Salvador Artigas: el sonriente míster KO (1967-1969). Segunda parte
De Fernando Cuesta FernándezLa temporada 68-69 arranca en Can Barça bajo el signo de la esperanza. Esperanza de que por fin el club azulgrana pueda romper la insultante hegemonía que el Real Madrid venía ejerciendo sobre el fútbol español desde hacía ya demasiados años. La Copa, brillantemente conquistada en el mismísimo feudo del club blanco tras la épica “Final de las botellas”, parecía avalar ese íntimo anhelo de todo el barcelonismo, encorajinado aún más si cabe por un hecho que va a tener lugar tan sólo unas pocas semanas después de dicho partido.
En efecto, la modorra estival va a ser violentamente sacudida de súbito por unas explosivas declaraciones del presidente del Real Madrid, Santiago Bernabéu, posiblemente escocido todavía por la reciente e inesperada derrota de los suyos en la final copera. Bernabéu, en su tradicional retiro veraniego de la localidad alicantina de Santa Pola, donde acostumbraba a dedicarse a la pesca, concederá una entrevista al semanario Murcia Deportiva, publicada el día 27 de julio, en la que –entre otras cosas– dice: “A Vila –por el presidente del RCD. Español– lo admiro. Sólo por el hecho de presidir en Cataluña un club que se llama Español ya es digno de admiración”. Y también lanzaba esta otra andanada: “No están en lo cierto quienes dicen que no quiero a Cataluña. La quiero y la admiro…a pesar de los catalanes”.
Ni que decir tiene que estas polémicas y escasamente diplomáticas declaraciones –hoy las definiríamos como políticamente incorrectas– de un hombre que no solía morderse la lengua, van a caer como una auténtica bomba en toda Cataluña. La totalidad de la prensa barcelonesa se hará eco de ellas, repudiando las palabras del patrón de la Casa Blanca, y el habitualmente mesurado Narcís de Carreras, como portavoz más autorizado de la Gent Blaugrana, las va a valorar muy negativamente, añadiendo que: “Más peligrosos que los separatistas son los separadores”. Carreras, además, exigirá una rectificación pública a su colega madridista, pero Bernabéu pasa olímpicamente del tema, y continúa saliendo tranquilamente a pescar todas las mañanas en su barca (a la que había bautizado con el nombre de Saeta Rubia, borrado sin embargo cuando Alfredo Di Stéfano abandonó la disciplina merengue). El hecho va a enturbiar gravemente las relaciones entre ambos clubes, haciendo que muchos culés cierren filas ante lo que consideran una nueva agresión –siquiera verbal– del centralismo.
En medio de este clima de enfrentamiento latente, va a tener lugar la presentación oficial de la plantilla barcelonista el día 12 de agosto, fecha en la que se reanudan los entrenamientos a las órdenes del sempiternamente risueño Salvador Artigas. Son novedad las incorporaciones de Palau, Juan Carlos, Franch y Castro, amén del gaditano Juanito, quien ya había debutado en partidos amistosos en las postrimerías del curso 67-68, así como la promoción al primer equipo del canterano García Castany, cedido a Osasuna. Por el contrario, causa baja Lucien Muller, cuyo contrato finalizaba el anterior 30 de junio, regresando el francés a su país natal, donde apurará sus últimos días como jugador en activo en las filas del Stade de Reims, al lado de otro mito del balompié galo, Raymond Kopa, recientemente fallecido. Al Sabadell, e incluidos en la “Operación Palau”, van a irse Torrent, definitivamente traspasado, y Vidal y Pujol en calidad de cedidos, confiándose en que disfrutaran allí de una continuidad que pudiera beneficiarles de cara a un hipotético retorno. Estos son, pues, los futbolistas con los que contará el técnico catalán para afrontar los retos de la nueva temporada: Sadurní, Reina, Lucho, Torres, Gallego, Eladio, Franch, Olivella, Zabalza, Fusté, Fernández, Juan Carlos, Rifé, Pereda, Martí Filosía, Zaldúa, Rexach, Juanito, Castro, Pellicer, Mendonça, Palau, García Castany y Jiménez,
El acto no pudo ser presidido por el máximo dirigente barcelonista, ya que Narcís de Carreras iba a sufrir un aparatoso accidente de automóvil aquella misma madrugada, cuando se dirigía a la Ciudad Condal desde su localidad natal, La Bisbal d´Empordá, en compañía del vicepresidente Sentís. En su lugar oficiaría otro de los vices, Miquel Sabaté i Pijoan (curiosamente también procurador en las Cortes franquistas entre 1967 y 1971), desplazándose a continuación la totalidad de los jugadores al centro hospitalario donde se encontraban internados Carreras y Sentís, para interesarse por su estado.
Tras varias sesiones de intensivos entrenamientos, se disputa el primer amistoso de la temporada, saldado con una fácil victoria azulgrana en Granollers por 5 a 1. El “Gamper” calienta ya motores. La revista Barça, el órgano oficioso del club, publica una entrevista y reportaje gráfico con el cantautor catalán Joan Manuel Serrat, que se confiesa gran seguidor azulgrana. Este hecho viene a corroborar que en este momento el barcelonismo no caminaba ya en sintonía con la llamada España Oficial, puesto que tras su espantada eurovisiva Serrat había sido vetado en radio y televisión, considerado como persona non grata, y esa prohibición va a prolongarse durante muchos años, incluso hasta después de la muerte del propio Franco, y tan sólo desaparecería definitivamente con la Transición. También resultaba significativo que esta misma revista publicase artículos firmados por el periodista y escritor antifranquista aragonés Eliseo Bayo, quien algunos años más tarde, en 1974, sería detenido, acusado de actividades terroristas a consecuencia del sangriento atentado perpetrado por ETA en la madrileña calle del Correo, y liberado posteriormente al no tener relación alguna con los hechos. Decididamente, este Barça de finales de los 60 era ya entonces bastante más que un simple club de fútbol…
La inauguración de la III edición del Trofeo “Joan Gamper” va a servir a modo de homenaje y desagravio hacia el equipo campeón de Copa, que por fin pudo dar la vuelta triunfal, y delante de su propio público. Para tomar parte en el cuadrangular habían sido contratados tres equipos de indudable renombre y atractivo para el aficionado: el siempre difícil Athletic de Bilbao, el Werder Bremen, uno de los “gallitos” de la Bundesliga alemana, y, a modo de auténtico plato fuerte, el Flamengo de Río de Janeiro, un cuadro de fútbol preciosista y de gran calidad, donde militaba un viejo conocido de la afición culé, Walter Machado da Silva, el célebre chófer negro de Llaudet, frustrado fichaje un par de temporadas atrás, pues finalmente sólo pudo disputar partidos amistosos, siendo malvendido de vuelta a su país. El 21 de agosto el Barça se deshace sin mayores problemas del Werder Bremen por 3 a 0 (obra de Mendonça, Rifé y Juanito), mientras que los brasileños vencen al Athletic por un corto pero suficiente 1-0. La gran final se juega el día siguiente, y va a resultar un encuentro memorable, por su espectacularidad. Los azulgranas se imponen por 5 a 4 a un Flamengo donde Silva brilló a gran altura. Marcaron Mendonça y Palau –ambos por partida doble, y Fusté, y éste fue el equipo presentado por Artigas: Reina (Sadurní); Franch (Fusté), Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Oliveros, Palau, Mendonça, Pellicer (Pereda) y Rexach.
El siguiente test para este Barça dispuesto a todo es el Trofeo “Carranza”, que en esta edición se disputaba como “Homenaje al Fútbol Español”. Por lo tanto participaban en él cuatro de los más prestigiosos conjuntos nacionales: El Valencia –en calidad de vencedor de la última edición–, el Atlético de Madrid, el Real Madrid y el Barcelona. Quiso la fortuna que Madrid y Barça se enfrentasen en semifinales, reeditando de ese modo la reciente y polémica final de Copa. Existía el lógico afán de revancha en las filas madridistas, pero otra vez iban a quedarse los blancos con la miel en los labios. Los azulgranas, con el joven delantero gaditano Juanito en plan estelar, van a derrotarles nuevamente, en esta oportunidad sin ningún autogol que pudiese de algún modo enturbiar el resultado (2 a 1). Abrió el marcador el propio Juanito, ante el delirio de sus paisanos, empató el veterano Paco Gento, y cuando el tiempo reglamentario estaba ya a punto de concluir, el bravo Zaldúa, un jugador especializado en marcarle goles a los merengues, va a conseguir el tanto de la victoria barcelonista en un vibrante choque que se disputó en todo momento con gran deportividad
Y como quiera que el Atlético de Madrid había derrotado con claridad al Valencia, la final ofrecía también ocasión para un nuevo desquite, esta vez el de los colchoneros, eliminados también un par de meses antes en una polémica semifinal copera. Artigas, sorprendiendo a propios y a extraños, va a prescindir de salida de algunos de los puntales de la victoria sobre los blancos –el triunfador Juanito, el goleador Zaldúa…–, pero más sorprendente aun será el arbitraje del colegiado asturiano Mariano Medina Iglesias, que expulsará del terreno de juego nada menos que a tres futbolistas: Gallego, Pereda y Ufarte. Un defensa rojiblanco, Calleja, va a conseguir el único gol del partido, y el valioso “Carranza” se marchará para las vitrinas del club de la calle del Barquillo.
Mas pese al revés, no cunde en absoluto el desánimo entre la afición. Hay confianza en el equipo, y este responde goleando estrepitosamente por 7 a 1, en un amistoso celebrado en el «Camp Nou», al Olympique de Lyon, uno de los primates de la Liga francesa, con goles marcados por Gallego, Zaldúa (2), Pereda, Fusté, Juanito y el condalista Roselló. En la portería azulgrana tuvo una excelente actuación el joven guardameta Mora, una de las grandes promesas de la cantera, y contaron también con algunos minutos otros dos chicos del filial, Paredes y Campos. Y con una alineación plagada de teóricos suplentes, y formada por Sadurní; Franch, Olivella, Borrás; Fernández, Juan Carlos; Oliveros, Castro (García Castany), Martí Filosía, Pellicer y Palau, el Barça va a imponerse también en el Trofeo “Concepción Arenal” de El Ferrol, derrotando por 2 a 0 (Palau y Martí Filosía) a un Real Zaragoza con todos sus titulares.
DECEPCIONANTE PRIMERA VUELTA: TROPIEZOS FRENTE A LOS MODESTOS
Sin embargo, estas fundadas expectativas van a sufrir un serio contratiempo en el partido inaugural de la Liga 68-69, adelantado al sábado 14 de septiembre. La Real Sociedad, un equipo sobre el papel muy inferior entonces, arrancará un sorprendente empate a cero en el mismísimo feudo barcelonista –al igual que en la temporada anterior–, merced en gran medida a la extraordinaria actuación de su guardameta, el joven Esnaola. Artigas presentó la siguiente alineación: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Juanito, Zaldúa, Martí Filosía, Pereda y Rifé. Filosía sustituyó en el eje del ataque a Mendonça, ausente por motivos personales, y Rexach, debido a sus deberes militares, tampoco pudo ser de la partida.
El resultado va a dejar un tanto perpleja a la afición culé, que tardaría cierto tiempo en volver a ver a su equipo in situ, ya que los azulgranas debían desplazarse acto seguido a la localidad suiza de Lugano, para disputar el encuentro de ida de los dieciseisavos de la Recopa frente los locales, y a continuación rendirían visita consecutivamente a dos campos harto difíciles: el «Manzanares», donde se medirían otra vez al Atlético de Madrid, su recentísimo verdugo del “Carranza”, y el «Estadio Insular», en el que tendrían que verse las caras con la UD. Las Palmas, el equipo revelación de la campaña 67-68. No era el comienzo soñado, pero tampoco había tiempo para demasiadas lamentaciones…
Y las cosas no pudieron comenzar mejor el miércoles europeo. En tierras helvéticas, en un partido duro y reñido donde incluso el rocoso Gallego resultó noqueado por un delantero rival, el Barça obtuvo una valiosa victoria que ponía muy en franquía la eliminatoria. Se trataba de un oponente teóricamente asequible, pero en el ánimo de Artigas y sus muchachos pesaba todavía el recuerdo de la negativa experiencia del año anterior frente al Zurich, un conjunto de similar potencial, y tal vez por eso el entrenador azulgrana planteó el encuentro con muchas precauciones, haciendo debutar al paraguayo Pedro Fernández Cantero en la medular, junto a su tocayo Zabalza. Y fue precisamente el navarro quien conseguiría el único gol del partido, de lejano y potente disparo. Por aquellas mismas fechas iba a ser noticia también la renovación del contrato de Fusté, uno de los cerebros del equipo. La firma se había venido retrasando desde las postrimerías de la temporada anterior, ya que ambas partes no terminaban de ponerse de acuerdo en lo referente a las cantidades a percibir por el jugador. El de Linyola va a pasar a cobrar algo más de un millón de pesetas por cada uno de los tres años suplementarios acordados, y en el momento de su retirada, el club se comprometía a organizar en beneficio del futbolista un encuentro de homenaje.
El compromiso frente al Atlético de Madrid, una excelente piedra de toque para calibrar las auténticas aspiraciones al título del Barcelona, va a salir sin embargo a pedir de boca. Un gol marcado por Chus Pereda de fuerte disparo desde fuera del área le proporcionará al Barça dos puntos importantísimos, sirviendo como revancha de la accidentada final del «Carranza». El partido registró también el debut oficial del ex arlequinado Palau. Y se redondeó la jugada con otro magnífico resultado en Canarias, ya que un empate sin goles en el mismo escenario donde sólo un año antes el Barça había recibido un severo correctivo por parte de los Tonono, Castellano, Guedes, Gilberto II, Germán y compañía, por fuerza tenía que considerarse muy positivo. La zaga estaba mostrándose inexpugnable en estas primeras jornadas –ni un solo tanto en contra había recibido aún–, y únicamente faltaba que los delanteros ajustasen el punto de mira y vieran puerta por fin. El Real Madrid, con tres victorias en otros tantos partidos, comandaba ya la clasificación, pero nadie esperaba que pudiese mantener un ritmo semejante durante mucho tiempo. Y finaliza el mes de septiembre con la celebración de la Asamblea General Ordinaria del club. El clima reinante es de moderado optimismo y fe en el futuro, y como rasgo más destacado del acto figura el anuncio por parte de Carreras del déficit de la entidad, que se eleva ya únicamente a 13.233.000 pesetas.
La Selección Española de Fútbol, ahora bajo las órdenes del doctor Eduardo Toba, sustituto de Balmanya en el cargo, ultima su preparación de cara a la fase previa del Campeonato del Mundo a celebrar en México en 1970, y en la que le corresponde enfrentarse a los combinados nacionales de Yugoslavia, Bélgica y Finlandia. En Lyon se disputa un partido amistoso contra Francia (España vencería finalmente por 1 a 3), para el que el flamante seleccionador va a convocar nada más ni nada menos que a seis jugadores azulgranas: Sadurní, Torres, Gallego, Eladio, Zabalza y Pereda. Torres y Zabalza son nuevos en las lides internacionales, mientras que Pereda –Campeón de Europa en el 64– regresa a la convocatoria después de casi tres años de ausencia desde la última llamada. Hacía mucho tiempo que el Barça no aportaba tantos hombres al equipo nacional, pero el gran estado de forma de su línea defensiva no le había pasado desapercibido a Toba.
Después del favorable marcador traído de tierras helvéticas, el encuentro de vuelta contra el Lugano no reviste mayores dificultades. El Barça vence por un claro 3 a 0, siendo Mendonça –en dos ocasiones– y Zaldúa los autores de los goles. Muchísimos más problemas, sin embargo, planteará la visita del Pontevedra en la cuarta jornada de Liga. Pese a saltar al «Camp Nou» con varias sensibles bajas, los gallegos aguantan el cero a cero inicial hasta escasos minutos del final, arropados principalmente en la gran actuación de su portero Cobo, que lo va a parar todo a excepción del remate de Fusté en el minuto 86, que a la postre les daría los dos puntos a los locales. Por vez primera en lo que iba de temporada jugaron los mismos once hombres que se habían proclamado campeones de Copa ante el Madrid. Un Madrid que, por cierto, sumaba ya 8 puntos, dos más que el Barça, aunque el próximo calendario de los de Artigas parecía bastante más asequible que el madridista, ya que los blancos debían rendir visita a «Mestalla» y el «Manzanares» antes de recibir a los barcelonistas en su estadio, el día 16 de Noviembre.
Pero las cosas empezaron a torcerse en «Los Cármenes», ante el recién ascendido Granada. Un fallo del habitualmente segurísimo Sadurní, que acosado por el paraguayo Ferreira –el mismo jugador que había estado a prueba por el Barça unos meses antes– acabó introduciendo la pelota en su propia portería, fue suficiente para que los andaluces se llevasen el partido, defendiendo después numantinamente el resultado frente a un Barça que no arriesgó lo necesario. Es la segunda gran decepción de la temporada, cuando el tropiezo ante la Real en el arranque liguero ya casi se había olvidado. Solamente se llevaban disputadas cinco jornadas, y el Real Madrid ya aventajaba en cuatro puntos a los azulgranas. Artigas – que alineó en la Ciudad de la Alhambra a Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Fernández, Zabalza; Rifé, Pellicer, Mendonça, Fusté y Palau– fue muy criticado por prescindir de Pereda, Zaldúa y Rexach.
Preocupaba enormemente la ineficacia realizadora de la vanguardia barcelonista –tan sólo dos goles marcados en cinco partidos de Liga–, y para paliar dicho problema, la Junta de Carreras va a entablar negociaciones con el Real Zaragoza, con vistas a hacerse con los servicios del joven delantero centro internacional aragonés Miguel Ángel Bustillo. Balmanya, en su calidad de secretario técnico, cierra la operación a orillas del Ebro: el Zaragoza ingresará 8 millones de pesetas, más los traspasos de Oliveros y Borrás, dos futbolistas que contaban muy poco para Artigas. La afición y la prensa barcelonesa reciben el fichaje con relativo escepticismo, pues Bustillo –todavía una promesa, al fin y al cabo– no era un hombre que ilusionase de manera especial a un público tan exigente como el del «Camp Nou». Curiosamente, el siguiente visitante del estadio azulgrana era…el Real Zaragoza. Tal vez picados en su amor propio, los delanteros barcelonistas se destapan finalmente esa tarde, y les endosan cuatro dianas a los maños, un equipo muy venido a menos últimamente.
Mendonça hizo dos tantos –uno de ellos de cabeza, precioso– y Zaldúa y Rexach (el de este último también de magnífica factura), redondearon una feliz tarde de fútbol en la que el Barça se reencontró con el gol. Jugaron: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Pereda, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach.
Pero el Real Madrid, que venció en Valencia en el último minuto, no aflojaba. Claro que todavía quedaban muchos puntos por disputar, y también momentos para emocionarse sinceramente, como el homenaje que se le tributaría el día 23 de octubre en el «Camp Nou» a Sandor Kocsis, el entrañable y legendario Cabeza de Oro, el fenomenal futbolista húngaro a quien el público culé no había olvidado. El Estadio registra una estupenda entrada, recaudándose algo más de 2 millones de pesetas. El adversario no era un equipo cualquiera, sino el Hamburgo alemán, el mismo conjunto al que se enfrentó Kocsis en aquella reñidísima semifinal de la Copa de Europa 1960-61, y que sólo pudo ser eliminado tras un tercer partido en el Estadio «Heysel» de Bruselas, desempate que fue posible porque el magiar consiguió un milagroso gol con la testa en el último minuto del choque de vuelta disputado en la ciudad hanseática. Con anterioridad, el equipo de la Agrupación de Veteranos del Barcelona va a enfrentarse al mítico conjunto de las Cinco Copas, disfrutando el público de lo lindo con las evoluciones de los ases de ayer. El partido propiamente dicho concluyó con la victoria germana por 2 a 3. Reforzaron al Barça expresamente para la ocasión el valencianista Waldo, el canario Guedes, el vallesano Arnal, el pontevedrés Roldán y el interista Luis Suárez, quien por fin se reconcilió con su antigua parroquia tras el célebre incidente de la butifarra del verano del 65.
Noviembre arranca, futbolísticamente hablando, con la disputa de la séptima jornada del Campeonato Nacional de Liga. El rival de turno es el siempre difícil Elche, y el escenario el campo de «Altabix», abarrotado en una tarde de mucho viento, tanto, que hasta hizo doblegarse con su fuerza a las palmeras. El comienzo del partido se retrasó más de la cuenta, ya que hubo que reubicar al numerosísimo público asistente. El Barça –que formó con: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Fernández, Zabalza; Rifé, Pereda, Zaldúa, Fusté y Rexach– despachó un gran encuentro, y se llevó dos valiosos puntos con toda justicia. Pereda y Rifé hicieron los goles barcelonistas mientras que Vavá, casi al final, salvaba el honor ilicitano. Y unos días más tarde, el «Camp Nou» va a acoger otro partido amistoso, esta vez a beneficio de la Cruz Roja, entre una selección catalana –en la que figuran numerosos jugadores azulgranas– y el Atlante mexicano. Vencieron los catalanes por 2 a 0, marcados por Rexach y Pujol, el jugador cedido por el Barça al Sabadell, y que estaba realizando una fenomenal campaña en las filas laneras, lo cual con toda seguridad le valdría el ser repescado por el Barcelona para la próxima temporada.
Llega la octava jornada de Liga. En principio, parecía propicia para recortar distancias, ya que el Real Madrid se enfrentaba a su eterno rival en el «Manzanares», y el Barça recibía la visita del Málaga, aunque los de la Costa del Sol estaban despachando hasta la fecha una buena campaña, destacando en sus filas el goleador paraguayo Fleitas, uno de tantos oriundos como entonces militaban en el fútbol español. El partido respondió a la tónica que ya venía siendo habitual en el «Camp Nou», salvo la tarde del Zaragoza: mucha presión local, con profusión de vicegoles, y acertadas intervenciones del cancerbero visitante, en esta ocasión Goicoechea. Para colmo, a los 25 minutos del segundo tiempo el árbitro, el navarro Zariquiegui, expulsó a Pereda y al andaluz Monreal por agresión mutua, lo cual venía a representar un serio contratiempo para los azulgranas, ya que el burgalés sería castigado con total seguridad con algún partido de suspensión, perdiéndose así el importante choque del «Santiago Bernabéu» la semana siguiente. Pero al menos el Barça salvó los muebles, porque a sólo 8 minutos del final un fallo del guardameta vasco del Málaga le dio ocasión a Rexach para anotar el gol de la pírrica victoria. Sin embargo, el Real Madrid no cedía, y salió del feudo colchonero con un nuevo triunfo, ocho de ocho. Como para minarle la moral al más pintado…Artigas presentó ante los malacitanos a: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Rifé, Palau, Zaldúa, Pereda y Rexach
Y llega el día –o mejor dicho, la noche– del gran duelo. Las cámaras de TVE lo llevaron a los hogares de toda España, pero no en su integridad, como era lo normal, porque únicamente se conectó con el Estadio «Santiago Bernabéu» muy avanzada la primera parte, cuando ya se había movido el marcador. El Barça puso en liza a Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Fernández, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Palau, Fusté y Rexach. Buen primer tiempo azulgrana, adelantándose los de Artigas por mediación de Zaldúa, habitual verdugo madridista, pero el ímpetu blanco equilibra pronto la contienda merced a un remate de cabeza de Pirri, tanto conseguido en posición dudosa. En la segunda parte parece que el encuentro puede terminar en tablas, hasta que en el minuto 32 un oportunista José Luís se aprovecha de un choque entre Eladio y Sadurní para marcar el gol de la victoria local. Con este resultado, el Madrid aventajaba ya al Barça en 6 puntos, y pese a la buena marcha de la UD. Las Palmas, ponía ya bastante tierra de por medio respecto a sus perseguidores con un registro espectacular e insuperable: nueve triunfos en otros tantos partidos.
Ventaja que se aminora un poquito en la siguiente jornada, décima del campeonato, ya que los de la capital van a dejarse su primer punto de la temporada en «Pasarón», al no poder doblegar al siempre difícil Pontevedra del Hai que roelo. dirigido por el ex madridista Héctor Rial, y tener que conformarse con un empate. El Barça, por su parte, se enfrenta a un capitidisminuido Español en el «Camp Nou». Pereda sigue fuera del equipo por sanción, y debuta en encuentro oficial el cántabro Juan Carlos. Fue un derbi arquetípico, parco en buen fútbol y pródigo en incidencias, que registró la gravísima lesión del lateral derecho internacional blanquiazul Osorio. Los delanteros barcelonistas continuaban con la pólvora mojada, y tuvo que ser un defensa, Torres, quien lograse el único gol del partido, cuando ya éste daba sus últimas boqueadas. Jugaron de azulgrana: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Juan Carlos, Zabalza; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach.
Y un hecho curioso y remarcable de estos postreros días de noviembre de 1968 va a ser la revelación pública de que el delantero barcelonista Jorge Alberto Mendonça era Testigo de Jehová. Posiblemente muchos aficionados supieron por vez primera de la existencia de esta confesión religiosa –autorizada oficialmente tan sólo un año antes, en el marco de una nueva ley de libertad de cultos inspirada por la doctrina del Concilio Vaticano II– gracias a la noticia de que el buen futbolista angoleño profesaba dicha fe. Mendonça era unánimemente considerado como un hombre inteligente, dentro y fuera del campo, y esta declaración suya fue muy comentada.
El último mes del año 68 comenzó mal para los aficionados culés, con otra nueva gran decepción. El Barça va a tropezar ante el recién ascendido y vicecolista Deportivo de La Coruña en «Riazor» –1 a 0–, y se situaba ya a siete puntos del líder Madrid, y a tres de la UD. Las Palmas, segunda en la general. Estos fueron los hombres que encajaron la tercera derrota de la temporada: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Juan Carlos, Zabalza; Pereda, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach. La delantera continuaba bajo mínimos –once goles en otros tantos partidos–, y aunque la defensa era la menos batida de toda la categoría (tan sólo cinco dianas, y ninguna de ellas recibida en el «Camp Nou»), eso no le servía a nadie de consuelo. Tampoco colaba el argumento de que el desplazamiento hasta La Coruña –en el tren expreso conocido popularmente como el Shangai– era muy largo y pesado, y que el equipo había llegado muy cansado a la ciudad gallega. La afición estaba empezando a impacientarse, y ni jugadores ni técnicos se libraban ya de sus críticas. En unos pocos meses, el ambiente de euforia con que había arrancado la temporada parecía haberse volatilizado.
Algo se calmó la cosa, no obstante, gracias a los cuatro goles que el Barça va a endosarle al colista Córdoba en el «Camp Nou». Fusté, Juanito, Pereda y Palau fueron sus autores, con el siguiente equipo: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Juanito, Pereda, Zaldúa, Palau y Rexach. Tampoco era mal resultado el empate a uno conseguido en «San Mamés», por mucho que el Athletic no fuera ni su sombra. Ante unos renqueantes leones –o más bien “cachorros”– Pereda puso por delante a su equipo a los 30 segundos de juego, aunque el joven Igartua obtuvo finalmente el empate con un buen disparo (actuaron en la Catedral : Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Fernández, Zabalza; Juanito, Pereda, Zaldúa, Fusté y Rexach). Pero la ventaja del Madrid no se reducía, pues si bien empató en su casa sorprendentemente ante el Elche, al domingo siguiente vencía con todo merecimiento a un buen Málaga en «La Rosaleda», mientras el Barça se imponía con apuros al Sabadell en el «Camp Nou», merced a dos goles de Zaldúa. La nota triste del partido la constituyó la aparatosa lesión sufrida por Gallego, quien en un choque fortuito con su compañero Eladio recibió un fuerte golpe en la cabeza, resultando conmocionado. Artigas presentó el siguiente once frente a los de Pasieguito: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Juanito, Pereda, Zaldúa, Palau y Rexach.
La mañana festiva del 25 de diciembre el Barça recuperó una hermosa tradición, regalándoles a sus socios un partido internacional navideño, algo que hoy sería de todo punto impensable, pero que en 1968 –cuando no existían ni la AFE ni la Liga de Fútbol Profesional, y ni tan siquiera se vislumbraban aun en lontananza– era perfectamente factible. El adversario tenía un innegable atractivo: el Sparta de Praga, un conjunto que había protagonizado emocionantes duelos con los azulgranas en el pasado, en los felices y lejanos años 20, y que aportaba cierto morbo, el que desprendían entonces los conjuntos del Este de Europa, pertenecientes a países de más allá del Telón de Acero. En un buen partido, los checos –que aquel mismo año se habían enfrentado al Real Madrid en la Copa de Europa– sucumbieron ante el Barça por 3 a 1.
La primera vuelta del torneo liguero concluyó el 30 de diciembre con un clásico, Valencia-Barça en «Mestalla». En las filas barcelonistas era baja Gallego, aun no repuesto del todo del violento coscorrón del día del Sabadell. Su lugar lo ocupó el veterano Olivella. El partido fue decepcionante, pues las defensas dominaron por completo a los ataques y el marcador inicial no se alteró. Actuaron frente a los chés: Sadurní; Franch –que debutaba oficialmente–, Olivella, Eladio; Torres, Zabalza; Juanito, Pereda, Zaldúa, Fusté y Rifé. El Real Madrid – que venció en el «Bernabéu» al Las Palmas en un gran encuentro –se proclamaba oficioso Campeón de Invierno, con 27 puntos y 11 positivos (un registro asombroso), aventajando a catalanes y canarios en siete puntos, y dejando la Liga prácticamente sentenciada cuando todavía restaba por disputarse su segunda mitad. La trayectoria de los merengues era, sencillamente, impresionante, pues marchaban imbatidos, y tan sólo habían cedido tres empates. Habían marcado 29 goles, y únicamente encajado 12, y su delantero Amancio –que acababa de jugar con la Selección de la FIFA en un amistoso ante Brasil– figuraba a la cabeza de la tabla de realizadores con 10 tantos.
Los números del Barça, sin ser malos, no resistían la comparación con los blancos: 8 victorias, 4 empates, y 3 derrotas, con 18 goles a favor y –el único dato positivo– solamente 6 en contra, todos ellos recibidos fuera de su estadio. La zaga azulgrana era, de largo, la mejor del campeonato, pero la vanguardia dejaba mucho que desear, saliendo a poco más de un gol por partido, un registro que era superado nada menos que por nueve equipos. Únicamente un milagro, en forma de una desastrosa racha madridista, podía concederle opciones al equipo de Artigas, pero había que contar también con los amarillos de la Unión Deportiva Las Palmas.
A pesar de que, según la unánime opinión del barcelonismo, los árbitros habían favorecido en varias ocasiones puntuales al Real Madrid, concediéndole goles muy dudosos y perdonándole penas máximas bastante claras, el aficionado blaugrana no podía estar muy contento con su equipo. Había concebido grandes esperanzas tras el triunfo copero y la espléndida pretemporada realizada, pero su Barça no acababa de carburar. Le costaba Dios y ayuda hacer un gol, y no daba el espectáculo que sus numerosos y fieles socios y seguidores anhelaban. Por el contrario, practicaba las más de las veces un fútbol ramplón y adocenado, el mismo que lamentablemente había sido habitual en los últimos años. Las alegrías de la Copa sonaban ya como algo muy lejano, una especie de efímero espejismo. 1969 comenzaba, pues, sin muchos motivos para el optimismo de una hinchada que acumulaba ya demasiados fracasos en sus castigadas retinas.
UNA SEGUNDA VUELTA AUN PEOR: NI SIQUIERA SUBCAMPEONES; RELEGADOS A LA TERCERA PLAZA
El balón volvió a rodar de nuevo la víspera de Reyes, en el vetusto campo de «Atocha». El Barça necesitaba imperiosamente la victoria, y Artigas planteó el partido al ataque, pero la muralla realista –una vez más– resistió bien los embates azulgranas, y para más inri un par de contragolpes pusieron el marcador muy favorable para los locales. El partido terminó finalmente 2 a 1, ya que Zaldúa acortó distancias. La ventaja merengue se ampliaba así a ocho puntos, y la UD. Las Palmas pasaba a la segunda posición. Estos fueron los once que jugaron en la Bella Easo: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Juan Carlos, Zabalza; Juanito, Pereda, Zaldúa, Fusté y Rifé.
La visita del Atlético de Madrid colocaba al Barça entre la espada y la pared. Pero en esta oportunidad las cosas marcharon a pedir de boca. Pese a que los colchoneros se adelantaron con un tanto de Luis Aragonés, anotando así el primer gol que conseguía un visitante aquella temporada en el «Camp Nou», ello no fue óbice para que saliesen claramente derrotados del feudo barcelonista. Juanito en dos ocasiones (uno de ellos de penalti), Zaldúa y Palau pusieron un claro 4 a 1 en el marcador, en una tarde desapacible en la que el equipo se reconcilió con su público. A la semana siguiente se disputaría en el mismo escenario un partido aún más crucial, ante la UD. Las Palmas, con el segundo puesto en juego, ya que los canarios aventajaban al Barça por un punto. Fueron los triunfadores de un gran partido jugado bajo la lluvia: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Juan Carlos, Zabalza; Juanito, Pereda, Zaldúa, Palau y Rexach
En el trascendental choque contra el cuadro amarillo, el Barça ejerció el dominio territorial, pero éste fue a la postre ineficaz, ya que los canarios opusieron un acertado dispositivo táctico que acabó brindándoles una valiosísima victoria, gracias al gol marcado a última hora por Niz. Antes lo habían hecho Germán y Gallego, poniendo este último en evidencia al inoperante ataque barcelonista, que se resintió de la ausencia por lesión de Rexach, muy activo ante el Atlético de Madrid, sustituido por un Quimet Rifé en horas bajas, que nada tenía que ver con el jugador que había conseguido la internacionalidad en la temporada anterior.
El título, por supuesto, representaba ya una quimera inalcanzable, pero también peligraba el subcampeonato. Y en un momento tan delicado, llegaban los cuartos de final de la Recopa (el Barça había quedado exento en octavos). El adversario era el modestísimo Lyn de Oslo, con jugadores que ni siquiera podían considerarse profesionales del fútbol, y que acudían a entrenar una vez concluida su cotidiana jornada laboral (ya que desempeñaban ocupaciones tan variopintas como técnico de refrigeración, conserje de hotel, maestro de escuela o cajero de banco, amén de algunos oficinistas y estudiantes). Debido al rigurosísimo invierno escandinavo, con los campos absolutamente cubiertos de nieve y hielo y temperaturas muy por debajo de los 0 grados, los dos partidos se jugarían en Barcelona. Sobre el papel, los azulgranas no deberían tener ningún problema para superar a los animosos aficionados noruegos.
Pero casi nada salió tal como se esperaba. En el primer enfrentamiento, retransmitido en directo por las cámaras de TVE a todo el país –y con sólo unos dos mil espectadores en las frías gradas -, el Barça únicamente fue capaz de vencer, y a duras penas, por un escuálido 3 a 2, en un pésimo partido del que tan sólo se salvaron Zaldúa y Gallego, ambos llenos de pundonor ( los goles fueron obra de Zaldúa, Pellicer y Zabalza). Estos fueron los once barcelonistas que no convencieron a nadie: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Fusté (Zabalza); Pellicer, Pereda, Zaldúa, Juan Carlos y Rifé (Palau). Mas lo peor estaba aún por venir…Una semana más tarde, el sonrojo y la vergüenza alcanzarían ya cotas mayúsculas. Los nórdicos se van a adelantar en el marcador por 0 a 2, poniendo al equipo catalán contra las cuerdas, al borde mismo de la eliminación. El escasísimo público que se había desplazado hasta el «Camp Nou» no podía dar crédito a lo que estaban viendo sus ojos. Pero a pocos instantes del final, Gallego –que en los últimos partidos estaba mostrándose muy peligroso en ataque – se situó como ariete, y entre Pellicer y el de Puerto Real (éste a tan sólo 6 minutos del final) consiguieron dos milagrosos tantos que salvaban los muebles y clasificaban al Barça para semifinales, aunque por los pelos. Justo es reseñar la alineación que cayó tan bajo: Reina; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Pellicer, Pereda, Palau (Olivella), Juan Carlos (Fernández) y Rifé.
El enfado de la afición no podía estar más justificado. Habían sido dos partidos de lo peor que había presenciado el «Camp Nou» en sus cerca de doce años de existencia, y de ellos podía extraerse una consecuencia abrumadora: la calidad del fútbol español –cuyo combinado nacional acababa de ser eliminado en la fase previa del Mundial de México-70 por la nada brillante selección de Bélgica cuando aún restaban tres encuentros por disputarse– se encontraba bajo mínimos históricos.
De regreso a la Liga, y con el título perdido un año más –y ya iban nueve…–, prosiguen los resultados irregulares. En «Pasarón» se vence al Pontevedra por 0 a 1, con gol de Zaldúa. Artigas presentó en la ciudad gallega una alineación muy conservadora, formada por: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Fernández; Pellicer, Juan Carlos, Zaldúa, Zabalza y Rifé. El Granada también va a ser batido ampliamente en el Estadio por 4 a 0, en partido televisado, con tantos de Franch, Gallego, Zaldúa y Juan Carlos, y este equipo, que jugará casi todo el partido con un hombre más, debido a la muy temprana expulsión del granadinista Lorenzo: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Pellicer, Pereda, Zaldúa, Juan Carlos y Rifé. Después se empata a cero en Zaragoza, en un encuentro en el que los aragoneses desperdiciaron un penalti y en sus filas jugó su último partido contra el Barça el ariete Bustillo, que en el próximo torneo de Copa se incorporaría ya al Barcelona. Esta fue la alineación azulgrana en «La Romareda»: Sadurní; Franch, Olivella, Eladio; Torres, Gallego; Pellicer, Fusté, Juanito, Zabalza y Rifé. Una vez más, un once bastante conservador.
Pero después de estos buenos resultados, llega de nuevo la decepción. El Elche va a llevarse un punto del «Camp Nou» en un pésimo partido de los de Artigas. Se adelantó en el marcador Fusté, de un certero disparo, pero el ariete internacional ilicitano Vavá establecería el empate definitivo al trasformar un máximo castigo. Los franjiverdes, entrenados por el técnico uruguayo Roque Gastón Máspoli, el legendario guardameta campeón del Mundo en el Maracanazo de 1950, causaron una grata impresión, todo lo contrario que un Barcelona, que formó con: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Juanito, Pereda, Zaldúa, Fusté y Rexach, que reaparecía pero no aportó nada positivo. En la clasificación general, los canarios de la UD. Las Palmas cobraban ya dos puntos de ventaja sobre el Barça –que venían a ser tres debido a su mejor goal average particular–, mientras que el Real Madrid se iba ya a los nueve puntos, sin conocer todavía la derrota en la jornada 21.
Es un momento delicado por el que atraviesa el equipo, y la Directiva decide concentrar a toda la plantilla durante unos días en S´Agaró, en plena Costa Brava, de cara a preparar el próximo desplazamiento a Málaga. Y la medida parece surtir efecto, porque el Barça va a cuajar su mejor encuentro en campo contrario, a pesar de la lluvia y el barro que se encuentran en «La Rosaleda», y para el minuto quince de la primera parte ya vencían por 0 a 3, conseguidos por Pereda, Pellicer y Juan Carlos. El cuadro azulgrana presentó la siguiente formación: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Pellicer, Pereda, Marti Filosía –que volvía de este modo a la titularidad, muchos meses después de su última actuación oficial–, Juan Carlos y Rifé.
El resultado de Málaga y la visita del Real Madrid, todavía imbatido a esas alturas de la competición, despiertan de nuevo el interés del aficionado, animando el alicaído cotarro futbolístico. Podía ser tal vez el “Día de la Venganza”, o mejor dicho la noche, puesto que el duelo sería televisado en directo. El primer tiempo va a transcurrir con dominio madrileño, pero no se moverá el marcador. En la segunda mitad cambian las tornas, y el Barça toma la iniciativa. A los 25 minutos de la reanudación, un saque de esquina botado por Pellicer es rematado de espectacular chilena por Zaldúa, de espaldas a la portería, batiendo a Betancort. Es el delirio en las gradas, donde se ve posible el romper por fin la larguísima imbatibilidad merengue. Avanza inexorable el cronómetro, y parece que el clásico puede terminar con la mínima aunque suficiente victoria barcelonista, cuando a sólo cuatro minutos del final se produce una de esas jugadas absurdas llamadas a pasar a la historia: Gallego, habitualmente segurísimo, intercepta ingenuamente dentro del área, con ambas manos, un centro madridista sin aparente peligro. El gran defensa andaluz, en un instintivo acto reflejo, realiza un perfecto blocaje que el colegiado vizcaíno Ortiz de Mendíbil castiga, lógicamente, con penalti. Lo lanza el especialista Gento, burlando a Sadurní y abortando de ese modo la gran ilusión azulgrana. El Madrid seguirá imbatido una jornada más, y aunque establecerá un nuevo record de partidos sin conocer la derrota, no podrá concluir invicto el campeonato, ya que terminará cayendo derrotado en Elche, en el encuentro número 28. Estos fueron los protagonistas de esa frustrada ilusión culé: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Pellicer, Zaldúa, Martí Filosía, Pereda y Rifé.
Por estos días –y como evidente consecuencia de la eliminación de nuestro combinado en la fase previa del Mundial-70–, va a ser cesado de su cargo el seleccionador nacional, doctor Toba. Para sustituirle, la Federación Española de Fútbol nombrará un triunvirato de interinos formado por los entrenadores de los tres conjuntos que marchaban al frente de la clasificación: Miguel Muñoz del Real Madrid, Luis Molowny de la Unión Deportiva Las Palmas y Salvador, Artigas del Barcelona, cuya misión será cumplir decorosamente con los compromisos que aún le restaban a nuestro equipo representativo hasta final de temporada (dos amistosos contra Suiza en Valencia y México en Sevilla, respectivamente, y dos encuentros oficiales valederos para un Mundial al que España lamentablemente no iba a acudir: la visita de la selección de Yugoslavia a la Ciudad Condal, al propio “Camp Nou”, y el desplazamiento a Helsinki, para contender contra los teóricamente flojos finlandeses).
El Barça visita a continuación a su eterno rival ciudadano, el RCD. Español, que atravesaba por una delicada situación a pesar de los refuerzos contratados a golpe de talonario, entre los que destacaban el ex colchonero Glaría y el centrocampista Lico, procedente del Elche. Los azulgranas van a despachar un partido muy discreto, teniendo su elemento más destacado en la figura de Salvador Sadurní, quien –haciendo honor una vez más a su nombre de pila – realizará varias paradas de antología y salvará a su equipo de una segura y merecida derrota. El empate a cero se considera, por lo tanto, como un mal menor para un Barcelona que formó en «Sarriá» con: Sadurní; Franch, Gallego, Eladio; Torres, Zabalza; Pellicer, Zaldúa, Martí Filosía, Fusté y Rifé.
En la jornada número 26 el Barça golea en el «Camp Nou» al Deportivo de La Coruña por 4 a 1. Los tantos fueron marcados por Martí Filosía (2), Zaldúa y un jugador gallego en su propia meta. Pero el hecho más destacado –aparte del destape goleador del espigado delantero de Palafrugell– fue el debut en las filas barcelonistas del extremo izquierdo del filial Atlético de Cataluña, Nieto, que pasará desapercibido. Esta fue la alineación de la tarde de la fugaz presentación del jugador granadino: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Pellicer, Pereda, Martí Filosía, Zaldúa y Nieto. Y una mala noticia: Juan Carlos es intervenido quirúrgicamente por el prestigioso doctor Cabot de una rotura del menisco de su rodilla derecha. El tiempo de recuperación se cifraba en dos meses, con lo cual el joven centrocampista cántabro le decía prácticamente adiós a su primera temporada como jugador azulgrana. Por estas fechas también Mendonça es intervenido por el mismo galeno de una osteopatía dinámica del pubis, pero su pronóstico era bastante más positivo, pues se calculaba que en el plazo de un par de semanas podría iniciar los ejercicios de recuperación.
Ante un Córdoba ya desahuciado, pero en el que se notaba la sabia mano de su técnico, Ladislao Kubala, el Barça cumple una nueva estación de su Via Crucis particular en esta temporada, siendo derrotado por 2 goles a 1. El tanto barcelonista lo anotó Nieto, y el equipo formó de la siguiente manera en «El Arcángel»: Sadurní; Torres, Olivella, Franch; Gallego, Pellicer; Rifé, Zaldúa. Martí Filosía, Castro –que hacía de este modo su debut– y Nieto. También se conoce por estos días el nombre del próximo rival del Barça en las semifinales de la Recopa. Se trataba del potente conjunto alemán del Colonia, en cuyas filas militaban varios internacionales germanos, entre los que destacaba con luz propia la auténtica figura del equipo renano, el magnífico centrocampista Wolfgang Overath, indiscutible en el combinado nacional teutón. Y hablando de Alemania, país donde por estos años 60 residía un buen número de emigrantes españoles que habían tenido que buscarse la vida fuera de nuestro país, el Barça va a desplazarse a la localidad de Essen, en plena Cuenca del Rühr, para disputar un encuentro amistoso frente a una selección local, que se alzará con la victoria por 1 a 0.
Los azulgranas vuelven a decepcionar a todos los suyos con otra nueva derrota en el «Camp Nou», esta vez ante el Athletic de Bilbao, en un partido nocturno y lluvioso en el que la única nota positiva fue la actuación de Carles Rexach, a quien el triunvirato seleccionador va a convocar muy pronto, haciendo así su debut en la selección absoluta. Con este grave tropiezo en la antepenúltima jornada, se esfuman ya por completo las esperanzas de conseguir al menos el subcampeonato, puesto que la distancia que separaba a barcelonistas de canarios era matemáticamente insalvable: cuatro puntos que en la práctica eran cinco, debido al mejor balance particular de los amarillos. Fusté desperdició un penalti, lanzado ingenuamente a las manos de Iribar, y el Barça presentó a: Sadurní; Franch, Olivella, Torres; Zabalza, Fusté; Rifé, Pellicer, Martí Filosía, Zaldúa y Rexach.
Sin embargo, el encuentro de ida de las semifinales de la Recopa, ante un adversario bastante más potente que los últimos rivales barcelonistas, va a arrojar un excelente resultado para los intereses azulgranas de cara a la vuelta, empate a dos, con tantos conseguidos por Zabalza y Fusté. Artigas sorprendió a propios y a extraños retirando a Rifé de la banda y situándolo en la medular, con la expresa misión de secar a la gran estrella germana Overath, el cerebro de su equipo, y Quimet cumplió sobresalientemente con el encargo. Hubo que lamentar, no obstante, la lesión de Gallego, el más firme puntal de la defensa catalana, que, aunque no tendría que pasar por el quirófano, sería baja ya para lo que restaba de temporada. Esta fue la alineación presentada por el Barça a orillas del Rin: Sadurní; Franch, Gallego (Olivella), Torres; Zabalza, Fusté; Rifé, Zaldúa (Castro), Martí Filosía, Pellicer y Rexach.
Por estos días se produce también una noticia triste: el fallecimiento de Andrés Witty, el socio número 1 del Barcelona, uno de los hombres que secundó a Gamper en los momentos fundacionales del club, casi setenta años atrás. Pero la moribunda Liga 68-69 tampoco depara muchas alegrías…El Barça rinde visita a la «Nova Creu Alta», para medirse a un sorprendente Sabadell que estaba despachando la mejor temporada de su historia, ya que al final lograría clasificarse en cuarto lugar, por delante de históricos del calibre de Valencia, Zaragoza o los dos Atléticos, lo cual le iba a dar derecho a disputar la siguiente edición de la Copa de Ferias. El encuentro, de mero trámite para ambos equipos, se saldó con un soso cero a cero, y el Barcelona presentaría la siguiente alineación: Sadurní; Franch, Torres, Eladio; Zabalza, Fusté; Rifé, Juanito, Martí Filosía, Zaldúa y Rexach.
El Barcelona se va a despedir de su mediocre Campeonato de Liga 68-69 con un nuevo empate, en esta ocasión ante el Valencia (1 a 1). Se trata del partido número 1000 de los azulgranas en el Torneo de la Regularidad, y por ese motivo los levantinos les harán entrega de un obsequio en los prolegómenos del choque. Artigas presentó una alineación revolucionaria, con una delantera muy joven: Sadurní; Franch, Olivella, Eladio; Pereda, Fernández; Pellicer, Juanito, Palau, Castro y Nieto. Palau fue el goleador de la noche. Y es la hora de hacer balance…Con 36 puntos, 40 goles a favor y –eso sí– tan sólo 18 en contra, el Barça no puede pasar de un decepcionante tercer puesto, superado incluso por la UD. Las Palmas, ya toda una brillante realidad, y a nada menos que a once puntos del campeón, el Real Madrid. Descendían a Segunda División Córdoba, Málaga y Español, y esto último podía constituir un pobre consuelo para algunos barcelonistas, al observar las desgracias del otrora gran rival ciudadano.
No obstante, en la Recopa van a soplar mejores vientos, una vez superado el sorpresivo trauma del Lyn noruego. En el partido de vuelta de las semifinales, el «Camp Nou» vivirá una de sus “noches mágicas” europeas. En uno de los mejores encuentros de los últimos tiempos, el Barça, con tres goles de Fusté y uno de Martí Filosía, borra literalmente del césped al difícil Colonia –4 a 1– y se clasifica con gran brillantez para la final, a celebrarse en la ciudad suiza de Basilea. La magistral actuación del Noi de Linyola le abre de nuevo las puertas de la selección nacional. Jugaron por el Barcelona: Sadurní; Franch, Torres, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Zaldúa, Martí Filosía, Fusté y Rexach. En los últimos minutos del partido, Pereda salió en sustitución de Pellicer.
LLANTO Y CRUJIR DE DIENTES
Este resultado hace renacer las ilusiones de la afición, bastante alicaída últimamente. Se confía en volver a ver de nuevo a un Barça pletórico en la Copa del Generalísimo, donde iba a estar reforzado por Bustillo –el ariete titular de la selección– y el repescado Pujol, que había despachado una fenomenal temporada en ese sorprendente Sabadell clasificado en cuarto lugar. Pero la baja de Gallego, y la desgraciada lesión de Torres, su sustituto en el eje de la zaga, van a partir por la mitad a la línea más regular y entonada del equipo. Sobre un «Atocha» muy embarrado, como era tradicional –¡ esa manguera ¡… –, el de Balaguer quedará muy pronto fuera de combate por culpa de una luxación de clavícula con desgarro de ligamentos, y eso explica en buena medida la posterior debacle azulgrana. Los donostiarras se imponen por un aplastante 5 a 1, que aun pudo ser más amplio, ya que Sadurní detuvo un penalti, y a los locales les fue anulado un gol. Rexach salvó el maltrecho honor de un Barcelona que formó de la siguiente manera: Sadurní; Franch, Torres, Eladio; Rifé, Zabalza; Rexach, Zaldúa, Bustillo, Fusté y Pujol
El Barça está ya prácticamente fuera del Torneo del KO, pero algunos todavía se aferran a un clavo ardiendo. El equipo se vacía en un esfuerzo titánico, y a punto está de igualar la eliminatoria. No lo consigue, pero por muy poquito, ya que el emocionante encuentro de vuelta concluye con un insuficiente 3 a 0 (Zaldúa 2, y Pujol), y Esnaola, como ya venía siendo habitual, les va a hacer la Pascua a los azulgranas una vez más, realizando soberbias paradas. El equipo fue el mismo que en el partido de ida, con el cambio obligado del lesionado Torres –que también sería intervenido por el inevitable doctor Cabot- por Olivella, el veterano capitán que se perfilaba como titular en la inminente final de Basilea.
Tan sólo un triunfo en la Recopa podía salvar la temporada, ejerciendo de reparador bálsamo sobre el dolorido cuerpo barcelonista. En teoría –y después de eliminar brillantemente al duro Colonia– el rival que esperaba en Basilea, el semidesconocido equipo eslovaco del Slovan de Bratislava, no parecía un adversario demasiado temible, pero el panorama azulgrana en aquellos momentos no era precisamente lo que se dice muy alentador, ya que a los lesionados Gallego, Torres y Juan Carlos, venía a unírseles una nueva baja, la de Martí Filosía (lastimado en una muñeca en el curso de un amistoso internacional de preparación contra el Stoke City inglés, que se saldó con una inoportuna derrota por 2 a 3 ), y tampoco podrían alinearse Bustillo y Pujol, por no estar inscritos previamente para la competición.
El 21 de mayo de 1969 saltan al terreno de juego del Estadio «Sant Jakob» de Basilea los siguiente once barcelonistas: Sadurní; Franch, Olivella, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Castro, Zaldúa, Fusté y Rexach. Pero apenas iniciado el encuentro, a los 30 segundos, marcan ya los centroeuropeos gracias a un fallo de Olivella. A continuación se lesiona Franch, que tiene que ser sustituido por Pereda. Al cuarto de hora las cosas parecen comenzar a enderezarse cuando Zaldúa consigue el empate, aunque la alegría azulgrana dura poco, pues dos nuevos errores de Olivella sitúan el marcador en un peligroso 3 a 1 favorable a los eslovacos.
En la segunda mitad, Mendonça –que reaparecía tras largo tiempo sin jugar– reemplaza a Castro. Rexach acorta distancia al marcar con un lanzamiento directo de córner, lo que ahora se conoce como gol olímpico, pero Zaldúa yerra dos claras ocasiones, y el partido termina con 3 a 2 a favor del Slovan. Un encuentro, en suma, marcado por el signo del infortunio, y que guarda muchas similitudes con otra final, la de la Copa de Europa perdida en la vecina Berna en 1961 mismo resultado, semejante entidad del rival, parecidos errores defensivos, idéntica desgracia ante el marco contrario -, colofón digno para una temporada funesta, que sin embargo aún guardaba en la recámara alguna mayúscula sorpresa…