RESUMEN:

Artículo que pone en entredicho el decanato del Club Pachuca dentro del fútbol mexicano

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ABSTRACT:

Keywords: Mexico, Football, Pachuca, History, Oldest National Team

An article that calls into question that Club Pachuca may be considered the oldest national team in Mexican football

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Sobre el decanato del fútbol en México

De
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En el deporte es habitual que se conozca como “el decano” al club o equipo de mayor antigüedad de una ciudad, una región o de un país. Sin embargo, el término “Decano” procede del latín “decanus” y significa literalmente ser el líder de un grupo de diez. Fue empleado en principio en los monasterios medievales para designar al monje de mayor rango dentro de los grupos de diez en los que se dividía la comunidad que vivía en cada centro, todo ello para agilizar la organización.

Esta figura fue empleada desde hace muchos años en varios estamentos sociales de España sobre todo en Colegios de oficios liberales. Cada oficio regularizado que precisara de unos estudios avanzados, siempre universitarios, tendría un centro administrativo amparado por el Estado: el Colegio, donde los profesionales, en este caso denominados colegiados, deben estar obligatoriamente asociados para poder ejercer su profesión.

El Decano de cada Colegio era el miembro registrado o asociado que tuviera más años ejerciendo su profesión, se trata de un puesto que tenía asignadas una serie de competencias únicas para prestar un servicio importante a su comunidad, aunque recientemente esto ya no es así y suele resultar elegido el miembro con mejor reputación entre un elenco destacado. La intención de trasladar esta figura a un equipo de fútbol no tiene razón de ser. Además, de acuerdo con la Real Academia Española, el término Decano es aplicable sólo a personas.

El fútbol español tiene el dudoso honor de haber auspiciado entre todos sus miembros y desde hace muchas décadas un título honorífico del cual nadie se hace responsable por no estar registrado, ni definido, y aún menos constar como oficial en sitio alguno.

Tradicionalmente, las distintas Federaciones Nacionales de Fútbol se han lavado las manos en el absurdo tema del equipo Decano del fútbol en su país de influencia, no queriendo en momento alguno entrar a valorar sus pros y contras porque jamás les ha interesado dado que no les aporta nada.

En el caso de México, la Federación Mexicana de Fútbol Asociación A.C., tiene como misión principal y es de su manifiesta potestad promover el fútbol de asociación organizado, su arraigo, crecimiento, progreso y difusión, organizar campeonatos, velar porque todos y cada uno de los equipos asociados cumplan los estatutos y reglamentos federativos, y procurar que todos sus asociados estén al corriente de los pagos. Nada más.

Si buscamos con atención en los Estatutos y Reglamentos del máximo organismo nacional en cuestiones de fútbol, la FEMEXFUT, comprobaremos que la figura del Decano no existe, como tampoco existe en estas bases una referencia al mejor jugador, entrenador, gestor, club o máximo goleador.

¿Quién dicta entonces las normas para ser equipo Decano y quien lo elige en México? Nadie lo sabe, ni la FEMEXFUT se hace responsable porque no le compete (aunque sí muestra su complacencia ante la proclama del club Pachuca), y ni los demás equipos de la actual Liga MX han hecho una solicitud oficial indicando como debe ser elaborada y otorgada esta distinción.

Entonces, ¿por qué autonombran sus actuales directivos al Club Pachuca como Decano del fútbol en México, y con base a qué motivo o interés?

Los directivos actuales del Club Pachuca y sus seguidores le adjudican ellos mismos el Decanato a su equipo por ser, supuestamente, el club de fútbol más antiguo del que se tiene noticia periodística hasta hoy, dado que en el periódico The Two Republics de noviembre de 1892, aparece una nota que avala que en ese año ya había un equipo denominado Pachuca Football Club que iba a tener una reunión para reorganizar su plantilla, entre otras cosas. Además de ser unos de los primeros cinco equipos asociados a nivel nacional en la Liga Mexicana Amateur de Association Football de 1902, y el único que sobrevive, supuestamente, de aquellos fundadores y pioneros de su práctica organizada. Sin embargo, no existe acta fundacional registrada que certifique y revele la fecha precisa de su supuesta fundación legal.

Hasta la fecha lo que existe es un acuerdo entre amigos, en el cual se proclama como Decano del fútbol en México al actual Club Pachuca por ser una sociedad deportiva supuestamente en activo desde 1892, y la que con mayor anterioridad jugó al fútbol formalmente, aunque algunos, como nosotros, por ejemplo, no estamos convencidos ni compartimos esa versión particular en absoluto.

Además de las apreciaciones sobre el significado del Decano, hay otras también muy importantes que afectan a la trayectoria continua del club Pachuca y que se deberían valorar porque el actual Club Pachuca no tiene ninguna relación con aquel Pachuca Football Club de 1892 o con el Pachuca Athletic Club de 1895, ni éste tuvo la continuidad que pretende atribuirle el historiador Carlos Calderón Cardoso en la oficiosa historia particular denominada “Pachuca, la cuna del fútbol” de 2001.

En principio, ha de saberse que el Pachuca Football Club aunque ya existía como equipo solitario de fútbol en 1892, lo cierto es que se desconoce en qué fecha y año precisos fue constituido mediante acta fundacional legal y cuándo empezó a jugar; no se sabe qué ocurrió con el equipo entre los años 1893 y 1894. Hay noticia del periódico The Mexican Herald de noviembre de 1895 acerca de que en octubre de ese año se fusionó con el Pachuca Cricket Club y el Velasco Cricket Club en la asociación deportiva Pachuca Athletic Club, pero se desconocen sus actividades de ese año 1895 a 1900.

Por otra parte, en “Pachuca, la cuna del fútbol” de 2001, Carlos Calderón Cardoso expone con suficiencia de detalles la historia del club, pero de acuerdo con el trabajo de tesis para obtener el grado de doctorado de Gabriel H. Angelotti Pasteur (2005):

“En esta obra se busca tejer toda la trayectoria de la institución partiendo desde aquel pasado mítico (de cuando los «ingleses» llegaron a estos territorios) hasta la actualidad. La importancia de la investigación queda reflejada en las innumerables fuentes consultadas, locales y nacionales, archivos, museos, hemerotecas y fototecas. El único agravante de la obra es que todas las afirmaciones vertidas no están acompañadas de la cita de fuente correspondiente, dejando entre los lectores, especialmente los más exigentes, un cierto aire de incertidumbre”. (Angelotti Pasteur H. Gabriel. 2005).

Respecto al inicio de la práctica del juego de balón con los pies, a secas, (football game) en México, Calderón Cardoso presenta datos reveladores, aunque algunos de ellos -inexplicablemente- contradictorios para los fines de los directivos del Pachuca y sus pretensiones de Decano para el club. Lo cual queda evidenciado en el relato, sin fuente, de cómo un minero británico de Pachuca se enteró de que el fútbol había «llegado» a México:

«William «el manco» Blamey, minero de la Compañía de Real del Monte y Pachuca, durante una visita a la ciudad de México, se sorprendió que en ciertos colegios ingleses de Mixcoac y Tacubaya pretendieran jugar algunos partidos de fútbol. Ávido por presenciar un encuentro del deporte que tanto le gustaba y extrañaba desde su salida de las islas Británicas, acudió a un partido que reunió a ocho niños divididos en dos equipos de cuatro jugadores que pateaban sin ton ni son un balón ante su profesor, desesperado y con la sotana arremangada, que a gritos trataba de explicarles hacia dónde debían patear el esférico y la manera correcta de hacerlo. Las porterías eran inexistentes, sólo unas piedras delimitaban el campo y los arcos de ambos extremos del patio del colegio determinaban la zona de gol (Calderón, 2001: 20.)

Es decir, siguiendo el relato del autor, nos enteramos que el fútbol inicialmente se habría practicado en conocidas escuelas de jesuitas y británicos de la ciudad de México (Colegio de Mascarones o Instituto Científico y el Colegio Inglés, English College), para luego ser ejercitado por un equipo solitario de la ciudad de Pachuca.

¿Por qué si el fútbol era un “deporte que tanto le gustaba y extrañaba desde su salida de las islas Británicas” , no formó un equipo antes de su viaje a la ciudad de México?

Según Calderón Cardoso, una vez que «el manco» Blamey terminó de ver los partidos de fútbol se dirigió a la casa Spaulding (posiblemente uno de los primeros comercios de venta de productos deportivos en México ubicado en la calle de Capuchinas), a comprar unos balones de fútbol. Pero se encontró con la sorpresa de que estaban agotados, pues habían sido vendidos a distintos colegios de la ciudad; motivo por el cual tuvo que hacer un pedido y esperar que los elementos llegaran desde Europa. (Ibid.: 20).

Mientras tanto, «El minero regresó a Pachuca y entusiasmado informó a sus compañeros que el fútbol había llegado a México, y se propuso formar un equipo entres los ‘hijos de la oscuridad’ que pasaban casi todo el día bajo tierra. La idea gustó sobremanera, por lo que mineros y técnicos se apuntaron en la lista de Blamey… La lista de hombres que quedaron para la posteridad fue la siguiente: James Bennetts, John Benetts, William Blamey, W. Bray, George Camphuis, Charles Dawe, John Dawe, W. Gould, Thomas Patton, Richard Sobey y C. William Thomas. Ante el aplauso de los asistentes, el conjunto quedó formalmente constituido (¿sin acta fundacional registrada?) con el nombre de Pachuca Athletic Club, un sábado por la tarde del mes de noviembre de 1900, en la ciudad de los vientos» (Ibid.: 21).

Decano01Se dice que en un principio, jugaban entre ellos, que se aburrieron pronto y en la capital de la República Mexicana surgieron los cuadros Reforma Athletic Club, British Club, México Cricket Club, y que en Orizaba un grupo de escoceses encabezados por Duncan Mac Comish conformó el equipo Orizaba Athletic Club, equipos que junto con Pachuca Athletic Club motivarían la creación y fundación en la capital mexicana de la Liga Mexicana Amateur de Association Football el 19 de septiembre de 1902, así como la organización y realización del primer torneo oficial de fútbol de asociación en México, que abarcó el periodo o temporada que fue del 19 de octubre de 1902 al 1 de febrero de 1903, y el cual fue ganado por el Orizaba Athletic Club de manera invicta en cuatro juegos (el último por default).

El asunto que nos importa es que el Pachuca Athletic Club de 1900 (según Cardoso) sufrió en las primeras dos temporadas de 1902-1903 y 1903–1904, pero en el siguiente torneo de 1904-1905 obtuvo su primer campeonato de cinco (dos Ligas más en 1917-1918 y 1919-1920 y dos Copas Tower en 1907-1908 y 1911-1912). Pero finalmente, luego de participar en la llamada Copa Centenario de 1921, el equipo llamado Pachuca Athletic Club desapareció de las competencias oficiales de carácter nacional y hasta el momento nadie puede explicar a ciencia cierta (ni Carlos Calderón Cardoso, que se ha dedicado a investigar exclusivamente lo relacionado con el club), si continuó existiendo como equipo local ni qué aconteció con el Pachuca Athletic Club en la ciudad hidalguense de 1921 a 1933, es decir, durante 12 años más que ya suman 19 con los 7 anteriores a 1900.

Ya en los años 1930 eran numerosas las prácticas deportivas que se ejercitaban en la ciudad de México y se habían extendido a diversos sectores de la sociedad. Es de extrañar, que si continuó existiendo el Pachuca Athletic Club, hayan sido los obreros de la empresa minera Real del Monte y Pachuca quienes solicitaron a las autoridades apoyo económico para fomentar las actividades físicas entre los trabajadores y así combatir muchos de los males que acosaban a los trabajadores, siendo el más importante el alcoholismo.

La siguiente misiva, (Documento 3, Citado por Gabriel Angelotti Pasteur), escrita en el año de 1928 por el representante del Sindicato Industrial de Trabajadores Mineros del Estado de Hidalgo, da cuenta de tal situación:

«Tomando en consideración el decaimiento espiritual que embarga a la clase trabajadora y principalmente a los mineros, por falta de lugares de recreo, pues en la actualidad el noventa y cinco por ciento de los mineros, el tiempo libre que le deja el desempeño de sus labores, lo ocupa en su mayoría a la embriaguez y lo que es más en frecuentar constantemente las casas de asignación, en perjuicio de su organismo, de la familia y hasta la sociedad entera; por lo tanto, se estima necesario e indispensable que la juventud actual deba buscar la forma más eficaz para evitar este mal, propugnamos la formación de clubes deportivos”.

Pero los trabajadores tuvieron que esperar hasta 1934 para que se fundara un «Centro Social y Deportivo». La existencia de esta institución resultaría trascendente, debido a que fue la única vez en la historia que el club de fútbol se adhirió a los lineamientos del asociacionismo, en boga por aquellos tiempos. El centro social estaba directamente ligado a la empresa minera de Real del Monte y Pachuca la cual solventaba los gastos para la adquisición de materiales (balones de básquetbol, fútbol y béisbol, implementos para boxeo, entre otros) y abonaba los sueldos del personal administrativo y deportivo contratado.

“Con la creación de esta institución, el fútbol retornaría de nuevo a la ciudad de Pachuca, recuperando su propio nombre e identidad e, incluso, siendo manejado por un ex jugador inglés, el mítico fundador del equipo, «el manco» Blamey. (lo cual se sabe ahora que es falso) Aunque el ‘Pachuca’ de esos tiempos sólo participó en torneos regionales, pero cuando lo hacía en campeonatos estatales y nacionales, adoptaba el nombre de (club de fútbol del) Estado de Hidalgo» (Calderón, 2001: 75).

¿Qué pasó exactamente entre 1921 y 1934 que se creó el centro deportivo de los mineros?, y entre 1934 y 1949 ¿ hubo algún equipo denominado Pachuca? Nada se sabe en concreto y fundamentado. Fue hasta 1950, con la creación de la Segunda División Profesional de fútbol en México, cuando un “Club Pachuca” regresó a las competencias nacionales. Desde entonces y hasta mediados de 1990, la trayectoria de la institución se caracterizó por la discontinuidad, marcada por vaivenes deportivos y organizativos, que por años mantuvieron al equipo al margen de las competencias oficiales. Es decir 15 años más que sumados a los 19 anteriores dan un total de 34 años sin que hubiera un equipo llamado Pachuca Athletic Club o simplemente Pachuca, o sin que se tuvieran noticias de ello.

Además, en su errática trayectoria a partir de 1950, el club en numerosas ocasiones cambio el color de la vestimenta, el campo de juego, su escudo representativo, sus autoridades y, aun, de nombre, aunque todas las denominaciones elegidas siempre conservaron la referencia toponímica al lugar de origen, es decir, a la ciudad de Pachuca, habiendo adoptado los siguientes nombres: Pachuca Athletic Club, Club Deportivo Atlético Pachuca, Garzas Blancas del Pachuca de U.A.H., Pachuca Fútbol Club, Club Pachuca y el actual Club de Fútbol Pachuca.

Un segundo aspecto de importancia se vincula con el permanente interés que han demostrado los distintos gobernadores del Estado de Hidalgo para hacerse cargo de los destinos del club de fútbol. Desde 1975 cuando se adquirió la franquicia y el equipo pasó a depender económica y administrativamente del gobierno de Hidalgo, los gobernadores se instituyeron en los auténticos «dueños» del club, siendo los encargados, entre otras funciones, de «elegir» a los respectivos presidentes del club.

Esta función, que evidentemente desborda el ámbito político de un jefe de gobierno, sigue los lineamientos que tal como sostiene Irma Eugenia Gutiérrez, “forma parte del desarrollo cotidiano de la política hidalguense, donde el gobernador, primer ciudadano, primer priista y como primera figura política estatal es el encargado de reproducir el sistema en las sociedades locales, pero aunque es el que prolonga la continuidad política central, la aplicación de la misma estará intermediada por su estilo propio y por la relación que establezca con los grupos de poder» (Gutiérrez, 1990: 29).

Quizás resulte llamativo el desmesurado interés que los gobernadores han mostrado por apoderarse de la institución. Pero es de suponerse que en un estado que «desde siempre» fue gobernado por un mismo partido político (PRI) y cuyas elecciones históricamente fueron ganadas por mayoría las autoridades se preocupen por controlar aquellos espacios públicos predilectos de las masas.

El texto de Calderón Cardoso prosigue narrando lo acontecido en el club a mediados del siglo XX, las crisis del equipo, los cambios administrativos, el traspaso del club al gobierno, luego a la universidad, posteriormente a un particular y nuevamente al gobierno, dando cuenta de todas las decepciones deportivas de ese periodo.

Retornaron con la creación de la Segunda División en 1950. Sin embargo, tuvieron épocas con ascensos (1966-67, 1991-92, 1995-96, 1998), de mediocridad con descensos (1973, 1992-1993, 1997) y desapariciones (1974, 1977-1979).

En 1978, la franquicia fue cedida a la Universidad Autónoma de Hidalgo, pero poco tiempo después, en 1981, el estado recuperaría nuevamente esta propiedad.

El trayecto propuesto en la narrativa sigue una línea evolutiva en el tiempo histórico, con una trama por momentos predecible: un inicio enigmático, un desenlace y, en este caso, un final feliz que empieza el año de 1994 que el club Pachuca cambió radicalmente.

“Sin embargo, este argumento (la línea evolutiva en el tiempo histórico que maneja Calderón) no es tan convincente como se supone. Entre el originario Pachuca Athletic Club (que fue un equipo integrado por un grupo de mineros, posiblemente amigos o familiares) y el actual <club> de Fútbol Pachuca, perteneciente a la empresa Promotora de Fútbol Pachuca (al Grupo Pachuca) y que representa a una institución deportiva en la cual laboran más de 150 personas, incluyendo a los jugadores del primer equipo, hay diferencias tan notables que podríamos exponerlos como dos instituciones totalmente diferentes” (Angelotti. 2005).

Klauss Heinemann, un sociólogo especializado en el estudio de organizaciones deportivas, define esta situación como el paso de una institución de orden «tradicional» (caracterizadas por el trabajo voluntario, el reparto de los costes entre los miembros, la orientación no lucrativa y, además, de responder con lentitud a los cambios de orden cuantitativo o cualitativos de la sociedad), a otra, orientada al mercado. Caracterizando a esta última, no sólo por su política de estímulos, sus mecanismos de formalización y de supervisión sino, además, por su «potencial de innovación», debido a que este tipo de empresa tiene que existir en competencia con otras instituciones.

La fuerza de la innovación, la actualización de conocimientos, las nuevas tecnologías y las constantes renovaciones de los productos son imprescindibles para cumplimentar sus objetivos (Heinemann, Klauss. 1998: 76-80).

En el año de 1995, el entonces Gobernador del Estado de Hidalgo, el Sr. Jesús Murillo Karam, personalmente eligió en calidad de Presidente del club Pachuca al empresario local Jesús Martínez Patiño. A partir de ese momento la institución experimentaría una serie de cambios significativos, los cuales fueron acompañados por importantes éxitos en el ámbito deportivo. El antiguo club Pachuca, definido por un ex Presidente como «un club muy familiar», fue transformado radicalmente, convirtiéndose en una gran empresa comercial, en un negocio.

«La reestructuración del equipo fue paulatina. Jesús Murillo Karam -por entonces gobernador del Estado de Hidalgo por el PRI- sabía que el gobierno a su cargo no podía mantener vitaliciamente el plantel, por lo que optó buscar detenidamente a un grupo de empresarios locales que por amor al equipo pudieran sortear los gastos económicos que se avecinaban y, no sólo eso, sino crear una estructura en todo el estado que impulsara el deporte en todos los niveles, desde el amateur hasta el profesional. Tras una ardua búsqueda -no podía ser de otra manera- en julio de 1995 el gobierno del Estado eligió acertadamente a la nueva administración del club Pachuca.

La directiva, encabezada por Jesús Martínez Patiño como Presidente, se encargaría desde entonces de los asuntos de la institución» (Calderón. 200. p. 112).

Cuando la nueva administración inició sus labores el club permanecía en la segunda división. Pero esa misma temporada, 1995-1996, y tras la adquisición de jugadores de renombre internacional, el Pachuca realizaría una importante campaña consagrándose campeón y consiguiendo el tan ansiado ascenso a la Primera División. Como debe suponerse, esta meta constituía uno de los mayores anhelos de los simpatizantes y de los pachuqueños en general, acontecimiento que fue festejado con toda algarabía en la ciudad.

Aunque la alegría duraría muy poco, pues en la temporada siguiente, 1996-1997, nuevamente el Pachuca descendería a la Segunda División. Estos altibajos, comunes en la historia de la institución, se terminarían en la campaña 1997-1998, cuando se logra nuevamente el ascenso a la Primera División de manera definitiva, permaneciendo en esta categoría hasta la actualidad.

En los años siguientes, el club obtendría los logros deportivos más importantes de su historia, consagrándose campeón en los Torneos «Invierno 1999», «Invierno 2001», «Apertura 2003», y logrando el primer título internacional, la Copa de Campeones de la Confederación Centroamericana de Fútbol (Concacaf) 2002.

De manera simultánea a los éxitos deportivos la institución fue cambiando su antigua fisonomía de «club familiar» al de «empresa», convirtiéndose en una de las organizaciones futbolísticas más vanguardistas del país. Su perfil empresarial y su proyección hacia otros rubros económicos, quedan evidenciado en los proyectos emprendidos en los últimos años.

La Universidad del Fútbol es la obra más excelsa de la actual administración. Esta institución educativa, única en su género en toda América y una de las pocas del mundo, hasta principios de 2004 contaba con 500 estudiantes en cuatro carreras (Administración de Empresas, Psicología, Educación Física y Comunicación Social) siendo el eje educativo de estas disciplinas la capacitación en los deportes.

A esta iniciativa se sumarían numerosos proyectos económicos como la construcción de una plaza comercial, la «Tuzo Plaza» (donde operan diversas tiendas de servicio: «Tuzopanadería», «Tuzotaco», «Tuzomanía») y un gimnasio de primer nivel, bautizado como «Gimnasio Azteca, Ricardo Salinas Pliego», en honor al Presidente de T.V. Azteca empresa «hermana» que coincidentemente tiene tantos años como la nueva administración del club Pachuca.

Además, se realizarían tres Congresos Internacionales de Fútbol, con la asistencia de importantes personalidades de este ámbito. Después se inauguró un hotel cinco estrellas y un centro de convenciones, el «Radisson Pachuca Tuzos», ubicado en una importante zona de la ciudad.

En el ámbito de las comunicaciones, la iniciativa institucional se ha preocupado en utilizar todos los medios tecnológicos disponibles. En la actualidad el club Pachuca cuenta con dos páginas en Internet www.tuzos.com y www.universidaddelfutbol.com; una revista informativa de publicación mensual, «Corresponsal Tuzo»; una Carpeta de Prensa, que lleva 12 ediciones consecutivas; dos programas de televisión para la audiencia local, «Aquí el fútbol» y «Cuna del Fútbol mexicano»; tres programas de radio, «Zona Tuza», «A nivel de Cancha» y «club Tuzo» y, más tarde, un programa televisivo de alcance internacional, «Tuzoccer, el mundo del Pachuca», emitido por la cadena Fox Sport para toda América, siendo el único equipo de todo México que posee este tipo de cobertura informativa.

Sin embargo, y pese a estas alteraciones (fundaciones y refundaciones), se pretende alojar en la memoria colectiva de los pachuqueños una narrativa lineal continua. Pero el antiguo club de corte familiar, característico del periodo intermedio que va desde 1950 a 1990, fue transformado en una moderna institución, una empresa privada, en un negocio.

Lo institucional, lo organizativo, el escenario, el público o espectadores, la situación social, la realidad de los jugadores (capital económico, social y cultural), sus intereses, la finalidad de la competencia, la vestimenta, entre muchos otros factores son notablemente distintos. Pese a estos aspectos, a la distancia que separa a estas dos entidades en el tiempo y, mucho más, a la lejanía en significado y función, Calderón Cardoso las presenta como unidas.

“Una crónica ‘aplanada’ donde los huecos históricos son ‘rellenados’ con anécdotas. En este trayecto institucional, la directiva actual emerge como depositaria de este legado histórico, logrando revertir la discontinuidad en un presente cargado de éxito y prosperidad deportiva” (Angelotti. 2005).

El afán por designar al Club Pachuca como Decano del fútbol en México es algo rotundamente absurdo puesto que es una figura ficticia y totalmente artificial extrapolada y creada como imitación a figuras existentes en otro tipo de sociedades que no es necesaria en este deporte y que suscita controversias y disputas estériles entre aquellos clubs que entran o han entrado en este juego por diversos intereses.

Bibliografía

Angelotti Pasteur. H. Gabriel. (2005) La dinámica del fútbol en México. La construcción de identidades colectivas en torno al Club de Fútbol Pachuca en nuestros días. Tercera parte. El origen del fútbol, signo distintivo de los pachuqueños. Colegio de Michoacán, A. C. Centro de Estudios Antropológicos. (México). http://www.efdeportes.com/ Revista Digital – Buenos Aires – Año 10 – N° 84 – Mayo de 2005.

Calderón Cardoso, Carlos (2001) Pachuca, la cuna del fútbol. Gobierno del Estado de Hidalgo. Hidalgo

Documento 3. Ramo: Sindicato, Sección: Centro deportivos, Año: 1934, Caja: 1, en: Archivo de Minería de Real del Monte y Pachuca.

Gutiérrez, Irma Eugenia (1990: 29) “Sistema Político en Hidalgo”, Seminario Ciudad de México: 15 Años de políticas públicas, la izquierda a debate. UNAM, México. DF.

Heinemann, Klaus (1998: 76-80) Introducción a la economia del deporte. Editorial Paidotribo. Colección: 1ª Edición.

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