Vicente Sasot: otro hombre de la casa (1964-1965)
De Fernando Cuesta Fernández«Solución de emergencia», «entrenador-puente», «hombre de la casa», «interino», «provisional»…Todos y cada uno de esos términos son aplicables a Vicente Sasot, el técnico que va a hacerse cargo de la preparación del primer equipo del Barça en la sexta jornada de la Liga 1964-65, y que se mantendrá en el banquillo azulgrana hasta el final de la temporada. Ciertamente otras interinidades habían sido o serán más breves (estoy pensando en Ramón Lloréns, Enric Rabassa, Enrique Orizaola, José Gonzalvo o el posterior Josep Seguer), y puede sorprender que un profesional con un currículo más bien escaso y poco destacado, como era el caso de Sasot, permaneciera durante tanto tiempo al frente del Barça, pero de hecho eso fue lo que ocurrió. A aquellas alturas de la campaña aun podía revertirse el muy deficiente inicio liguero (tres derrotas en cinco partidos, doce goles encajados y el equipo en décima posición, a 6 puntos del líder), y el banquillo del «Camp Nou», a pesar de la crisis deportiva que vivía el conjunto azulgrana, seguía siendo un bocado apetitoso, pero, o bien no fructificaron las gestiones para contratar a un nuevo técnico, o bien el presidente Llaudet tenía la suficiente confianza en que Sasot pudiera conseguir buenos resultados con una magnífica plantilla que contaba en sus filas con tres recentísimos campeones de la Eurocopa-Olivella, Fusté y Pereda-, amén de cracks como Re o Seminario, a los que no podía habérseles olvidado jugar al fútbol en cuestión de unas pocas semanas. Eso, o que no había un duro en Caja para traerse a un mirlo blanco…
Vicente Sasot Fraucá, a pesar de lo que parecían indicar sus apellidos, era aragonés, originario de la localidad oscense de Peñalba, no lejos de la catalanoparlante Franja de Ponent, donde había nacido un 21 de enero de 1918. Discreto futbolista en la demarcación de defensa izquierdo, se había iniciado en el Sant Cugat, allá por 1935, para actuar brevemente en el Barça durante el confuso período de la Guerra Civil, en la temporada 37-38, interviniendo en 9 partidos y formando una línea zaguera de rotunda identidad-Babot-Sasot-, pasando una vez finalizado el conflicto al Real Valladolid (entre 1939 y 1942, posiblemente mientras cumplía su servicio militar, una de aquellas interminables Milis de los años cuarenta), y más tarde al Sabadell, con el que ascendería a Primera División, llegando a participar en tres encuentros de la máxima categoría, para colgar finalmente las botas en la Unió Esportiva de Sants, en la que militó desde 1944 hasta 1949.
Va a sacarse el título de Entrenador Nacional en una de las primeras promociones, junto a los Miguel Muñoz, Pepe Gonzalvo, Emilio Aldecoa, Elemer Berkessy o Julio Antonio Elícegui. Como técnico dirigirá a la U.E. Sants, Reus Deportivo, Selección Juvenil Catalana y U.E. Lleida, esta en Segunda División (temporada 56-57), de donde será cesado tras quince jornadas, contando el equipo de la Terra Ferma con únicamente 4 puntos, y una plantilla en la que los jugadores más destacados eran el futuro blaugrana y valencianista Enric Ribelles y su paisano Luís Lax (que formaría parte posteriormente de cuadros como el RCD. Español, Real Murcia y Sevilla CF.). En 1957 va a entrar en la órbita del Barça, donde se ocuparía con honesta e irreprochable profesionalidad del fútbol base (Infantil, Juvenil y finalmente el filial Condal, al frente del cual se encontraba en octubre de 1964)
La revista «Barça» va a definirle como un hombre «amable, simpático y sencillo», y en la portada del número 466, correspondiente al 22 de octubre de 1964, dice lo siguiente:
«Vicente Sasot lleva siete años en el Barcelona. Ayudante de Kubala, ayudante de Gonzalvo y últimamente entrenador del Condal, Sasot arrastra una experiencia indiscutible (¡). Falta ahora que demuestre sus talentos. No sabemos-y creemos que también para él es un misterio-si afronta el cargo con el mismo carácter provisional que se le ha otorgado o con la confianza admirable de quien, conocedor de sus propias fuerzas, está dispuesto a conquistarlo por derecho propio y no por la carambola de una crisis que le ha puesto en una senda ambiciosa, pero difícil e incómoda. A Sasot le deseamos, por supuesto, el mayor de los éxitos, y el equilibrio necesario para, en las circunstancias en que salta a la popularidad, no dejarse llevar ni por vanidades inútiles ni por consejos peligrosos»
Sasot va a ser, pues, el quinto entrenador de la “Era Llaudet”. No se trataba de un brillante ex-jugador –como en el caso de todos sus antecesores: Lluís Miró, Kubala, Gonzalvo II y César-, sino de un modesto preparador que había dedicado toda su trayectoria a labores de formación. Su interinidad iba a durar hasta final de temporada, y el oscense trataría de capear el temporal lo mejor que sabía y podía. Antes de su debut había recibido la notificación de su nuevo cargo con tranquilidad, y en la creencia de que estaba capacitado para ejercerlo con dignidad y suficiencia, como un acto más de servicio al club, con el que veía personalmente colmadas todas sus ilusiones desde que ingresara en el Barcelona, siete años atrás, y se sentía el hombre más feliz del mundo. Consideraba que su obligación era aceptar el ofrecimiento que le habían hecho, y permanecer en el cargo disciplinadamente hasta que el club juzgase conveniente relevarle, con absoluta responsabilidad y autoridad, escuchando sugerencias, pero rechazando imposiciones. Valoraba aquel paso como la mayor oportunidad de su vida, y pensaba aprovecharla para de ese modo poder tratar de tú a tú a los más destacados colegas de su ímproba (sic) profesión. Añadía que su relación con los futbolistas de la primera plantilla del Barça iba a ser muy diferente de la que tenía con los del Condal, ya que opinaba que «con el profesional se deben medir las palabras y andar con pies de plomo en todo cuanto se hace o dice». No era partidario de suprimir la ración de vino que se servía a los jugadores en las comidas (lo encontraba «tonificante y digestivo»), e insistiría en que fumasen lo menos posible, aunque eso ya quedaba al libre arbitrio de cada uno. Se proponía también aumentar el ritmo de los entrenamientos en intensidad, para conseguir «una mayor velocidad técnica» y «sentido de la evolución del marcaje». Consideraba también interesante el contar con la colaboración de un «profesor de cultura física» (lo que hoy llamaríamos un preparador físico)
Cuando el domingo 18 de octubre el equipo salte al césped del «Camp Nou» para medirse al Athletic de Bilbao, su contrincante de turno, será recibido con una fuerte pitada por parte del público, un público que ya estaba harto de presenciar lamentables espectáculos futbolísticos desde hacía demasiado tiempo, y que iría desertando de las gradas paulatinamente. No obstante, los bilbaínos pagarán los platos rotos, y a pesar de la presencia de Iribar en la portería, resisten únicamente 45 minutos, y en la segunda parte tendrán que resignarse a ver su marco perforado hasta en cuatro ocasiones, obra de Re (2), Fusté y Zaballa. Sasot, seguramente para no desmoralizar más aun a sus hombres, alineó al mismo equipo que había caído con estrépito en «Vallejo». En la clasificación general el Barça es séptimo con 6 puntos, a seis del líder, Atlético de Madrid, y a cuatro de Real Madrid y Zaragoza. Una vez finalizado el encuentro, Sasot declaraba lo siguiente :
«Estoy satisfecho, mejor dicho, muy satisfecho del rendimiento que mis hombres han dado sobre el terreno de juego»
La Directiva, en vista de ello, decidió perdonarles a los jugadores la fuerte multa impuesta a raíz del varapalo de «Vallejo». La pregunta que se hacían los sufridos fieles culés era: ¿ sería el equipo capaz de enmendar todavía su triste destino en esta Liga 64-65 que, recién iniciada, se había puesto ya tan cuesta arriba ? Pero desde luego, no lo parecía, pues a la jornada siguiente, y a despecho de los malos resultados cosechados por sus rivales más directos, el Barça tampoco logró sacar ningún punto en su visita al «Sánchez Pizjuán», donde cayó derrotado ante el Sevilla por 2 a 1, en un accidentado partido, cuajado de brusquedades, violencia y expulsiones. Tomaron por anticipado el camino de los vestuarios los andaluces Diéguez y Gallego y el catalán Eladio, pero los hispalenses, aun con un hombre menos, van a ser superiores y remontarán el tanto inicial de Zaballa con goles de Rivera y Agüero. Formaron por el Barça: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Torrent; Zaballa, Pereda, Seminario, Fusté y Re.
En la octava jornada toca derbi, esta vez con Kubala en el banquillo españolista, pero con Di Stefano en el campo, liderando el ataque de los blanquiazules. Partido insulso, en el que Sasot hace debutar oficialmente en Liga a Joaquim Rifé, que va a ser precisamente el autor del único gol del encuentro, ganado por estos once hombres: Sadurní; Foncho, Olivella, Gracia – que sustituía al sancionado Eladio-; Vergés, Torrent; Zaballa, Pereda, Re, Rifé y Fusté. A la semana siguiente van a enfrentarse en el Bernabéu los dos grandes, aunque los azulgranas, bastante venidos a menos, no harán precisamente honor a su historia y sucumbirán por un claro 4 a 1. Debutaba aquella tarde con el Real Madrid un joven ceutí de tan sólo 19 años apodado Pirri (aunque durante una buena temporada figuraría como “Martínez” en las alineaciones blancas). Lo hace como interior izquierdo, en lugar nada menos que de Puskas, sancionado a causa de una expulsión en la jornada anterior, y va a ser uno de los destacados del partido junto con el gallego Amancio, que consiguió lo que hoy llamamos hat-trick. El otro gol merengue lo marcó Serena, mientras que Re – que ya marchaba al frente de la tabla de realizadores – lograría el único tanto barcelonista. El título, después de este resultado tan adverso, ya no era más que una quimera, con los dos conjuntos de la Capital y el Real Zaragoza ocupando las posiciones de privilegio. Jugaron y fueron goleados en el «Bernabéu»: Sadurní; Benítez, Olivella, Gracia; Vergés, Torrent; Pereda, Rifé, Re, Fusté y Seminario.
Vuelve la Copa de Ferias al «Camp Nou», con la visita de un equipo escocés entonces poco conocido a nivel continental, el Celtic de Glasgow, que va a caer derrotado por 3 a 1 (Zaldúa, Seminario y Re). A destacar la alineación del navarro Zaldúa, por primera y única vez esta temporada, ya que el gran momento de Re le había relegado a una eterna suplencia. Vencieron a los blanquiverdes: Sadurní; Foncho, Eladio, Benítez; Torrent, Vergés; Rifé, Pereda, Zaldúa, Seminario y Re.
Ante el Córdoba, siguiente visitante liguero del Estadio, el Barça volverá a vencer con autoridad, 4 a 1, Jugaron: Sadurní, Benítez, Garay – que reemplazaba a Ferrán Olivella, lesionado en un amistoso de la Selección Española frente a Portugal-, Eladio (que retornaba a la formación titular tras su sanción); Vergés, Torrent; Rifé, Pereda, Re, Seminario y el joven Vidal, siendo los goles obra de Re, en dos ocasiones, Seminario y Vidal. Defendía el portal cordobesista un jovencísimo guardameta que estaba dando ya mucho que hablar: Miguelito Reina.
El Barça va a decir prácticamente adiós a sus remotas aspiraciones al título tras perder en Elche por 2 a 0. El Real Madrid, líder, le aventajaba ya en siete puntos, mientras que los puestos de promoción quedaban a tan sólo dos. Los ilicitanos fueron superiores a un Barça que bajaba muchos enteros lejos de su feudo. Ramos y el joven goleador Vavá hicieron los tantos de los locales, que luego se defendieron con orden y eficacia de los deslavazados ataques barcelonistas. En el conjunto alicantino destacaba también un jovencito rubio con tan sólo 18 años de edad y de nombre Marcial, que jugaba al fútbol como los mismos ángeles, con una clase y una elegancia como no se habían visto en nuestros terrenos desde la marcha de Luís Suárez a Italia. Esta fue la alineación que presentó Sasot en «Altabix»: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Pereda, Re, Fusté y Vidal. Pero al menos va a salvarse la eliminatoria de Copa de Ferias ante el Celtic, con un empate a cero en tierras escocesas y la siguiente alineación: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Goywaerts, Kocsis, Re, Fusté y Seminario
Nueva goleada en el «Camp Nou», en esta oportunidad a un Real Oviedo que transitaba por los últimos lugares de la tabla. Marcaron Vidal y Re (ambos en dos ocasiones) y Seminario, y este fue el once barcelonista: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Zaballa, Vidal, Re, Fusté y Seminario. Y a la semana siguiente el Barça dió señales de haber despertado de su letargo lejos del la Ciudad Condal, y lo hizo frente a un equipo en buen momento de juego, el Valencia. La mayor técnica azulgrana superó al ardor de los chés, y los dos puntos viajaron hacia Las Ramblas. Abrió el marcador el valencianista Waldo, al ejecutar un golpe franco con la habitual destreza que se gastaba el brasileño, pero Goywaerts, Fusté, Re y Seminario colocarían el 1 a 4 en el marcador de «Mestalla», acortando distancias finalmente el uruguayo Héctor Núñez de penalty. El Barça ascendía hasta el sexto puesto de la clasificación, pero el líder, el Real Madrid, seguía a siete puntos. Estos fueron los triunfadores de un partido televisado en directo a toda España, entonces algo no demasiado habitual: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Goywaerts, Vidal, Re, Fusté y Seminario.
Al otro domingo, sendos goles de Seminario y Re van a proporcionarle al Barça una trabajada y merecida victoria por 2 a 0 sobre el potente Real Zaragoza, tercero de la general. Buen partido de los catalanes, que pusieron en danza a: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Pereda, Goywaerts, Re, Fusté y Seminario. Pero a la semana siguiente el Barça vuelve a tropezar en su salida, esta vez en el terreno del Betis. Aunque Fusté va a adelantar a los culés, los verdiblancos terminarían por imponerse, dándole la vuelta al marcador por mediación de Rogelio y Molina. El Barça presentó el mismo equipo que había derrotado a los maños siete días antes. Con este partido finalizaba la primera vuelta del campeonato y el Barça era quinto, con 16 puntos y 2 positivos, un balance muy pobre si lo que se pretendía era aspirar a todo. 8 encuentros ganados y 7 perdidos – aun no conocía el empate-, con 37 goles a favor (una buena marca, sin embargo), pero nada menos que 25 tantos en contra – demasiado vulnerable, pues-. Re se mantenía en lo más alto de la tabla de goleadores con 14 dianas.
UNA DISCRETA SEGUNDA VUELTA
La segunda vuelta comienza mejor, sin embargo. El 3 de Enero de 1965 el Barça se deshace fácilmente en el «Camp Nou» de la Unión Deportiva Las Palmas por 4 a 0. Seminario, en dos ocasiones, Re y Fusté hicieron los goles de un equipo que presentó a: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Goywaerts -que se estaba convirtiendo en un fijo en los esquemas de Sasot-, Re, Fusté y Seminario. Una semana más tarde el Barça visita el Estadio «Metropolitano», dispuesto a escalar posiciones en la general, pero va a encontrarse con un firme aspirante al título. Se adelantó el Barcelona, pero en el descanso el marcador señalaba ya el que sería el resultado definitivo. Cardona (2) y Ufarte hicieron los goles rojiblancos, mientras que Seminario y Re marcaban para los azulgranas. Y la visita del colista Coruña se va a saldar con una discreta victoria barcelonista por 2 a 0, obra de los inevitables Re y Seminario. Batieron al flojo cuadro gallego, condenado a un descenso anunciado: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Goywaerts, Re, Fusté y Seminario.
Al miércoles siguiente regresaba la Copa de Ferias. En tierras alsacianas el Barça arrancó un esperanzador 0 a 0 ante el modesto Racing de Estrasburgo, un resultado que parecía poner ya en franquía la eliminatoria. Jugaron: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio: Vergés, Garay; Rifé, Goywaerts, Kocsis, Fusté y Seminario. Y unos días después el Barça escalaba a la cuarta plaza al triunfar en Murcia por 0 a 2, en un partido en el que hubo sus más y sus menos. Pereda – que reaparecía en encuentro de Liga – hizo el primer gol, y Re aumentó la ventaja barcelonista, pero a partir de ese momento van a comenzar los incidentes: lanzamiento masivo de almohadillas al terreno de juego, suspensión del partido durante cinco minutos, agresión de un juez de línea a Vergés, etc. Pero el marcador se mantendrá ya inamovible. Sasot alineó en «La Condomina» a: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Pereda, Re, Goywaerts y Seminario.
En la vigésima jornada el Barça continúa en cuarto lugar al vencer en el «Camp Nou» al Levante por 4 goles a 2, en un partido en el que-una vez más-los valencianos le dieron mucho trabajo. Rifé, Pereda, Re y Seminario hicieron los tantos barcelonistas, cuyo equipo formó de la siguiente manera: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Pereda, Re, Fusté y Seminario. Sadurní precisamente va a hacer posible el empate del Barça en «San Mamés», al desbaratar todos los intentos del Athletic para marcar en un partido entretenido pese a la ausencia de goles. Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Vidal, Re, Goywaerts y Seminario van a acompañar al magnífico guardameta de L´Arboç en “la Catedral”. Se trataba de la primera igualada barcelonista en lo que iba de campeonato.
Devolución de visita del Racing de Estrasburgo en la competición ferial, y lo que se presumía un plácido trámite, va a complicarse en demasía, pues el empate final a dos tantos obliga a ambos contendientes a disputar un tercer partido, que para los alsacianos supone ya todo un triunfo, por más que corresponda jugarlo en el propio «Camp Nou». Para este decepcionante encuentro de vuelta, el Barça formó con: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Vidal, Re, Fusté y Seminario.
Muchos goles – 4 a 3 – ante el Sevilla, en un entretenido partido celebrado el Día de los Enamorados. Re hizo otros dos tantos, que le afianzaban todavía más al frente de la tabla de realizadores, y los otros dos fueron obra de Vidal, un joven al que algunos comentaristas deportivos ya saludaban como el sucesor de Kocsis – postergado, por cierto, durante toda la temporada-, al encontrar en su juego ciertas similitudes, salvando las distancias, con el del fenómeno magiar. Estos fueron los once futbolistas que se impusieron a un buen Sevilla: Sadurní; Benítez, Garay, Eladio; Foncho, Fusté; Rifé, Goywaerts, Re, Vidal y Seminario. El Barça era cuarto, a siete puntos de la cabeza, ocupada ahora por el Atlético de Madrid.El derbi de «Sarriá» frente al Español se va a saldar sin goles ni demasiado juego. El Barça alineó a: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Benítez, Re, Goywaerts y Seminario. Y a la semana siguiente se recibe al Real Madrid en el «Camp Nou». Las posibilidades de conquistar el título son remotísimas, pues los blancos aventajan al Barça en siete puntos, pero una victoria azulgrana podría contribuir a maquillar algo la deficiente temporada, según acostumbraba a ocurrir entonces en Can Barça. Pero ni por esas…El Madrid va a dar un paso de gigante para hacerse con su quinto Campeonato de Liga consecutivo al vencer en el feudo culé por 2 goles a 1. Se adelantaron los locales en el primer tiempo, por mediación del inevitable Cayetano Re, pero después del descanso, y en tan sólo siete minutos, los madridistas le dieron la vuelta al marcador con tantos de Pirri y Serena. Esta fue la formación azulgrana que no pudo derrotar al gran rival: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Torrent; Rifé, Goywaerts, Re, Fusté y Seminario.
Y una semana más tarde, en Córdoba, donde los andaluces estaban mostrándose intratables, una nueva derrota desplaza al Barça hasta la sexta posición. 1 a 0 para los verdiblancos, y este equipo: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Torrent, Vergés; Rifé, Vidal, Re, Goywaerts y Fusté. Pero hagamos un inciso, entre partido y partido, para reseñar que por estas fechas el Barcelona va a ceder a un par de jugadores de su primera plantilla a Osasuna, que pugna por mantener la permanencia en Segunda División. Se trata del defensa Gensana y el ariete navarro Zaldúa, que pasarán a reforzar a los de «San Juan» junto a Montesinos, quien a causa del Servicio Militar ya actuaba con los rojillos desde el inicio de la temporada.
El miércoles 18 de marzo se disputa el tercer y definitivo partido de la eliminatoria de Copa de Ferias contra el Racing de Estrasburgo. Sasot cuenta para este compromiso con: Sadurní; Benítez, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Vidal, Re, Fusté y Seminario. No se va a mover el marcador en todo el tiempo reglamentario, y aunque los jugadores barcelonistas batieron en dos ocasiones al guardameta galo, el árbitro anulará ambos tantos (y también Fusté estrellará un balón en la madera). Y como entonces la normativa de la competición no contemplaba la posibilidad de desempatar recurriendo a las tandas de penalties, será una caprichosa moneda lanzada al aire la que dicte sentencia, en esta ocasión contraria a los intereses barcelonistas. Va a escocer esta sorprendente eliminación, y mucho, por tener lugar ante un adversario netamente inferior, a diferencia de lo sucedido un año antes frente al potente Hamburgo.
Pero la vida sigue, y la Liga también. El Elche visita en el «Camp Nou» a un Barça en horas bajas, y se lleva un punto para «Altabix». Seminario hizo el gol barcelonista en un partido mediocre donde Sasot alineó a: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Zaballa – que reaparecía después de una larga ausencia por lesión-, Rifé, Re, Goywaerts y Seminario. Y nuevo traspiés en Oviedo, ante un claro aspirante al descenso que se encontró con un Barça muy desmotivado, lo cual aprovecharon los asturianos para vencer por 2 a 0. Estos fueron los once hombres que, una vez más, defraudaron en el «Carlos Tartiere»: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Kocsis – que también volvía al equipo tras varios meses de ostracismo-, Re, Goywaerts y Fusté.
Partido de mero trámite frente al Valencia, aunque la victoria por 2 a 0 sirvió para calmar un poco los encrespados ánimos de la afición, muy molesta con el equipo, y para brindarle ya prácticamente a Cayetano Re su Trofeo Pichichi como máximo goleador, tras las dos dianas que el delantero paraguayo le coló a Ricardo Zamora Junior, el hijo de “El Divino”. Estos fueron los once barcelonistas que derrotaron a sus vecinos mediterráneos: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Rifé, Goywaerts, Vidal, Fusté y Re.
El último desplazamiento de la Liga es a «La Romareda», donde un Zaragoza brillantemente clasificado en tercera posición no tendrá demasiados problemas para deshacerse de los azulgranas por 2 a 0. Jugaron: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Zaballa, Benítez, Vidal, Fusté y Re. Y se despide una campaña tan gris el domingo 18 de Abril en el «Camp Nou», ante un Betis venido a menos y que aun así arrancará un valioso positivo que sirve para salvarle de la promoción. Pañolada del público para castigar el mal juego barcelonista de todo el curso, y estos once hombres soportándola estoicamente sobre la hierba: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Fusté; Zaballa, Kocsis, Vidal, Pereda y Re.
LLAUDET REVALIDA SU MANDATO, Y EL EQUIPO NO REMONTA EL VUELO
El balance final del campeonato es francamente desolador. El Barcelona, al igual que en 1962-63, se clasifica en sexto lugar, un puesto del todo indigno de su historial, contabilizando tan sólo 32 puntos, y a quince del campeón, nuevamente el Real Madrid, que ha conseguido imponerse en un emocionante sprint a su eterno rival colchonero. Los azulgranas han vencido en 14 partidos, empatado 4 y perdido 12, marcando 59 goles y encajando 41. El único consuelo lo constituye el hecho de que Re se corona como máximo goleador del campeonato, con 25 tantos. El resto del equipo colaboró con el paraguayo para conseguir ese éxito, permitiéndole lanzar los penalties.
Al margen de esta nueva decepción – y ya iban…-el Barcelona se dispone a afrontar un nuevo período electoral, pues tocan a su fin los preceptivos cuatro años de mandato que había obtenido Enric Llaudet en junio del 61, aunque la fecha de la consulta – prevista inicialmente para el día 22 de Septiembre, aprovechando la celebración de la Asamblea General de Socios Compromisarios – va a adelantarse al domingo 15 de Mayo. La normativa vigente entonces al respecto no contemplaba la posibilidad de elegir al presidente de un club de fútbol mediante sufragio universal de sus asociados mayores de edad, sino que disponía que la elección deberían llevarla a cabo un reducido número de Compromisarios – tan sólo unos pocos centenares – elegidos por sorteo entre la masa social.
En el aspecto meramente deportivo, la gestión de Llaudet no podía considerarse fructífera – un solo título, y de índole menor, en cuatro años-, pero eso no le va a impedir presentarse a la reelección. Y a pesar de la existencia de cierto movimiento opositor (simbolizado en la creación de la “Revista Barcelonista” – más conocida por las siglas “RB” – un semanario de vocación abiertamente crítica, publicado por un grupo de profesionales de la información deportiva escindidos de la revista “Barça” y capitaneados por Carles Barnils Vila), únicamente aparecerá un candidato dispuesto a contender con el temperamental empresario textil. Se trataba de Josep María Vendrell, antiguo Jefe de la Guardia Urbana de Barcelona y a la sazón próspero industrial hotelero. Vendrell carecía de un programa definido, pero va a utilizar un curioso método para atraerse las simpatías de los Socios Compromisarios: invitarles un domingo a uno de sus hoteles de la Costa Brava, a fin de aleccionarles sobre las presuntas bondades de sus planes en caso de obtener la presidencia del Club.
Y mientras se producen estas maniobras, el Barça encara una nueva competición, la Copa del Generalísimo, y como siempre con la esperanza de poder llegar en ella lo más lejos posible, e incluso salvar la temporada proclamándose campeón. Para empezar, los dieciseisavos de final los dirime contra un club del Grupo Norte de la Segunda División, el histórico Racing de Santander – entonces oficialmente denominado “Real Santander”-. Y el partido de ida, disputado en los viejos “Campos de Sport del Sardinero”, va a pasar a la historia. Y no precisamente por la especial brillantez del juego desplegado – suficiente para golear a domicilio a los cántabros por 1 a 4 y dejar ya sentenciada la eliminatoria-, sino porque Sasot hará debutar en él a un muchacho rubio y espigado de 18 años, aun en edad juvenil, llamado Carles Rexach. Con el correr del tiempo, este Rexach se iba a convertir en uno de los grandes mitos del Barça, siendo uno de los jugadores que más veces defendería la camiseta azulgrana. La primera alineación barcelonista con Charly dentro va a ser la formada por: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Garay; Zaballa, Rife, Re, Pereda y Rexach. Los cuatro tantos fueron obra de Re (2), Rifé y el propio Rexach, que tendrá así ese feliz debut con el que todos los futbolistas sueñan.
En el encuentro de vuelta, Sasot decide dar también la alternativa a otro chico del Juvenil, el menudo interior zurdo en punta Lluís Pujol. Pujol, desde luego, no iba a alcanzar las mismas cotas que Rexach en el transcurso de su irregular carrera barcelonista, pero su nombre acabaría inscribiéndose igualmente en letras de oro en la historia del Club, a causa de su brillantísima y decisiva intervención en determinado partido. Pero no adelantemos acontecimientos…Reseñemos únicamente que Pujolet se estrenó a lo grande, marcándoles un par de goles a los montañeses – que tampoco estaba nada mal-, completando Fusté y Pereda el 4 a 0 definitivo. Su primer once titular fue este: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Fusté; Rifé, Pereda, Re, Pujol y Rexach. Un ala izquierda cien por cien juvenil, como se puede ver.
Las votaciones tienen lugar justo antes de jugarse este encuentro de Copa frente al Racing – 15 de mayo de 1965-, y con una asistencia de compromisarios menor que en los anteriores comicios de 1961. Enric Llaudet va a ser reelegido por una abrumadora mayoría, 164 a 35. Es de señalar que previamente numerosas voces – incluida la del propio Llaudet – se habían mostrado partidarias del sufragio universal, reclamando su autorización, algo que ya se había producido sorprendentemente en las elecciones de 1953, tras el “Caso Di Stefano” y la dimisión de la Junta de Enric Martí Carreto, cuando Francesc Miró-Sáns derrotó a Amat Casajuana i Pfeiffer. Pero aun así, el sistema de compromisarios va a continuar vigente hasta la Transición (se utilizaría todavía en las dos elecciones que ganó Agustí Montal hijo, en 1969 y 1973), siendo las de mayo de 1978 – que darían el triunfo a Josep Lluís Núñez – las primeras en las que tuvieron derecho a voto todos los socios y socias mayores de edad.
Con Llaudet reelegido para un nuevo período de cuatro años (en el que se esperaba que llegasen a buen puerto las gestiones para la recalificación urbanistica de los terrenos de «Les Corts», mejorando la situación económica del club y por ende sus resultados deportivos), el Barça se apresta a disputar los octavos de final de la Copa ante el Real Murcia. No se trataba de un adversario de cuidado, y la renta del partido de ida en el «Camp Nou» – 4 a 1 – parece suficiente de cara a la vuelta en «La Condomina». Marcaron Pujol, Re, Pereda y el pimentonero Antonio Ruíz en propia puerta, y el conjunto azulgrana presentó la siguiente alineación: Sadurní; Foncho; Olivella, Eladio; Vergés, Benítez; Rifé, Pereda, Re, Pujol y Vidal.
En el segundo partido, sin embargo, van a pasarse algunos apuros, y el Murcia se impondrá a la postre por un insuficiente 1-0. El choque – en el que haría su debut en las filas locales el guardameta José Luís Borja, futuro jugador del Real Madrid y del Real Club Deportivo Español-, fue presenciado por escaso público, y en él saltaron a la hierba los siguientes jugadores vestidos de azul y grana: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Torrent, Fusté; Rifé, Vergés, Vidal, Pereda y Re.
En cuartos de final, en cambio, el rival ya es de armas tomar: el Real Zaragoza, vigente Campeón de Copa y verdugo de los barcelonistas en la edición anterior. Se juega primero en «La Romareda», y allí lo hacen: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Torrent; Rifé, Pereda, Re, Fusté y Seminario. El encuentro no defraudó a nadie, y el resultado final fue espectacular, diríase que “de los de antes de la Guerra”: 6 a 4 a favor de los maños. El Barça va a adelantarse hasta en tres ocasiones, aunque al final tendrá que doblar la rodilla ante los Magníficos. Esta fue la marcha del marcador: 1-0. Canario, minuto 7; 1-1. Seminario, minuto 20; 1-2. Eladio, minuto 23; 2-2. Violeta, minuto 35; 2-3. Vergés, minuto 46; 3-3. Marcelino, minuto 50; 3-4. Fusté, minuto 53; 4-4. Isasi, minuto 60; 5-4. Santos, minuto 70; 6-4. Villa, minuto 73
Tan desacostumbrado número de goles –en una época en la que ya empezaban a imponerse las tácticas defensivas– hizo reaccionar a una afición que últimamente venía desertando de las gradas del «Camp Nou», y que en esta ocasión agotó el papel. Sin embargo, un Zaragoza que ya parecía haberle tomado la medida al Barça va a volver a anotarse el triunfo, esta vez con un gol de Marcelino al filo del descanso. Terminaba así, como escribe Antoni Closa en su imprescindible obra “Croniques del Barça”, otra temporada más para olvidar. Esta fue la última formación azulgrana del estéril curso 64-65: Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Torrent; Rifé, Pereda, Re, Fusté y Seminario.
Sasot va a achacar buena culpa del fracaso de la temporada a «la falta de conjunción de líneas», añadiendo que «no se han llegado a conjugar los esfuerzos individuales en pro del equipo». No obstante, en algún capítulo aprovechaba para sacar pecho, pues se congratulaba de la buena puesta a punto física de toda la plantilla, expresada en el hecho de que el Barça, a lo largo de la campaña, «no había tenido ni un solo jugador lesionado por desgarros musculares o esguinces». Consideraba, por lo tanto, que su preparación física había sido del todo meritoria. No había conseguido ningún título-algo que no podía echársele en cara precisamente a él, pues otros colegas en teoría más cualificados habían tropezado también en la misma piedra-, y tampoco el sexto puesto en la Liga era precisamente para que un club como el Barcelona tirase voladores, al igual que su desafortunada eliminación tras un tercer partido en el propio «Camp Nou» ante el modesto Estrasburgo francés (lo de caer en la Copa del Generalísimo ante el potente Zaragoza de los Magníficos ya entraba más dentro de la lógica), pero al menos con él como entrenador un jugador azulgrana volvía a conquistar el Trofeo Pichichi (el paraguayo Re, con 25 dianas). Había sido el único técnico barcelonista que confió en el belga Goywaerts (que ficharía luego por el Real Madrid), apostando asimismo por Quimet Rifé, y también le cupo el honor de haber dado la alternativa-aunque en el curso de una sencilla eliminatoria de Copa ante el Racing de Santander) a dos jovencitos de tan sólo 18 años de edad, firmes promesas de la Pedrera y llamados a escribir páginas gloriosas en la historia del club-sobre todo el segundo-, llamados Carles Rexach y Lluís Pujol. En el terreno de lo meramente estadístico, Sasot había dirigido al Barça en 36 partidos oficiales, con el siguiente balance: 16 victorias, 8 empates y 12 derrotas (un escueto 44,44 % de triunfos), con 66 goles a favor y 42 en contra.
NUEVOS RETOS Y NUEVOS HORIZONTES
El de Peñalba seguirá vinculado al Barça durante tres años más. En la primera temporada, la 65-66, actuará como segundo del nuevo técnico blaugrana, el ex-jugador madridista Roque Olsen (al que incluso suplirá en el banquillo durante una breve ausencia del argentino), mientras que en las dos siguientes volverá a hacerse cargo de la preparación del Condal. En la campaña 66-67 va a verse privado de los mejores y más prometedores futbolistas del cuadro filial (Rodés, Borrás, Mas, Martí Filosía, Rexach y Pujol, estos últimos los dos adolescentes que él había hecho debutar con el primer equipo blaugrana en la Copa del 65), y no podrá evitar el descenso de los condalistas a Tercera Division, y en la 67-68, aun realizando un extraordinario campeonato -con una plantilla en la que destacaban el guardameta Mora y el delantero Alfonseda- no logrará el retorno a la División de Plata, tras tropezar ante un intratable Orense (que tampoco conseguiría a la postre su propósito de volver a Segunda)
En julio de 1968, y tras once años de pertenencia al Barcelona, declara en las páginas del diario «El Mundo Deportivo» que ha aceptado una oferta del Mallorca para dirigir al cuadro bermellón en Segunda División, una categoría que en el inminente curso 68-69 estrena nuevo formato, compuesta por 20 clubes tras la drástica reestructuración que se había cargado a los dos grupos, Norte y Sur, con 16 equipos cada uno. Para firmar contrato con los isleños le habían persuadido varios argumentos: su cercanía a Barcelona, sus aspiraciones de ascenso, y el tema económico, en el que había existido total acuerdo. Consideraba que el club balear tendría que reforzar su linea de ataque si quería optar a estar entre los tres primeros clasificados (lugares que suponían el ansiado pase a la élite de nuestro fútbol), y de hecho esto va a ocurrir, con el fichaje de los veteranos extremos Canario (Real Zaragoza), uno de los ya míticos Magníficos, y Camps (Sabadell), así como el goleador jiennense Conesa.
Sin embargo no permanecerá demasiado tiempo en Palma… El 5 de febrero de 1969 va a ser apartado del banquillo mallorquinista, al considerarse injuriosas por parte del club unas declaraciones suyas a la prensa. Ese mismo día la directiva balear le propone o bien la rescisión del contrato, o abrirle expediente, y 24 horas más tarde es cesado de su cargo y sustituido interinamente por su segundo, el argentino y aun miembro de la plantilla bermellona Juan Carlos Forneris, ex jugador del Elche. El día 20 de ese mismo mes es fichado el técnico uruguayo Sergio Rodríguez, pues al carecer Forneris del preceptivo título de entrenador, necesitaba que en el banquillo se sentase a su lado alguien que sí poseyera dicha cualificación burocrática, y ambos formarán tándem hasta el final de la temporada, logrando el anhelado ascenso, pues el Mallorca consigue clasificarse en tercera posición, la última que daba acceso a la División de Honor, tras Sevilla y Celta, y superando a un correoso Racing de Ferrol. Sasot ya era muy discutido en los mentideros futbolísticos de la isla, pues se le acusaba de no saber sacarle todo el rendimiento posible a la gran plantilla que tenía a sus órdenes (y en la que también figuraban elementos tan destacados como Gost, Doro, Sans, Victoriero, Robles, Candela, Cano, Parera, Terol o el internacional Ernesto Domínguez, la gran figura del equipo). El Mallorca se imponía bien a sus rivales en el «Luís Sitjar», pero fuera sufría horrores para puntuar (de hecho, tan sólo había ganado hasta entonces un partido a domicilio). Y además sus profundas desavenencias con la directiva le van a costar el puesto.
Su experiencia en la localidad ciudadrealeña de Puertollano, al frente del Calvo Sotelo en la siguiente campaña, la 69-70, va a ser la última en el fútbol de categoría llamémosle nacional, puesto que a partir de dicho momento tan sólo dirigiría a equipos de Tercera División. Tampoco va a poder finalizar la temporada en tierras manchegas, pues debido a la mala marcha del equipo -en el que no obstante figuraban jugadores como García Fernández, Fabián, Gelo, Biosca, su antiguo conocido Candela, Vilar, Ortega, Villapún, Feliu o Yosu-va a ser destituido tras la jornada 21. Con posterioridad entrenará al Calella, Girona (en dos etapas: 1972-74 y 1979-80), Lleida (1974-75) y Atlético Baleares (1975-76).
Su amor hacia el fútbol base le llevó en sus últimos años de vida a derramar su magisterio entre los chavales del modesto Martinenc. Pero no llegaría a viejo. Un día comenzó a sentir un agudo dolor en el pecho, una especie de molesta opresión, pero no le dio mayor importancia hasta que pocas fechas después su corazón ya le falló definitivamente. Era el 12 de abril de 1985, y dejaba de existir a los 67 años de edad. Va a morir tranquilamente, sentado en su sillón, tras la siesta, antes de dirigirse a impartir su clase en la Escuela de Entrenadores, en su propia casa y junto a los suyos.