Las colegiadas piden paso en el futbol masculino
De Eneko Isasi SánchezEl fenómeno del fútbol femenino ya no es una cuestión de modas, ni de responsabilidad social; tras largos años de pelea es una realidad. Está claro que el camino aún no ha hecho más que comenzar, pero tal y como decía José Antonio Madrigal: “Esfuércese un poquito solo en los pequeños y primeros pasos, y los demás vendrán solos”.
En estos tiempos tan cambiantes, es evidente que el fútbol está avanzando a pasos agigantados. Ya no se trata únicamente de quién es el mejor equipo, de que la SuperLiga es o no beneficiosa para este deporte, si no las propias reglas del juego se están adaptando al fútbol moderno.
Nunca dejaré de pensar en lo sencillo que parece y lo difícil que resulta aplicar correctamente esas reglas. Sin duda, la labor de los árbitros es esencial para que este deporte siga adelante, en el que muchas veces son el foco de todas las críticas mientras se dedican a lo que mejor saben hacer, que es hacer su trabajo.
Al igual que ha ocurrido en el fútbol femenino, el auge de las árbitras en esta última década en la categoría masculina va en aumento, figuras que muchas veces ven ensombrecida su labor sin un reconocimiento por todo su trabajo realizado a lo largo de los años.
Como en todas las historias, siempre hay una pionera que contra todo pronóstico rompió las reglas de una sociedad nada acostumbrada a ver figuras femeninas ligadas al mundo del fútbol. “La chica árbitro” para los periódicos de aquella época; para nosotros, Raquel Hernández de Mendiguren. Al igual que el país, que veía la luz con los últimos años del franquismo, apareció esta joven alavesa de tan solo 22 años, dispuesta a cumplir su sueño de ser árbitra profesional. Corría el año 1969, cuando Raquel dirigió su primer amistoso oficial. Fue en Mendizorroza, organizado por la agrupación de Radio y Televisión de Vitoria. Como ella, existen muchísimas mujeres que fueron y son capaces hoy en día de hacer frente a todos los prejuicios de la sociedad y seguir trabajando para que sean otras las que sigan ese legado.
Otra de las figuras más reconocidas en la historia del arbitraje femenino del territorio español es Marisa Luis Villa. En su espalda, más de 400 partidos, incluyendo torneos internaciones como JJOO (Atenas 2004, Pekín 2008, Londres 2012), dos mundiales femeninos (China 2007, Alemania 2011), dos mundiales femeninos sub-20´ (Rusia 2006, Alemania 2010) y dos Eurocopas femeninas (Finlandia 2009, Suecia 2013). En sus 17 temporadas en la élite del fútbol femenino, también estuvo presente como delegada de colegiados de Primera División, marcando un precedente nunca vivido en nuestro país. Sin hacerlo de forma directa, se convirtió en la primera mujer ligada al arbitraje que trabajaba activamente en la máxima categoría. Sus años de trabajo vieron sus frutos incluso tras su retirada en 2013, ya que siguió trabajando para la RFEF, consiguiendo que la Liga Iberdrola sea arbitrada por mujeres convirtiéndose en una figura referente en la integración de la mujer en el fútbol.
Si hablamos del ámbito internacional, una de esas mujeres que ha sido capaz de romper todas las barreras ha sido la alemana Bibiana Steinhaus. En 2007 dio un gran paso histórico al ser la primera juez central en dirigir un partido masculino de la Bundesliga 2. Su ascenso no resultó nada sencillo, ya que no sería hasta 10 años más tarde cuando por fin le dieron la oportunidad de dirigir un encuentro en la máxima categoría alemana, en el partido que enfrento al Hertha de Berlin frente al Wender Bremen de la temporada 2017/2018 de la Bundesliga. Más allá de que se la conociera como “la mujer que paró a Guardiola” cuando ejercía de cuarto árbitro, es una de las referentes a nivel mundial. Sin embargo, como siempre, hay una parte de la historia que no aparece en todas las portadas. Al igual que muchas otras, Bibiana tenía el sueño de ser futbolista, pero sin el talento necesario, decidió seguir los pasos de su padre para comenzar su formación con tan solo 15 años. Desde que debutó con la pronta edad de 16, ha podido compaginar el digno arte del arbitraje con la de ser policía, aunque eso signifique que tenga que estar en comisaría los días festivos para poder acudir a arbitrar los fines de semana. Actualmente con sus 41 años, está en la tercera posición del ránking mundial de la IFFHS.
Qué duda cabe la importancia que tiene el país de procedencia de estas colegiadas, siendo Alemania y Francia los líderes en la apuesta del fútbol y arbitraje femenino. Reflejo de ello, otra de las grandes árbitras en el fútbol masculino es la francesa Stéphanie Frappart. Gracias a su trabajo y dedicación, no sólo pasará a la historia por ser la primera mujer en arbitrar un partido de League 1, sino que también lo hará por dirigir uno de Europa League y Champions League. Su caso es ligeramente distinto al de Bibiana, ya que desde muy pequeña jugó en las categorías inferiores del AS Herbay. Aunque talento no le faltaba, ya desde los 13 años tenía claro que su sueño era el arbitraje, por lo que comenzó a acudir a clases para aprenderse perfectamente el reglamento del futbol. Lamentablemente, no toda la sociedad está aún preparada para ver cómo tanto hombres y mujeres tienen cabida en el fútbol, sea la modalidad que sea. En 2015, el entrenador David Le Frapper, que por aquel entonces dirigía el Valenciennes FC, realizó unas polémicas declaraciones alegando que “es complicado para una mujer arbitrar en un deporte de hombres”. Lo que engrandece la figura de Stéphanie es que ni siquiera se molestó en contestar a tal absurdez; siguió centrada en su trabajo y es por lo que, hoy en día, se le considera toda una institución en el arbitraje francés. Como colofón a su carrera, Frappart también dirigió la Supercopa de Europa entre el Liverpol y el Chelsea en el Wanda Metropolitano, lo que sentó un gran precedente por parte de UEFA y FIFA. Sin duda, una mujer que no entiende de barreras.
Tras el precedente marcado por la ya mencionada Marisa, en España también podemos sacar pecho con Guadalupe Porras Ayuso, única y primera juez de línea en la historia del fútbol masculino español en la máxima categoría. La pacense nunca ha tenido pelos en la lengua, dejando claro en sus apariciones públicas que “arbitrar es gestionar emociones, si no gestionas las tuyas, ¿cómo vas a gestionar las de los jugadores, técnicos, etc.?”. Gracias a su carácter, curtido en 9 años en el ejército y la igualdad como bandera, defiende que los menosprecios son los mismos en cantidad a la de sus compañeros de profesión, aunque las suyas son dirigidas a su sexo. Al igual que otras mujeres que decidieron dedicarse al arbitraje, tuvo que dejar atrás su vocación de estudiante de primaria para seguir su sueño. Su camino no fue nada fácil; tras su debut con 16 años en la Tercera División Española y su rápido ascenso a Segunda B el próximo año, tuvo que esperar ocho más para ascender al ámbito profesional. Como ya adelantaba al inicio del relato, la temporada 2019/2020 ascendió a la máxima categoría masculina donde se grabará en el recuerdo de todos aquel enfrentamiento en Son Moix entre el R.C.D. Mallorca y la S.D. Eibar. Ella ha sido capaz de marcar la diferencia de tal manera que este año fue una de las jueces de línea en la final en La Cartuja de la Copa del Rey 2021. Un ascenso fulgurante que augura un futuro formidable dejando claro que, si se quiere, se puede.
Para terminar, me gustaría terminar con una mención especial para la turca Drahsan Arda. Probablemente, a la mayoría no le suene de nada su nombre, pero hace apenas dos años la FIFA la reconoció como la primera mujer árbitro en la historia del fútbol, siendo su primer partido el 26 de junio de 1968. Nacida en Edirne, se formó como árbitro en su país natal en 1967, para un año después arbitrar su primer partido semiprofesional en el estadio Mithatpasa de Estambul. Tras mudarse a Alemania, donde además de ser maestra ejerció de árbitro durante 30 años, recibiendo una insignia de oro y una placa de la Asociación Bávara de Fútbol (BFV). Tras recibir el reconocimiento de la FIFA en 2018, la mujer de 73 años declaró que: “Es un honor ser la primera en la historia. Estaba entusiasmada con mi primer partido hace exactamente 50 años. Con la carta que me envió la FIFA, volví a vivir esa emoción”.
Lo idílico de todas estas historias es que cada una de ellas tiene un trasfondo tan profundo que inspirará a las jóvenes generaciones a perseguir sus sueños. Por mucho que la sociedad les ponga barreras, estas luchadoras estarán en el recuerdo de todos cada vez que una mujer consiga avanzar en el mundo del fútbol que históricamente, tan mal las ha tratado.