Historias de la Selección (V). Eurocopa-84: una hazaña inesperada (14-27 de junio de 1984).
De Julio LarreyTras la decepción sin parangón que supuso para nuestro fútbol el Mundial-82, el madrileño Miguel Muñoz tomaba los mandos de la maltrecha nave del equipo nacional sustituyendo al desafortunado José Emilio Santamaría. La labor que se le presentaba al bueno de don Miguel no era, en absoluto, sencilla. Recomponer una Selección que había tocado fondo y tenía a su propia afición con la ilusión y esperanza por los suelos. Sin embargo, con un juego no especialmente brillante pero sí eficaz, serio y competitivo, logrará formar un nuevo combinado español capaz de realizar una solvente fase clasificatoria para la Eurocopa de Francia, con seis victorias, un empate y una sola derrota, en ocho compromisos. Eso sí, el único lunar, el partido perdido en Rotterdam ante Holanda, casi nos deja fuera. Ese traspié obligaba a las huestes de Muñoz a la machada de derrotar a la selección de Malta por once goles de diferencia en la última jornada clasificatoria, para poder obtener el primer puesto del grupo que daba derecho a disputar la fase final. La brillante, asombrosa y épica goleada por 12-1 que rubricaba el pasaporte para la Eurocopa.
Los partidos preparatorios posteriores, sin embargo, mantienen el ánimo del aficionado español bajo mínimos. Con un fútbol vulgar, anodino y espeso, el combinado nacional se presenta en el país vecino sin que nadie sepa muy bien a qué demonios juega. Muñoz mantiene la confianza en su bloque y es de los pocos que confía en realizar un papel digno. España está en el grupo B, con Rumanía, Portugal y Alemania Federal. Los dos primeros se cruzarán con los clasificados del grupo A, en las semifinales. El debut, frente a Rumanía el 14 de junio, en Saint-Etienne, es absolutamente desalentador. Empate y gracias, frente a un combinado con recursos y calidad, que ha dejado sin Eurocopa a Italia, campeona del mundo. Lamentable partido de los chicos de Muñoz, incapaces de hacer ocasiones claras de gol. Carrasco, de penalti, y Bölöni, ambos en la primera mitad, marcan para sus equipos, resultado que se mantendrá hasta el final. No se ha perdido en el estreno, que siempre es importante, pero, una vez más, el futuro del equipo en el campeonato se presume muy poco halagüeño. El día 17 viajamos a Marsella para medirnos a Portugal, que ha empatado en su primer compromiso con los alemanes. Muñoz introduce una variante en el centro del campo insólita que le dará un gran rendimiento. Coloca a Julio Alberto de interior, formando una banda izquierda incisiva y afilada junto a Gordillo. Con Camacho también en el campo, el equipo juega con tres laterales zurdos. Pero no se aprecian signos de mejoría hasta mediada la segunda parte, después de que Sousa, con un gran tanto, adelantara a su equipo. La entrada de Sarabia proporciona al equipo la chispa y profundidad que tanto necesita y por vez primera en la competición, España, por debajo en el marcador, domina el partido. Crea ocasiones y llega con cierto peligro al área lusa, cuya defensa es rocosa y expeditiva. Tiene que ser Santillana, aprovechando un rechace, a los 73 minutos, el que logre la segunda igualada del torneo para los nuestros. Dos partidos, dos empates y unas sensaciones muy pobres. Así las cosas, el 20 de junio, el parisino Parque de los Príncipes va a ser, previsiblemente, el escenario de nuestro adiós al campeonato. Jugamos el último partido del grupo nada menos que ante los alemanes, campeones de Europa y subcampeones del mundo, siempre favoritos y a los que necesitamos vencer para pasar a semifinales. Casi nada. Pero, por una vez en la historia y sin que haya servido de precedente, el equipo nacional logrará imponerse en un enfrentamiento decisivo, ante un rival superior y con todos los pronósticos en su contra. El encuentro, sin embargo y como era de esperar, no fue un camino de rosas. Ni mucho menos.
Arconada; Señor, Maceda, Goicoechea, Camacho; Víctor, Gallego, Julio Alberto, Gordillo; Carrasco y Santillana, son los once hombres en los que confía Muñoz para intentar la gesta de pasar a las semifinales. Alemania, mucho mejor técnica y tácticamente, se hace dueña de la pelota desde el inicio. Jugadores como Matthäus, Rummenigge, Allofs, Völler o Littbarski crean muchos problemas a nuestra zaga, un tanto nerviosa, pero perfectamente resguardada por un sensacional Arconada, que acabará desquiciando a los germanos con sus felinas intervenciones. Bueno, Arconada y sus postes, que repelen hasta en tres ocasiones sendos disparos de los jugadores teutones. Sin embargo, la ocasión más clara la va a tener España justo antes del descanso, cuando Carrasco manda ingenuamente a las manos de Schumacher un penalti cometido sobre Salva (sustituto de Goicoechea, lesionado), tras un perfecto contragolpe del equipo. En la segunda parte nuestro combinado toma las riendas, consciente de que este resultado (y la victoria de Portugal sobre Rumanía) lo manda a casa y se hace con la posesión de la pelota. Comienza a dominar, a jugar como no lo había hecho antes y dispone de varias ocasiones claras que le hacen creer en sus posibilidades, aunque es Alemania, ahora a la contra, la que sigue dando los mayores sustos. A los ochenta y nueve minutos, cuando la Federación ya ha reservado el billete de vuelta y toda España espera una nueva y decepcionante eliminación, Señor centra una pelota desde la derecha y Maceda, anticipándose a todos y lanzándose en plancha, conecta un cabezazo salvador que nos mete en semifinales y a él, en la posteridad. Euforia apoteósica de los nuestros y desolación en los alemanes que, increíble e inesperadamente, deben hacer las maletas.
Cuatro días después, en las semifinales de Lyon, nos espera un extraordinario equipo: Dinamarca, gran revelación del torneo, que cuenta con una de las mejores parejas atacantes del fútbol mundial: Preben Elkjaer-Larsen y Michael Laudrup. Y poco tardarán en demostrarlo. Muñoz sigue confiando en Juan Señor como falso lateral derecho, en Salva García como el defensa central sustituto de Goico y en ese experimento exitoso de los tres laterales zurdos. Pero, a los seis minutos de partido, tras un rechace propiciado por el enésimo paradón de Arconada a cabezazo de Elkjaer, Lerby adelanta a los suyos y pone las cosas muy cuesta arriba para España. Nuestros jugadores, que llevan una línea claramente ascendente y con la moral por las nubes después de su campanada ante los germanos, no se descomponen y plantan cara a sus adversarios. El enfrentamiento, loco por momentos, resulta vibrante, sin tregua y con claras ocasiones de gol en ambas porterías, aunque el marcador no se volverá a mover en todo el primer período. En la reanudación España se vuelca en busca del empate lo que propicia contragolpes peligrosos de los nórdicos. Arconada, colosal todo el torneo, se supera a sí mismo y firma la mejor actuación de su vida. Miguel Muñoz, visto el panorama, decide jugársela con Sarabia en el campo, nuestro principal revulsivo en los anteriores compromisos. Y es precisamente una gran jugada del delantero vasco, a los sesenta y siete minutos, la que da lugar al empate, al producirse un rechace y aprovecharlo Maceda, otra vez él, para igualar la contienda. Con el 1-1, se llega a la prórroga. En ésta nuestro equipo merece más premio pero ya no puede ni con su alma y los penaltis son inevitables. La tanda es emocionante, intensa. Arconada rechaza el lanzamiento de Laudrup, pero el inglés Courtney lo manda repetir, con las inevitables protestas de los nuestros. Con empate a cuatro aciertos, Elkjaer, el mejor de los daneses, se dispone a lanzar el último penalti de su equipo. Coloca el esférico, toma carrera, chuta… y la pelota se pierde por encima del travesaño. España entera contiene la respiración. En las botas de Manu Sarabia está el pase a la gran final. Su zurdazo seco y a media altura, al fondo de la red, parece ser impulsado, al mismo tiempo, por todos los españoles. ¡¡Gooooooool!! ¡¡España a la finaaaaal!! La alegría es inmensa. Prácticamente olvidada. Veinte años y muchos fracasos después, volvíamos a meternos en una final continental.
Y la final, jugada en el Parque de los Príncipes, el día 27, frente a los anfitriones y en presencia de las máximas autoridades de ambos países, resultará un homenaje de nuestra Selección a su propia historia. Esa historia que, salvo excepciones, se ha escrito a base de sufrimientos, decepciones, desencantos, desilusiones, fallos clamorosos e injusticias arbitrales. El equipo francés, sin lugar a dudas el mejor de toda la Eurocopa y con su capitán, Michel Platini, como máxima figura del fútbol europeo, se va a dar de bruces, sin esperarlo, con la mejor España que se había podido ver en toda la competición. Seriamente mermada por la ausencia de tres de sus principales puntales, Gordillo, Maceda y Goicoechea, la Selección debe formar con Arconada; Urquiaga, Salva, Gallego, Camacho; Señor, Víctor, Francisco, Julio Alberto; Carrasco y Santillana. Un once de circunstancias que, con decisión y buen fútbol, se hace dueño de la situación, amarrando hasta la desesperación a los mejores hombres rivales (el marcaje de Camacho a Platini todavía se recuerda a orillas del Sena) y desplegando sus mejores armas en ataque para poner en serios aprietos a la zaga local en varias ocasiones. Nuestro equipo controla sin apuros el partido y Arconada, sorprendentemente, se ha convertido en un espectador más. El equipo galo no ve la pelota y el estadio es una tumba. Pero esa particular historia que la Selección ha ido creando a través de los tiempos tocaba personificarse esa tarde en la figura del colegiado. El checo Vojtech Christov decide jugar para Francia y nos amarga la fiesta. Nos aburre a faltas, la mayoría inexistentes, nos priva de jugadas claras a favor, concediéndonos tan sólo las más intrascendentes, desespera a los españoles con sus parciales decisiones (deja de pitar, por ejemplo, un penalti claro en el área local y señala córner en un remate de Santillana que Le Roux saca, posiblemente, de dentro) y poco a poco va dando alas a los franceses que no necesitan mucho para desnivelar un partido. A los doce minutos del segundo tiempo, Platini, inédito hasta entonces, se dispone a sacar una falta al borde del área, que sólo ha visto Christov. La tira por abajo, floja y sin peligro. Arconada se lanza bien y atrapa la pelota… pero inexplicablemente, se le escurre bajo su cuerpo. Es el uno a cero. Ese fallo, el único de un Arconada extraordinario en todo el Europeo, arruina nuestras esperanzas, hunde por completo al equipo y marca el devenir del resto del encuentro. Francia, con mucho más oficio, se adueña del esférico y aunque España sigue intentándolo, ni Christov ni ahora tampoco los franceses, le dejan reaccionar. En las postrimerías del partido, en un contragolpe de Francia con los españoles volcados en la otra portería, Bellone sella el dos a cero final.
El campeonato ha terminado. Francia, unánimemente considerada la justa campeona, no ha sido mejor que España en la gran final, pero ese error de Arconada y la alevosa actuación del colegiado checo nos habían privado de una victoria absolutamente histórica. No obstante, la Eurocopa-84, sorprendente e inesperada por parte de los nuestros, si tenemos en cuenta dónde estaba el equipo hace tan sólo dos veranos, ha quedado como uno de los grandes recuerdos de la Selección.
CONTEXTO HISTÓRICO
Algunos hechos que marcaron el año 1984, fueron los siguientes:
Es asesinada en Nueva Delhi Indira Gandhi, presidenta del Gobierno indio. Tienen lugar las primeras elecciones democráticas en Uruguay, desde 1973. Julio María Sanguinetti resulta el vencedor en las urnas. Nace en Barcelona el primer bebé probeta de España y se realiza, también en la Ciudad Condal, el primer trasplante de hígado en nuestro país. Rafael Alberti gana el Premio Cervantes de Literatura. Boicot de 14 países de la Europa del Este a la XXIII edición de los Juegos Olímpicos, celebrada en Los Ángeles. Konstantin Chernenko es elegido nuevo secretario general del Partido Comunista de la URSS. El republicano Ronald Reagan resulta reelegido presidente de los Estados Unidos. Apple presenta el primer ordenador personal que se comercializa en el mundo: el Macintosh 128K. En 1984 nacieron los futbolistas Andrés Iniesta, Fernando Torres y Arjen Robben, el baloncestista LeBron James, la actriz Scarlett Johansson o el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg. Ese mismo año, fallecían personalidades como Johnny Weissmüller, Julio Cortázar, Enrico Berlinguer, Michel Foucault, Richard Burton, Vicente Aleixandre o Francisco Rivera, Paquirri.