El origen de los colores blanquiazules del RCD Espanyol de Barcelona: Apuntes para el debate historiográfico.
De David González Vázquez- Introducción
Desde el año 1910, la equipación principal del RCD Espanyol de Barcelona consiste en franjas verticales de color blanquiazul. El escudo, de igual forma, está formado por un círculo donde dichas franjas verticales caen diagonalmente de derecha a izquierda. Sobre el origen tanto del escudo como de los colores de la camiseta, la web del club hace alusión a “los actuales colores blanquiazules, aquellos que lucía en su blasón el almirante Roger de Llúria”[1]. Existen, sin embargo, voces críticas en al ámbito historiográfico que niegan la veracidad de la versión oficial, y relacionan los colores blanquiazules del RCD Espanyol con los colores de la Casa Real Borbónica.
A través del siguiente artículo se analizará la versión oficial del club, aportada por quien ha pasado a la historia como el cronista oficial de la historia del Espanyol, el periodista Juan Segura Palomares, y se establecerá una dialéctica argumentativa con la versión crítica, que tiene en el historiador Josep María Solé Sabaté a su máximo exponente.
- El inicio de la historia
El 28 de octubre de 1900 es la fecha fundacional del RCD Espanyol de Barcelona a nivel oficial. Se toma este día como referencia por la aparición de una nota en el popular semanario Los Deportes, en la que podía leerse: “Es tanta y tan grande la admiración que reina entre los aficionados al foot-ball, que cada día son más numerosos; pues la afición a este deporte cunde de una manera tan extraordinaria que en estos días se ha constituido una nueva sociedad, con el título de “Sociedad Española de Foot-ball”, compuesta de muchos y distinguidos jóvenes”.
A cargo del proceso fundacional estuvieron 3 jóvenes estudiantes de la Universidad de Barcelona, Ángel Rodríguez, Octavi Aballí y Lluís Roca. Ángel Rodríguez Ruiz, primer presidente del club, era hijo de Rafael Rodríguez Méndez, médico andaluz catedrático de Higiene en la Universidad de Barcelona y Rector de la misma entre 1902 y 1905. Vinculado políticamente con el Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux, Rafael Rodríguez Méndez era asimismo presidente de la Sociedad Gimnástica Española. Es precisamente al amparo de dicha institución que se constituye la Sociedad Española de Football, entidad que pasaría a denominarse en el 1901 como Club Español de Foot-Ball.
La nueva entidad nacía con la vocación de reivindicar la práctica del fútbol entre la gente local. Por aquel entonces, las experiencias más habituales de práctica del futbol en Barcelona eran promovidas por ciudadanos extranjeros, en una gran mayoría de casos miembros de empresas británicas radicadas en la ciudad[2].
La entidad desaparece en 1906 por no reunir los jugadores necesarios para competir. La mayoría de los jugadores restantes jugarán con el X Sporting Club, el cual, tras fusionarse con el Club Español de Jiu-jitsu, daría lugar al renacido Club Deportivo Español en el año 1909. A partir de 1912, tras la concesión del título de Real por parte de Alfonso XIII, la entidad pasaría a denominarse Real Club Deportivo Español. Salvo en la época republicana (1931-1939), donde el Real desaparece oficialmente, ese sería el nombre oficial del club hasta que en al año 1995 pasó a denominarse Reial Club Deportiu Espanyol de Barcelona, normalizando el nombre en lengua catalana y añadiendo la especificación geográfica barcelonesa.
Los primeras equipaciones eran de color amarillo, ya que uno de los miembros del club, fabricante de tejidos, disponía de numeroso material de esas características que pudo ser aprovechado para hacer uniformes (Bravo Esparza, 1953). Con posterioridad, y nuevamente por una mera cuestión de pragmatismo, los jugadores vestirían de color blanco, ya que eran los tejidos más económicos y accesibles para vestir a todo el equipo. No sería hasta después de la refundación del club en 1909[3], ya como Club Deportivo Español, que la entidad se planteara la consolidación de unos colores y escudo de carácter definitivo, cosa que se hizo finalmente en el año 1910.
- La versión oficial
La primera mención al origen de los colores blanquiazules del Espanyol la encontramos en la primera gran obra de referencia sobre la historia del club, cuya autoría es de Juan Segura Palomares (1974), y que vio la luz muy poco tiempo antes de la celebración de las bodas de platino del RCDE[4]. Por primera vez, se habla de que los colores blanquiazules fueron instaurados de manera oficial para representar al Espanyol inspirados en los colores del blasón del almirante Roger de Llúria.
En el año 1910, el uniforme del Club Deportivo Español pasaría a ser formado por rayas verticales de color blanquiazul, y el escudo oficial, inspirado por el escudo de armas de Roger de Llúria, sería “una circunferencia roja, que cerraba en su interior blanco tres rayas azules verticales, sobre las que se escalonaban, en negro, las letras C.D.E., iniciales de Club Deportivo Español” (Segura Palomares, 1974: 52-53) (ver imagen 2). Siempre según Segura Palomares (1974), el diseño del escudo corrió a cargo del socio Eduard Corrons, quien además llevó adelante la propuesta en Asamblea el día 20 de febrero de 1910 para que fuera aprobada su oficialidad de manera totalmente unánime.
De esta manera, quedaba atrás el escudo que había representado a la entidad hasta entonces, que “consistía en un madroño con colores nacionales, sobre cada uno de les cuales figuraba una de las letras: C.E.F. Club Español de Futbol” (Segura Palomares, 1974: 53) (ver imagen 1). Con posterioridad, tras la concesión del título de Real por parte de Alfonso XIII, el propio Eduard Corrons modificaría el escudo incorporando la corona sobre el círculo, y ampliando el borde rojo del mismo para incorporar las letras Real Club Deportivo Español (ver imagen 3). Asimismo, las rayas azules sobre fondo blanco dejarían de estar orientadas verticalmente para hacerlo de forma inclinada. La siguiente correlación de escudos del RCD Espanyol, así como sus correspondientes fechas, ha sido extraída de la web oficial del club, donde se obvia la época republicana (1931 – 1939).
La veracidad de este hecho, sin embargo, ha sido puesta en duda ya que no existe, al menos hasta el momento, documentación que verifique el hecho de que el Almirante Roger de Llúria tuviera un escudo de armas con los colores blanquiazules. Al respecto, podemos acudir a la otra gran obra de referencia sobre la historia del RCD Espanyol, también escrita por Segura Palomares (2001), en este caso coincidiendo con el centenario del Club. Allí, Segura Palomares vuelve a mencionar que Eduard Corrons realizó el diseño del escudo inspirándose en los colores de Roger de Llúria, aunque en esta ocasión, además de fiar la versión a la palabra del antiguo socio españolista, deja entrever el hecho de que la fundación oficial del club se firmara en un local de la propia calle Roger de Llúria, y que tal vez este hecho hubiera podido influir en la decisión del propio Corrons[5].
Consciente de las dudas suscitadas sobre la historia de Corrons, Segura Palomares menciona que, pese a todas las dudas e incertidumbres al respecto, ningún historiador “ha podido demostrar lo contrario” (Segura Palomares, 2001: 20). Él, por su parte, asegura haber consultado con antiguos socios que en los años 60 le habían asegurado haber visto el famoso grabado del Escudo de Roger de Llúria sobre el que supuestamente se había inspirado Eduard Corrons. Para dar credibilidad a su historia aporta un nombre, el del señor Miquel Piferré, socio desde 1909, quien daría fe de aquellos hechos. Finaliza la discusión sobre la fiabilidad de la versión de Corrons aludiendo a que “es la intención lo que cuenta; y la intención era adoptar los colores de Roger de Llúria” (Segura Palomares, 2001: 20).
- La versión alternativa
De entre las voces que en el mundo de la historiografía han rebatido la versión explicada por Segura Palomares (1974, 2001), destaca la de Josep María Solé Sabaté. Catedrático de Historia Contemporánea por la UAB, y recurrente tertuliano y columnista, en su obra se encuentran varias referencias sobre la historia social y política del Futbol Club Barcelona[6].
A través de alguna de sus columnas de opinión en la prensa, donde trata sobre temas de futbol y sociedad, habitualmente con perspectiva histórica, ha afirmado que los colores blanquiazules del Espanyol no son originarios de Roger de Llúria sino que están inspirados en los colores borbónicos. Dicha afirmación, además, no se ciñe únicamente al club catalán, sino que afecta de igual manera a otros clubes como el Deportivo, la Real Sociedad o el Málaga[7].
Para refutar la historia oficial del Espanyol, inspirada en la obra de Segura Palomares, Solé Sabaté argumenta que “en cap de les quatre grans cròniques catalanes, de Jaume I, Bernat Desclot, Ramon Muntaner i Pere el Cerimoniós, escrites a finals del segle XIII i durant el XIV i considerades el millor conjunt historiogràfic de l’Europa medieval, s’esmenta que el color dels vents sigui blau i blanc, com manta vegada ha explicat el prestigiós professor de la Universitat de Barcelona Anton Espadaler, especialista en literatura medieval catalana” (Solé Sabaté, 31 / 08 / 2015). De esta manera, pone de relieve que no existe evidencia empírica alguna para sostener que el blanco y el azul se correspondían con los colores del blasón del almirante.
Sobre la relación concreta entre los colores del Espanyol y los de la Casa de Borbón, Solé Sabaté afirma que “els colors blau i blanc de la camiseta de la Real Sociedad, el Deportivo, el Saragossa, l’Espanyol i altres són d’origen borbònic. Monàrquic. No democràtic, ni popular” (31 / 08 / 2015). De igual modo hace alusión al origen de la bandera argentina, la cual también dice estar inspirada en los colores borbónicos. Observamos, pues, como hace referencia a un notable medievalista y a las principales crónicas de la época para refutar la relación entre los colores del Espanyol y los de Roger de Llúria. Sin embargo, a la hora de relacionar los colores del Espanyol, o incluso los de la bandera argentina, con la Casa Real Borbónica, no aporta referencia alguna que apoye dichas afirmaciones.
- Notas para la discusión
Aunque queda totalmente al margen del propósito del presente texto, sí puede afirmarse que existe un debate historiográfico de amplio recorrido sobre el origen de la bandera argentina, dentro del cual se tiene en cuenta la versión que afirma sin tapujos que los colores albicelestes están inspirados en el blanco y el azul de los borbones. Y es que, ciertamente, los inicios de la revuelta criolla de 1810 se enmarcaban en el contexto de ocupación de España por parte de la Francia napoleónica, y el movimiento insurreccional liderado por Manuel Belgrano reivindicaba la fidelidad a Fernando VII, el Borbón depuesto. En estos términos hablaba el que fuera presidente de Argentina entre 1868 y 1874, Faustino Domingo Sarmiento[8]: “Las fajas celestes y blancas son el símbolo de la soberanía de los reyes españoles sobre los dominios, no de España sino de la Corona, que se extendían a Flandes, a Nápoles, a las Indias; y de esa banda real hicieron nuestros padres divisa y escarapela, el 25 de Mayo, para mostrar que del pecho de un rey cautivo tomábamos nuestra propia Soberanía como pueblo, que no dependió del Consejo de Castilla, ni de ahí en adelante dependería del disuelto Consejo de Indias”. El mediático historiador argentino Felipe Pigna (2016) sostiene que lo más probable es que el origen de la bandera argentina se encuentre en la banda de la Real Orden de Carlos III, establecida en 1771 por dicho monarca, quien se inspiró en la túnica y manto de la Virgen en su advocación de la Inmaculada Concepción, declarada Patrona Universal de los Reinos de España e Indias en 1760. Por su parte, la versión que desmiente dicha vinculación de manera clara sostiene que Manuel Belgrano, creador de la bandera, se inspiró en los colores del primer escudo de la Ciudad de Buenos Aires, creado por el Gobernador Jacinto de Láriz en el año 1649 (ver imagen 6) (Perazzo, 2005).
Así pues, resulta sencillo cotejar la afirmación de Solé Sabaté al respecto del origen borbónico de la bandera argentina, sobre el cual se ve, por cierto, que existe un debate abierto con versiones contrapuestas. Sobre el origen borbónico de los colores del RCD Espanyol de Barcelona, sin embargo, no existe hasta el momento teoría historiográfica solvente que explique dicha relación.
Lo que sí aporta Solé Sabaté en su argumento contra la teoría expuesta por Segura Palomares, es la relación de este último con el régimen franquista, afirmando también que la teoría es una invención que le permitió hacer fortuna en el tardofranquismo y durante la transición (Solé Sabaté, 31 / 08 /2015). Ciertamente, la trayectoria política de Segura Palomares estuvo siempre vinculada al régimen franquista, donde ejerció varios cargos en el seno del movimiento y nunca ocultó su admiración por la figura de José Antonio Primo de Rivera, tal y como también apunta el propio Solé Sabaté.
Cuesta ver, sin embargo, la relación de la trayectoria política de Segura Palomares con la validez de su teoría al respecto de los colores blanquiazules del Espanyol. Profesar un ideario político antidemocrático y contrario a valores como la tolerancia, la convivencia y los derechos humanos, tal y como hacía Segura Palomares, lo invalida a buen seguro en su acción u opinión sobre dichas materias. Pero en este caso, Segura Palomares únicamente recoge el testimonio de los que aseguraban haber visto el grabado con los colores del Escudo de Roger de Llúria con el que el socio Eduard Corrons se inspiró para diseñar el escudo del Espanyol. Lo que habría que invalidar, pues, es la exposición hecha sobre la recogida del testimonio, y no hacer una enmienda a la totalidad de su teoría que se fundamente en la controvertida trayectoria política del autor. Invalidar la versión de segura Palomares en base a su ideología y trayectoria política durante el franquismo resulta aún menos convincente si se toma en cuenta que, precisamente, la relación entre el Espanyol y Roger de Llúria a través de los colores blanquiazules ha sido identificada desde los sectores más catalanistas del club como motivo de reivindicación. El hecho de que el Espanyol luzca los colores de la armada medieval catalana implica estrechar a nivel simbólico la relación entre el club y Cataluña[9], dando pie a afianzar los argumentos de aquellos sectores de la afición que se sienten cercanos al nacionalismo catalán y al independentismo. Es por ello que no acaba de visualizarse que la militancia franquista de Segura Palomares sea motivo alguno para invalidar su aportación, ya que, en este caso, tal vez tendría más sentido que, puestos a inventar, hubiera desarrollado una teoría que acercara más al Espanyol a su relación con la España unitaria defendida por el franquismo.
A la hora de plantear la relación entre los colores borbónicos y los del Espanyol, resulta también pertinente el análisis de la cuestión cronológica. Tal como también menciona el propio Solé Sabaté (Solé Sabaté et al., 1996), la consecución del título de “Real” al club por parte del monarca Alfonso XIII se lleva a cabo en el año 1912. Es decir, con posterioridad a la instauración del escudo y los colores blanquiazules, cuestión datada en el año 1910. Así pues, debería desestimarse el establecimiento de ningún tipo de correlación entre la concesión de los “honores reales” y los colores del club. Podría aducirse, tal vez, una posible motivación anticipada a la propia consecución del título de Real, aunque a día de hoy ello no pase de ser una mera hipótesis.
- Conclusiones
Aunque el argumentario expuesto por Solé Sabaté no se ha presentado a través de un foro científico sino mediante uno de opinión, donde no existe ningún filtro sobre la veracidad de lo expuesto, la autoridad y el prestigio de Solé Sabaté obliga a tomar en consideración su postura aun cuando no venga acompañada de un análisis en profundidad. Dicho lo cual, y según lo expuesto con anterioridad, no parece existir una fuente histórica solvente que valide la relación entre los colores borbónicos y los del RCD Espanyol de Barcelona. Así, lo que parece más prudente desde un punto de vista estrictamente científico, sería aparcar semejante teoría en el bloque de las hipótesis y esperar a que alguien sea capaz de aportar alguna certeza sobre la misma.
Sobre la teoría expuesta por Segura Palomares, ésta da pie a la presentación de la siguiente reflexión global que tiene que ver con una deficiencia estructural a la hora de acercarse al pasado del Espanyol desde un punto de vista estrictamente científico. Dicho de otro modo, existe un gap notable con respecto al estudio del pasado del RCD Espanyol de Barcelona, y es que, a diferencia de otros clubes, éste no ha sido tratado propiamente por historiadores. El caso de Segura Palomares es un claro ejemplo. Gracias a él y a su importante obra se tiene conocimiento de una gran mayoría de los aspectos de la historia del Espanyol que hasta hoy día se conocen, y, por ello, Segura Palomares siempre será una referencia en el estudio del pasado del RCD Espanyol. Su labor como cronista es impagable, eso es un hecho, aunque no deje de ser el estudio del pasado expuesto con los ojos del periodista que era. Dicha condición no es baladí, ya que, desde el punto de vista metodológico, probablemente un historiador hubiera tenido más herramientas de justificación y verificación de los hechos presentados, en este caso el origen de los colores blanquiazules del RCD Espanyol de Barcelona. Segura Palomares defiende su teoría con argumentos tales como el anteriormente mencionado señor Miquel Piferré, y el de “otros consocios de su época consultados – quienes, por ley de vida, desgraciadamente ya han muerto – me testificaron que Corrons, al que habían conocido y tratado, propuso los colores y diseñó el escudo guiado por un antiguo grabado…Grabado que ellos aseguraban haber visto” (Segura Palomares, 2001: 20). Sin entrar en debatir sobre la honestidad de sus palabras, lo cual queda bastante alejado del propósito de este texto, sí que puede afirmarse que, de haber sido la teoría de un historiador, ésta hubiera tenido mejores mecanismos de defensa ante la impugnación de la misma. Un historiador, en tanto que científico social, hubiera planteado una exposición metodológica clara y estructurada en la manera de acceder a la información a la que accedió Segura Palomares, basada en una planificación solvente destinada a recabar los datos de carácter cualitativo que sostuvieran un proceso de investigación en el marco metodológico de las ciencias sociales.
Así pues, como conclusión final habría que remarcar la importancia, por un lado, del fomento de la honestidad historiográfica a la hora de introducir nuevas teorías si es que éstas pretenden hacer crecer el conocimiento histórico. Perder de vista esta premisa puede conllevar la difusión de opiniones no fundadas en evidencia empírica y, por tanto, crear confusión. Asimismo, parece también de suma importancia la promoción de estrategias científicas de conocimiento del pasado asociadas a una entidad histórica de la importancia RCD Espanyol de Barcelona. De esta manera, salen beneficiados tanto la Historia ciencia y sus profesionales, como el propio club, que verá con ello reforzada su posición como sujeto histórico de relevancia.
- Referencias
Bravo Escarza, José (1953). Historial Deportivo del RCD Español. 1900 a 1953. Barcelona: RCD Español.
Nolla Duran, Jaime (1976). Ayer y hoy del futbol catalán. Barcelona: Federación Catalana de Fútbol.
Perazzo, Alberto Rubén (2005). Origen de nuestros colores: azul celeste y blanco. Comunicaciones del Congreso Internacional de Vexilología XXI “Vexilobaires 2005”. Disponible en: http://internationalcongressesofvexillology-proceedingsandreports.yolasite.com/resources/21st/ICV21_Perazzo.pdf Consulta: 18 – 01 – 2021
Pigna, Felipe (2016). Manuel Belgrano: el hombre del bicentenario. Buenos Aires: Ed. Planeta.
Portabella Isidoro, Jesús (2010). Diccionari nomenclàtor de les vies públiques de Barcelona. Barcelona: Ajuntament de Barcelona.
Segura Palomares, Juan (1974). Historia del RCD Español. Barcelona: La Gran Enciclopedia Vasca.
Segura Palomares, Juan (2001). Cien años de historia del RCD Espanyol de Barcelona. Barcelona: La Fundació RCDE.
Solé Sabaté, Josep Maria (21-12-2010). Els símbols en el futbol. El Punt Avui.
Solé Sabaté, Josep Maria (31-08-2015). El blau i el blanc són borbònics. L’Esportiu.
Solé Sabaté, Josep Maria; Llorens Vila, Carles; Strubell Trueta, Antoni (1996). Sunyol, l’altre president afusellat. Lleida: Pagès editors.
Solé Sabaté, Josep Maria; Finestres Martínez, Jordi (2006). El Barça en guerra (1936 – 1939). Barcelona: Angle editorial.
[1] Ver el apartado de Historia en la página web del club: https://www.rcdespanyol.com/es/historia/ Consulta 14/01/21
[2] Una experiencia similar fue emprendida un año antes por Jaume Vila i Capdevila, fundador y presidente del Català Futbol Club, entidad que muy en sus inicios únicamente aceptaba jugadores catalanes.
[3] El Semanario Los Deportes así lo anunciaba el 28 de febrero de 1909: «una nueva y potente entidad ha venido a completar el número de las que en Barcelona se dedican a la práctica y propaganda de los deportes, la que lleva un nombre tan simpático como Club Deportivo Español»
[4] Coincidiendo con las Bodas de oro del Español, el club editó un monográfico que recogía la historia de sus primeros 50 años (Bravo Escarza, 1953), aunque no hace mención ninguna a la adopción de los colores blanquiazules ni, por tanto, al motivo de su elección.
[5] Ver Nolla Duran, Jaime (1976: 14): “La primera reunión se efectuó en Casa Martino, calle Lauria esquina Diputación”. Sobre el nombre de la calle, ésta se denominó Roger de Lauria entre el periodo 1863 – 1933, y Lauria entre los años 1933 y 1980. Desde 1980 se la conoce por su actual denominación, Roger de Llúria (Portabella Isidoro, 2010).
[6] A destacar: Sunyol, l’altre president afusellat (1996); y El Barça en guerra 1936 – 1939 (2006)
[7] Ver Solé Sabaté (21-12-2010; 31-08-2015).
[8] Extraído de Pigna, Felipe: La creación de la bandera. Disponible en https://www.elhistoriador.com.ar/la-creacion-de-la-bandera/ Consulta 18 / 01 / 2021
[9] Como muestra de esta relación, uno de los colectivos independentistas más conocidos en el seno de la afición blanquiazul lleva el nombre de Roger de Llúria, y otorga anualmente el premio “Perico Almogàver” a aquellas personas que contribuyan a fortalecer la visión de un club arraigado en el país.