José Mª Echevarría Ayestarán, un gran portero rojiblanco olvidado por la afición bilbaína y española
De Carlos Aiestaran Álvarez1. Presentación
A finales de octubre del presente año, precisamente el día treinta, se ha cumplido el nonagésimo octavo aniversario del nacimiento de este algorteño de pro que, además de ser una persona que dejó huella por su forma de ser, deportivamente fue uno de los pilares más importantes del nuevo Athletic Club recompuesto tras el desastre provocado en sus filas motivado por la trágica, fratricida e inútil guerra civil que nos sacudió durante casi tres años y que tan penosas consecuencias acarreó durante largos y largos años de dictadura.
La razón que me mueve a escribir este artículo es doble: por un lado, rescatar y reivindicar la figura del portero rojiblanco José Mª Echevarría Ayestarán, ‘Echeva’ para sus compañeros de equipo,y, por otro lado, darle a conocer a todos los aficionados al fútbol español y, principalmente, a los seguidores rojiblancos.
El mismo José María Mateos, periodista y entrenador de la selección española en el periodo 1922-1933, escribió sobre él de la siguiente manera: “[…] un gran portero de corta trayectoria pero brillante” y “[…] el formidable portero, que hubo de abandonar el fútbol […]” (Mateos y Larrucea, J. M. (1948). Los cincuenta años del Atlético de Bilbao. 1898-1948. 1ª. ed. Bilbao: Escuelas J. de P. de Menores, p. 146.).
La idea de escribir este artículo en homenaje a él me llevaba rondando la cabeza desde hace tanto tiempo que ya ni siquiera me acuerdo. No obstante, uno ha sido, principalmente, el factor detonante que me han inducido a llevar esa idea inicial a la práctica: los actos conmemorativos del centenario del Athletic Club (1998). En los mismos, desde mi punto de vista, la figura de José Mª Echevarría Ayestarán y, por qué no decirlo, también la de tantos y tantos otros jugadores, quedó totalmente eclipsada por la de los cinco magníficos (Iriondo, Gainza, Venancio, Zarra y Panizo) –compañeros de equipo de Echevarría todos ellos a excepción de Venancio– y, consecuentemente, sin ánimo de quitar ningún mérito a los anteriores, pasó completamente desapercibida, justo en el momento en el que correspondía hacer HISTORIA con mayúsculas.. Tan sólo, alguna que otra mención superficial en alguna que otra publicación en diferentes soportes y en algunos casos incluso obviando, supongo que por descuido, su paso por el Club y haciéndole desaparecer para siempre de la historia del mismo.
Ya sé que es muy difícil ser objetivos a la hora de intentar realizar un resumen de la historia de un club centenario y que, por otro lado, es natural que algunos jugadores queden en el banquillo de los olvidados. Pero, no obstante y a pesar de todo, José Mª Echevarría Ayestarán creo que cuenta con el palmarés deportivo suficiente para ocupar un hueco en la historia del club, pequeño si se quiere pero hueco, puesto que, si bien su vida deportiva fue efímera, ésta pudo calificarse de sobresaliente.
Sea, pues, este artículo, un homenaje a la figura, tanto humana como deportiva, de José Mª Echevarría Ayestarán y a la de tantos y tantos otros jugadores que han forjado la historia del Athletic Club, en particular, y la del fútbol vizcaíno, en general, y que, por unas u otras razones, han quedado en el olvido y tan sólo ocupan un hueco en la memoria y en el recuerdo de quienes les conocieron y fueron sus amigos y en el de sus familiares.
Para lograr este objetivo, intentaré, a continuación, relatar los aspectos más importantes de su vida deportiva, intercalados con otros que creo pueden ser merecedores de interés por parte del público.
2. Infancia, adolescencia e inicio de su vida deportiva
Nació en Algorta (Bizkaia) en el barrio de Alango –en concreto, en la calle Alangoeta– el 30[1] de octubre de 1920 y fue bautizado en la iglesia parroquial de San Nicolás de Bari, Algorta, el 7 de noviembre. Fue el tercero y único varón de los cuatro descendientes que tuvo el matrimonio compuesto por Hilario Echevarría y Goitia (Bermeo, 1888 – Algorta, 1940) y Eugenia Ayestarán y Arrieta (Algorta, 1894-Algorta, 1950).
Vio por tanto la luz primera en el mismo pueblo que Fernando González Valenciaga, (Nando), y Manuel Martínez Canales (Manolín), dos de los medios volantes del Athletic Club de los años 40 y 50, respectivamente, quienes acabaron su carrera deportiva en otros equipos de primera división.
En las escuelas de San Ignacio permaneció Echevarría desde los seis hasta los catorce años. Una vez acabados los estudios primarios en dichas escuelas, inició estudios de contabilidad a fin de prepararse para la vida profesional.
Le empezó a gustar el fútbol desde muy niño. Comenzó jugando de portero y no cambió nunca de puesto. El primer equipo que integró, teniendo siete u ocho años, fue el de la escuela de San Ignacio. Echevarría se fue haciendo portero jugando contra los equipos de las escuelas de Romo, Lamiako y La Plaza de Algorta.
Era tal su valor y desprecio por su integridad física que los de su barrio le pusieron el sobrenombre de ‘Pellejoduro’.
Sus pinitos deportivos sin gran formalidad los realizó en el campo de Fadura, acudiendo puntualmente a los entrenamientos del primer equipo del Guecho, cuyo entrenador le dejaba participar en los mismos y en los que actuaba siempre de portero, blocando o despejando los disparos a puerta de grandes jugadores como Luis Bergareche –jugador que marcó el primer gol de los rojiblancos en la historia de la Liga (febrero de 1929) en un partido disputado en Atocha contra la Real Sociedad, partido que acabó con empate a uno–,Tomás Aguirre –hermano del lehendakari José Antonio Aguirre–, Arin, etc.
Posteriormente, en 1935 –tenía a la sazón tan solo quince años de edad– jugó un torneo con los de Acción Católica de San Ignacio contra los Agustinos de Portugalete, el Patronato de Sestao, la Catequesis de Santurce, Acción Católica de las Arenas, Acción Católica de Erandio y los Diablos Azules de Lamiaco. Fue en este torneo donde se reveló como portero de porvenir. Quedaron los de Algorta los terceros después de haber marchado en cabeza hasta el sexto partido. Alternando con este torneo, multiplicándose, jugó otro más en el que participaron equipos de sólo los pueblos de Getxo y Leioa. Este segundo torneo se disputó por el sistema de eliminaciones a un partido y como valía pasar de cada equipo eliminado a otro que quisiese tomarle a uno, Echevarría cambió hasta ocho veces de equipo, jugando la final con el Puerto contra el Arsenal de la Cadena, que ganó aquél por cuatro a uno.
En 1936, año en que se produjo el Alzamiento Nacional que trajo consigo la Guerra Civil, del equipo de Acción Católica de San Ignacio pasó a ser portero titular del Neguri en la categoría de juveniles.
Después de la ocupación de Bizkaia por las tropas franquistas, la vida iba poco a poco ‘normalizándose’ (si así puede decirse) y, poco más tarde, el Athletic Club –que había celebrado el 27 de setiembre Junta Ordinaria de la Directiva y tomado una serie de decisiones de índole deportivo y político– organizó el torneo amateur de noviembre del año 1937 con el claro objetivo de recomponer el equipo. En este torneo tan sólo podían participar equipos de Bizkaia compuestos por jugadores mayores de quince años y menores de diecinueve.
Atentos a la llamada, Echevarría junto a otros amigos constituyeron un equipo con la intención de inscribirse en el torneo. No contaban con equipaje para competir por lo que acudieron en petición de ayuda al presidente del Guecho. Éste les suministró el equipo necesario para competir dignamente y decidieron participar con el nombre de Guecho. No obstante, ya asentadas las nuevas autoridades municipales, fieles al nuevo régimen, no les permitieron la inscripción independiente y les obligaron, bajo la amenaza de no dejarles participar en el torneo, a integrarse en el ya existente SEU de Guecho. No les quedó otro remedio y aceptaron pero consiguieron participar en el torneo no con la vestimenta del SEU de Guecho, sino con la que ellos utilizaban en el equipo de Acción Católica de San Ignacio.
Se apuntaron un total de 39 equipos y, tras una serie de tandas eliminatorias, el SEU de Guecho, después de dejar en la cuneta al Deportivo Basauri, Huracán Balompié y Deusto F.C., logró clasificarse para jugar la liguilla final, alcanzando en la misma la última posición. Con relación a esta liguilla, y en concreto con motivo del partido disputado por el SEU de Guecho contra el AET de Bilbao, José Luis Isasi, cronista deportivo del vespertino diario Hierro de Bilbao, dedicó las siguientes palabras a Echevarría: “Del S.E.U. destacaron, entre otros, Echevarría, que, indiscutiblemente, es el mejor portero de los que juegan este campeonato”.
A pesar de haber quedado en última posición, la participación de Echevarría en el citado torneo fue crucial para el futuro de su carrera deportiva.
3. Temporada 1937-38
Nos encontramos en la temporada 1937-38 y, entre tanto, la Junta Directiva del Athletic Club reconstruía su equipo con muchachos jovencísimos reclutados del torneo amateur, concertando, a modo de entrenamiento, partidos de presentación del nuevo Athletic Club. Mientras, Echevarría no perdió el tiempo y, tras haber participado en todas las jornadas –excepción hecha de la correspondiente a la final– de la Copa del Abra, torneo organizado por el SEU de Guecho, y haber sido preseleccionado por José Mª Peña[2] para rehacer el Arenas, ingresó –en honor a la verdad, gracias a la insistencia de su amigo y compañero del SEU de Guecho Valentín Pomposo– en el club rojiblanco como aficionado en el segundo trimestre del año 1938.
Una vez incorporado a la disciplina rojiblanca fue convocado para los dos últimos partidos de presentación del nuevo equipo de cachorros:
a) Athletic Club 3 – Racing de Santander 6 (22-05-38): Jugado en San Mamés, fue el partido de presentación de Echevarría con el nuevo equipo.
b) Racing de Santander 5 – Athletic Club 2 (29-05-38). Disputado en El Sardinero, supuso su debut oficioso, jugando en el segundo tiempo en sustitución de Idígoras.
A partir de este último partido aquel equipo juvenil, casi infantil, fue muy solicitado, pero la directiva creyó prudente que descansasen y ya no organizaron más partidos hasta la próxima temporada, dándose ésta (1937-38) por finalizada.
Desde el punto de vista de José Mª Mateos “[…] de todos los muchachos que figuran en la fotografía fue Justel[3] quizás el que más destacó. Tenía cosas de fenómeno, a pesar de que sólo jugaba con una pierna. […]” (MATEOS, J. M.: Los cincuenta años del Atlético de Bilbao, 1898-1948. 1ª. ed. Bilbao: Talleres Escuelas J. de P. de Menores, 1948, p.p. 81 y 145). José Luis Justel Bollar nació en el barrio de Simóndrogas (Sestao, 09-04-1920), como Panizo y Venancio. Jugaba de interior izquierdo y apuntaba unas condiciones sorprendentes. Tenía una zancada larga, un regate seco y un toque limpísimo. Era un jugador que venía extraordinario y que, posteriormente, cayó en el campo de batalla en el frente de Gandesa (Tarragona), concretamente de la cruenta batalla del Ebro, el día 10 de noviembre de 1938, siendo dado por desaparecido Su muerte fue hondamente sentida por todos sus compañeros de equipo. ¿Qué hubiese llegado a ser… de haber vivido?
Esta selección de jugadores se deshizo, tristemente, en parte por la movilización de las quintas del 40 y 41. Algunos de los componentes de ese joven equipo continuaron en el Athletic Club, otros ficharon por otros equipos (Cándido Gardoy, Macala, se marchó a vivir a Barcelona al inicio de la temporada 1940-41, recalando posteriormente en el Real Madrid), otros se alejaron por el servicio militar y también no faltó quien tuvo que desistir de jugar por falta de salud y, por último, otros se fueron a clubes más modestos. También destacaron en este primer equipo las figuras de Manu y Nico Viar y Gamechocoicoechea (Gamecho).
4. Temporada 1938-39
Este nuevo Athletic Club, tras el descanso veraniego, comenzó nuevamente sus entrenamientos el día 2 de setiembre, a las órdenes del masajista Perico Birichinaga. Todos ellos estaban dispuestos a conseguir que el Athletic Club tuviera un equipo digno de su nombre.
Seguía retumbando, entretanto, el cañón en los campos de batalla, y Echevarría, como muchos de sus compañeros de equipo, fue movilizado. Si bien es cierto que esto sucedió en el cuarto trimestre de 1938 y que fue destinado, tras pasar una corta estancia en el cuartel de Garellano (Bilbao), inicialmente a Estella y, posteriormente, al Regimiento América con base en Pamplona, también lo es el hecho de que, incomprensiblemente, fue licenciado como lo demuestra su presencia en las alineaciones de los partidos jugados por el Athletic Club contra el Alavés en San Mamés el 12 de octubre de 1938, contra la Real Sociedad en Bilbao el 6 de noviembre de 1938, contra el Admiral Graf Spee en el mismo terreno de juego el 17 de noviembre de 1938, contra la Real Sociedad, también en San Mamés, el 6 de enero de 1939 y, por último, su participación en el Campeonato Regional que transcurrió en el periodo comprendido entre el 15 de enero de 1939 y el 4 de abril del mismo año.
El hecho del licenciamiento casi inmediato se puede calificar de incomprensible, puesto que después de haber intentado obtener información de los más documentados Archivos Militares del Ejército español, en ninguno de ellos se ha podido obtener respuesta a esa situación extraordinaria. Si entramos en el terreno de las hipótesis y damos por válidas, sin confirmación documental, puesto que en el Athletic Club no existe, o ha desaparecido, un archivo de correspondencia de aquella época, las declaraciones de su íntimo amigo Valentín Pomposo, corroboradas por Jesús Moragues y otros compañeros de su quinta, lo que quizás pudo ocurrir fue lo siguiente: el Athletic Club, por iniciativa de la Junta Directiva y, seguramente, con la mediación del alcalde bilbaíno José Félix de Lequerica (cargo que ocupó desde el 19 de agosto de 1938 hasta el 29 de marzo de 1939), se dirigió personalmente al general Moscardó, quien fuera director, con el grado de coronel, de la Escuela Central de Gimnasia de Toledo y quien estuvo al frente de la defensa del Alcázar de Toledo durante el asedio de las tropas republicanas desde el 22 de julio hasta el 28 de setiembre de 1936, solicitándole el regreso a la vida civil de dos jugadores: Justel y Echevarría. Éste regresó y Justel, por el contrario, no. El hecho de que Echevarría pudiera regresar y Justel no, fue resultado, casi con toda seguridad, del azar, del destino o del sino que cada uno llevamos escrito. En efecto, la quinta del 41 movilizada por las tropas rebeldes en aquella época fue llamada a filas por trimestres, perteneciendo Justel al segundo y Echevarría al cuarto. Este hecho de pertenecer al llamamiento del cuarto trimestre fue, casi con plena seguridad, lo que permitió que la situación favoreciera a Echevarría frente a Justel.
Mientras el Athletic Club disputaba esta pequeña serie de partidos mencionada anteriormente, la Federación Vizcaína de Fútbol, presidida por José Mª Mateos, anunció la celebración del Campeonato Regional de Bizkaia de 1939. Aunque España seguía sumida en el desastre de la Guerra Civil, se trataba, desde el comienzo de la tragedia nacional, de la primera competición oficial organizada por la Federación Española de Fútbol –con sede en San Sebastián y con autoridad única y exclusivamente en la zona nacional– reconocida por la FIFA.
Se inscribieron en el campeonato 5 equipos: el Athletic –bajo el nombre de Bilbao Athletic Club, nombre que se encontraba inscrito en la Federación Vizcaína–, el Arenas, el Sestao, el Erandio y el Oriamendi.
El Bilbao A.C., con 15 puntos, consiguió el primer puesto seguido del Oriamendi, con 12. La actuación de Echevarría en este campeonato podemos resumirla de la manera siguiente: el Bilbao Athletic Club, con Echevarría como guardameta titular –a excepción del último partido en el que la portería del Bilbao fue defendida por Idígoras– fue el equipo menos goleado. Tan sólo encajó 5 goles (0,7 goles/partido), quedando siguiente el Oriamendi con 7 goles encajados. Echevarría consiguió incluso detener un penalti en el partido jugado en San Mamés contra el Oriamendi en la primera vuelta el día 12 de febrero de 1939.
A pesar de su excelente actuación, la titularidad del Bilbao Athletic Club a partir de ese último partido del Campeonato Regional la ostentó Idígoras, quedando Echevarría relegado a la suplencia.
Tanto el Bilbao Athletic Club como el Oriamendi quedaron clasificados para jugar la Copa del Generalísimo del año 1939 siguiendo cada uno de ellos caminos completamente diferentes; el Bilbao Athletic Club fue eliminado en los octavos de final por el Deportivo Alavés, ganando este último por un cómputo final de ocho a tres, mientras que el Oriamendi –tras dejar en la cuneta en los octavos a la Juventud Unión Montañesa y en cuartos al Zaragoza– llegó hasta las semifinales, siendo eliminado por el Racing de Ferrol.
La eliminación del Bilbao Athletic Club de la Copa del Generalísimo, aunque parezca mentira, no supuso ninguna decepción para la afición bilbaína. Se trataba de un equipo de muchachos con apenas un año de experiencia y habían caído derrotados ante un grande del fútbol de la época. Lo importante era continuar entrenando, jugando partidos y, así, poco a poco, lograr crear un equipo que diera imagen de seguridad, de decisión y conjunto. En definitiva, crear un equipo que fuera admirado y respetado como lo fuera el anterior a la Guerra Civil.
5. Temporada 1939-40
Como ya se ha dicho anteriormente, tras el paréntesis bélico, los clubes, entre ellos el Athletic Club, debieron reestructurar sus plantillas. La ciudad de Bilbao se hallaba en plena reconstrucción y el Athletic Club buscaba piezas de calidad que igualaran los triunfos de la década de los 30.
El 9 de agosto fue nombrado entrenador Roberto Echevarría, exjugador del club y antiguo componente de la Selección Vasca de Fútbol, que fue el encargado de llevar el barco a buen puerto.
Se consideró ya normalizada la situación del fútbol y los jugadores que, por unas u otras circunstancias, estaban formando parte de clubes que no eran los suyos, volvieron a los que pertenecían.
El 1 de octubre de 1939, dio comienzo el Campeonato Regional correspondiente a la temporada 1939-40. Por aquellas fechas la situación deportiva de Echevarría no era del todo halagüeña. En efecto, a pesar de su magnífica actuación en el anterior Campeonato Regional jugado a principios de año –recordemos que, a excepción del último, jugó el resto de los 7 partidos y fue el portero menos goleado del campeonato–, la reincorporación al equipo de Barrie y la entrada en el mismo de Llorente –el excelente guardameta proveniente del Sestao– le relegaron a ocupar, junto con Leicea, el puesto de guardameta del Bilbao Athletic Club, equipo que, a pesar de ser la cantera del Athletic Club, había pasado a la categoría de aficionados.
Mientras se disputaba el Campeonato Regional, Echevarría, no obstante, no permaneció inactivo y disputó una serie de encuentros amistosos con su equipo, esperando el gran momento de su debut en el Athletic Club dentro de las competiciones oficiales.
Aunque el Athletic Club se proclamó Campeón Regional de Bizkaia, tanto los aficionados como los cronistas deportivos no se atrevían a precisar las posibilidades que el once rojiblanco más genuinamente representativo tenía en la próxima competición nacional, es decir: en la Liga.
Bien es cierto y de todo punto incontrovertible que en Bizkaia, el Athletic había sido el campeón indiscutible e indiscutido. Pero… la Liga… era otra cosa.
De todas formas, la gente se mostraba un poco optimista y miraba el porvenir con cierta seguridad porque los demás clubes de España, al parecer, se encontraban en idéntica forma que el Athletic. O algo peor algunos de ellos.
5.1. Campeonato de Liga 1939-40
La historia del Club rojiblanco cobró un realce especial tras el paréntesis bélico. El nuevo Athletic Club –que continuaba bajo la presidencia de Luis Casajuana Curiel– se mostraba dispuesto a engalanar su prestigiosa trayectoria en la Liga, que se reanudó con inevitable incertidumbre.
Se encargó Roberto Echevarría (exjugador del Athletic y de la Selección Vasca, de dar entrada en el equipo a una serie de jugadores a los que faltaba experiencia, pero sobraba la calidad, fuerza e ilusión.
Cuando Echevarría dio el paso definitivo al Athletic Club, tenía ya éste formado su equipo y contaba hasta con tres porteros: Barrie, Llorente y Leicea.
El conjunto rojiblanco emprendió un nuevo campeonato liguero (1939-40) con una joven y remozada plantilla. Los anteriores leones habían dejado el listón muy alto y la nueva camada centraba su esfuerzo en mantener la privilegiada posición del club en el fútbol español.
5.1.1. Primera vuelta de la Liga
Por de pronto, tuvo Echevarría que contentarse con hacer de tercer portero cuando se jugó el primer partido de la Liga de la temporada 1939-40. El estreno liguero fue dubitativo. A la afición le costaba volver a la Catedral. Los resultados, además, no eran idóneos. La palabra paciencia salía una y otra vez de la boca del técnico, a quien las críticas le llovían por la irregularidad demostrada por el equipo. El primer partido, con Llorente de guardameta, lo perdió el Athletic Club en San Mamés, jugando contra el Atlético de Aviación. El resultado fue de uno a tres.
Resumiendo las críticas de la prensa bilbaína, puede decirse que el Athletic se desmoralizó, que practicó un fútbol falto de seguridad y que dio la sensación de un equipo asustado y acobardado ante el rival, retirándose del campo en silencio. Así mismo, se hacía, mayoritariamente, hincapié en que se irían haciendo veteranos y en que las novatadas habían que pagarse aunque fueran caras.
A la vista de este resultado, para el segundo partido en Sevilla Roberto Echevarría convocó a Barrie, de titular, y a Echevarría de suplente, empatando el Athletic Club a tres.
Pasaba el tiempo y transcurrían las jornadas ligueras, y Echevarría tuvo que esperar tres meses a que llegase su oportunidad. Fueron tres meses muy largos, demasiado largos. Hay esperas torturantes. A veces se sentía tan deprimido, a pesar de sus excelentes actuaciones en los entrenamientos, que no creía ya en la posibilidad de ocupar el puesto de titular. Había conocido las mieles del aplauso y del halago y no se resignaba a vivir en el anonimato. Siguió como suplente de Barrie hasta finalizar la primera vuelta.
5.1.2. Segunda vuelta de la Liga y debut oficial de Echevarría
La oportunidad no le llegó hasta el primer partido de la segunda vuelta. Fue éste un partido que se jugó en Chamartín el día 18 de febrero de 1940 contra el Atlético de Aviación, entonces el mejor equipo de España.
5.1.2.1. Crónica del debut
La alineación de los dos equipos fue la siguiente:
Atlético de Aviación: Tabales; Cobos, Aparicio; Blanco, Germán, Machín; Enrique, Gabilondo, Elícegui, Campos y Vázquez.
Athletic Club: Echevarría; Arqueta, Oceja; Ortúzar, Viar (M), Campa; ‘Macala’, Panizo, Unamuno, Gárate y Elices.
A pesar de perder, nadie tuvo nada que reprocharle a Echevarría. Al contrario. Su actuación fue mejor que buena. Y comentándola, hubo crítico que recordó a Blasco.
Entre los comentarios a su actuación en dicho partido cabe destacar los siguientes:
“Cuando iban dos a uno, el portero vasco realiza tres paradas seguidas dificilísimas, salvando tres tantos seguros. En una de ellas, a un remate de cabeza de Elícegui, envía el balón a córner apuradamente, siendo aplaudidísimo por el público. […]. El portero Echevarría, se mostró bastante seguro, siendo imparables los tres tantos”. (Fuente: Hierro, 19-02-1940).
“Los primeros minutos del partido fueron favorables al equipo madrileño, sin que durante aquéllos lograra éste crear grandes peligros en la meta bilbaína, que aparecía mucho mejor defendida que el domingo anterior”. (Fuente: Freije en El Correo Español-El Pueblo Vasco, 20-02-1940).
Quedó desde entonces definitivamente de titular. ¡Había ganado la batalla por la conquista de la gloria! A partir de su debut y hasta la finalización de la temporada liguera, 28 de abril de 1940, fue el portero titular indiscutible. Fue precisamente en esta fecha en la que se disputó en San Mamés el partido contra el Real Madrid cuando tuvo su mejor actuación de la temporada. Realizó en este partido dos paradas colosales que acaso sólo pudo superar en Alicante con aquella famosa parada suya, en sacacorchos, que dejó viendo visiones a cuantos la presenciaron. Fue una parada a un doble tiro contrario, con estirada en la dirección del primer tiro y contorsión a caza del segundo. Tan formidable partido jugó Echevarría en esta ocasión, que el público le señaló a voces a Eduardo Teus López-Navarro, entonces seleccionador nacional, y éste, que no había sido ciego a los méritos de Echevarría, tampoco fue sordo a los clamores populares. Y Echevarría, apenas cumplidos los diecinueve años de edad, pasó a formar parte de la selección nacional en calidad de suplente del entonces titular Pérez.
6. Temporada 1940-41
Caben, con relación a Echevarría y al club, destacar varios hechos en esta temporada.
6.1. Cambio de denominación oficial del Club
El 1 de febrero de 1941 fue una fecha triste para la gran sensibilidad y orgullo rojiblancos respecto del nombre del club, mantenido invariable desde su fundación. Por orden gubernamental se prohibía a partir de ese día la utilización de las denominaciones extranjeras y el Athletic Club, a partir de entonces, pasó a denominarse Atlético de Bilbao[4].
6.2. Fallecimiento de Hilario Echevarría
Su padre murió el 16 de noviembre de 1940, a los 52 años de edad, siendo éste uno de los momentos vitales más duros y dolorosos para José María Echevarría, aunque sus compañeros, con el abultado triunfo conseguido en San Mamés al día siguiente ante el Murcia quisieron hacerle olvidar la pena que embargaba su corazón. Su funeral se celebró en la parroquia de San Nicolás de Bari (Algorta), el domingo día 17 por la mañana, procediéndose a continuación a su entierro en el cementerio de Guecho.
6.2.1. Repercusión en la prensa deportiva y posicionamiento de Echevarría
Con motivo de este luctuoso suceso, el diario El Correo Español-El Pueblo Vasco (17-11-1940), en su sección deportiva, y en concreto en el apartado titulado Athletic-Murcia, en San Mamés, destacó lo siguiente: “A los aficionados bilbaínos les corresponde presenciar esta tarde en San Mamés el partido Athletic-Murcia que se presenta con no pocos atractivos. […]. En la alineación athlética que adelantábamos días pasados faltará el portero, Echevarría, que pasa por el tristísimo trance de haber perdido a su querido padre. Aquél será sustituido por Leicea”.
Pero … el público aficionado no conocía el orgullo y la entereza de Echevarría. En efecto, aunque no se consideraba como posible la alineación de Echevarría debido a su desgracia familiar, veamos lo recogido por la prensa deportiva: por un lado, “Echevarría insistió en alinearse, y ante sus reiterados deseos accedió el Athletic. El público acogió su presencia con una gran ovación de cariño, pues el muchacho tiene las simpatías de todos. Los jugadores del Athletic llevaban al brazo un crespón negro en señal de duelo” (La Hoja del Lunes, 18-10-1940) En el conjunto del equipo y en sus individualidades, el Athletic hizo un gran partido) y […] hubo aplausos en abundancia. Primero para Echevarría, el portero bilbaíno, que no obstante su desgracia familiar, insistió en alinearse. […]” y, por otro, “Echevarría, haciendo de tripas corazón, salió al campo, a pesar de todo su sufrimiento interno –aunque su presidente y amigo Luis Casajuana le había recomendado lo contrario– a defender los colores rojiblancos. ¡Qué gesto de profesionalidad y amor al club cuyos colores defendía!” (El Correo Español-El Pueblo Vasco, 19-10-1940).
6.2.2. Consecuencias del fallecimiento de su padre en su situación militar
Su situación con relación a la prestación del servicio militar sufrió un cambio radical. Echevarría había sido alistado con el número 85, por el Ayuntamiento de Guecho –con fecha de nacimiento 29-10-1920, fecha que coincide con la de su partida literal de nacimiento y la de bautismo– y destinado al Regimiento de Infantería número 54, pero sin clasificar, con fecha 06-03-1940. No obstante, y debido a la nueva situación familiar, le fueron concedidas, posteriormente, prórrogas de 1ª clase (mantenimiento y sustento de la familia) con fechas 14-03-1941, 06-05-1942 y 08-05-1943, quedando, consecuentemente, excluido de la prestación del servicio militar. (Fuente: Carta remitida al autor por el Teniente Coronel D. Francisco J. Morales Marina, Jefe del Centro de Reclutamiento de Bizkaia perteneciente a la Dirección General del Servicio Militar, adscrita a la Secretaría de Estado de Administración Militar del Ministerio de Defensa).
6.3. Trofeo Zamora
No se distinguió el Athletic esta temporada por los goles conseguidos en la misma –el máximo goleador rojiblanco fue Victorio Unamuno con 11 tantos–, sino por los encajados, ya que Echevarría (al que en cuatro partidos sustituyó Leicea) resultó ser el guardameta menos goleado del Campeonato de Liga de Primera División. Sólo en 21 ocasiones lograron batir su portería a lo largo de los 18 partidos que disputó en la temporada (coeficiente: 0,86). En alguna que otra publicación se afirma que fueron 24 los goles encajados en los 22 partidos del Campeonato de Liga, pero esto no es así; hay que tener en cuenta que Leicea jugó cuatro partidos y encajó tres goles. Esto le valió para ser incluido, a posteriori, en la lista de los únicos cuatro guardametas del Athletic Club que, hasta el momento, han ganado el Trofeo Zamora: Blasco, Echevarría, ‘Lezama’ e Iribar.
6.4. Debut internacional de Echevarría
En la segunda vuelta de la Liga ésta sufrió un pequeño paro debido al compromiso internacional amistoso que enfrentó en Lisboa a las selecciones nacionales de Portugal y España en la que tomaron parte activa los jugadores rojiblancos Echevarría, Mieza y Oceja.
7. Temporada 1941-42
Con relación a Echevarría, cabe destacar, por un lado, que en esta temporada fue el portero titular en todos los partidos, tanto de Liga como de Copa, jugando un total de 36 partidos ininterrumpidamente y, por otro, que disputó la final de Copa, tras dejar en la cuneta al Logroñés (dieciseisavos), Xerez (octavos), Real Madrid (cuartos y tras disputar el partido de desempate en Las Corts) y Valladolid (semifinales).
7.1. La gran final de la Copa. El día ‘D’ en Chamartín: 21 de junio de 1942
El Atlético de Bilbao presentó igual equipo que en el desempate contra el Real Madrid en Las Corts, sustituyendo Bertol a Ortúzar: Echevarría; Arqueta, Mieza; Bertol, Ortiz, Urra; Iriondo, Panizo, ‘Zarra’, Gárate y Elices y el Barcelona, por su parte: Miró; Zabala, Benito; Raich, Rosalén, Llacer; Sospedrá, Escolá, Martín, Balmaña y Bravo.
Tras finalizar el tiempo reglamentario, pitado por el colegiado Ocaña que debutaba en una final, el partido terminó con empate a tres goles, por lo que se llegó a la prórroga, finalizando el partido a favor de los catalanes por 4 tantos a 3.
Puesto que se trató de la única final de Copa disputada por Echevarría, considero oportuno transcribir resumidamente la crónica que de la misma redactó el periodista de La Verdad de Murcia, Juan Peñafiel Alcázar (Fielpeña):
“Tres días antes del partido, Chamartín tenía sus localidades agotadas. 22.000 espectadores presenciarían así la contienda que se esperaba álgida. Y superó todos los cálculos de emoción. […]. En esta tarde calurosa de 21 de junio el Barcelona volvió a ganar un título que desde hacía catorce años no poseía. Y merecidamente, bajo el arbitraje de Ocaña –debut en una final– y con estos hombres: Miró; Zabala, Benito; Raich, Rosalén, Llacer; Sospedrá, Escolá, Martín, Balmaña y Bravo.
El Atlético de Bilbao presentó igual equipo que en el desempate contra el Real Madrid en Las Corts, sustituyendo Bertol a Ortúzar: Echevarría; Arqueta, Mieza; Bertol, Ortiz, Urra; Iriondo, Panizo, ‘Zarra’, Gárate y Elices.
Mandó el Barcelona ligeramente, en el primer tiempo. A los veinte minutos tras unos ataques sueltos del Atlético, Escolá –el mejor hombre en este periodo– avanzó hábilmente. Dos esquives con el cuerpo y un tiro duro y alto, que batió al internacional Echevarría. El campo se vino abajo con el gran gol del fino interior.
Pero el encuentro dio pronto su primera vuelta. Balmaña lanzó un tiro al poste y el rechace significó una escapada veloz de los vascos. Centro de Elices y remate de Iriondo al débil despeje de Miró. Primer empate. Era el minuto veintinueve. Aunque el Barcelona jugaba mejor, por la gran brega de sus interiores, no hubo más tantos.
En el segundo tiempo los catalanes realizan veinte minutos memorables. Martín se muestra muy peligroso. A los seis minutos se filtra entre la defensa y bate al guardameta vasco. Al cuarto de hora Escolá logra el tercero, en un saque de esquina. Muchos creen que la final ya está decidida.
Pero es no conocer al Atlético de Bilbao. Va tanteando su momento. A sus ataques, cada vez más profundos, responde el Barcelona cerrando sus líneas. No es un error porque con los interiores atrás, los catalanes han ganado varios partidos en la Copa. Y sin embargo, aunque parezca imposible que aquella sólida y serena barrera sea desbordada, el Atlético realiza el milagro. Panizo tira del ataque como antes Escolá del contrario. A los treinta y cuatro minutos Elices marca el segundo. La avalancha vasca es tremenda. Y dos minutos después, ‘Zarra’ desvía de cabeza un centro de Elices y clava el empate a tres. Se abrazan los bilbaínos, mientras el campo se estremece con la emoción de este maravilloso esfuerzo. Aún está a punto de ganar el Atlético en los minutos finales, porque el Barcelona se encuentra desconcertado. Pero Iriondo desperdicia la gran ocasión. Se llega a la prórroga. Los equipos están agotados del esfuerzo y del calor.
Comienza dominando el Atlético de Bilbao, que nuevamente pierde el título, al fallar ‘Zarra’ a tres metros.
Se lesiona Ortiz y apenas rinde. A los once minutos Martín hace otra gran jugada. Gana la acción a la defensa y clava por bajo el cuarto gol, que será el del triunfo del Barcelona.
La segunda parte de la prórroga es pobre en juego. Los dos bandos están agotados. Y en el último minuto, Bravo, solo ante Echevarría, tira contra el cuerpo del guardameta y falla la posibilidad de aumentar distancias.
Merecidamente había triunfado el Barcelona. Jugó bastante más que el Atlético. Pero la magnífica reacción de los vencidos, que pudo darles la victoria, mostró cuán difícil es batir al equipo vasco en una final. De dieciocho disputadas venció en trece. Sólo otro gran especialista, el Barcelona, podía frenarle en el encuentro decisivo. Porque los catalanes habían jugado trece finales, ganado nueve. Dos marcas realmente impresionantes.
El Caudillo entregó la Copa a Raich entre nuevas aclamaciones y brazos en alto, mientras a Martín le sacaban desvanecido por la emoción y el esfuerzo.
El general Moscardó, delegado nacional de Deportes, felicitó al Atlético por su comportamiento caballeroso ante la derrota, más de notar por la falta de costumbre de perder.
Así es siempre, escribía José María Ubeda en Pueblo, este Atlético que debiera unir a su escudo esta leyenda: ¡Siempre! ¡Siempre!” [Peñafiel Alcázar, J. ‘Fielpeña’ (1942). 40 años de campeonato de España de fútbol. Madrid, Ediciones Alonso, pp. 197-198)].
A continuación, pasemos a recoger las opiniones de dos personas relacionadas directamente con el Atlético de Bilbao y recogidas en la edición de Marca del 23 de junio de 1942:
“ […]. Creo que hemos tenido mala suerte, pero no durante el partido, sino precisamente en el momento en que pudimos ganarlo.[…]” (Salvador Arqueta, capitán) y “[…]. Lo más notable del partido lo ha hecho el Atlético de Bilbao al remontar la diferencia y empatar. Y también lo más desastroso, como fue perder el partido en la bota de Zarra, a cuatro minutos del final. […] (Luis Casajuana, Presidente).
Fue esta derrota uno de los grandes dolores deportivos de Echevarría, una desgracia que todos los jugadores del Atlético de Bilbao lloraron con gran sentimiento.
La temporada acababa para el Atlético de Bilbao con esa nota de tristeza mientras, que, por el contrario, para el Barcelona suponía un doble triunfo: Copa y permanencia en la primera División.
8. Temporada 1942-43
8.1. Pretemporada y grave lesión de Echevarría
Bajo el punto de vista del club rojiblanco, la temporada 1942-43 empezó de forma inmejorable porque, para el 17 de julio, ya habían renovado sus licencias todos los jugadores, a excepción de ‘Zarra’, que estaba en Ceuta, en el servicio militar, y cuando regresó, ya empezada la Liga, también lo hizo inmediatamente.
Por el contrario, no lo fue así para Echevarría. Esta temporada, marcada por el éxito bajo el punto de vista deportivo para el club bilbaíno, supuso para él el principio del fin de una brillante carrera futbolística. En efecto, antes de dar comienzo la Liga 1942-43, el Atlético de Bilbao se trasladó a Oviedo donde jugó el día 6 de septiembre de 1942 un partido amistoso en Buenavista[5] contra el equipo de la ciudad local. En el transcurso del mismo, concretamente en el minuto 15 del primer tiempo, resultó gravemente lesionado en un choque con Chas, resultando con fractura de una costilla. Fue sustituido por Raimundo Pérez Lezama, conocido como Pérez en aquella época.
Una vez acabado el partido, ‘Antena’, cronista deportivo de la época, realizó una entrevista a Urquizu, entrenador del Atlético de Bilbao, publicada en el diario vespertino bilbaíno Hierro (7 de setiembre de 1942) bajo la firma de M. (‘Monchín’). Entre las preguntas de ‘Antena’ cabe destacar la siguiente: “¿Y la lesión de ‘Echeva’?”. Urquizu responde: “En Bilbao se verá. Es un encontronazo, con fuerte golpe en la espalda.”
Una vez de regreso a Bilbao, el mismo periódico, en un pequeño artículo titulado De regreso. El Atlético llegó anoche. Echevarría será reconocido hoy comenta “[…]. Anoche, después de las 11, y con bastante retraso, llegó de su viaje a Oviedo el equipo del Atlético. Los jugadores confirman nuestra información del partido de Buenavista y vienen muy contentos del viaje. Echevarría, fuertemente lesionado fue trasladado a su domicilio. Hoy vendrá a Bilbao y será reconocido médicamente. Se teme que tiene fracturada una costilla y que no podrá alinearse en el primer partido de Liga” (Hierro, 08-09-1942).
Igualmente, una agencia de noticias española de gran difusión y fundada en el año 1939 por Ramón Serrano Suñer transmitió la siguiente noticia: “Echevarría, lesionado de importancia. De resultas del partido del pasado domingo en Oviedo ha llegado a Bilbao lesionado seriamente el portero titular Echevarría, que parece sufre la fractura de una costilla. Le sustituirá en su puesto Pérez Lezama.” (Sección de noticias deportivas “Alfil” de la agencia de noticias EFE, 10-09-1942).
8.2. Primera vuelta de la Liga y debut oficial de ‘Lezama’
El Atlético de Bilbao empezó la Liga ganando, en San Mamés, al Betis, por cinco a cero, debutando en esta ocasión Raimundo Pérez Lezama como consecuencia de la lesión de Echevarría. También jugó aquél el siguiente partido en el que se empató a dos en Castellón.
8.2.1. Recuperación y nueva recaída de Echevarría
Para el tercer partido de Liga, 11 de octubre de 1942, Echevarría, que ‘parecía’ ya recuperado de la lesión, volvió a ocupar el puesto de portero titular jugando, tan sólo, tres partidos consecutivos; contra el Celta, en Bilbao, al que se venció por cuatro a cero, frente al Atlético de Aviación, en Vallecas (18-10-1942), al que se derrotó por dos a tres y, por último, el disputado en San Mamés contra el Español (25-10-1942) al que se le venció por dos a uno.
Este fue el último partido que jugó Echevarría. La grave lesión de Buenavista le había empezado a pasar factura. En una entrevista realizada a ‘Lezama’ con motivo de la confección del libro, en fascículos, titulado Historia del Athletic Club, aquél relataba lo siguiente: “Entré en el Athletic a las órdenes de Juanito Urquizu y como suplente de Josechu Echevarría. ¡Qué gran portero era Josechu! […]. Recuerdo que una tarde, en el vestuario de San Mamés, me dijo ‘¡Qué poco voy a jugar ya…!’ Y se cayó desmayado. Desde ese momento le atendió el doctor Arróspide y … […]”.
Parece ser que en un principio no se le dio excesiva importancia a la rotura de la costilla. De hecho, los periódicos de la época hablaban de ‘afección gripal’. Para corroborar esta afirmación no hay más que leer lo escrito en la prensa bilbaína bajo el título El Atlético se entrenó ayer. ¿Qué equipo irá al Valencia?: “[…]. El Atlético, que regresó el lunes por la noche de Oviedo, se entrenó en San Mamés. La clase consistió principalmente, como es costumbre en el primer entrenamiento de la semana, en un repaso del estado físico de los jugadores después del último partido. En la de ayer se vio que Elices, como consecuencia de un fuerte golpe en el hombro, tiene una fuerte relajación de músculos y que Pérez Lezama acusó también un fuerte golpe en un muslo. Todo ello, como resultado del encuentro en Buenavista. Ambos jugadores serán puestos en tratamiento, confiándose que el primero se halle en condiciones de actuar el próximo domingo en Mestalla. Echevarría no acudió al entrenamiento, por hallarse, al parecer, bajo los efectos del ataque gripal que ha venido padeciendo. […]. Mañana, jueves, se celebrará un entrenamiento a fondo, y después de él se verá qué jugadores se hallan en condiciones de desplazarse a Valencia. La impresión es de que el equipo será el más fuerte que hoy puede constituir el Atlético. Con Echevarría, Arqueta y… Elices. Por si no fuera así, Bilbao y Gaínza están a la expectativa”: (El Correo Español-El Pueblo Vasco, 04-11-1942). Al día siguiente (5 de noviembre), el mismo diario, en función de las informaciones recibidas, rectifica la noticia dada el día anterior diciendo: “En contra de la impresión relativamente optimista que se nos comunicó ayer, el Atlético parece que tiene planteado un serio problema en relación con sus porteros, ya que Echevarría no se halla aún lo suficientemente repuesto de su pasado ataque gripal para aventurarse en empresa de tanto compromiso como el partido del domingo en Mestalla. Por otro lado está Pérez Lezama que, lesionado de alguna importancia en Buenavista, dudamos mucho que pueda defender en el campo levantino el marco bilbaíno. […] Se apunta como solución ‘in extremis’ la de que el portero del Bilbao, Pérez Zabala, firme por el Atlético y salga mañana con éste con dirección a la ciudad del Turia. Ahora que también existe una esperanza, aunque mínima, de que Pérez Lezama pueda ser de la partida. El que desde luego no irá será Elices. El entrenamiento de hoy en San Mamés despejará todas las dudas. Porque mañana se sale para la gran batalla”.
Esa mínima esperanza se convirtió en realidad y fue Raimundo Pérez Lezama el que actuó como portero titular ante el Valencia, partido que terminó con empate a dos tantos.
Lo cierto es que ya nadie más volvió a ver a Echevarría defendiendo la portería del club rojiblanco ni la de otro club cualquiera. Desapareció para siempre de los campos de fútbol. Y con él desaparecieron también aquellas maravillosas tenazas que tenía en cada mano, pues pocos porteros han sabido sujetar como él el balón en las más difíciles posturas y a los tiros más fuertes.
A partir de aquí, teniendo en cuenta el objeto del trabajo, ya no se hará apenas más mención del club bilbaíno cuyos colores defendió. Tan sólo comentar que en esta temporada el Atlético de Bilbao se proclamó campeón de Liga y de Copa y que la sustitución de Echevarría no fue tarea fácil para el Atlético de Bilbao.
9. Abandono de la vida deportiva
Lo cierto es que la ‘afección gripal’ no era tal, sino la temida tuberculosis que se había instalado en sus pulmones. El sino trágico, tanto a nivel humano –la Guerra Civil española, la muerte de su padre contando Echevarría con 20 años de edad– como deportivo –la gravísima lesión sufrida en Oviedo y la posterior enfermedad contraída, al fin y a la postre, le obligaron a abandonar su prometedora carrera deportiva– no le abandonó nunca. Todos estos hechos fueron un cruel mazazo del destino a los que Echevarría, hombre de fuerte personalidad, supo hacer frente no dejando nunca sumir su vida en el pozo negro de la desesperación. Muy al contrario, fue un hombre que retó valientemente al destino con el que la vida le había marcado y al que, con su fuerza interior, esa misma que acumulaba en sus manos que eran verdaderas tenazas, derrotó hasta que, como veremos con posterioridad, en plena flor de la vida, se le acercó sigilosamente la ‘Dama del Alba’ que, sin darle tiempo a reaccionar, se lo llevó de la mano para siempre.
Cuando Echevarría tuvo la grave lesión en Oviedo, y, posteriormente, cuando contrajo la tuberculosis, debió de sentirlo tanto por él como por esa voz interior, su alter ego, su director espiritual deportivo y voz de su conciencia que tanto le había ayudado en los buenos y en los malos momentos y que siempre había sido su amigo más fiel. Además de su carrera futbolística, se truncaban con la enfermedad muchos de los proyectos que su ‘otro yo’ había diseñado para el futuro.
Su fortaleza interior había tirado de él en los momentos de desánimo, no sólo en los tiempos que siguieron a la convalecencia acarreada por la enfermedad en diferentes sanatorios, balnearios y clínicas, sino desde siempre. Después de las derrotas o partidos desafortunados, habían analizado juntos los errores, aunque sabiendo siempre su alter ego evitar la amargura con alguna frase de aliento y, sobre todo, con una franqueza inquebrantable en las facultades de Echevarría. “Sea lo que sea, tú has jugado en Primera y has llegado a ser internacional”, le decía cuando le notaba abatido, por si las cosas no se arreglaban. Y probablemente no lo decía por consolarlo, él mismo hubiera pagado encantado el precio, se hubiera puesto en su lugar, porque siempre le pareció que como decía el escritor Miguel González San Martín “las lesiones y el sufrimiento interno de los jugadores les conferían grandeza, eran al fin y al cabo señales de lo que fueron” (Glez. San Martín. M. (1998). Dos entradas para Wembley. Vitoria-Gasteiz, Ediciones Bassarai, p.15).
9.1. Largo periodo de convalecencia y seguimiento del mismo por la prensa deportiva
9.1.1. Estancia en el sanatorio de Tablada
Ya se ha comentado anteriormente en palabras de ‘Lezama’ que al finalizar un entrenamiento entre el 25 de octubre de 1942, fecha de su último partido disputado, y el 1 de noviembre cae desmayado y que desde entonces se pone en manos del doctor Juan Arróspide Basabe. Éste recomendó su ingreso en el sanatorio de Tablada, dirigido por el doctor José Zapatero y sito en el municipio madrileño de Guadarrama.
Es precisamente en este sanatorio donde inició su peregrinar incesante de un lado a otro sin que los médicos, a pesar de los esfuerzos realizados, lograran atajar su enfermedad que le iba minando poco a poco su moral, las posibilidades de reintegrarse al equipo rojiblanco y, lo que era más grave, su vida.
El 5 de enero de 1943 –ya habían transcurrido dos largos meses desde su ingreso en el sanatorio de Tablada– El Correo Español-El Pueblo Vasco publicó en su sección deportiva y con grandes titulares la siguiente noticia:
“Echevarría, el portero Atlético, volverá a jugar: Su estado actual puede calificarse de magnífico”.
La noticia en cuestión decía lo siguiente:
“Estos últimos días se ha publicado por algunos periódicos una noticia relacionada con el guardameta del Atlético, Echevarría, que se halla restableciendo en un clima de altura…. Según esa noticia, el portero bilbaíno curará pronto y por completo, pudiendo hacer su vida ordinaria con toda normalidad, mas sin por ello poderse dedicar de nuevo a sus aficiones futbolísticas.
Pues bien; según el corresponsal de una agencia deportiva que ha convivido con Echevarría en el sanatorio durante estos dos últimos meses, puede asegurar de una manera formal que ni el doctor don Juan Arróspide, de Bilbao, (que recomendó el ingreso) ni los doctores don José Zapatero y don Isidoro Barzosa, bajo cuya vigilancia se halla actualmente en la Sierra del Guadarrama han manifestado en ningún momento la imposibilidad de que el citado jugador bilbaíno vuelva a alinearse con el Atlético.
La dolencia que aqueja a Echevarría, añade, es de carácter tan benigno, que solamente un exceso de precaución le ha conducido a una cura climática de altura; no ha guardado cama ni un solo día, ni ha tenido una décima de fiebre, ni se le ha conocido un solo síntoma que pueda calificarse de alarmante.
En cambio, su fuerte constitución física está determinando por horas una reacción vigorosa y su estado clínico y somático pueden, por ahora, calificarse de magníficos. […]. En un caso normal Echevarría pudo haber perdido contacto con la vida habitual. En su caso de atleta profesional y de ejercicios violentos, su rehabilitación se presenta como un problema no difícil de resolver”.
Lo cierto es que el tiempo seguía transcurriendo y Echevarría, aunque aparentemente gozaba de excelente salud, continuaba ingresado. Esta afirmación la ratifica su desplazamiento a Madrid para unirse a sus compañeros, donde se hospedó en el mismo hotel que ellos, y verlos jugar en el partido que se celebró el día 14 de marzo de 1943 contra el equipo de la capital. Prueba de ello es la entrevista que el cronista deportivo de Marca Fernando Reyes le realizó el día anterior con motivo de ese enfrentamiento, entrevista encabezada con el título “A los diecinueve años fue internacional sólo ochenta y cinco minutos”:
“A los diecinueve años vestía la zamarra de internacional este mozarrón que tenemos a nuestra vista. Se llama José María Echevarría y es el portero titular del Atlético vasco. Le encontramos en la mañana de ayer entre sus compañeros de equipo, que le han acogido con la alegría que es de suponer. ‘Echeva’, […], no ha querido, naturalmente, perder esta magnífica oportunidad que se le ofrece para ser espectador de un partido de su equipo.
Aprovechamos la ocasión para interrogarle sobre su historial, corto pero brillantísimo y sobre el porvenir de su vida deportiva. Echevarría, amable en demasía, sonriente siempre, cuando dejan los chavales de solicitar su autógrafo, al lado de la foto correspondiente, se pone a nuestra disposición. […]. ‘…ingresé en el Atlético, cuya puerta no he dejado de defender más que por dos motivos: por la lesión de fractura de costilla, a principios de la temporada presente, y por una enfermedad en estos momentos, enfermedad que no me impedirá, afortunadamente, volver a mi sitio muy en breve. […]. He hecho una vida tranquila y me encuentro admirablemente. Yo confío en que para la Copa podré volver a jugar. Y puedo decir que ardo en deseos de encontrarme bajo el larguero’. […]”.
A la pregunta que el cronista le realiza acerca de su eventual sustituto, Raimundo Pérez Lezama, contesta: ‘No lo he visto jugar, naturalmente, en estos partidos. Me han dicho, sin embargo, que está muy bien’. Con relación al Atlético de Bilbao comenta: ‘Es un gran conjunto, que juega admirablemente por ese motivo y que será campeón de la Liga’. […]. Y José Echevarría, el meta que en un par de meses volverá a deleitar a la afición española desde su puesto del Atlético bilbaíno, parece rememorar en su imaginación uno de esos escalofriantes ‘plongeons’ o un despeje inigualable, a puño, que le valieron, a los diecinueve años de edad ser internacional por España, el país de los grandes guardametas […]”.
Cabe aquí, al hilo de las anteriores declaraciones, destacar lo manifestado por el mismo Echevarría sobre su puesto en el campo al cronista ‘Ars’ de la revista Más y publicado en la misma en la edición de 10 de marzo de 1942, entrevista realizada con ocasión del encuentro contra el Sevilla C. F. disputado en Sevilla el 8 de marzo de 1942. Se trata de una entrevista realizada los días previos al encuentro España-Francia disputado en Sevilla el 15 de marzo, choque para el que Echevarría había sido convocado como suplente de Martorell (Alberto Martorell Otzet, aunque madrileño de nacimiento, toda su carrera deportiva transcurrió en el RCD Español, equipo con el que ganó en el año 1940 la Copa del Generalísimo. 4 veces internacional): He aquí sus palabras: “Para mí el puesto de portero es el único. De una enorme responsabilidad, encierra, sin embargo, quizá por eso mismo, una emoción extraordinaria. Yo estoy muy contento de haber elegido este puesto. […]. Mi jugada favorita es el despeje a puño en la jugada peligrosa, motivada por un centro de cualquiera de los extremos contrarios. Cuando el trío interior se lanza al remate, el portero, en salida arriesgada, alarga el puño y despeja el esférico. O también el lanzarse a los pies del atacante enemigo, que avanza hacia tu portería y se dispone a lanzar el tiro. Evitar esto en una estirada es magnífico […].)”.
En abril del mismo año y estando ingresado en Tablada, el Atlético de Bilbao se proclama campeón de Liga de la temporada 1942-43. Echevarría acudió a la capital nuevamente para presenciar la final de Copa que ganó el Atlético de Bilbao al vencer al Real Madrid en el partido disputado el día 20 de junio en el Estadio Metropolitano.
9.1.2. Ingreso en el Sanatorio Nuestra Señora de Begoña, antiguo balneario de Fuentecaliente
Entre los dos artículos periodísticos citados anteriormente, (el de El Correo Español-El Pueblo Vasco y el de Marca) que rebosan de optimismo con relación a la evolución de su estado de salud y su porvenir deportivo, y su recaída tan solo hay una pequeña diferencia de meses. En efecto, tal optimismo no era más que pura ficción, ya que su estado de salud no fue calificado de positivo por el equipo médico y, por prescripción de éste, fue trasladado a comienzos del mes de julio al Sanatorio Nuestra Señora de Begoña, en Miranda de Ebro (Burgos), establecimiento al frente del cual se encontraba el doctor don Juan Arróspide y Basabe. Tal decisión fue adoptada por el equipo médico con la convicción de que el tratamiento y los medios con que este establecimiento contaba podían ser determinantes en la curación de su enfermedad.
Durante su estancia en este sanatorio no todo fueron sufrimientos. En efecto, una de las mayores emociones que pudo sentir Echevarría en su vida deportiva se la proporcionó su propio equipo cuando se proclamó campeón de Copa del año 1944 en la final jugada contra el Valencia en el estadio municipal de Montjuich, donde el Atlético de Bilbao venció por dos a cero, con goles marcados por Zarra y Escudero. Era el domingo 25 de junio de 1944. Después del partido y tras un vino de honor en el estadio, el equipo se recluyó en un hotel, donde se celebró una fiesta íntima. El equipo, tras el descanso de esa noche, partió para Bilbao al día siguiente en el rápido de las 8:20 para llegar al día siguiente, martes, a Haro, donde se le tributó un homenaje que culminó con el banquete con que fue obsequiado por las Bodegas Bilbaínas.
Una vez concluido el banquete, se puso en marcha la comitiva con dirección a Bilbao, haciendo el viaje el equipo en un autocar, seguido de coches particulares con directivos y aficionados, que venían desde Barcelona o se sumaron en Haro. El paso por todos los pueblos del recorrido registró la misma nota de entusiasmo y bienvenida. La única parada fue en el Sanatorio Nuestra Señora de Begoña donde se encontraba convaleciente Echevarría. Se le hizo entrega de la Copa. El encuentro fue entrañable, cordial y efusivo y muy agradecido por Echevarría. ¡Todo un gesto de caballerosidad tanto de la Junta Directiva, como del equipo técnico y de sus jugadores! La imagen quedó grabada para el recuerdo.
Al contrario que en Tablada, su estancia en Miranda de Ebro fue realmente larga. Siendo un hombre optimista por naturaleza, muy extrovertido y tan guasón como dicharachero, en el buen sentido de la palabra, y con cierta predilección por los niños que compartían estancia con él, no es de extrañar que, al igual que en Tablada, su paso por este balneario-clínica de Miranda de Ebro dejara huella y buenos recuerdos entre los que con él convivieron y compartieron alegrías y sufrimientos. Sus compañeros de equipo, amigos y conocidos de su pueblo natal no desaprovechaban la mínima oportunidad para ir a visitarle e inyectarle altas dosis de alegría, optimismo y amor a la vida.
En setiembre del año 1944, la crónica editada por el diario bilbaíno El Correo Español-El Pueblo Vasco con fecha 18 del mismo mes apostilló lo siguiente en un artículo titulado “Se dice que Echevarría y Gárate vuelven a la vida activa del fútbol: Retirados hace unas temporadas por enfermedad, ahora se anuncia el reintegro a sus puestos en el Club de San Mamés”.
De dicho artículo merece entresacar lo siguiente: “[…].Echevarría es un gran aficionado al deporte. […]. Al volver a la vida activa del balompié el Atlético bilbaíno contará con dos guardametas igualmente excelentes: ‘Lezama’ y Echevarría. Ya no pesará sobre el histórico Club vizcaíno el mal que le aquejó la pasada temporada cuando lesionado aquél en el primer partido de Liga marchó durante mucho tiempo sin portero digno de la formación de San Mamés […]”.
¡Qué equivocado estaba el cronista!
Por un lado, Pachi Gárate comenzó a entrenar nuevamente en la temporada 44-45 pero tuvo que abandonar al finalizar la 45-46 y, por otro, en noviembre de 1944, el estado físico de Echevarría sufre un agravamiento siendo nuevamente ingresado en enero de 1945 en el Sanatorio Nuestra Señora de Begoña y prolongando su estancia hasta el año 1946. Es precisamente en este último periodo cuando su amigo y admirador L. de Basterrechea le realiza y dedica esta caricatura.
9.1.3. Ingreso en el Sanatorio de Santa Marina de Archanda (Bilbao)
Su salud no mejora, y en el año 1946, en julio concretamente, es ingresado en el Sanatorio de Santa Marina donde se le somete a una operación muy delicada y de alto riesgo con el fin de mejorar ostensiblemente su calidad de vida. Dicha operación fue realizada por el doctor Izquierdo en dos partes: la primera, el día 3 de julio y, la segunda, el 20 del mismo mes, siendo dado de alta el 25 de octubre de 1946.
A partir de esta operación y hasta su fallecimiento se somete a una serie de reconocimientos periódicos médicos a fin de conocer y evaluar su estado de salud, así como se convierten en habituales sus estancias en la Sierra de Urbasa (Navarra) en compañía de otros conocidos y amigos de su pueblo natal. En este lugar solía permanecer por término medio una semana o diez días, aprovechando su idóneo clima de altura para oxigenarse y para volver con fuerzas renovadas a la rutina diaria del trabajo como agente comercial.
10. Partido a beneficio de Echevarría, compartido con Pachi Gárate
Quedando sin brillo la estrella fugaz, desaparece también su relación con el club al que tanto había querido y por el que tanto había dado, y éste, en un gesto de caballerosidad digno de elogio, a través de la Junta Directiva en sesión celebrada el día 12 de diciembre de 1946, bajo la presidencia de don José María de Larrea acuerda, entre otras cosas, “[…]. Autorizar que el día 22 de los corrientes se celebre en San Mamés el partido en beneficio de los exjugadores J. M. Echevarría y F. Gárate, cediendo nuestro equipo para que se enfrente a un combinado que seleccionarán e invitarán los propios interesados […].”
Tal decisión fue inmediatamente aplaudida y muy bien acogida por la prensa deportiva que se deshizo en elogios hacia ambos jugadores e invitaba a la participación activa en el homenaje.
He aquí varios ejemplos extraídos de la prensa de la época:
– “El fútbol tiene también sus momentos tristes. Fue en una tarde del mes de enero del año 1941 cuando José María Echevarría, portero a la sazón del Atlético de Bilbao, ocupaba en Lisboa el puesto de guardameta como seleccionado internacional. Se había lesionado Pérez, y Echevarría pasaba a ocupar su puesto. Por entonces todo eran alegrías y satisfacciones para el buen jugador vizcaíno y excelente muchacho. De pronto, una honda tristeza llenaba de pena y dolor a los aficionados bilbaínos. El ídolo de aquellos días del campeonato de la Liga y de la Copa, el gran Echevarría, estaba enfermo. Horas de reposo y tranquilidad en diversos sanatorios, con la ayuda siempre constante del Atlético, cuyos altos sentimientos de humanitaria generosidad debemos resaltar merecidamente, lograron, al fin, que el deportista de noble corazón lograra salvar su vida después de una dolorosa intervención quirúrgica. Pero el que todo lo fue en el campo deportivo no puede volver a sus ilusiones soñadoras de la juventud. En ayuda de él y de su compañero Pachi Gárate, gran jugador y admirable en su trato modesto y cordial, se ha organizado ese partido del 22 de diciembre, en San Mamés, que tiene para nosotros el recuerdo de una triste ilusión. Hagamos todo lo posible por resaltar con nuestra presencia el homenaje y beneficio de esos muchachos, que pusieron siempre afanes de entusiasmo por llevar en triunfo el nombre del Atlético de Bilbao por todas las regiones españolas. La reunión de la tarde de ayer en el histórico ‘cuartillo’ del Atlético fue grata y amena en todo momento. Su presidente, don José María de Larrea, expuso el objeto del cambio de impresiones, que ‘Hierro’ adelantó en su edición de anoche. La idea del homenaje a los jugadores Echevarría y Gárate tuvo el apoyo incondicional de todos los reunidos. La próxima semana se desea conocer los nombres de los jugadores que participarán en el partido del domingo día 22. Para contribuir a su mayor ayuda económica se podrán adquirir fotografías dedicadas de los jugadores como recuerdo de esa fecha inolvidable. […].” (Hierro, 13 de diciembre de 1946, dentro de la columna deportiva ‘Futbolerías’ y firmado por ‘Amboto’).
– “[…]. El domingo, en San Mamés, homenaje a Echevarría y Gárate. Porque usted tiene un buen corazón, sé que no faltará al partido. Va a jugar el Atlético. Y lo harán esas maravillas que usted espera: los ‘cinco’ de artillería. Un buen partido en perspectiva. Y en el campo, agradecidos, dos jugadores. Uno que jugó mucho (Gárate). Otro que vio cortada una carrera brillantísima cuando apenas había aparecido en el mundillo futbolístico (Echevarría). Esos sí son homenajes a los que hay que prestar nuestro concurso.” (Hierro, 17 de diciembre de 1946, dentro de la columna deportiva ‘Balonazos’ y firmado por ‘Añala’).
– “Pues si… Los aficionados bilbaínos que revivan en la memoria las tardes de gratísimos recuerdos que les dieron en San Mamés Echevarría y Gárate se aprestan a acudir como un solo hombre al partido de homenaje y beneficio que tendrá lugar el próximo domingo y que será arbitrado por el internacional Iturralde. Yo, para dar ejemplo a los demás, y de manera especial a los ‘amargados’ y a los que ponen pero a cuanto significa colaboración humanitaria, he encargado mi correspondiente localidad. Y asistiré con muchísimo gusto a presenciar el encuentro del domingo, juegue quien juegue y se alinee quien se alinee… Para eso soy bilbaíno y tengo mis simpatías por esos dos muchachos que fueron excelentes jugadores del Atlético de Bilbao. […].” (Hierro, 18 de diciembre de 1946, dentro de la columna deportiva ‘Altavoz’ escrita por Luis Urruñuela, ‘Monjardín’).
– “En San Mamés […].Todo está dispuesto para el partido del próximo domingo en San Mamés, a beneficio y homenaje de los que fueran notables jugadores del Atlético de Bilbao José Echevarría y Pachi Gárate que no pueden continuar en la vida activa del deporte. Como recuerdo de ese partido se han confeccionado unas postales que están siendo muy solicitadas por los socios del Club. Muy bien. […].”(Hierro, 19 de diciembre de 1946, dentro de la columna deportiva ‘Altavoz’ escrita por Luis Urruñuela, ‘Monjardín’).
No obstante, llegado el día 22, ¡el partido no se celebró! ¿Por qué …?
Sinceramente, aunque lo he intentado por todas las vías posibles a mi alcance, no he podido descubrir el motivo, pero lo que sí puedo es realizar las siguientes aseveraciones:
– El día 22 de diciembre de 1946, domingo, el Atlético de Bilbao no jugó ningún partido. Así queda reflejado en el libro oficial de partidos del club bilbaíno.
– No hay ninguna noticia relacionada con el mismo en la prensa bilbaína de la época (El Correo Español-El Pueblo Vasco, La Gaceta del Norte, La Hoja del Lunes y Hierro) ni tampoco en el semanario deportivo nacional más importante de aquel momento: Marca.
– Sus compañeros de equipo supervivientes (a fecha 31 de diciembre de 2000), así como recuerdan el partido de homenaje a Gárate celebrado en el campo de San Fausto de Durango, su población natal, el día 22 de junio de 1947, ‘creen’ recordar que el partido que nos ocupa no se celebró.
– En el libro de fotos del club bilbaíno existe una hoja dedicada a Echevarría y Gárate pero, a diferencia de lo que ocurre con el resto de partidos de homenaje o beneficio a otros jugadores celebrados en la misma época, no existe ninguna foto que acredite que tal partido se celebró.
– En todos los libros consultados sobre la historia del Athletic Club tan sólo se hace mención al partido de homenaje a beneficio de Gárate.
A pesar de todo, existen dos opiniones contrapuestas provenientes de otras personas relacionadas de una u otra forma con el club:
– Según palabras de Manolo Morán recogidas en una charla informal mantenida con él en noviembre o diciembre de 2000 en la sede del club (Palacio de Ibaigane): “[…] aunque no exista ni testimonio escrito ni gráfico, el partido a beneficio de Echevarría y Gárate se jugó y, si mal no recuerdo, con las reservas del tiempo transcurrido, yo mismo lo presencié. Y, además, si no fue así, ¿por qué figura en el libro de fotos del club la hoja conmemorativa de tal evento?” Debe tenerse en consideración que se trata de una persona ligada al club en el periodo 1945-2002 y exsecretario general del Club, puesto al que le aupó Pedro Aurtenetxe a raíz de la jubilación de Julio Lamana y que, entre sus labores, se encontraba la de registrar las fichas de los partidos celebrados por el club.
– Tales afirmaciones las desmintió rotundamente Ignacio Gárate (1929-2007), hermano del fallecido Pachi, su ídolo deportivo, y quien más tarde, empezando en su Cultural de Durango natal, llegaría a ser futbolista del Erandio, Athletic Club, Osasuna, Real Murcia y Deportivo de la Coruña en los años 50. Su sobrina, Miren Gárate, tras haber hablado con él me transmitió telefónicamente sus palabras: “No me preguntéis por qué no se celebró. Yo no lo recuerdo puesto que era muy niño. Lo que sí tengo grabado en la memoria es el partido de San Fausto. ¡Incluso me dejaron participar en el mismo puesto que se trataba de homenajear a mi hermano! […]. Y con relación al partido de ‘marras’, creo recordar que, si bien no se celebró, el Club no dio por zanjado el tema y, aprovechando un partido de Liga, no sé cuál, jugado con posterioridad en San Mamés, la Directiva del Club acordó subir el precio de la entrada. El ingreso extraordinario obtenido de esa manera fue posteriormente repartido a partes iguales entre mi hermano y Echevarría. Esto es todo lo que sé.”
No es mi intención entablar una polémica con relación a este partido pero si he querido dejar reflejadas las diferentes opiniones y versiones sobre el mismo. La verdad de lo que ocurrió tal vez se encuentre tras unas letras escritas a mano en alguno de los libros de actas de la Junta Directiva del Club, pero, por desgracia, no he podido tener acceso a ellas.
11. Comienzo de una nueva etapa y desenlace inesperado
El largo peregrinar por centros médicos le debió servir a Echevarría para poner en orden sus ideas. Fue lo suficientemente largo como para tomar una decisión, irremediable desde el punto de vista médico, sin dejarse llevar por un arrebato, y lo suficientemente doloroso como para acostumbrarse a su nueva situación de joven y ya imposible promesa retirado por una de esas circunstancias que le cambian a uno la vida.
Parece ser, a decir por quienes le conocieron y trataron en aquella época, que fue siempre muy orgulloso, y no tendría ganas de recorrer las calles de su pueblo natal contando lo que era vox populi para que le trataran piadosamente. Se figuraría que nunca faltan, sobre todo en los pueblos pequeños como el suyo, quienes sienten alivio cuando alguien que una vez destacó en algo vuelve a la altura de los demás. Son los partidarios del mismo rasero, del empate municipal. Él se enfrentó a esa situación y la venció como si de una final de Copa se tratara realizando las mejores paradas y blocajes de su vida personal, convirtiéndose, en adelante, en uno de los mejores porteros con ropa de calle. Además, ¡qué diablos!, se sentía tranquilo con su conciencia y con su amigo interno. Había intentado volver al equipo con todas sus fuerzas, se sometió a todo tipo de tratamientos, de sesiones de rehabilitación, etc. pero… todo fue imposible. Una gran estrella fugaz del club de fútbol vizcaíno por antonomasia, surcó el espacio a la velocidad de la luz y, finalmente, desapareció.
No se compadeció de sí mismo y se dispuso a iniciar una nueva vida profesional con la que ganarse la vida y su sustento.
Fue siempre un hombre muy independiente y, de hecho, comenzó a trabajar por su cuenta y riesgo, como autónomo, para la empresa Electricidad Elorriaga, S. A., a pesar de que ésta le propuso la incorporación en su plantilla en calidad de fijo y con nómina y seguridad social.
Tenía situado su despacho de trabajo en Bilbao, en concreto en las dependencias del edificio que ocupaba la empresa Vidrieras de Llodio, empresa propiedad de la familia Delclaux.
Más adelante, solicitó su ingreso en el Colegio de Agentes Comerciales de Vizcaya, ubicado en Bilbao, con fecha 26 de noviembre de 1948, manifestando que tenía ofrecida la representación de las casas Castor Arriaga de Éibar y Talleres Celta de Vitoria, trabajando preferentemente los artículos siguientes: pistolas serográficas, utillaje y artículos de fundición.
A la vista de la documentación aportada, su solicitud fue inmediatamente aprobada por la Junta de Gobierno del Colegio en su sesión celebrada el día 29 de diciembre de 1948 y corroborada por la firma de don J. L. Achalandabaso, entonces secretario del Colegio, siendo inscrito con el número 2.667.
Estando ya inscrito en el Colegio, continúa con su actividad laboral trabajando para diferentes empresas.
Era una imagen habitual verle vestido de traje y corbata dirigiéndose a la estación del tren para trasladarse a Bilbao. Son muchas las personas, no sólo de Algorta –su pueblo natal– sino también de todas aquellas poblaciones en las que tenía parada el tren de la margen derecha, que recuerdan aquellos viajes diarios con él. Era el centro de atención de los niños, a los que siempre tuvo un especial cariño, que tenían la oportunidad de estar al lado, en vivo y en directo, con quien había sido su ídolo deportivo y, también, de los menos niños a quienes gustaba compartir el viaje con él puesto que era una persona que allá por donde pasaba dejaba su sello inconfundible de contador humorista y socarrón. Ahora que, eso sí, sabía muy bien medir el alcance de su socarronería. A la mínima que percibiera que estaba, por el motivo que fuera, molestando mínimamente a alguien, era el primero en cortar por lo sano. Le gustaba reírse con los demás, pero nunca de nadie.
En el año 1950, el sino trágico que siempre le acompañó volvió a jugarle otra mala pasada. En efecto, su madre, Eugenia Ayestarán y Arrieta, falleció a la edad de 56 años. Echevarría tenía tan sólo 30 años de edad y ya había perdido a sus padres. Este nuevo mazazo de la vida lo volvió a afrontar con la valentía y aplomo que siempre le caracterizaron y, con la mirada hacia delante, enseguida se rehízo y volvió a enfrentarse a la vida con la misma seguridad con la que anteriormente se encaraba al delantero que intentaba introducir el balón bajo los tres palos de su meta.
Al año siguiente la vida le sonríe y le proporciona una de las mayores alegrías de su vida. En efecto, con motivo de la verbena de San Lorenzo, conoció casualmente a Garbiñe Bitorika, casi seis años más joven que él y natural asimismo del barrio de Algorta (Guecho). A decir verdad, conocerse, lo que se dice conocerse, se conocían, pero tan sólo de vista, de siempre, aunque vivían en barrios diferentes; él en Alangoeta, con sus hermanas, y ella en ‘Salsidus’, junto con su familia. Téngase en cuenta que estamos hablando del Algorta de los años 50 y puede decirse sin temor a equivocarse que prácticamente toda la gente del pueblo se conocía en mayor o menor medida puesto que la población residente distaba mucho de la del Algorta de hoy en día.
Comienzan a verse con mayor asiduidad y la relación entre ellos se hace cada vez más estrecha, hasta tal punto que, tras prácticamente un año de noviazgo, deciden contraer matrimonio, fijando como fecha para tal evento el de la celebración de la Virgen de Begoña.
Llegado el día, 11 de octubre de 1952, contraen matrimonio en la parroquia de San Nicolás de Bari, en Algorta.
Fueron de viaje de novios a la cercana ‘Bella Easo’, donde permanecieron unos pocos días disfrutando de la belleza y del marco incomparable de esta siempre bella ciudad costera del Cantábrico.
De vuelta a casa, establecen su residencia en una vivienda construida en la parte delantera de la casa de la familia Bitorika Apeztegia, sita en la zona media de la cuesta de ‘Salsidus’ (Algorta). Este hecho supuso que el nuevo matrimonio estuviera casi en permanente contacto con los miembros de la mencionada familia, estableciéndose entre ellos una relación de convivencia muy estrecha.
Una vez finalizado ese breve espacio vacacional debido al viaje de novios, Echevarría continuó con su actividad habitual. Los amigos y vecinos de la zona le recuerdan subiendo la cuesta hacia la estación de tren haciendo pequeñas paradas mientras se liaba un cigarrillo y le daba pequeñas pero profundas caladas. Era un fumador empedernido.
En el año 1953, el día 6 de setiembre, nace su primera hija, Eukene, a la que inmediatamente inscribe como socia del Club Deportivo Guecho. La segunda, Garbiñe, ve la luz del día el 19 de diciembre de 1954 y la tercera, Begoña, el 6 de abril de 1957.
Tiene ya tres hijas y la semilla de su trabajo le va proporcionando cada vez mejores frutos. Parece que la vida, ¡por fin!, le sonríe y le da motivos de felicidad después de unos años de desgracias y sufrimientos que solamente él sería capaz de narrarlos. Pero no, ¡todo es puro espejismo! En uno de los rutinarios controles médicos a los que venía sometiéndose desde su alta en el Sanatorio de Santa Marina se le detecta una involución en el proceso que se creía estabilizado y, por prescripción médica, pasa unos días en la clínica del doctor San Sebastián donde, bajo la dirección del prestigioso doctor Gil Turner, es sometido a un tratamiento paliativo. Echevarría, hombre de gran fortaleza física, responde favorablemente al tratamiento y, consecuentemente, es dado de alta.
Como ya se ha dicho repetidamente, Echevarría fue siempre un niñero, y así lo demuestra dando nuevamente su mujer a luz la cuarta hija, Izaskun, el 2 de diciembre de 1959.
Era además por naturaleza un hombre desprendido y bonachón. En su diccionario vital no existía la palabra egoísmo siendo incapaz de ver a nadie que se topara con él sumido en la desgracia, ya fuera familiar o económica. Hacía suyo el problema y lo intentaba solucionar en la medida de sus posibilidades. Con relación a este aspecto de su vida son múltiples las anécdotas que se pudieran contar pero, por respeto a todos aquellos que se beneficiaron de su caballerosidad y bondad y que hoy todavía viven, he preferido no narrar ninguna. Además, a él no le hubiera gustado pues nunca realizó ninguna acción a cambio de algo y siempre quiso mantenerlas en el anonimato.
Hombre de costumbres fijas y amante de su familia, a la que quería por encima de todo. Tanto su viuda como sus hijas podrían contar cien mil ejemplos que avalasen esta afirmación pero no creo que sea este el lugar ni adecuado ni idóneo. Tan sólo mencionar el recuerdo que tanto sus hijas como su viuda tienen de las innumerables muestras de afecto y cariño hacia ellas y de aquellos domingos en los que, tras preparar Garbiñe a las niñas, Echevarría todo orgulloso las llevaba de paseo por sus lugares preferidos volviendo a casa a la hora de la comida, no sin antes haber realizado el recorrido por sus bares habituales donde era muy querido y, hoy en día todavía recordado: ‘Gurugú’, regentado por la familia Azcorra, ‘Cheli’, cuyo dueño era el archiconocido José Luis Allende y, por último, ‘La Bodeguilla’, cuyo antiguo dueño, Chuchín Basterrechea, nos dejó hace ya muchos años.
El tiempo sigue transcurriendo, sus hijas van creciendo y su trabajo es cada vez más floreciente. Junto con otro socio consigue obtener una representación de puertas metálicas abatibles para garajes, representación que se vislumbra como un negocio que puede rendir pingües beneficios económicos.
Nace su quinta y última hija, Aintzane, el 20 de junio de 1965. Es el hombre más feliz del mundo, pero su salud se va resquebrajando poco a poco. Tanto es así que, mediante solicitud cursada por el doctor González Gil, director del dispensario de Ledo-Arteche, ingresa en el Sanatorio de Leza (Laguardia). Llega el día 24 de marzo desde su domicilio en un coche particular e ingresa, según el parte médico, “con estado objetivo cuasi-normal, sin que se le apreciara fatiga intensa.”
No obstante, “[…] a las pocas horas de su estancia en cama comienza con un cuadro brusco de insuficiencia cardiorrespiratoria que se trató con diversos tónicos y otra medicación sintomática con la que esta situación cede en parte, pero a la mañana siguiente (día 25 de marzo de 1966) vuelve a presentar otro cuadro agudo que a pesar de aplicarle oxígeno, analépticos, tónicos […] provoca su fallecimiento.” (Extracto del parte médico de fallecimiento, expedido por el equipo médico del Sanatorio de Leza)
La noticia del fallecimiento es comunicada inmediatamente a la familia y su viuda no puede dar crédito a lo que ha escuchado telefónicamente. Pero, desgraciadamente, es cierto. ¡La ‘Dama del Alba’ se ha salido al fin con la suya! ¡Maldita seas para siempre! La consternación en la familia es indescriptible y nadie es capaz de reaccionar. La noticia corre como un reguero por su pueblo natal y llega a los oídos de Ignacio Vidaurrázaga, amigo de Echevarría, quien al momento se presenta en la casa de la familia y pone su coche a disposición de la misma para trasladarse a Leza. Dicho y hecho. En efecto, Ignacio acompañado de Javier Vitorica –hermano de Garbiñe– y de Iñaqui Mardaras –cuñado de la misma– se ponen en marcha dirección a Leza donde realizan los trámites legales pertinentes a fin de que Echevarría sea trasladado a su pueblo natal. Es trasladado el mismo día y al día siguiente, 26 de marzo de 1966, se celebran las exequias fúnebres por su alma en la antigua iglesia de San Martín de Tours, siendo posteriormente enterrado en el cementerio de su localidad natal situado al lado del acantilado de la Galea desde donde tantas y tantas veces había perdido su vista en la infinidad del mar Cantábrico preguntando a los cuatro vientos ¿por qué?
La muerte de José (es así como se dirigía a él su mujer) fue un mazazo inesperado, especialmente para su viuda que cargaba, además de con la inmensa tristeza de haber perdido a su ser más querido, con la ineludible responsabilidad de sacar adelante a sus cinco hijas, contando la menor con tan sólo 9 meses de edad. Por cierto, en honor a la verdad, hay que confesar que, transcurridos ya más de 50 años de la inesperada muerte de ‘Echeva’, su viuda supo tomar con firmeza el timón de la nave familiar y tras sortear todo tipo de tormentas llevarla a buen puerto.
La noticia trascendió, como es natural, a los medios de comunicación bilbaínos y todos ellos sin excepción –El Correo Español-El Pueblo Vasco, La Gaceta del Norte, Hierro y La Hoja del Lunes–se hicieron eco de la misma expresando su condolencia a toda la familia y, en especial, a la viuda e hijas del desafortunado exjugador del Atlético de Bilbao.
Sirva como botón de muestra la nota sacada por El Correo Español-El Pueblo Vasco titulada “Ha muerto Echevarría, portero internacional del Atlético de Bilbao”: “Inesperadamente, ha fallecido, en una clínica bilbaína (sic), José Echevarría Ayestarán, que fue famoso portero del Atlético después de la guerra civil. El finado, que tenía actualmente cuarenta y cinco años, llegó a ser portero del equipo nacional, defendiendo el pabellón español en distintas naciones y con el mismo éxito que tuvo siempre en el equipo bilbaíno, hasta que una enfermedad le hizo abandonar el fútbol. Excelente persona, alegre, optimista, simpático y dicharachero, su inesperado fallecimiento –todavía hace tres días gozaba de muy buena salud– ha causado enorme impresión en Algorta, donde residía, y en cuantos le conocían.
EL Correo Español-El Pueblo Vasco se asocia de todo corazón al dolor que aflige a su familia y envía a ésta, especialmente a su viuda, doña Purificación Vitorica, su pésame más sentido, a la vez que pide a sus lectores una oración por el eterno descanso del finado.“
12. Palmarés deportivo
He aquí, de forma resumida, el palmarés deportivo de la carrera futbolística de Echevarría, corta pero brillante:
– Seleccionado cinco veces para representar a la Federación Vizcaína.
– Campeón regional de Vizcaya en el año 1939 con el Bilbao Athletic Club, título que posibilitó al club participar en la Copa o Torneo del Generalísimo del mismo año.
– Subcampeón de Liga en la temporada 1940-41 (el Atlético de Aviación terminó la Liga con 33 puntos, y el Atlético de Bilbao en segundo lugar, con 31.)
– Trofeo Zamora en la temporada 1940-41 al ser el portero menos goleado en la Liga española (sólo en 21 ocasiones lograron batir su portería a lo largo de los 18 partidos en los que actuó (en cuatro le sustituyó Leicea quién encajó tres goles).
– Campeón de Liga en la temporada 1942-43 y ‘campeón honorífico’ de la Copa en la misma (no participó en ningún partido de Copa debido a su enfermedad).
– Cinco veces seleccionado con el combinado nacional.
12.1. Presencia en la selección nacional
Su estancia en la selección coincide con el periodo en que fue entrenador de la misma Eduardo Teus López-Navarro (futbolista filipino de ascendencia española que jugó en el Real Madrid como portero) quién sustituyó por enfermedad a Amadeo García Salazar (médico del Ejército que tuvo un papel destacado como dirigente y entrenador de fútbol). Teus tuvo que abandonar el cargo por obra y gracia de una extraña disposición oficial que hacía incompatible el cargo de periodista deportivo con el de seleccionador nacional.
De las cinco veces que fue convocado, las cinco lo fueron en condición de suplente. Tan sólo defendió la portería española en el partido jugado contra Portugal en Lisboa por lesión del titular Pérez.
12.1.1. Debut internacional. Portugal-España, 12-01-1941, estadio de Las Salesias (Lisboa)
Echevarría, apenas cumplidos los diecinueve años de edad, pasó a formar en la selección nacional en calidad de suplente del entonces titular Pérez, debutando, por lesión de éste, en el partido amistoso jugado contra Portugal en el campo de Las Salesias (Lisboa) el 12 de enero de 1941.
El partido finalizó con el resultado de empate a dos goles y tras la terminación los jugadores de la selección española fueron obsequiados con unas botellas de vino de Oporto.
De este partido conservó Echevarría el recuerdo alucinante de Fernando Peyroteo[6], el delantero centro más temible que jamás conoció, un hombrachón atlético, de un metro noventa de altura.
Fue el primer partido jugado por la selección española desde el comienzo de la Guerra Civil. El último se había jugado contra Suiza en el estadio Neufels (Berna) el 3 de mayo de 1936, venciendo España por cero a dos.
12.1.1.1. Crónica del partido
Así vio el enviado del vespertino Hierro el partido en su crónica publicada el 13 de enero:
“España logró un meritorio empate (2-2) en Lisboa .Lo más destacado del equipo español fue la brillante actuación de los defensas Oceja y Mieza y del medio Gabilondo. El primer tiempo terminó con el resultado de 2 a 0 a favor de España. Echevarría sustituyó a Pérez por lesión de éste al final del primer tiempo”.
“Lisboa.- En el campo de Las Salesas, completamente lleno de público, se ha celebrado el XIII encuentro internacional España-Portugal.[…]. A las órdenes del árbitro italiano Barlassina se alinean los equipos de la siguiente forma:
Portugal: Azevedo; Simoes, Guilhar; Amaro, Pereira, Ferreira; Mourao, Pireza, Peyroteo, Pinga y Cruz.
España: Pérez; Mieza, Oceja; Gabilondo, Rovira, Ipiña; Epi, Jorge, Campanal, Campos y Gorostiza.
“ […]. De salida, el equipo portugués efectúa un ataque a fondo, que es cortado por la defensa española. Reacciona inmediatamente España y consigue un córner, que es sacado por Epi. Llevamos cinco minutos de juego. Repite la delantera española el ataque por el ala derecha, y Epi lanza un magnífico centro, que lo recoge Campanal, quien a la media vuelta logra un tiro fortísimo que entra en la meta lusa. Ha sido un tanto precioso, que provoca una gran ovación en el público. A partir de este momento, el once español comienza a desplegar un juego práctico, de pases largos a los extremos, que trae consigo un dominio aplastante. […]. El equipo portugués va nivelando ahora la lucha. Se hace un juego muy varonil y el árbitro castiga constantemente a ambos bandos. En una internada, Gorostiza sufre un encontronazo con Simoes, resultando lesionado éste. Le sustituye Cardoso. A renglón seguido hay una brillante intervención del guardameta español. […]. Del encontronazo también ha resultado lesionado Pérez, el cual empieza a sentir fuertes dolores en el hombro izquierdo. El seleccionador dispone entonces que abandone la portería y sea sustituido por Echevarría. Los
últimos minutos del primer tiempo son de franco dominio portugués.
Cuando faltan dos minutos para que finalice esta primera parte, hay una violentísima entrada de Peyroteo a Echevarría, que el árbitro sanciona, amenazando además al portugués con la expulsión si repite la jugada.
[…]. Cuando apenas se llevaban jugados tres minutos de esta segunda parte, Campos pasa por alto a Escolá y éste empalma una volea magnífica que impulsa el balón a la red portuguesa, rozando el larguero. […]. Los portugueses no se desaniman y atacan incesantemente. A renglón seguido Echevarría hace una excelente parada a un tiro difícil de Pireza. En otro ataque portugués resulta lesionado Oceja, pero continúa jugando.
La presión portuguesa es insistente y el equipo español acaba por ser dominado. Van trece minutos de juego cuando se produce el primer tanto del equipo portugués. Echevarría detiene un fuerte tiro esquinado, pero es acosado por Peyroteo antes de que bloquee el balón. Hay un momento de indecisión del bilbaíno, y al fin, desorientado, acaba por impulsar la pelota a su propia red, consiguiendo así los lusitanos su primer goal. […]. Peyroteo acosa constantemente la meta española, sobre la que lanza fuertes tiros. En uno de ellos, Echevarría despeja con el puño a córner. El saque de esquina es lanzado por Cruz, y Peyroteo, remata de cabeza a la red española, consiguiendo el tanto del empate.
Faltan diez minutos para terminar el partido, y Portugal sigue atacando insistentemente. La defensa española realiza en los últimos momentos una brillantísima labor, que neutraliza el peligro del ataque portugués, y Barlassina da por terminado el partido cuando la delantera española iniciaba el avance.”
El partido, desde Bilbao, se resumió como sigue:
“[…]. En el grupo español hubo una línea, la defensiva, la que cargó con el mayor peso. Los porteros Pérez y Echevarría actuaron con acierto en ocasiones difíciles, aunque alguno de los tantos parece que fue ‘parable’.
[…]. El seleccionador portugués Cándido de Oliveira ha dicho: […]. Nuestro peor enemigo ha sido el terreno con la defensa española extraordinariamente valiente.”
De regreso a Bilbao los jugadores del Athletic Club, integrantes de la selección nacional, son entrevistados por el cronista deportivo de Hierro (16 de enero de 1941) quien hace hincapié en el comentario mencionado anteriormente (‘…aunque alguno de los tantos parece que fue parable’).
Veamos la entrevista:
“De regreso. Echevarría, Mieza y Oceja, en Bilbao. Sus impresiones. Y sus prisas […]. Al filo de las 11, en el rápido de Madrid llegado con algún retraso, han llegado esta mañana a Bilbao los ‘tres mosqueteros’. Y, cargados de paquetes, han ido directamente de la estación a los locales del Athletic. Inevitablemente les ha visto allí ‘Antena’, y nos cuenta…:
Echevarría, Mieza y Oceja vuelven satisfechos de Lisboa, donde los trataron magníficamente, habiendo pasado por Madrid, y de esta capital salieron anoche, ‘en cama’, para Bilbao.
Del partido…
—Muy duro… –ha dicho Oceja. Se jugó por ambas partes con el mayor entusiasmo. Yo creo que todos los jugadores españoles cumplimos, aunque… quizá se pudo ganar.
—¿Y ese descuido de Echevarría?
Tanto Mieza como Oceja replican vivamente:
—No hubo descuido alguno. Echevarría paró mucho y bien. En cuanto al primer tanto, detuvo el balón, pero la entrada de Peyroteo fue de una gran violencia e inevitable. El segundo tanto, remate de un córner, fue totalmente imparable.
Echevarría oye la ‘defensa’ que hacen sus compañeros. Luego, campechanamente, aclara:
—Yo creo que no tuve ningún descuido. Y tengo la conciencia bien tranquila. Digo la verdad… Estoy satisfecho de mi labor en ese partido, y yo sé, mejor que nadie, lo que tuve que parar… y aguantar. Ese Peyroteo no deja vivir al portero… Es un ‘jabato’. Y con él encima paré balones… arriesgando el pellejo. Pero se trataba del partido que era… y había que jugarse el todo por el todo.
Ha sido Oceja el que ha interrumpido la conversación:
—Me voy al tren de las 12 para Durango. Tengo muchas ganas de volver a casa, y estoy impaciente por ver a mi hija. ¿Os quedáis vosotros?
—No, no… Yo voy para Algorta –replica Echevarría.
—Y yo a Baracaldo… –confirma Mieza.
Los tres cogen sus bártulos, entre los que hay unas botellas de vino de Oporto, que les dedicaron en Lisboa como obsequio. Contentos los tres. Satisfechos del empate y de su labor. Los tres…
Porque todavía, en las escaleras, Oceja repite:
—‘Este’ paró mucho… mucho. No sabemos que hubiera sido con otro en la portería.
Arriba, en los locales, han quedado tres pares de botas de fútbol para que las envíen a San Mamés. Son las ‘herramientas’ de trabajo que hay que cuidar amorosamente. Perico Birichinaga se cuidará de reponerles tacos y darles grasa para el domingo…”
12.1.2. España-Portugal
El partido de vuelta contra Portugal se repitió el 16 de marzo, precisamente en San Mamés, con la participación de Mieza, Oceja y Echevarría. Para este partido se abrieron las calles que rodean San Mamés y dentro de éste se hicieron algunas reformas para mejorarlo: palcos a lo largo de la tribuna, una puerta junto a la grada de los capuchinos y nueva fachada en la entrada principal del campo. San Mamés ofrecía un aspecto muy bonito y en ese marco, con lleno total, España venció a los portugueses por cinco a uno.
12.1.3. Resto de partidos internacionales
De los demás partidos internacionales para los que fue convocado poco puede decirse puesto que en todos ellos actuó de suplente.
12.1.3.1 España-Francia
Tan sólo algún comentario en los días previos al partido España-Francia (Sevilla, 15 de marzo de 1942) en la revista Más el 10 de marzo de 1942, en la que el cronista, ‘Ars’, con ocasión del partido Sevilla C.F.-Atlético de Bilbao (Sevilla, 8 de marzo de 1942), escribe un artículo encabezado así:
“El A. de Bilbao tiene tres defensas internacionales. La alineación de Arqueta-Oceja contra Francia parece segura. Cuatro bajas en el equipo bilbaíno. Trae en esta ocasión el Atlético bilbaíno, además la novedad de su trío defensivo flamante –Echevarría, Arqueta y Oceja–, elevado a la categoría de internacional por reciente selección de Teus. Es probable que sea Echevarría, el que juegue el 15 de marzo defendiendo la meta española en concepto de titular, pero si es casi seguro la alineación de Arqueta y Oceja que formarán la línea zaguera española”.
Continúa el artículo con una entrevista a Urquizu, entrenador del Atlético de Bilbao, quien comenta: ‘Sí, estamos contentos de su designación, como ellos lo están. Se da el caso curioso de que el Atlético de Bilbao cuenta con tres zagueros internacionales, es decir, que tiene un jugador suplente que es internacional. Ya lo eran Oceja y Mieza, y ahora, lo será Arqueta, nuestro antiguo reserva en la zaga hoy en forma magnífica. Echevarría es muy joven. Tiene 20 años. Es un poco distraído, pero muy seguro. […]. A pesar de todo, después de Martorell, que sin duda ninguna es el mejor guardameta que tenemos hoy, él –Echevarría– es el que se encuentra más en forma. Aun así, no creemos que llegue a jugar contra Francia a menos que Martorell se lesione mañana. […].”
De este partido también se guarda un recuerdo testimonial y sentimental que ha llegado hasta mis manos gracias al mimo y cuidado con que Javier Arqueta, uno de los hijos del fallecido Salvador Arqueta, ha conservado los recuerdos deportivos de su padre. Se trata, en concreto, de la tarjeta de la comida ofrecida por la Federación Española de Fútbol con motivo de la celebración del partido, comida que tuvo lugar en el restaurante Andalucía Palace del hotel Alfonso XIII, en Sevilla, tarjeta en la que aparecen estampadas varias firmas de los jugadores de la selección nacional, estando entre ellas la de Echevarría, así como una fotografía tomada en el interior del mencionado restaurante.
Así mismo, la familia de Echevarría conserva también la placa de bronce conmemorativa del encuentro, placa que obsequió la Federación Francesa de Fútbol a todos y cada uno de los componentes de la selección nacional española.
10.1.3.2 Alemania-España
Del partido jugado en Alemania el 12 de abril de 1942 (Estadio Olímpico de Berlín) y que terminó con empate a un tanto son varios los recuerdos que quedaron grabados en la mente de Echevarría y en la de sus compañeros: el impresionante viaje por aire de Barcelona a Berlín en plena guerra mundial, el recibimiento que las autoridades militares alemanas les brindaron en el aeródromo de Tempelhof (Berlín) y la firma de autógrafos en el mismo.
Luego quedaron maravillados por detalles de organización que observaron en Berlín, los paseos por las céntricas calles de la ciudad, la visita al zoo de la capital. El sinfín de sustitutivos que conocieron; sábanas de papel, alimentos concentrados y patatas en abundancia.
Conocieron el Estadio Olímpico de Berlín donde, como era costumbre, pisaron su césped y posteriormente entrenaron el día anterior al encuentro.
Pero quizás lo más impresionante fuera la clamorosa ovación que, en posición de firme y con el brazo en alto, al más puro estilo hitleriano, recibieron en el campo por los cerca de cien mil espectadores, militares y civiles, que presenciaron el encuentro (con relación a ese encuentro pude ser de interés consultar la información recuperada de https://www.marca.com/reportajes/2014/02/el_poder_del_balon/2014/03/28/seccion_01/1396046469.html).
Y, por último, el gustazo que se dieron por la noche de oír radiar el partido en discos con destino a España.
De allí partieron hacia Italia donde a la semana siguiente se enfrentaron contra su selección en San Siro (Milán) el día 19 de abril de 1942.
12.1.3.2 Italia-España
En este partido España perdió por un abultado resultado de cuatro a cero, siendo el último encuentro de la etapa Teus. La selección no volvería a celebrar un partido internacional hasta el 11 de marzo de 1945, fecha en la que se enfrentó a Portugal en el Estadio Nacional de Jamor, debutando como portero Eizaguirre, antiguo jugador de la Real Sociedad y entonces guardameta del Valencia.
En el camino de vuelta hacia España hicieron un pequeño alto en Ginebra (21 de abril de 1942), estancia que quedó para el recuerdo en la tarjeta del ‘lunch’ que se les ofreció en el restaurante Les Bergues. Al igual que en el caso de Sevilla, estamparon su firma en ella tanto Echevarría como sus compañeros de selección.
13. Apéndices
Agradecimientos
Agradezco a todas aquellas personas que me han ayudado facilitando información, tanto escrita como gráfica, para la elaboración del presente artículo y, muy en particular, a Alberto Díaz Gutiérrez, Director de Cuadernos de Fútbol, por sus ánimos trasmitidos y por su impagable favor en pro de la publicación de este artículo, hecho este que nos llena de orgullo a toda la familia del malogrado jugador, en tanto en cuanto supone para él un verdadero homenaje que no recibió del Club cuyos colores defendió.
Referencias
Libros, álbumes, colecciones, fascículos, etc.
ALONSO, J. M. (1998). Athletic for ever!, 1898-1998. Bilbao: BBK-Bilbao Bizkaia Kutxa.
(1942). Campeonato Nacional de Liga 1941-1942. Biografías de los jugadores del Atlético de Bilbao. Barcelona: Editorial Alas. (Colección Fútbol: Año I, nº 8).
AIESTARAN, C. (2001). Echevarría. Guardameta del Athletic Club (1938-1942). Bilbao: Ediciones Beta III Milenio, S.L.
AIESTARAN, C. (2003). Fútbol y Metralla. Homenaje al sestaotarra rojiblanco José Luis Justel Bollar (1920-1938). Bilbao: Ediciones Beta III Milenio, S.L.
GONZÁLEZ DE UBIETA, F. (1941): Historia del Athletic Club de Bilbao (hoy Atlético) 1898-1940, con gotas. Un Club de leyenda y la leyenda de un Club. 1ª edición. Madrid: Ediciones Alonso.
IBARRA, L (1952): Vizcaya deportiva: 50 años 100 campeones. Bilbao: Talleres gráficos Larrínaga (Colección Ibiltari, 1ª edición, tomo I).
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MATEOS, José Mª (1948): Los cincuenta años del Atlético de Bilbao, 1898-1948. Bilbao: Talleres Escuelas J. de P. de Menores.
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TERRACHET, E. (1969). Historia del Athletic de Bilbao/Caso único en el fútbol mundial (“L’Equipe”). Bilbao: La Gran Enciclopedia Vasca, 1ª edición.
Periódicos y revistas deportivas
El Correo Español-El Pueblo Vasco.
Hierro.
La Gaceta del Norte.
La Hoja del Lunes.
Marca.
Más.
Enciclopedias on line
Wikipedia
[1] Aunque siempre se ha dado como fecha de nacimiento de Echevarría el 30 de octubre de 1920, este dato no es real de conformidad a lo establecido en la partida literal de nacimiento (asiento correspondiente obrante en el tomo nº 29, página nº 197, Sección 1ª del Registro Civil de Guecho) y en la partida de bautismo (asiento nº 156 del Folio nº 101 correspondiente al libro de partidas de bautismo del año 1920 de la iglesia parroquial de San Nicolás de Bari de Algorta). Tal fecha corresponde a la de inscripción en el Registro Civil, siendo la de su nacimiento el 29 de octubre de 1920.
[2] Más conocido por ‘Limeño’, jugador del Arenas hasta el año 1925, proclamándose con él campeón de España en la temporada 1919-20, venciendo en la prórroga por 5 a 2 al Barcelona F. C. En el año 1925 fichó por el Madrid F. C., siendo el primer jugador vizcaíno que marchó a Madrid. En el año 1932 marchó al Celta de Vigo como entrenador y jugador y en este club permaneció tres temporadas para, finalmente, incorporarse al Oviedo también como entrenador. Tras la Guerra Civil dirigió al Arenas en el campeonato amateur organizado por el Athletic Club en noviembre de 1937 y, en el año 1938, inició las labores de recomposición del Arenas. Fue 21 veces internacional, debutando, después de la Olimpiada de Amberes, en San Mamés.
[3] No es mi intención entrar en polémicas, pero, en honor a la ‘supuesta verdad’, con relación a este joven jugador debo decir que discrepo del autor José Ignacio Corcuera cuando afirma: 1.- “[…].También debió haber estado en aquel equipo José Luis Justel, jovencito sestaoarra que tras deslumbrar durante los encuentros preparatorios cayó en el frente, luego de ‘alistarse voluntario’. […].” (CORCUERA, J. I., [ 2016, 1 de octubre, nº 80, p.4]. Oceja, el futbolista digno. Cuadernos de Fútbol. Recuperado de http://www.cihefe.es/cuadernosdefutbol/2016/10/oceja-el-futbolista-digno/) y 2.- “[…]. Sin duda Justel habría engrosado el elenco bilbaíno de posguerra, pues destacó sobremanera, pese a emplear una sola pierna en los chuts y la conducción del cuero. Pero ‘alistado voluntario’ cuando la contienda gastaba sus últimas balas, se le dio por desaparecido el 10 de noviembre de 1938, en el frente de Gandesa. […].” (CORCUERA, J. I., [ 2018, 1 de septiembre, nº 101, p.5]. Futbolistas fallecidos en la Guerra Civil (1). Cuadernos de Fútbol. Recuperado de http://www.cihefe.es/cuadernosdefutbol/2018/09/futbolistas-fallecidos-en-la-guerra-civil-1/).
Con relación al tema del alistamiento voluntario, debo manifestar mis dudas puesto que, además de lo ya dicho en el presente trabajo -“[…] fue llamado a filas por las autoridades militares competentes en el momento […].”-, se suman más pruebas: una, el intento realizado por el capellán castrense del cuartel de Garellano para retenerlo en Bilbao debido a su buen hacer futbolístico, pero que, al fin y a la postre resultó baldío, otra, una presunta carta del Athletic Club firmada por su presidente, Luis Casajuana, y dirigida a José Luis Justel en la que, entre otras cosas, le comunicaba que “[…] tanto yo, como la Junta Directiva, el entrenador y tus compañeros te echamos mucho de menos. […]. De todas formas, no te preocupes. Los trámites van por buen camino y esperamos poder verte con nosotros dentro de poco tiempo.” (ambas ‘pruebas’ fueron puestas de manifiesto respectivamente por su hermana María Justel Bollar y su sobrino Francisco Javier López Justel, quién afirmó haber visto y leído en su domicilio de Sestao la mencionada carta (ambas ‘pruebas’ se han extraído de una entrevista mantenida con ellos en Sestao a finales del año 2002) y, por último, las declaraciones de Nico Viar, excapitán del Athletic Club en el año 1938, en una conversación mantenida el 2 de junio de 2002 en el ‘Monaco’, una céntrica cafetería bilbaína ya desaparecida: «[…] Conocí a José Luis en el torneo ‘amateur’ del año 1937. Era un joven alto, espigado y excelente futbolista. El fútbol no tenía secretos para él. Tenía una zurda prodigiosa y cada vez que chutaba con ella daba la sensación de que de su bota salía un cañonazo. Cuando fichamos como ‘amateurs’ con el Athletic tuve ocasión de conocerle un poco más pero poco puedo decir acerca de él. Era un muchacho extraordinario, extrovertido y lleno de vitalidad. Estábamos en guerra y nos movilizaron a todos. El Athletic hizo lo indecible para colocarnos en buena situación pero con José Luis, no sé por qué, no se pudo hacer nada. A mí me colocaron en la base militar de Zorroza como mecánico donde formaba parte de una cadena de montaje de camiones ‘Chevrolet’ que tenían por destino el frente. Conseguí sacar el carné de conducir y, gracias a ello, en vez de coger el fusil me dediqué a conducir esos mismos camiones que habíamos montado en Zorroza. Cuando acabó la guerra y volví a Bilbao me enteré de la desaparición de José Luis en el frente de Gandesa. Como les pasaba a los demás compañeros, yo tampoco me lo podía creer. Sé que el Athletic intervino activamente para aclarar su desaparición y dar con su cadáver pero todo resultó inútil. Al final tuve que aceptar que aquel compañero había desaparecido para siempre.[…].».
[4] El cambio de nombre perduró hasta los años 70, en los que una gestión personal de la Directiva presidida por Félix Oraá hizo posible que el club recobrara su nombre original.
[5] Cabe señalar que en 1939…El campo de Buenavista se encontraba destruido por efectos de la guerra y no había posibilidad humana alguna de rehabilitarlo con tiempo suficiente para el comienzo de la Liga. El Oviedo se vio obligado a solicitar de la Federación Española de Fútbol una excedencia de un año para participar en las distintas competiciones. Esta circunstancia obligó a cubrir la vacante que dejaba el equipo asturiano. Por derecho la debía ocupar automáticamente el Athletic de Madrid, penúltimo clasificado en la Liga de 1935-36, pero el criterio federativo muy coyuntural con la época no lo entendió así y decidió que se disputara un partido de promoción entre el Athletic de Madrid, ya Atlético Aviación, y el Osasuna, último clasificado en aquella Liga. De esta manera, según publicaban los periódicos, se premiaba el comportamiento patriótico de Navarra y sus requetés en la Cruzada de Liberación.
[6] Fernando Peyroteo (Fernando Baptista de Seixas Peyroteo de Vasconcelos) fue el precursor de grandes figuras portuguesas como Simoes, Eusebio, Chalana, Futre, Figo o Cristiano Ronaldo. Nacido en Humpata (Angola) el 10 de marzo de 1918 fue un delantero ambidiestro, corpulento y gran rematador que es considerado uno de los mejores goleadores de la historia del fútbol mundial. En el mundo, en la historia de la Primera División, existen 15 jugadores que anotaron más de un gol por partido jugado y solamente en torneos de Primera División, sin copas ni selecciones, logrando una efectividad extraordinaria; 12 de estos cracks son europeos y solo 3 americanos, ocupando la primera posición Peyroteo con un promedio asombroso 331 goles (algunos investigadores tienen 330), en 197 partidos jugados (1,68 de promedio de gol), entre 1937 y 1949. (recuperado de http://sinborceguiesnohayfutbol.blogspot.com/2012/09/fernando-peyroteo-la-primera-estrella.html y http://www.laizquierdadiario.com/spip.php?page=movil-nota&id_article=8980).