Efectos secundarios provocados por la España Industrial
De Eduardo Muñoz ValdésCuando la empresa textil España Industrial (fundada en Madrid a mediados del siglo XIX y pronto trasladada y asentada en Cataluña) formó allá por 1934 un equipo de fútbol, era muy poco previsible que lo que podía entenderse como una actividad a caballo entre lo deportivo y lo publicitario, al llevar el nombre de la fábrica algodonera, llegase en algún momento a afectar al fútbol español de máximo nivel. Sin embargo el gran crecimiento que experimentaría le iba a llevar a ocupar un lugar destacado a nivel nacional y, junto a ello y por las especiales circunstancias que le rodeaban, a interferir directamente en las trayectorias de otros conjuntos, para beneficio de unos y perjuicio de otros.
Tras disputar competiciones en el ámbito regional durante sus primeros años de vida, en 1950 llegó su primer gran logro al obtener el ascenso a la 3.ª División, categoría en la que no se iba a conformar con jugar un papel de comparsa, pues tras finalizar en el 4.º puesto de la tabla clasificatoria la temporada de su debut, en la campaña 1951/52 lograría el campeonato que le permitiría asomar la cabeza en la 2.ª División.
En los óptimos resultados del equipo tendría mucho que ver la política de cesiones de futbolistas por parte del F.C. Barcelona, con lo que en la práctica la España Industrial se convirtió en filial del conjunto culé.
Pero tampoco en la división de plata tendría freno su brillante trayectoria, hasta el punto de que ya en la temporada de su estreno en 2.ª División, la 1952/53, encuadrado en el grupo I, finalizó la competición en segunda posición, lo que clasificaba a la España Industrial para disputar la fase de promoción de ascenso a 1.ª División con otros cinco rivales bajo el sistema de liguilla a doble vuelta, que era el establecido entonces, poniéndose en juego dos plazas para jugar en la máxima categoría la temporada siguiente.
La relación de filialidad no estaba en aquellos años de mitad del siglo XX regulada de manera clara, y sería el motivo por el que no podría disfrutar del ascenso de categoría ganado en el campo merced al segundo puesto que obtendría en dicha liguilla, como le había sucedido al Mestalla un año antes por ser filial del Valencia, después de haberse proclamado campeón de la fase de ascenso en aquella temporada 1951/52.
Como segundo clasificado en el grupo II de 2.ª División, el Mestalla había participado en la liguilla que otorgaba dos plazas para la 1.ª División en la temporada siguiente con R. Gijón y R. Santander (decimotercero y decimocuarto en 1.ª División), C.D. Logroñés y Ferrol (segundo y tercero del grupo I de 2.ª División) y Alcoyano (tercero de su grupo), ocupando el primer puesto a su finalización, lo que suponía el ascenso. Pero tras el pleno de la Federación Española de 10 de julio de 1952 el ascenso no fue aceptado dada la condición de equipo filial del Mestalla con el Valencia, lo que permitió al tercer clasificado (R. Santander) ocupar la plaza y mantener la categoría. La decisión federativa se amparaba en su argumentación para demostrar la relación de filialidad en la no disponibilidad por parte del Mestalla de un terreno de juego propio.
Si el R. Santander fue el gran beneficiado, el Hércules se vio perjudicado ya que, como cuarto clasificado del grupo II de 2.ª División debería haber disputado la promoción en lugar del Mestalla -si no podía subir- si la normativa sobre equipos dependientes fuese la actual.
En la promoción de la temporada 1952/53 participaron el Celta y el Deportivo de la Coruña como clasificados en los puestos trece y catorce de 1.ª División con la España Industrial, R. Avilés, Hércules y At. Tetuán de 2.ª División (segundo y tercero de cada grupo, respectivamente), resultando campeón el Deportivo seguido de la España Industrial (2.º) y el Celta (3.º), quien mantendría a la postre la categoría ocupando la plaza de los barceloneses como había hecho la temporada anterior el R. Santander por el no ascenso del Mestalla.
En esta ocasión el agraviado había sido el Dep. Alavés, cuarto clasificado en la fase regular de la Liga que podría haber optado al ascenso disputando la fase de promoción en lugar del equipo catalán, si es que éste no podía ascender (como sucedería con la reglamentación aplicable hoy en día).
El 21 de julio de 1953 la Federación haría pública una decisión similar a la tomada en la temporada anterior en el caso del Mestalla, por la que se impedía a la España Industrial jugar en 1.ª División, al encontrarse en la misma situación que los valencianos, si bien se hablaba de renuncia por parte de la España Industrial al reconocerse expresamente equipo filial del Barcelona.
Después de otras dos campañas compitiendo a buen nivel en 2.ª División, en la 1955/56 el conjunto barcelonés volvió a ganarse el derecho a competir en 1.ª División al quedar campeón en la fase de promoción a la que había accedido como tercer clasificado, en esta ocasión del grupo II. Esta vez el At. Tetuán se podía sentir perjudicado por no haber optado a disputar la promoción (había concluido cuarto en la competición liguera), y el R. Oviedo era quien estaba expectante para ocupar la plaza de ascenso de la España Industrial como tercer clasificado de la liguilla, tras España Industrial y R. Zaragoza, y por delante de R. Murcia, R. Betis y Dep. Alavés. Pero en esta ocasión la España Industrial iba a tomar la determinación de desvincularse -al menos oficialmente- del Barcelona para, desprovisto de su condición de conjunto filial, no tener el impedimento que le impedía ascender.
Cambiaría su nombre por el de C.D. Condal y así jugaría en 1.ª División la temporada 1956/57, tras varios dimes y diretes con el tema del campo, argumento utilizado en su día para impedir el ascenso del Mestalla y que hizo que el Condal se plantease disputar sus partidos en Montjuich. El R. Oviedo no vería satisfecha su pretensión de ocupar la plaza en 1.ª División como habían hecho el Celta y el R. Santander en las ocasiones anteriores.
Una temporada entre los mejores sin que en la práctica cambiasen grandes cosas en cuanto a su vinculación con el Barcelona -seguirían siendo abundantes los futbolistas del Condal estrechamente ligados a la entidad barcelonista con la que compartiría terreno de juego al disputar a la postre sus encuentros en Les Corts, pese a toda la tinta vertida sobre la necesidad de contar con un campo propio-, descenso y cuatro más de nuevo en 2.ª División parecían haber puesto fin a todas esas peripecias que afectaban a terceros.
Pero, esta vez con la denominación de Condal, iba de nuevo a interferir en el desarrollo deportivo de la competición al término de la campaña 1960/61 al tomar la decisión de volver a declararse formalmente filial del Barcelona a la vez que, sorprendentemente, renunciaba a su plaza en 2.ª División, iniciándose entonces la disputa por el reconocimiento del derecho a ocupar la vacante.
Pese a que la noticia se conoció ya en el mes de junio con motivo de elección de Enrique Llaudet como nuevo presidente barcelonista, la renuncia oficial del Condal no llegó a la Federación hasta el 13 de julio, en vísperas de la reunión de su pleno anual del 14 que, finalmente, decidió que se disputase un torneo cuyo campeón sería el que ocupase la plaza de los barceloneses en 2.ª División. El torneo se debería disputar en Mallorca entre el 12 y el 20 de agosto y en él participarían los conjuntos de 2.ª División que habían descendido tras la promoción (R. Gijón, Sestao y Castellón), más los de 3.ª División que habían perdido el ascenso en la última eliminatoria (Sevilla At., Ferrol, Badalona y Amistad de Zaragoza).
La decisión tuvo numerosas contestaciones por parte de los afectados: el conjunto gijonés sintió vulnerados sus derechos (defendía que como mejor clasificado de los descendidos debía ser repescado) y presentó un recurso que fue desestimado en la reunión de la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes el 28 de julio; también los equipos de 3.ª División que se habían quedado a las puertas del ascenso reclamaron ocupar la plaza que dejaba libre el Condal; y los conjuntos catalanes pretendieron que fuese uno de ellos quien cubriese la vacante. Ninguna petición sería aceptada y el torneo relámpago se llevó a efecto.
Si la lista de equipos que podían sentirse perjudicados por estas vicisitudes era numeroso, así como el de beneficiados, en este segundo grupo habría que añadir al R. Gijón, que vería cómo se iba a librar de jugar en 3.ª División en la temporada 1961/62 al proclamarse vencedor del torneo mallorquín después de no de jugar la primera eliminatoria por renuncia del Sestao, ganar en la siguiente al Castellón gracias a la moneda que hubo de lanzarse para dilucidar mediante sorteo el empate que reflejaba el marcador tras la prórroga y vencer al Sevilla At. en la final por 2-1.
El Condal volvería todavía a 2.ª División (temporadas 1965/66 y 1966/67) y en 1970 su fusión con el At. Cataluña supondría el nacimiento del Barcelona At.