zoco, Fusté; Amancio, Pereda, Marcelino, Luís Suárez y Lapetra. Como anécdota, reseñar que en el reportaje de No-Do que se exhibió entonces en los cines españoles, la asistencia de Pereda no aparecía, siendo sustituida en el montaje por un centro de Amancio, desfaciéndose el entuerto muchos años después. A cada uno lo suyo.
TIEMPOS DIFICILES
Nunca más recuperaría Pereda ese gran nivel, pues las lesiones comenzarán a hacer mella de él, sacándole del equipo culé y de la Selección. De manera que entre 1964 y 1968 faltará a la cita con su club en más de la mitad de las ocasiones. Para entonces ya no le alinean de extremo, sino de interior de ambos lados, con preferencia por la derecha, formando con su compañero Fusté un centro del campo intermitente, pero de gran calidad y con gol. En esa etapa de su carrera contraerá matrimonio con una joven de la buena sociedad barcelonesa, Teresa Soler Cabot, tendrá hijos, y pondrá en marcha algunos negocios, como por ejemplo un restaurante especializado en carne -de casta le venía al galgo-, pero en la primavera de 1968 parece ya definitivamente desahuciado del Barça, y con su futuro en algún otro club. Entonces es cuando, contra todo pronóstico, se va a producir su resurrección deportiva.
UNA BREVE SEGUNDA JUVENTUD
Tras mucho tiempo apartado del equipo, el entrenador Salvador Artigas le saca en “Atocha”, en partido de Copa contra la Real Sociedad, y con el terreno de juego húmedo y pesado, y Pereda va a responder a su confianza con un gran partido y un gol. Ya no se apeará de la alineación titular durante el resto del campeonato, en el que el Barça resulta vencedor tras derrotar en la final del “Bernabéu” al Real Madrid gracias a un gol en propia puerta del merengue Zunzunegui, con un arbitraje del balear Antonio Rigo muy protestado por el público local, parte del cual exteriorizó su descontento con el lanzamiento de envases de cristal al campo, en la que ha pasado a la historia como la Final de las Botellas. Ese buen momento de juego lo refrendará en los albores la temporada siguiente, 68-69, hasta el punto de que el seleccionador nacional, el efímero Doctor Toba, vuelve a contar con él, y le alinea en Belgrado frente a Yugoslavia. Pereda mueve al Barça, en compañía de Fusté, y marca goles aprovechando su fuerte disparo, pero a medida que va avanzando la campaña se queda sin gasolina, e incluso pierde su puesto en el once titular. Reaparecerá en un momento muy comprometido, en la final de la Recopa de Basilea, ante el Slovan de Bratislava, saltando al campo en sustitución de un compañero lesionado, el lateral derecho Franch. El Barça, contra todo pronóstico, resulta derrotado por los semidesconocidos eslovacos (2 a 3)
LOS POSTREROS COLETAZOS DE UNA BRILLANTE CARRERA
Ese va a ser su último partido con la zamarra azulgrana. El club, en una sorprendente decisión -tal vez deseaba eliminar una ficha elevada-, va a prescindir de sus servicios, concediéndole la carta de libertad, y Pereda se marcha inmediatamente al Sabadell, entonces habitual cementerio de elefantes barcelonista, reuniéndose con los Comas, Torrent, Marañón, Montesinos, Vidal y Zabala, todos antiguos compañeros suyos.
Pero por una u otra razón, jugará muy poco en la “Nova Creu Alta”, y en 1970 suscribe contrato con el Mallorca, que militaba en Segunda División, donde apurará sus dos últimas temporadas como profesional hasta el momento de la retirada. con 424 partidos y 127 goles en las alforjas. Internacional “A” en 15 ocasiones entre 1960 y 1968 (6 goles), reunió un estupendo palmares donde cabían 1 Liga (1957-58), 2 Copas (1963 y 1968), 1 Copa de Europa (1957-58) y otra de Ferias (1965-66).
TÉCNICO EN LAS SELECCIONES INFERIORES
En 1976 entrará a trabajar en la Real Federación Española de Fútbol, haciéndose cargo de las categorías inferiores de la Selección (Sub-19, Sub-20 y Sub-21), y consiguiendo sonados triunfos, entre ellos el subcampeonato del Mundo Sub-21 en 1985.. En 1992 llegó incluso a sentarse en el banquillo de la Absoluta, por enfermedad de su titular, Vicente Miera. Un año más tarde dejará la RFEF, y en la temporada 95-96 va a dirigir al Xerez CD. Posteriormente realizará algunas labores de intermediación de jugadores, sin demasiada fortuna, y cultivará aficiones más sedentarias, como por ejemplo el golf. Un hijo suyo, de idéntico nombre, jugará como centrocampista en el Barcelona Atlético, el filial blaugrana, durante algunas temporadas.
Chus Pereda va a fallecer víctima de un implacable cáncer en Barcelona, a la edad de 73 años, el 27 de septiembre de 2011. Desaparecía así uno de los Héroes del 64, un futbolista de raza, brillante y temperamental -le apodaban “Polvorilla”-, gran referencia de aquel Barça que atravesó por un auténtico desierto deportivo durante la estéril década de los 60.