Fusté: cerebro y motor del Barça de los años 60
De Fernando Cuesta FernándezJosep María Fusté i Blanch, Fusté a secas en las alineaciones, fue una de las grandes figuras del Barça y el fútbol español durante los años 60, y también uno de los héroes del que hasta hace no mucho era el único título oficial de nuestra selección, la Eurocopa de 1964, conquistada en el «Santiago Bernabéu» frente a la URSS, merced al legendario gol del zaragocista Marcelino. Participó también en el Mundial de Inglaterra de 1966, y se proclamó Campeón de Copa en los años 1963, 1968 y 1971, así como de la Copa de Ferias en la temporada 65-66 y de la Finalísima de dicha competición en 1971, aunque nunca llegó a ganar un título de Liga. Jugó 224 partidos en Primera División, con Osasuna y con el Barcelona, y 57 en Segunda con Osasuna y Hércules de Alicante, el club donde colgó las botas a los 32 años de edad.
Fusté nació en la pequeña localidad de Linyola, perteneciente a la comarca de la Pla d´Urgell, cerca de Lleida, el 15 de abril de 1941, y de no haber mediado su gran destreza en la práctica del fútbol, tal vez se hubiese convertido en agricultor, en un típico «pagés» catalán, o ayudado a su hermano con el camión que este poseía. Pero el pequeño Josep María le pegaba muy bien al balón en el conjunto local, y muy pronto fue «descubierto» y entró en la órbita blaugrana, de la mano de Josep Boter, un mítico cazatalentos al servicio del club. Como juvenil va a proclamarse Campeón de España en 1959, en un once en el que también figuraba el guardameta Sadurní, tras empatar en la final con el Sevilla a dos tantos, tras dos encuentros, y alzándose con el trofeo debido a que el equipo barcelonista sumaba menos edad que su rival hispalense, un criterio que hoy nos parecería de lo más surrealista. Inmediatamente pasó a los aficionados del Condal, entonces conjunto nodriza blaugrana, y debutó con el primer equipo del Barça el Día de Reyes de 1960, en el curso de un amistoso internacional que se disputó en el «Camp Nou», con el Rot Weiss de Essen alemán como contrincante, y que finalizó con victoria culé por 5 goles a 2, con la siguiente alineación: Medrano; Pinto, Rodri, Not ( Brugué ); Ribelles ( Salud ), Gensana; Suco, Loayza, Kocsis, Suárez ( Fusté ) y Coll ( Villaverde ). Sustituyendo nada menos que a Luís Suárez, Fusté marcó también uno de los goles azulgranas, en una afortunada presentación. Volvería a disputar algunos minutos en otro amistoso, varios meses más tarde, frente al Mónaco, con nueva victoria culé por 5 a 1.
FOGUEÁNDOSE EN SAN JUÁN
Pero a pesar de su prometedora calidad, y debido a su juventud e inexperiencia, Fusté no va a tener por el momento un hueco dentro de la plantilla barcelonista, donde la presencia en su puesto de jugadores como Luís Suárez, Evaristo, Kubala, Villaverde, Ribelles o Vergés le cerraba el paso, por lo que, y de cara a la temporada 60-61, se marchará cedido a Osasuna, a la sazón dirigido por el técnico catalán y ex-jugador azulgrana Miquel Gual, junto con el guardameta Celdrán y el defensa Salvador. Con los navarros, recién descendidos a Segunda, va a despachar una gran campaña, jugando como interior izquierdo al lado de hombres como Félix Ruíz, Sabino, Zoco o Recalde, ascendiendo de nuevo a la División de Honor en calidad de campeón del Grupo Norte, tras una estupenda temporada en la que los pamplonicas sumaron 46 puntos de 60 posibles, con un espléndido balance de 21 victorias, 4 empates y sólo 5 derrotas, con 83 goles a favor – de los cuales el joven Fusté se anotó 18, habiendo jugado todos los partidos – y solamente 25 en contra.
Con 20 años el «Noi» de Linyola va a debutar en la máxima categoría, y despachará también una estupenda campaña con los rojillos: 26 partidos y 10 dianas, lo cual no estaba nada mal. Los navarros consiguen la permanencia, y a nivel individual Fusté va a ser convocado para actuar con la Selección Española «B» en un partido que se disputó el 10 de diciembre de 1961 en el estadio zaragozano de «La Romareda», y en el que los españoles derrotaron a sus homólogos de Francia por 3 a 2, con la siguiente alineación: Pesudo; Echeberría, Etura, Reija; Paquito, José Luís; Zaballa, Adelardo, Marcelino, Guillot ( Fusté ) y Manolín Bueno. El lleidatá saltó al terreno de juego a los 15 minutos de la primera parte, para reemplazar al valencianista Guillot, lesionado.
Su gran rendimiento, lógicamente, no va a pasar desapercibido para los servicios técnicos del Barça, que recién finalizadas las competiciones nacionales en ese curso 61-62 lo rescatarán urgentemente. Ya había actuado con el Barça en el «Trofeo Naranja» valenciano de 1961, mientras permanecía cedido en Osasuna, y ahora va a unirse a la expedición azulgrana que toma parte en una serie consecutiva de giras ( por Grecia, Francia y diversos países de Centro y Sudamérica ), para que la maltrecha economía barcelonista, muy tocada por la onerosa factura de la construcción del «Camp Nou», pudiera recortar un poco su enorme déficit. En estos encuentros Ladislao Kubala, entonces entrenador blaugrana, va a retrasar su posición en el campo, alineándole como medio volante izquierdo. Pedro Escartín, árbitro, técnico y crítico, toda una institución en el fútbol español, había dicho de Fusté que «era una auténtica perla». Y muy pronto el de Linyola empezará a demostrar lo acertado de dichas palabras.
DE VUELTA A CASA
La temporada 62-63, por lo tanto, va a ser la de su alternativa en el primer equipo del Barça. La inicia con un pequeño contratiempo, pues tras formar parte del conjunto que juega el partido de presentación en el «Camp Nou», frente al AEK de Atenas ( 6 a 1 vencen los catalanes ) y los dos encuentros del «Trofeo Carranza» gaditano ( que el Barca conquista por segundo año consecutivo, derrotando al Real Zaragoza en la que tal vez sea la primera tanda de penaltis de la historia del fútbol español ), una inoportuna gripe le impide participar en el primer compromiso oficial de la campaña, el partido de ida de la final de la Copa de Ferias correspondiente al curso anterior, pero aplazada por falta de fechas a causa de la disputa del Campeonato del Mundo de Fútbol en Chile. La enfermedad le salvó de estar entre los once blaugranas que fueron ampliamente goleados por el Valencia, 6 a 2, en un encuentro nefasto de los pupilos de Kubala. De modo que su debut oficial en las filas barcelonistas va a producirse en el choque de vuelta, el 12 de septiembre de 1962, donde los locales no logran pasar de un muy insuficiente empate a 1, con la siguiente alineación: Pesudo; Benítez, Garay, Gracia; Vergés, Fusté; Cubilla, Villaverde, Kocsis, Goywaerts y Camps.
Fusté va a hacerse con un puesto en el once titular durante la primera vuelta liguera, en la que sólo falta en la tercera y decimocuarta jornadas, actuando también en cinco partidos de la Copa de Ferias además del de su debut, pero en la segunda ronda, con el relevo en el banquillo (Pepe Gonzalvo, «Gonzalvo II», sustituye a Kubala debido a los malos resultados el equipo ), tan sólo se va a alinear en un par de partidos, saldados ambos con derrota ( una estrepitosa, en el propio «Camp Nou» y ante el Real Madrid, por 1-5, y otra mínima en La Coruña, frente el Deportivo por 1 a 0 ). En la Copa del Generalísimo -que finalmente conquistarán los azulgranas al batir al Real Zaragoza por 3-1 en su propio feudo, salvando así una nefasta temporada- únicamente se alineará en la primera eliminatoria, frente al Real Murcia de Segunda División. En total va a actuar en 15 partidos de Liga ( 3 goles ), 2 de Copa ( 1 gol ) y 6 de Copa de Ferias (1 gol ). No era un mal balance para empezar…
La eclosión de Fusté como un futbolista de muchos quilates va a producirse en el curso siguiente, el 63-64, donde ya triunfará apoteósicamente. Jugador de gran clase, muy técnico y a la vez sumamente trabajador, con un buen físico ( 1,75 de estatura y en torno a los 75 kilos de peso ), cubriendo mucho campo, en posesión de un excelente disparo a puerta con ambas piernas y también notable en los lanzamientos a balón parado, se va a convertir en el auténtico motor del equipo durante muchas temporadas, aunque en su etapa final cierta intermitencia y algunos problemas físicos vayan apartándole paulatinamente del equipo titular. Pero no adelantemos acontecimientos, porque la brillante carrera de Josep María Fusté i Blanch tan sólo está comenzando. La temporada 1963-64 va a iniciarla jugando como extremo izquierda, pero su labor será ubicua, cortando, subiendo, distribuyendo, y también definiendo. Partido tras partido es el jugador más destacado de un Barça que en esa campaña, bajo la batuta del técnico leonés César Rodríguez, el mítico «Pelucas» de los años 40 y 50, estará muy cerca de conquistar el título, aunque al final este se irá nuevamente -y por cuarto año consecutivo – para las vitrinas del Real Madrid.
INTERNACIONAL Y CAMPEÓN DE EUROPA
El 11 de marzo de 1964 se produce por fin su esperado debut en la Selección Española Absoluta. El encuentro se disputa en el sevillano Estadio «Sánchez Pizjuán», donde el combinado nacional bate ampliamente al de la Republica de Irlanda por 5 a 1, en partido valedero para la clasificación para la fase final de la Eurocopa, que en esta su segunda edición se celebra en España, a caballo entre Barcelona y Madrid. Fusté, además, tuvo la fortuna de conseguir un gol, el segundo de la noche, en el minuto 15 de la primera parte, siendo así completa su alegría. José Villalonga, el seleccionador español, presentó el siguiente equipo: Iribar; Rivilla, Olivella, Calleja; Zoco, Fusté; Amancio, Pereda, Marcelino, Villa y Lapetra. Al mes siguiente Fusté jugaría su segundo partido internacional, en Dublín, donde España se impondría nuevamente a los irlandeses por 0 a 2, con dos tantos de Peru Zaballa, su compañero de equipo.
El Barça, con Fusté en plan figura, llega hasta las semifinales de la Copa del Generalísimo, pero ahí se va a topar con el Real Zaragoza de los «Cinco Magníficos», quedando finalmente eliminado. Pero aun así, el balance individual del de Linyola es excelente: ha jugado los 30 partidos de Liga, marcando 10 goles, más 7 encuentros del «Torneo del KO» ( con 3 tantos ) y 5 de Recopa ( otras 3 dianas ). Sin embargo, lo mejor quedaba aun por llegar. La Selección Española se clasifica para la fase final de la Eurocopa- entonces denominada «Copa de Europa de Selecciones Nacionales» -, y disputa las semifinales en Madrid (Estadio Santiago Bernebéu ), derrotando en un emocionante choque a Hungría en la prórroga por 2 a 1, con tantos de Pereda y Amancio. La gran final, preñada de connotaciones políticas ( en 1964 el Régimen de Franco conmemoraba los «XXV Años de Paz» ), enfrentaba por primera vez a España con la URSS, un cotejo que no había podido celebrarse cuatro años antes por «órdenes superiores». Pero ahora se trataba de un importante título en disputa, y se dejaron a un lado los escrúpulos de tipo ideológico.
El encuentro, que tuvo lugar el 21 de junio de 1964, en el «Santiago Bernabéu», resultó sumamente emocionante, y se resolvió en sus postrimerías – antes habían marcado nuevamente Chús Pereda y el soviético Jusainov – gracias al legendario tanto del ariete zaragocista Marcelino, batiendo al no menos mítico guardameta Yashine El blaugrana Ferran Olivella, en su condición de capitán del combinado español, recibió el trofeo que acreditaba a España como mejor equipo continental. El equipo nacional, que aquella tarde memorable vistió completamente de azul-la URSS utilizó su equipación habitual: pantalón blanco y camiseta roja, con los caracteres cirílicos «CCCP» en el pecho-, estuvo formado por los siguientes once jugadores: Iríbar; Rivilla, Olivella, Calleja; Zoco, Fusté; Amancio, Pereda, Marcelino, Luís Suárez y Lapetra.
CAMPEÓN MUNDIAL MILITAR Y MUNDIALISTA
Con el entorchado de campeón europeo todavía fresco, Fusté se dispuso a revalidar su magnífica campaña en las filas azulgranas. Pero la temporada 64-65 iba a suponer un ligero retroceso en su progresión futbolística, y tampoco arrojaría buenos resultados en el haber de su equipo. De hecho, el Barça no va a poder pasar del sexto puesto en el Campeonato Nacional de Liga, un lugar indigno de su brillante historial ( con cambio de entrenador incluido: Sasot por César ). Y tampoco le van a marchar mucho mejor las cosas en los otros dos torneos en los que participa, pues en la Copa, tras eliminar al Racing de Santander -entonces oficialmente conocido como «Real Santander»- y al Real Murcia, va a caer nuevamente ante el Real Zaragoza, mientras que en la Copa de Ferias la moneda le deja fuera de combate, al no poder superar en tres partidos al Racing de Estrasburgo. El de Linyola se alineó en 25 partidos ligueros ( 5 goles ), 4 de Copa ( 2 tantos ) y 5 de Copa de Ferias.
No obstante Fusté va a coronarse nada menos que campeón mundial en una curiosa competición, el Campeonato del Mundo de Selecciones Militares. España va a presentar un combinado formado por destacados futbolistas que en aquel momento se hallaban prestando el Servicio Militar, a las órdenes de un teniente coronel del Ejército del Aire, Luís Alfonso Villalaín, haciendo las veces de seleccionador. La fase final va a disputarse en el formato de liguilla, y el último partido le corresponde disputarlo a España frente a la selección de Marruecos Si vence, y Turquía no golea a Bélgica – será campeona. El encuentro tuvo lugar en el terreno gijonés de «El Molinón», el 7 de julio de 1965, festividad de San Fermín. España derrotó a los «soldados» marroquíes por 3 goles a 0, marcados por Ufarte ( 9´), Gallego ( 30´) y el propio Fusté ( 63´), y presentó el siguiente once: Rodri; Echarri, De Felipe, Rebellón; Martínez Jayo, Gallego; Ufarte, Oliveros ( Poli ), Grosso, Fusté y José María.
Tardará en entrar en el equipo titular en la siguiente campaña, la 65-66, con el antiguo jugador madridista Roque Olsen ocupando el banquillo azulgrana. Pero cuando se asiente en el once, será uno de los puntales de la espectacular remontada que va a llevar al Barça desde los últimos lugares de la tabla – el inicio liguero fue lamentable, sumando hasta tres derrotas consecutivas en el «Camp Nou», lo nunca visto – a luchar por el título, aunque finalmente hubo de contentarse con la tercera posición , tras Atlético de Madrid y Real Madrid. En la Copa avanza hasta las semifinales, donde – por tercera vez consecutiva – cae ante el Real Zaragoza que se proclamaría campeón del «Torneo del KO» por segunda vez en su historia. Pero va a ser en la Copa de Ferias donde los blaugranas darán lo mejor de sí mismos esa temporada, clasificándose para la final, a doble partido, donde les aguardaba como rival…el Real Zaragoza.
Sin embargo, y al igual que ocurrió en la temporada 61-62, la resolución del torneo ferial se aplazaría hasta el comienzo de la siguiente campaña, debido a la disputa del Campeonato Mundial de Fútbol en Inglaterra aquel verano. Y Fusté, tras acumular sobrados méritos, va a formar parte de la lista definitiva de convocados por el seleccionador nacional José Villalonga para tan trascendental cita, junto con sus compañeros de equipo Reina, Gallego, Olivella y Eladio ( también estará otro blaugrana, Lucien Muller, pero este en las filas de Francia ). No actuará en el primer partido de la fase de grupos, en el que España sucumbe frente a Argentina por 1 a 2, ni tampoco en el segundo, donde se vence con muchos apuros al flojo conjunto de Suiza por 2 a 1, pero sí que intervendrá en el choque decisivo ante la República Federal de Alemania, donde España se juega el ser o no ser en el campeonato.
Ese día, el 20 de julio de 1966, en el «Villa Park» de Birmingham, España va a formar con Iribar; Sanchís, Gallego, Reija; Zoco, Glaría; Amancio, Adelardo, Marcelino, Fusté y Lapetra ( cinco cambios con respecto al partido anterior ). Los pupilos de Villalonga se adelantarán en el marcador mediada la primera parte, merced precisamente a un tanto de Fusté, pero los germanos no van a tardar demasiado en equilibrar la contienda, gracias a un gol marcado por el extremo Emmerich desde un difícil ángulo, para decantar definitivamente el partido a su favor a tan sólo 6 minutos del final, cuando su delantero centro Uwe Seeler consiga batir de nuevo a Iribar, dejando a España ya fuera del campeonato. El balance personal de Fusté como jugador blaugrana esa temporada va a ser el siguiente: 20 partidos de Liga ( 8 goles ), 7 de Copa ( 1 gol ) y 6 de Copa de Europa ( 4 goles ). Será su segunda campaña más realizadora como culé
EL BARÓMETRO DEL BARÇA
Olsen continúa como entrenador barcelonista para la temporada 66-67, en cuyos albores el club blaugrana va a conquistar su tercera Copa de Ferias, al derrotar al Zaragoza en la final aplazada. Perdió el partido de ida en la Ciudad Condal por 0 a 1, pero remontó en «La Romareda» por 2 a 4, en una noche afortunadísima del joven Lluís Pujol, autor nada menos que de tres goles( el otro va a ser obra de Zaballa ). Fusté formó parte del once que se proclamó brillantemente campeón, y que presentó la siguiente alineación: Sadurní; Foncho, Gallego, Eladio; Montesinos, Torres; Zaballa, Mas, Zaldúa, Fusté y Pujol. Pero este no va a ser el signo de la nueva temporada, donde una vez más el Barça se va a quedar en blanco: segundo en la Liga ( tras un Real Madrid que vuelve a obtener el Torneo de la Regularidad ), y eliminado a las primeras de cambio en Copa de Ferias ( ante el modesto Dundee United escocés ) y prácticamente lo mismo en la Copa, donde cae en segunda ronda ante el Atlético de Madrid. Fusté actuó en 26 partidos de Liga, marcando la muy respetable cifra de 10 goles ( siendo el héroe del partido contra el Real Madrid en el «Camp Nou», remontando un marcador adverso con dos tantos suyos ), 3 encuentros de Copa y 4 en la Copa de Ferias, consiguiendo 1 gol.
Mejor van a pintarle deportivamente las cosas al Barça en el curso futbolístico 67-68, por lo demás bastante traumático en lo institucional y humano. Porque es la temporada en la que Enric Llaudet deja por decisión propia la presidencia – aunque muy presionado por sus opositores -, haciéndose cargo de la primera magistratura blaugrana el prohombre barcelonista Narcís de Carreras, antiguo directivo y también destacado empresario textil, sector que controlaba el club desde hacía más de dos décadas. Y en el plano humano, va a producirse un luctuoso suceso: la muerte, en plena juventud, del futbolista uruguayo Julio César Benítez, que cae súbitamente enfermo de extrema gravedad, y fallece en vísperas de un trascendental encuentro liguero entre el Barça y el Real Madrid, decisivo para el título de Liga. Pero es también la temporada en la que el Barça va a proclamarse Campeón de la Copa del Generalísimo, derrotando a su gran rival blanco en la final disputada en el mismísimo «Santiago Bernabeu», meced a un solitario gol marcado en propia puerta por el defensa merengue Fernando Zunzunegui, recientemente fallecido.
Un nuevo técnico se sienta en el banquillo blaugrana, el catalán Salvador Artigas, quien -a igual que sus predecesores en el cargo – va a confiar ciegamente en Fusté, entregándole la manija del equipo. Así, el de Linyola va a alinearse en 24 partidos de Liga ( 5 goles ), 6 de Copa ( 1 gol ), y 1 de Copa de Ferias, no siendo mayor su aportación en este torneo debido a una nueva y sorpresiva eliminación de los culis por otro rival de potencial muy inferior, el Zurich helvética. Pero el histórico triunfo conseguido en Madrid, en un accidentadísimo partido que pasó a los anales de nuestro fútbol como «La final de las botellas», va a hacer que la moral de la «Gent blaugrana» suba muchos enteros. Ese día, el 11 de julio de 1968, el Barça formó con: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Zabalza, Fusté; Rifé, Zaldúa, Mendonça, Fusté y Rexach.
SU GRAN NOCHE ANTE EL COLONIA
Lamentablemente dicho triunfo no va a tener continuidad, porque el Barça de la campaña 68-69 volverá a las andadas, esto es, a su proverbial irregularidad. En la Liga ni siquiera va a poder lograr su habitual subcampeonato, que irá a parar a la gran Unión Deportiva Las Palmas de los Tonono, Martín Marrero, Castellano, Guedes o Germán, mientras que en la Copa caerá sorprendentemente a las primeras de cambio ante una Real Sociedad que le golea en el viejo «Atocha», y consigue salir viva del «Camp Nou». Lo más positivo de la temporada es su actuación en la Recopa, donde tras eliminar sin demasiados apuros al Lugano Suizo, y con enormes dificultades al modestísimo Lyn de Oslo, le toca enfrentarse en semifinales a un duro rival como era el Colonia alemán. En el partido de ida, disputado en la ciudad renana, los blaugranas obtienen un esperanzador marcador, 2 a 2, con un gol de Fusté al transformar una falta, y un excelente marcaje sobre la gran estrella germana, Overath, a cargo de un reconvertido Quimet Rifé. Pero va a ser el partido de vuelta el que pasará al historial particular de Josep María Fusté con letras de oro.
Aquella noche, la del sábado 19 de abril de 1969, el Barça jugará sin duda el mejor partido de la temporada, y Fusté cuajará una de las actuaciones más brillantes – si no la que más – de su carrera como azulgrana. Con la contienda igualada a un tanto, va a marcar tres magníficos goles que conducirán en volandas al Barça a la final. Al descanso se había llegado con la eliminatoria empatada, pero en la segunda parte Fuste se va a destapar. En el minuto 53 recupera con tenacidad un balón, combina con su compañero Rifé, que se lo devuelve, y empalma un tiro raso que bate al portero alemán, mientras que en las gradas flamean pañuelos saludando su sensacional jugada. Y en el minuto 66 aprovecha una indecisión defensiva para rematar de imparable volea y conseguir el 3 a 1. Finalmente, en el minuto 78, Rexach bota un saque de esquina, Martí Filosía mata el balón de cabeza, y Fusté empalma una nueva volea que desata el entusiasmo en todo el campo y pone el 4 a 1 definitivo en el marcador.
Su extraordinaria actuación no pasará desapercibida para el triunvirato de seleccionadores – Miguel Muñoz, Luís Molowny y Salvador Artigas, los técnicos de los tres equipos que comandaban la tabla en Primera Division en aquel momento – que habían reemplazado interinamente al dimitido Doctor Toba tras el fracaso del combinado nacional, que no consiguió clasificarse para el Campeonato del Mundo de Fútbol que se celebraría en México en 1970. Fusté va a intervenir en los ya intrascendentes partidos contra Yugoslavia – en el propio «Camp Nou» – y Finlandia, donde la Selección Española cosechará una humillante derrota ante un cuadro entonces muy inferior, y cuyos integrantes ni siquiera eran profesionales. Reseñemos la alineación de este encuentro, celebrado en Helsinki el 25 de junio de 1969, el octavo y último de Fusté como internacional: Sadurní; Martín II, Tonono, Vidagany; Glaría, Zabalza ( Fusté ); Amancio ( Ballester ), Grosso, Bustillo, Velázquez y Asensi.
Triste fue también la suerte del Barça en la final de la Recopa, a donde llegó en buena medida gracias a los buenos oficios de Fusté. El partido se celebró en el Estadio «St. Jakob Park» de Basilea, el 21 de mayo de 1969, con un semidesconocido equipo centroeuropeo, el Slovan de Bratislava eslovaco ( entonces perteneciente a Checoeslovaquia ) como rival. Salvador Artigas, el técnico blaugrana, va a presentar la siguiente alineación: Sadurní; Franch ( Pereda ), Olivella, Eladio; Rifé, Zabalza; Pellicer, Castro ( Mendonça ), Zaldúa, Fusté y Rexach. Eran bajas muy sensibles Gallego y Torres, dos puntales defensivos y ambos lesionados. Eso va a condicionar de manera muy notable el encuentro, ya que la zaga azulgrana se mostrará muy endeble, y arriba tampoco va a acompañar la suerte, saldándose el choque con la sorprendente derrota del equipo catalán por 3 goles a 2. 23 partidos de liga ( 3 goles ), 2 de Copa y 5 de Recopa ( marcando 4 tantos ) son el bagaje personal de Fusté en una temporada gris y decepcionante para el equipo, y que sólo se animó para el de Linyola con motivo de la eliminatoria contra el Colonia, cuando su gran rendimiento le devolverá efímeramente a la internacionalidad.
LA FINAL DE COPA DEL 71: EL CANTO DEL CISNE
La temporada 69-70 va a suponer un retroceso en la trayectoria personal de Fusté, porque puede decirse de algún modo que por primera vez pierde la titularidad, aunque las lesiones tengan algo de culpa en ello. Se va a perder casi toda la primera vuelta, muy negativa para el equipo, que será testigo no sólo del cese del entrenador Salvador Artigas ( sustituido provisionalmente por el antiguo jugador blaugrana Josep Seguer ), sino también por la dimisión de la Junta Directiva de Narcís de Carreras, abriéndose un proceso electoral que va a llevar a la presidencia del club a un nuevo empresario textil, Agustí Montal i Costa, hijo del presidente de las «Bodas de Oro», Agustí Montal i Galobart. En la segunda ronda, ya con el técnico inglés Vic Buckingham al frente del equipo, este va a levantar ligeramente el vuelo en la clasificación, y un recuperado Fusté jugará los últimos 9 encuentros del campeonato, donde el Barça se clasificó finalmente en cuarto lugar. En total, va a tomar parte en 15 partidos de Liga ( algunos incompletos, ya que a partir de esta temporada la reglamentación permite efectuar hasta dos cambios por partido ), marcando un único gol. . Disputaría tan sólo un partido de Copa, y 4 de Copa de Ferias ( 1 tanto ). Estos números reflejan, sin lugar a dudas, que se trata de su campaña más floja desde que es jugador azulgrana. Es evidente que los fichajes del santanderino Juan Carlos y sobre todo el del españolita Marcial, le restan protagonismo en el equipo, y rebajan considerablemente su peso específico y su aportación.
Y sus estadísticas no mejorarán precisamente en la temporada siguiente, la 70-71, aunque ese curso terminará para él mucho mejor de lo que empezó. Va a actuar en los cuatro primeros partidos ligueros, y también en la jornada número 13, pero tendrá que esperar hasta la fecha 23 para volver a ocupar un lugar en la formación titular de un Barça que a punto estuvo de conseguir el título, perdido en la última jornada al no ser capaz de derrotar al Atlético de Madrid en el «Vicente Calderón», permitiendo que el Valencia, dirigido por Alfredo Di Stefano, conquiste la Liga por cuarta vez, algo que no lograba desde el lejano año 1947. En la Copa, donde el Barça llega a la final contra los «Chés», con la posibilidad de tomarse la revancha, no será titular – también la llegada del ilimitado Asensi al equipo le resta oportunidades – , pero las circunstancias van a jugar a su favor.
El 4 de julio de 1971 el Barça saltó al césped del «Santiago Bernabéu» para enfrentarse al Valencia con el siguiente equipo: Reina; Rifé, Gallego, Eladio; Torres, Costas; Rexach, Marcial, Dueñas, Zabalza y Asensi. La primera mitad no va a pintar bien, pues los levantinos se adelantarán en el marcador mediante un discutido penalti que Pepe Claramunt va a transformar batiendo a Reina. Además, Marcial tendrá que abandonar el rectángulo de juego debido a problemas físicos. De modo que Fusté, que últimamente no contaba mucho en los planes de Buckingham, va a reemplazarle. Y se inicia la segunda mitad con un nuevo mazazo para el equipo azulgrana, pues nada más reanudarse el encuentro Paquito va a la conseguir el segundo gol valencianista en un fallo defensivo, una ventaja que parecía ya insalvable. Pero entonces sale a relucir el talento de Fusté, que de certero golpe franco va a acortar distancias, con un zurdazo que se cuela pegado a la cepa del poste de la meta defendida por Abelardo, volviendo a meter a los catalanes en el partido. Minutos después saltará al campo Alfonseda, en sustitución de Dueñas, y empatará Zabalza, en un tiro lejano, siendo expulsado Sol por protestar, aunque la posterior lesión de Gallego, con los dos cambios reglamentarios ya agotados por el entrenador británico, obligará al central andaluz a permanecer en el campo, aunque muy mermado de facultades. El partido se va a la prórroga, y en ella nuevamente Zabalza pone por delante al Barça, aunque Valdez establecerá una nueva igualada. Y cuando faltaban sólo 8 minutos para completar el tiempo extra, con la cercana perspectiva de un segundo partido, otra genialidad de Fusté desequilibrará la balanza para el lado blaugrana, pues un pase suyo en profundidad va a aprovecharlo Alfonseda para burlar al guardameta valencianista y marcar el definitivo 4 a 3, que dará la Copa a los catalanes. 12 partidos de Liga ( 2 goles ), 3 de Copa ( 1 gol ) y 2 de Copa de Ferias fueron la aportación de Fusté al equipo en una temporada que puede calificarse globalmente de buena para los colores azul y grana.
Sin embargo, el excelente sabor de boca dejado por Fusté en la final no va a servirle para ganarse la confianza del nuevo técnico barcelonista, el holandés Rinus Michels, procedente del Ajax de Amsterdam, flamante ganador de la Copa de Europa. El de Linyola va a jugar el trofeo «Ciudad de Palma» ( donde marcará dos goles ) y también el «Gamper», y aparecerá con cierta asiduidad en los primeros compases de la Liga, donde el Barça cosechará malos resultados, pero después, cuando el equipo empiece a remontar posiciones, apenas se va a contar con él. Al final el Barça perderá un año más el Campeonato Nacional de Liga, al caer sorprendentemente derrotado en Córdoba ante el cuadro de la Ciudad de los Califas, ya descendido a Segunda, cuando lo tenía todo a su favor para conseguir un título que no llevaba a sus vitrinas desde el ya lejano año de 1960. Tampoco las cosas marcharon mucho mejor en la Recopa y la Copa del Generalísimo. En resumen, un año para olvidar, con la excepción de la «Finalísima» de la Copa de Ferias, disputada el 22 de septiembre de 1971 entre el Barça y el Leeds United para dar paso a un nuevo formato de competición europea, la Copa de la UEFA, y que se saldó con triunfo azulgrana por 2 a 1 en el «Camp Nou», actuando el de Linyola durante los últimos once minutos del choque. Y en lo referente a Fusté, este curso arrojará las peores estadísticas de toda su carrera: 8 encuentros ligueros, 2 de Copa y 4 a nivel continental, sin lograr un solo gol. Lo suficiente para tomar la decisión de retirarse, tras recibir el aplauso de una afición que le había sido siempre fiel. Atrás quedaban 389 partidos con el primer equipo del Barça, entre oficiales y amistosos, consiguiendo la nada desdeñable cifra de 108 goles.
HOMENAJE Y SORPRENDENTE REPESCA EN ALICANTE
El partido de homenaje a Fusté se va a celebrar el 30 de agosto de 1972 en el «Camp Nou», con el Ferencvaros húngaro como rival. Este va a ser el último equipo barcelonista en el que se alinee el «Noi de Linyola», visiblemente emocionado ante las sinceras muestras de cariño que la parroquia blaugrana le va a dispensar: Reina; Rifé, Gallego, De la Cruz; Cortés ( Torres ), Zabalza; Alfonseda ( Juanito ), Martí Filosía, Barrios, Fusté ( Asensi ) y Pérez ( Alfonseda ). El resultado fue de empate a dos ( marcando por los azulgranas Barrios y Juanito ). Todo parecía indicar que con aquel encuentro se ponía punto y final a la brillante trayectoria de Fusté como futbolista en activo, pero algunos días más tarde va a sorprender a propios y a extraños aceptando una oferta del Hércules de Alicante, que a la sazón militaba en Segunda División, y donde se reunirá con su compañero de tantos años en las filas blaugranas Eladio Silvestre. Con los herculanos va a disputar un total de 27 encuentros, marcando 2 goles, y allí sí que dirá adiós definitivamente a la práctica del fútbol a nivel profesional, aunque seguidamente comenzará a alinearse con asiduidad en el equipo de veteranos del Barça ( según la base de datos de la «Agrupación Barça Jugadors», como se denomina ahora, hasta en 565 ocasiones )
Fusté será el presidente de la Agrupación de Veteranos del Barça desde 1976 hasta 1989. En este año va a dejar el cargo para presentar su candidatura a las elecciones a la presidencia del Barça. Era la primera vez que Josep Luís Núñez se encontraba con oposición ( había sido reelegido sin lucha los años 1981 y 1985 ). Pero Fusté acabará por fusionar su candidatura con la del economista Sixte Cambra, que será el rival del constructor en los comicios celebrados el 1 de abril de 1989. Nuñez obtendrá 25.441 votos ( el 59,1 % ), mientras que Cambra se quedará en 17.609 ( el 40,9 % ). Cuatro años más tarde el vencedor le ofrece a su derrotado rival entrar en su junta directiva, en calidad de vicepresidente, y Cambra acepta la propuesta.
Como también aceptará Josep María Fusté, pero mucho más adelante, tras el arrollador triunfo de Sandro Rosell en las presidenciales de 2010, convertirse en asesor deportivo del máximo mandatario blaugrana, junto con otros dos famosos ex-jugadores del club, Carles Rexach y Migueli. Desde entonces su presencia se ha hecho habitual en el palco del «Camp Nou», y su gran experiencia y amplios conocimientos sobre la materia aportan valiosos consejos a quienes toman las decisiones en Can Barça, primero Rosell, y ahora su «tocayo» Josep María Bartomeu. Y esta es, a grandes rasgos, la trayectoria de uno de los inmortales de nuestro fútbol, del fútbol catalán y del fútbol español, que no dejan de ser la misma cosa, pues el uno no se podría entender sin el otro, y viceversa.