Un debut por todo lo alto
De Clàudia Valero VivesA pocas horas de celebrarse el clásico en el Bernabéu, el Barcelona se encontraba concentrado en el Hotel Barajas de la capital española. Sentados en la cama mirando la Santa Misa, ya que era un domingo por la mañana y no había muchas más opciones, se encontraban los porteros del Barça, Sadurní (titular) y Mora (suplente). De pronto, la puerta de la habitación se abrió y entraron el técnico holandés, Rinus Michels, junto a los dos preparadores físicos del equipo. Michels: “Sadurní, ¿cómo te notas el codo?”. El portero negó con la cabeza, tenía claro que no podría jugar aquel partido. El entrenador azulgrana terminó la conversación sin ninguna reacción al respecto: “Bueno, pues Mora, jugarás tú”, palabras que aún siguen inmortalizadas en la memoria de Valentí Mora cuando recuerda emocionado el partido en el que debutó con el primer equipo del Barça. De manera anecdótica y entre risas, el guardameta explica que ni siquiera sabía que Sadurní, con quien había pasado todo el día juntos, estaba lesionado: “Joder tío, me hubieras podido decir que te dolía el codo, que de este modo me hubiera estado preparando, y ahora me estás tirando el muerto a mi…”.
Mora tuvo una larga lucha interior para concienciarse de que tanto físicamente como técnicamente estaba preparado para jugar aquel partido. El único frente abierto lo tenía consigo mismo, había de sentirse seguro de su talento: “Llegué a la conclusión que no tenía que pensar con lo que podía salir mal, sino pensar en lo positivo. Esta filosofía es la que me dio la confianza para enfrentarme a tal reto”, pero a la vez era una lucha contrarreloj para el guardameta. Ese partido era la oportunidad que tantos años había estado esperando, era el momento de demostrar que valía para ocupar ese sitio “Tenía delante una gran responsabilidad que asumir porque además tenía que quedar bien porque no podía fallar ese día. Si fallaba, o el equipo fallaba, todas las culpas hubieran recaído hacia mi persona y esto hubiera sido el fin de mi carrera”. El portero tarraconense no quiso decir nada a su familia, quería llevarlo solo para poder concentrarse en el encuentro: “Se enteraron al poner la televisión y verme salir. Yo no les dije nada porque pensé que les dejaría sufriendo y no quería hablar con nadie; quería llevarlo solo y no dije nada”. Aunque la primera parte terminó con un resultado de 0-2 Mora tenía miedo puesto que el Madrid aún tendría posibilidades de remontar el partido; sin embargo, la segunda parte acabó siendo un festival de goles del equipo culé. Ese 17 de febrero del 1974 en el Bernabéu también se pudo disfrutar de la emblemática figura del holandés Johan Cruyff vistiendo los colores del Barça, por aquel entonces recién llegado a la liga española procedente del Ajax. La figura de Cruyff se definía con una sola palabra, “respeto”: “la gente sentía un gran respeto hacia su figura. Cada estadio al que íbamos a jugar se llenaba, la gente se moría por ver en directo el espectacular fútbol de Cruyff”.
Gracias a la espera y el sacrificio de Mora por conseguir jugar con el club de sus sueños desde que era un niño, el portero debutó en un partido extraordinario y del que todavía ahora, pasados más de 45 años, se sigue hablando. Un 0-5 en el Bernabéu era impensable en aquellos años puesto que el equipo barcelonista llevaba catorce años esperando superar a un Real Madrid líder indiscutible en el ámbito del fútbol español. Los seguidores blancos reconocieron la superioridad de los azulgranas poniéndose de pie y aplaudiéndolos. Ese mismo año Valentí Mora acabó cumpliendo a la vez dos sueños, jugar con el primer equipo del Barça y ganar la liga.
Reportaje realizado para la materia de “Historia del Periodismo Deportivo” que imparte Xavier G. Luque en el Máster de Periodismo Deportivo de la UPF.